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Mon dieu por Angel_Chan

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Notas del fanfic:

.::Resumen: Aunque sea difícil de creer a Shun ya le urge, a Hyoga también, pero entre batallas y demases siempre posponen su placer por un fin mas altruista
.::Pareja: Shun-Hyoga
.::Advertencia:
.::Notas: 10-09-07[No recuerdo si termine este fic el 10-03-08 o si la fecha de arriba es de la idea original del fic... la verdad es que no lo recuerdo]

Notas del capitulo:

Resien me hicieron notar que olvide explicar que la cancion de este Song fic es de Ricardo Arjona... "casa de Locos", que es practicamente lo que cree Shun que es cuando pone un pie en la cabaña del maestro de Hyoga.

Mon dieu



Habían llegado hacia pocas horas, casi escapando de los caprichos que la ‘Señorita’ Sahori tenia con que se quedaran todos, TODOS, los Santos que llegado desde el Santuario, sobrevivientes y revividos.

¡¡¡No, no querían por ninguna razón seguir en aquel lugar, los cohibía, ellos necesitaban más que sólo un lugar para poder estar... querían estar SOLOS!!!... solos, Shun con Hyoga, y viceversa. Llevaban mucho tiempo tratando de formalizar su relación, pero llevaban aun mucho más tiempo --y ganas-- tratando de concretar un encuentro mucho más... ¡Profundo!

Decidieron viajar lejos, y Hyoga propuso hacerle una visita a su madre... y de paso tener toda una cabaña perdida en medio de la nieve... solos, sin nadie a muchos kilómetros a la redonda.

La ganas se hicieron presente incluso antes de que llegaran a divisar la silueta informe que formaba la edificación en medio de tanto manto blanca. Shun se colgó del cuello moreno... besando lo que estaba a su alcance, lo demás lo besaría después. Demasiado concentrados el uno en el otro, como para darse cuenta que la casa no estaba vacía...

Apenas abrieron la puerta, vieron con horror, cómo cuatros pares de ojos se posaban en ellos y les sonreían, con distintos grados de picardía...

Shun, inmediatamente se soltó de su agarre, dejándose caer los pocos centímetros que la altura de Hyoga le proporcionó.

 ¡Bienvenidos... pasen y siéntense que la comida ya va a estar!. 

La voz les llegó como un golpe, ruda y áspera. Y sólo atinaron a quedarse parados, totalmente inmóviles... sin saber que decir.

Era un hermoso cuadro, más que pintoresco, donde resaltaban uno que otro integrante de la ‘familia’ de Hyoga, y acompañantes. Milo levantó un vaso en señal de brindis hacia los jóvenes, Isaac les guiñó un ojo, --o sólo cerró el que le quedaba--, Yakov les sonrió, encaramado a una silla... Los ronquidos a una lado de la sala provenían del abuelo de Yakov, y...

 ¿Aun de pie? Les dije que se sentaran... 

Era Camus quien aparecía con una olla humeante y gigantesca, con cara de pocos amigos, y un delantal mal amarrado a su cintura. Dirigió una mirada de desdén, de esas que escrutan de arriba abajo, a Shun, y arrugó la nariz. Milo volvió a levantar su vaso ofreciendo un brindis por un excelente desempeño en la cocina de su ‘amigo’ Camus. --Aparte le palmeó el trasero--.

Shun miró con desespero a Hyoga, este carraspeó, pero... ¿Qué podía decir?... no podía llegar y echar a todo el mundo de la cabaña, que además le pertenecía a su maestro, sólo porque ellos ya querían tener algo de privacidad... Le devolvió la mirada, impotencia se reflejaba en las orbes celestes...

¿Qué significaba eso?... Pensó Shun, viendo a Hyoga dirigirse hacia la mesa y tomar asiento...

Ya no puedo seguir
aguantando tanto

No podía, ni siquiera en sus peores pesadillas, haber imaginado una situación como ésta. Sus sueños de una primera vez romántica a la luz del fuego, abrigado del frío en los brazos de bronce de Hyoga se esfumaron entre el humo del...

 Caldo de pescado...  El aroma de la olla recién abierta fue lo suficientemente efectiva como para despertar al viejo que dormía acurrucado a un lado del fuego, sobre una de las sillas tapizadas.

Milo festejó una vez más, y su agarre ya empezaba a fallar del vaso... a él no le importaba la sopa, siquiera le importaba la botella de Vodka a la cual estaba atacando casi de manera continua... no a él le interesaba otra cosa.

Shun frunció el entrecejo, no sabia si era mayor la intensidad como él miraba a los que lo rodeaban o si era al revés. Hyoga se limitaba a sorber con total parsimonia aquella sustancia que los demás llamaban...

A la infame de tu abuela y
a tu viejo que es un espanto

 ¡Consomé... es un consomé de pollo!.  Anunció casi irritado Camus, al ver que nadie parecía acertar en el ingrediente esencial de su sopa.

 ¿Y está bien que huela así?.  Preguntó Shun por lo bajo, acercándose a Hyoga, lo cual casi hace que el otro muchacho se atragante.

Shun sonrió a su picardía... Hyoga no tenia valor para decirle a su maestro que cocinaba horrible, con ese pensamiento se dio cuenta que en la misma mesa también estaba el otro alumno de Camus. Isaack también parecía acostumbrado a eso que Acuario llamaba ‘Consomé’... aunque podía disimular menos el trabajo que le costaba tragarlo.

Se contento con ese pensamiento, la verdad que ahora entendía el porque de que Hyoga haya llegado tan delgado a Japón, y del por que haya recuperado tanto peso en las primeras semanas de permanencia en su tierra adoptiva. Ambos debieron pasar mas que un duro entrenamiento.

A tu madre y su comida francesa
que en vez de hambre me da tristeza.

Pero la verdad no entendía, ¿Qué hacia Hyoga quedándose Alli, si ya sabían que seria imposible tener algo de intimidad en aquel sitio?... ¿De que les servia perder el tiempo?

De haber sabido que su plan aria agua de esta manera, hubiera decidido quedarse en la mansión, tal vez con noquear a Tatsumi hubiera bastado y... ahora no estarían en este embrollo.

Con las ganas que él tenia...

Paso una mano por la rodilla de Hyoga, disimuladamente, debajo de la mesa. El cisne pego un respingo que casi hace que se trague la cuchara, sin poder reaccionar de otra manera. ¡Eso se lo tenia merecido!...

Ahora bien, habia olvidado un detalle... Porque ellos habían conseguido escapar por muy poco, ¿Cómo lo habían hecho los que estaban reunidos allí?.

Ya no puedo seguir
realmente estoy harto

 “¡De ninguna manera!”... y de allí nos vinimos para aquí volando...  Milo explicó la simple razón que le habían dado a Sahori para no quedarse junto con ella en su mansión.

Algo que tampoco les cerraba, por que incluso ellos habían llegado antes, aun siendo que salieron tiempo luego. Esto tenia que ser, definitivamente una pesadilla... no habia otra explicación.

Y seguía rodeado, y sin signos de que Hyoga quisiera tomar al toro por las astas. ¿Debía esperar un milagro o asaltar al rubio y tirarlo sobre la mesa para que comprobase en que tan delicada situación se encontraban ambos?.

Por suerte Camus se llevo lo que quedaba de la ‘sopa’, no necesitaba mas calor extra, por ahora... y apareció con una bandeja de carne blanca. Shun arqueo las cejas, si no se equivocaba eso era...

Darte un beso o acariciarte en casa
resulta más difícil que un parto

¡Genial!... ¡Lo único que le faltaba para coronar ese maravilloso momento era que sirvieran comida afrodisíaca.!

No sabia bien que era, pero juraría haber visto ese plato en un recetario de platos exóticos... destinado a parejas ‘Fogosas’. ¿Camus lo habia preparado, para quien?

Sirvieron los platos con una abundante ración. Shun vio como todos se llevaban los tenedores hacia la boca con sumo placer... él dudaba en hacerlo, si bien habia pensado que con tal de hacer el amor con Hyoga no le importaría que alguien se enterase, tampoco estaba bien que terminara perdiendo el control frente a tantas personas... y además estaba Yakov...

Shun recayó en el angelito de ojos celestes y cabellos rubios, --tan parecido a Hyoga--, que examinaba cada bocado antes de llevárselo a la boca. ¿Estaría bien que él coma eso?

No, no podía dejarse llevar por sus impulsos reprimidos... no delante de un menor. Quizás luego de que se fuera a su casa con su abuelo...

Y me economía ya no soporta
tanto soborno para el idiota de tu hermanito.

Quizás podría salir airoso, terminarían de comer, darían las gracias y volverían al centro de Moscú por un hotel, para salir de allí cuando el polo se derrita.

Contentose con la idea de buscar algo mas alejado de allí... volvió a acariciar la pierna del Cisne. Esta ves fue su turno de casi atragantarse con un trozo de comida... No solo los músculos de su pierna estaban demasiado tensados, el músculo que mas interés le provocaba en los últimos tiempos, estaba en total rigidez...

Quito su mano de allí, no fuera cosa de que...

Trato de volver a su plato, pero aquel bocado no conseguía bajar por su garganta... bebió un poco de agua, y repentinamente sus ojos se cruzaron con una mirada fija.

Isaac le dedicaba una extraña mirada, enigmática, escondiendo una sonrisa burlona detrás de su vaso de vodka... al que lamía con demasiada intensidad...

Y tu tía que presume de pura
no hace mas que enseñare
Las piernas y guiñarme el ojo.

¡Esto no era una cabaña... era la Mansión Monster!

Disimulo su turbación esquivando la mirada. Llevo su servilleta de su boca hacia su propio regazo... ¡Lo que le faltaba!

Evidentemente... era comida afrodisíaca. Trago en seco y la verdad que no habia notado cuando empezó a transpirar, pero no podía creer que todos en esa mesa estaban en iguales condiciones que el... y que Hyoga!

Si, el Cisne estaba en igualdad de condiciones... o sea mas que excitado. Sudaba y no era debido a la bebida que le escocia en la garganta, y buscaba cubrirse a toda costa, pero a él no le resultaría hacerlo con una servilleta... no por lo menos sin que se notara. ¡Y Mucho!.

Sintió como el rubio carraspeaba algo, como si hubiese tenido un ataque de vergüenza súbita.

Tu casa es casa de locos
y tu también otro poco
por seguir allí y no venirte aquí, conmigo...
Tu casa es casa de locos.

Fue Camus el que se levanto, sin prestarle real atención, a su estado de ‘animo’... aunque su rostro se teñía de un in tenso carmín...

La parte delantera de su delantal presentaba una rara protuberancia... que él no se molestó en ocultar. Y tampoco habría servido, sus dos alumnos se habían dado cuenta, incluso antes de que se dispusiera a levantarse de la mesa.

Hyoga no podía esconder su vergüenza, al igual que su propia erección, Isaac tenia planes, simplemente eso. El ex-santo de Poseidón bebió por entero su vaso de Vodka, acabando por fin con el poco remanente que habia dejado Milo en la ultima botella.

Seguía mirando fijamente a Shun, cuando perdió una de sus manos bajo la mesa...

¡Por el amor de Athena!

Tu perro no me deja en paz ni un rato
en plena reunión familiar
le hace el amor a mi zapato

¿Cómo era posible que se le ocurriera hacer una cosa así enfrente de todos?... ¿Hyoga lo habría visto?...

Codeo al rubio con poca suavidad, ya habían permanecido mucho en la ‘visita’... ya era hora de que retirasen...

 Hyoga, será mejor que nos...  Shun se habia acercado al oído del Cisne... pero antes de que pudiera decirle que quería salir de allí...

 No se levanten... que todavía falta el postre...  Milo detuvo el brazo de Hyoga, al darse vuelta para enfrentar a Shun, el aliento del Santo pasaba el mínimo permitido por alcoholemia... Menos mal que no le toca conducir. Camus hace un excelente postre... ¿No mi Camin?. 

Postre de chocolate... Shun no quería ni imaginar donde hubiera terminado eso si hubiesen estado solos...

Y los arañazos en mi espalda
son por culpa de tu maldito gato.

 ¡¿Hyoga?!  El Santo de Andrómeda volvió a codearlo... con fuerza, golpeando sus costillas... para que se diera cuenta de que hablaba en serio...  ¡Me quiero ir!. 

Hyoga miro alternativamente a Shun y a su maestro...

 Te quedas... ¿No Hyoga?. 

Quiso saltarle encima, clavarle el tenedor de postre en los ojos y sacárselos... ¡Franchute, creído y fruncido!

 Ok... si tu te quedas... ¡Yo me voy!.  Shun se puso de pie con tanta fuerza que casi tumbo la mesa, algunos tazones con postre y saco de sus ‘cavilaciones’ a Isaac y a Milo.

Se irguió frente a Hyoga, casi sin darle importancia a la parte baja de su abdomen que molestaba en la prenda de jean, casi a la altura de la vista del rubio... y todo rojo y acalorado como estaba, salió a internarse en la nieve.

Por eso me vine a mi casa
y prefiero extrañare
A poner un pie en la tuya.

No pensó que le seria tan fácil llegar al aeropuerto y de allí a Japón, por lo menos pensó que Hyoga lo alcanzaría a mitad de la plaza roja... --es que dio un par de vueltas para darle tiempo a alcanzarlo--, sin embargo el ruso jamás lo detuvo.

Y apenas subió al avión, creyó prudente encerrarse unos minutos en el baño... no soportaría ‘así’ hasta Japón.

Por suerte, una vez allí, a Sahori se le habia pasado la locura con sus Santos, y solo tuvo que convencer a su Niisan de que se habia perdido en el nuevo Shooping departamental que habían abierto hace una semana en el otro distrito. Al fin y al cabo tenia una maleta llena de cosas que se le ocurrió comprar en cuanto piso Rusia... las que podía usar de excusa.

Pero cada vez que veía aquellos recuerdos, pensaba en Hyoga... y en que no lo habia seguido, ni siquiera para despedirlo...

 ¡Glúpîyi!...  Sentencio con su poco aprendido Ruso, y hubiese utilizado más sinónimos si pudiera entender como pronunciarlos.

Tan solo en su cuarto el insulto retumbó como bala de cañón... y en los oídos del aludido como si los hubieran disparado dentro de su cabeza...

 ¿Glúpîyi... yo?...  Hyoga se paro en el umbral de la puerta del balcón, con sus brazos en jarra, y cara burlona.

Quizás, si no hubiese estado extrañándolo tanto en esos días, Shun le hubiese lanzado algo, algún objeto realmente contundente... pero prefirió lanzarse a si mismo...

Ayer tocaron mi puerta
y eras tu con tu maleta
bajo el brazo y en francés
un viejo libro de recetas
y te abrace aunque comprendí
que se repetiría la misma historia...
ahora en mi banqueta

Definitivamente, no fue como lo soñó... jamás habría podido tener un sueño tan intenso, tan fogoso... tan erótico.

Quizás y hasta lo intenso de su necesidad fuera mejor que la manía de la preparación... y ellos si que se habían salteado la preparación, pero ese problema lo resolverían después, era cuestión de guardar un buen pote de vaselina... y listo.

 ¿Por que no me seguiste cuando me fui?.  Esa pregunta seguía aguijoneando a Shun, por mas de que supiera que todo estaba bien entre él y Hyoga.

 Bueno... es que, estaba en una situación incomoda.  Hyoga revoleo los ojos con cansancio, solo por recordar la escena.

 Te recuerdo que TODA la cena fue incomoda...  Shun anuncio con sarcasmo poco disimulado, dándose vuelta en la cama... por lo recientemente ocurrido era mejor estar tendido boca abajo, aunque sea apoyado en sus codos.

 Bueno, te recuerdo que no fuimos los únicos... 

Claro, Hyoga se refería a Camus y a Milo... quienes habían tenido la misma idea antes que ellos, pero que también se habían encontrado indispuesto a ver llegar a uno tras otro...

 Ah...  Con esa simple explicación, Shun pudo comprender las cosas mucho mejor.  ... ¿Y eso que es, Hyoga?.  Recién Andrómeda reparaba en la cantidad de cosas que el Cisne habia dejado olvidadas a los pies de su ventana... Vio un recipiente en suelo, y eso le llamo la atención.

 Es algo que Camus me mando... como te fuiste antes de poder probarlo... 

 ¿Es postre de chocolate?... 

 Si... ¿Quieres que lo traiga?... 

Hyoga sonrió con una enigmática mirada. No sabia donde terminaría, pero que lo degustaría con mucho gusto, de eso estaba seguro.

Y te abrace aunque comprendí
que se repetiría la misma historia...
Ahora en mi banqueta.



Fin



A_Chan
Notas finales:

 


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