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De regreso a Casa por minikui

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Notas del capitulo:

Hi!!! Este fic lo hice hace unos meses pero debido a mi escases de tiempo no había podido arreglarlo para que quedara presentable… pero hoy lo pude hacer, ayer me entere que el señor Obama recibió el premio nobel de la paz, reverenda ESTUPIDEZ!! Me dio cierta angustia saber que la persona que es reconocida por la paz diga que en ocasiones la guerra es necesaria para la paz.

No!!! Ninguna guerra se puede justificar, detesto la doble moral de ese tipo de premios si lo que quieren es dar reconocimientos que no lo hagan bajo el nombre de la “Paz” y si ese tipo no creía ser merecedor lo hubiera rechazado y punto… arg… mugroso ese… en realidad a mi no me agrada en general EUA pero bueno… es el mundo en el que nos ha tocado vivir.

Despues de mi queja ahora si a leer el fic:

De regreso a Casa



Un hombre caminado por largo rato a paso lento pero firme por el verde campo, vestido con un uniforme militar llevando a cuestas una maleta se acerca cada vez más al lugar en el que abandono no por gusto sino por obligación a la única persona que ha amado y le ha dado la fuerza para sobrevivir a una guerra en la que los menos responsables se enfrentan en batallas que no son suyas. El césped húmedo, la brisa matutina golpeando su rostro en verdad lo ha extrañado cierra los ojos para sentirla, en la trinchera del campo de batalla no había otra clase de humedad que la de la sangre tanto de aliados como de enemigos recorriendo la tierra que maltrecha la recibe, o en su caso la humedad del sudor provocado por días de aislamiento sin otro lujo que no sea el de comer al medianamente decente o dormir escasas horas; en ese terrible lugar no había brisa el aire era sofocante, casi asfixiante… Varias veces se había sentido ahogado al aire libre. Ahora ya lograba visualizar el lugar donde lo había dejado una pequeña casa de madera se alzaba a lo lejos “¿Cómo estarás Sakito? ¿Me seguirás esperando?”.

~Flash back~

+ Nos han declarado la guerra, todos los hombres mayores de dieciséis años vayan al centro de reclutamiento para servir con honor a su nación… necesitamos proteger lo nuestro ahora, todos unidos venceremos al enemigo + El altavoz en el centro de la comunidad repetía incesante la necesidad de la inscripción a las filas militares, llevaba semanas así las diferencias entre gobernantes había provocado que gente inocente tuviese que abandonar a su familia, hijos, hermanos y esposos abatidos se disponían a dejar sus hogares para enfrentarse en una batalla en la que las bajas eran demasiadas.

- No por favor – En un lugar adornado por pequeñas flores blancas la situación no le era indiferente pero se estaba llevando a cabo una pequeña pero muy interesante discusión.

- Vamos – Un hombre delgado de piel clara, pelinegro de brillante y alegre sonrisa pedía, rogaba.

- Pero no quiero – A un castaño de tres distinguibles lunares en el rostro con el cabello castaño que se mostraba reacio a aceptar la solicitud.

- Solo por hoy – Después de horas al fin estaba cediendo a su petición.

- Esta bien, lo hare por ti pero solo hoy – No pretendía ser quisquilloso en esta fecha tan especial pero lo que le solicitaban era extrañamente cursi. Dejo que el pelinegro le colocare un broche en forma de un ramillete de flores azules en la yukata mientras el amarro fuertemente un listón del mismo color en la muñeca derecha del que desposaría, aun y cuando no estuviese permitido de forma religiosa una ceremonia matrimonial para ellos, un juez llamado Yuuji [Amigo del pelinegro] Propuso gustoso hacerlo después de todo el siempre iba en contra de lo previamente establecido – Ruka ¿Estás seguro de esto? De todas formas no sabemos si podemos estar juntos, si nos tocara en el mismo pelotón o siquiera que nos envíen al mismo lugar.

- Por eso mismo Sakito – Para él esa guerra no tenía sentido pero por el bien de la pequeña comunidad a la que pertenecía debía hacerlo, en especial por el bien del castaño al que amaba fervientemente.

- Ok ¿Estás listo Satoru? – Sobre sus ropas blancas resaltaba el broche azul, era como un sueño estar ahí a punto de casarse con Satoru Kano, al que llamaba Ruka… desde el momento en que se conocieron ambos se hicieron conscientes de que jamás podrían alejarse el uno del otro, el broche tenía un significado al igual que el listón: el primero que lo protegería, el segundo la clara señal de pertenencia y el respeto a la promesa de volver ambos con vida una vez que todo terminase.

- Si Takahiro – Ambos tomados de la mano salieron de la pequeña cabaña situada en medio del campo, el viento separo a las flores blancas de su tallo haciendo que estas revolotearan, el juez los esperaba en una pequeña mesita con el respectivo registro de filiación demostrando gran alegría y satisfacción por la unión, los invitados [solo cinco: el padre y madre de Takahiro, así como un amigo y por parte de Satoru solo dos grandes amigos] compartían la alegría, felices ambos unieron sus vidas formalmente bajo la algarabía de los presentes aun con el sufrimiento a flor de piel y el temor no dejaron de sentirse plenos.

- Te amo Satoru no sabes cuánto – Decía el castaño recostado en su lecho conyugal completamente desnudo dispuesto a recibir en su brazos al pelinegro que en las mismas condiciones no lo hizo esperar se acerco a él besando su piel desde su plano vientre que producto de la excitación subía y bajaba con cierta rapidez, hasta uno de sus pezones que presiono cariñosamente – Ahh… nhn – Sintió como Ruka se abría paso en su estrechez con dos dedos.

- Y yo a ti – Retiro sus dedos para dar entrada a su miembro, comenzando con suaves embestidas que se intensificaron al cabo de unos minutos.

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Afuera en la oscuridad de la noche, militares revisaban registros familiares a fin de identificar a posibles evasores de la orden militar y coaccionarlos de ser necesario.

- No se les está permitido entrar al archivo del Estado – Indicaba el juez que al enterarse de la intromisión a las instalaciones se presento a interrumpirles aquella indagación amoral.

- No está en posición de darnos ordenes, somos militares enviados por el ministro, necesitamos a esta gente antes de que mas de los nuestros caiga – Hablo el que parecía ser el capitán.

- Me vale un comino, dejen de registrar – En vano hablo ya que ninguno de los cinco hombres que estaba ahí le hizo caso.

- De no ser porque es Juez Baba-San usted se iría con nosotros… Vámonos ya tenemos todo lo que necesitamos – Salió del lugar con varios libros de registros dejando al juez lleno de ira e impotencia.

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Ruka entrelazo una de sus manos con la de Sakito mientras que con la otra le masturbaba a un ritmo similar al de sus embestidas; ambos llegaron al clímax perlados por el sudor, con los labios de un intenso rojizo, tal vez esta sería su última noche juntos abrazados temiendo por su incierto futuro se quedaron dormidos.

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- Está decidido, no iras te quedaras aquí – Habla firme a su interlocutor; después del desayuno hombres habían tocado a su puerta solicitando incorporación a la milicia… Ruka sin más firmo el documento que se le pedía en cuanto el castaño se dispuso a hacer lo mismo el pelinegro cerró la puerta sin temor alguno, iniciaron así una riña.

- ¡NO! ¡ME NIEGO, VOY A IR NO PIENSO DEJARTE SOLO!… ¡IRE CONTIGO! – Sus ojos se llenaron de lagrimas frente a la inminente separación a Sakito le otorgaron indulgencia al ser el “hermano” y el único sucesor de la familia por eso Ruka en ningún momento temió represalia alguna por su falta de cortesía al cerrarles la puerta en la cara – No me puedes dejar aquí solo mientras tú te vas y no sé si volverás – Apretó la camisa del pelinegro con fuerza.

- Entiende, no quiero que te pase nada, estar ahí no será fácil – Abrazo el tembloroso cuerpo de Sakito – Espérame, regresare a tus brazos cuando esto termine… soy tuyo – Le mostro el listón de su muñeca.

- Lo tenias planeado – Hablo en susurro.

- Si sabía que de unirte a mi familia de la cual no queda nadie no tendrías esta obligación por favor dime que te quedaras y no me seguirás – Tomo entre sus manos el rostro del castaño que no dejaba de llorar – Dilo – El menor cerró los ojos al sentir la frente de Ruka pegada a la suya, se resigno.

- Si te esperare, por eso debes sobrevivir, tienes que hacerlo – Un último abrazo antes de su partida, sin la certeza de volver con la única seguridad de amar como nunca.

~Fin flash back~

A cada paso lograba ver más detalles de aquella casa, una gran ventana del lado derecho junto a la puerta en la que habían varios rayones producto de juegos destructivos con su amante, del lado izquierdo no había ventana pero si varias masetas de flores, en el amplio patio se alzaba un tendedero que lo atravesaba sosteniendo unas cuantas prendas, cerca su nariz lograba distinguir el aroma del desayuno recién hecho… Su rostro endurecido por el dolor del combate se ilumino con una gran tranquilidad, los ojos se le llenaron de lagrimas que despreocupados salieron, solo Dios sabia cuantas veces se había soñado con llegar a ese lugar.

De pronto la puerta se abrió, solo faltaban unos metros para llegar… Una mujer estaba saliendo de la mano con un niño de aproximadamente tres años, quiso dar vuelta inmediatamente tal vez con el tiempo había olvidado el camino a casa pero sus pies se sintieron de plomo, la mujer noto su presencia libero al pequeño, para Ruka todo paso tan rápido y tan silencioso que ni siquiera supo cuales eran las palabras que salieron de los labios de ella solo vio cuando movió aquellos, las lagrimas de alegría ahora eran de tristeza la persona que salía al llamado era Takahiro, no había duda, la madurez había alcanzado el cuerpo y rostro del jovencito de dieciséis años con el que se había desposado hace cuatro años pero seguía igual o más hermoso, el castaño se detuvo justo detrás de la que parecía madre del niño dando así un cuadro desgarrador: una familia.

El pelinegro no pudo mas, sus piernas flaquearon y cayó de rodillas al pasto húmedo; su regreso ya no tenía razón de ser. Sakito había formado un hogar después de su partida, el no podía reprocharle nada pues lo había obligado a quedarse. Unos pasos presurosos le hicieron levantarse y salir huyendo lo más rápido sin que la persona que al parecer estiro el brazo para detenerlo lograse alcanzarlo.

- Por favor quédate, déjame explicarte – Definitivamente esa voz era de su amado pero él no se quedaría a destruir la tranquilidad de una familia, no quería saber cuando el espacio que ocupaba en el corazón del castaño había sido relevado por esa mujer, no quería saber cuánto tiempo tenia siendo padre de aquel niño, solo sería un recuerdo una triste sombra del pasado.

Sus pies le llevaron al pueblo donde entro a la primera posada que encontró, con el dinero que tenía se instalo en una modesta pero decente habitación. Golpeo con rabia la cama desahogando la impotencia y el dolor que sentía, al caer la tarde comenzó a llover y él estaba hasta el tope de alcohol - ¿Cómo terminara mi día? Si ya ha empezado mal – Sonrió mientras observaba fijamente la roída pulsera que mantenía en su muñeca, a pesar de las adversidades lo protegió celosamente para que al regresar Sakito viera que su promesa en ningún momento había sido rota – Perdí lo único que creía mío y sin lugar a dudas el estará mejor siendo padre y esposo… “esposo” pensar que eso éramos – Siguió bebiendo solo en la oscuridad de la habitación esperando morir pronto.

~Flash back~

- Seré tu esposo, tendremos felicidad hasta el último de nuestros días – Comentaba con singular alegría el castaño recostado en las piernas del pelinegro.

- Vamos no lo pongas así o me arrepentiré – Desvió el rostro para que no lo observase el menor, se sentía realmente feliz…

- ¡Satoru!... no digas eso – Frunció sus delgados labios, recordó que mientras ellos se mantenían en una esfera de alegría afuera gente sufría constante separaciones.

- ¿En verdad estarás bien? ¿No te sientes extraño al ser tu el que forme parte de mi familia? – Pregunto el mayor atento a lo que el menor contestaría.

- Si – Se colgó del cuello de Ruka cerrando los ojos se acerco lentamente a su rostro – Quiero ser tuyo – Confeso a escasos milímetros de los labios del mayor, fundiéndose en el beso más ardiente que ambos hubiesen imaginado.

~Fin flash back~

Se despertó del sueño profundo en el que había caído por el licor – Todo termino – Sonrió amargamente; nuevamente comenzó a beber pero no olvidaba por el contrario rememoraba todos los momentos felices al lado de Sakito pero no se arrepentía de haber sido el único en unirse al ejercito, gracias a su decisión el menor había tenido una vida normal, era feliz y eso le daba la paz y la resignación que necesitaba pero que no acababa de llenar su vacio.

Pasaron días quien sabe cuántos en los que aislado en la habitación sentado en el piso y por demás borracho los deseos de dejar este mundo acrecentaban; afuera los días se tornaban constantemente lluviosos por lo que hoy no era la excepción, el hombre que le llevaba sus bebidas llego sin decirle absolutamente nada como siempre las dejo en el piso y salió – No quiero seguir Sakito, quiero estar a tu lado – Se retorcía con un fuerte dolor en el pecho con los ojos completamente rojos, ya no salían lagrimas de ellos pero eso no evitaba la sensación ni el ahogo en su garganta.

- Me dijeron que estabas aquí – Ese no era el hombre que consuetudinariamente se presentaba – Borracho ¿Cierto?... me imagino la razón pero date cuenta han pasado más de cuatro años desde que te uniste a la milicia.

- Yomi vete – ignoro al invasor que en antaño había sido uno de sus mejores amigos.

- Me sorprende que recuerdes mi nombre… pero más tu comportamiento… pensé que por el hecho de ser tu amigo me avisarías cuando dejases el pelotón o un telegrama informando que ya estas instalado en tu casa pero nada… ni siquiera un puto aviso, ni porque soy tu superior, tu amigo…

- ¿Qué mierda quieres? – El alcohol le hizo reaccionar de la peor forma, se precipito sobre su amigo [aun vestido como capitán] lo agarro del cuello dispuesto a provocarlo para darle fin a su patética existencia.

- Agh… suel… suéltame – Le dio un certero puñetazo en el rostro, en su estado etílico cayó sobre el suelo con los ojos cerrados de cara al techo.

- Discúlpame – Seguía sin moverse – Fui a verlo, creí que estarías con el pero no… te hemos buscado por todos lados – Abrió los ojos “hemos” observo fijamente la entrada, ahí el dueño de su vida los miraba, aun aturdido por el golpe y el alcohol intento ponerse de pie solo para mostrar un poco de orgullo, de amor propio. – Tienen muchas cosas sobre las cuales hablar y yo salgo sobrando – Sin decir más se encamino hacia la salida dándole a su paso una palmada de apoyo a Sakito quien después de cerrar la puerta [con seguro para evitar la posible fuga de Ruka] bajo el rostro.

- Yo no sé por dónde empezar – Se acerco a la cama donde torpemente el mayor se había sentado.

- No tienes que explicar nada – Sakito abrió la ventana para que la luz entrara y pudiese verlo con mayor claridad, luego se sentó a lado suyo, la calidez emanada de su delgado cuerpo era prácticamente insoportable. Takahiro junto las palmas de su mano apoyando los codos sobre sus piernas y su frente en los dedos índice.

- Te sigo esperando – Dijo después de un largo silencio – Poso su mano en la pierna de Ruka – La mujer que viste… ella no vive en la casa, solo se queda ahí de vez en cuando con su hijo. Si bien parecemos marido y mujer no tenemos filiación alguna, ella lo sabe todo sobre nosotros, sabe perfectamente que TE AMO, su esposo es comerciante tu amigo Hitsugi y por miedo a que le suceda algo la deja en casa, son buenas personas y me ayudan en el negocio – De pronto el militar se sintió aliviado, pero no terminaba de creer en lo que el menor decía, aunque le sorprendía que siguiera en el negocio de abarrotes que él había tenido – La tienda sigue abierta nunca la cerré me ha ido bien… quiero saber porque nunca recibí una carta tuya fueron cuatro años y ocho meses en los que no supe de ti, en los que quise enlistarme para buscarte, pero te prometí no hacerlo y espere… con impaciencia los primeros meses me mantenía sumergido tras las paredes de la casa sin embargo, Hitsugi me hizo recobrar la razón y me empecé a hacer cargo de la tienda eso fue mi único distractor en estos largos y tortuosos años…

- … - El mayor creía cada vez más en sus palabras por la forma en la que lo decía.

- Te extrañe tanto – Lagrimas salieron de sus ojos recargo su cabeza en el hombro del mayor ambos entrelazaron sus manos.

- También… también te extrañe – Como explicar lo que su corazón sintió cuando descubrió que todo había sido un error, que la persona amada en ningún momento le había olvidado, endulzo lo mas que pudo su voz – Si no te envié carta alguna fue para no permitir que te dieras cuenta de todo lo sucedido en esa estúpida batalla.

- Lo sé, en mi interior sabia que estabas ahí afuera con vida dispuesto a volver conmigo… - Apretó su mano – Regresa a casa… te extraña todo ahí espera tu regreso, la cama también y sobre todo mi cuerpo te reclama.

- Sakito… - El castaño se levanto de la cama jalándolo, tomo sus pocas pertenencias y salieron del lugar, ni la torrencial lluvia les detuvo su andar hasta que entraron a su hogar. Apenas el menor cerró la puerta el mayor se dio cuenta que lo dicho era cierto, adentro todo permanecía intacto como una fotografía en todos sentidos revivía Sakito noto esto y se arrojo en sus brazos cayendo ambos al suelo las ropas mojadas se calentaron rápidamente por la cercanía de sus cuerpos.

- Tómame… - Pidió lascivamente al oído de Ruka haciendo ligeros movimientos de cadera – Por favor – Se sentó sobre el cuerpo del mayor y comenzó a desnudar su pecho, cerrando sus ojos deslizo sus manos sobre su húmeda piel tocándose para incitar al que tenia debajo suyo el cual no tardo en desabrocharle el pantalón sacando su miembro su fría mano hizo tiritar al castaño – Ahh… ahh Ruka – Lo masturbo con velocidad sin dejar de admirar como se auto complacía oprimiendo levemente sus pezones.

- Te Amo – Invirtió posiciones se desnudo lo más rápidamente posible Sakito le espero impaciente relamiendo sus labios a que su amante se posicionare encima suyo – Nhn – Se abrió paso por la cavidad del menor que al sentirse invadido arqueo la espalda de dolor pero más de placer.

- Ahh – Las embestidas fueron como él deseaba desde un principio: fuertes y certeras, durante cuatro años espero pacientemente su amor volviese ahora estaba ahí no era el mismo hombre de veinte años que lo había engatusado y mimado era diferente en su exterior pero en su interior demostraba seguir conociéndolo como si nunca se hubiese marchado – Ahh, ahh – Enterró sus dedos sobre la cicatrizada espalda del mayor – Te Amo Kano – Derramo su esencia en la mano del mayor que no dejo de recorrerle, pocos segundos después el militar lo hizo dentro de su amado, ambos se entregaron en un amoroso beso que había tenido que ser aplazado, sin embargo, ahora no permitirían que nada ni nadie los volviese a alejar.

- Estoy de Regreso.

--- FIN ---
Notas finales:

P.D.: Las guerras son las mejores para separar a familias completas, son las mejores para hacer sufrir al semejante, es cierto no distinguen de ningún modo a hombres de mujeres, arrasa con todo a su paso, ni siquiera distingue a niños de hombres pero eso solo significa lo podrida que esta, no dejemos que ninguna guerra nos arrastre, no permitamos que nuestros gobernantes nos obliguen a pelear una batalla que no nos corresponde ni a nosotros ni a los niños, seamos una gran familia, el ejemplo de la supervivencia, del amor. No nos dejemos engañar por juego de palabras “Las guerras justas” no existen, la violencia no engendra nada más que dolor y sufrimiento si entre nosotros fuésemos más comprensivos sobre nuestras diferencias este mundo sería mejor. Minikui [H.M.M.M.]

Gracias por leer este Fic… Dejen algún comentario!!

Ciao.

Besitos y sean Felices ^o^


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