I. pies de barro.
Su paso es inestable y evita caer al duro pavimento aunque su fuerza extraordinaria casi lo abandona. Ha sangrado mucho por las múltiples heridas causadas por aquellos enemigos y ahora el efecto casi narcótico de la hipovolemia ha dado paso a la incoordinación de sus movimientos. No quiere caer, no debe caer, no hasta que la encuentre y con vida. Ellos tienen a Ruka, un error imperdonable. La han llevado a la fuerza y él ni siquiera pudo evitarlo a pesar de estar allí.
Jadea más fuerte todavía. De lejos logra visualizar los portones de la Academia, pero está demasiado lejos de allí. Nadie transita en las solitarias calles, los edificios grises le resguardan del frío viento auque su cuerpo entumecido y magullado no siente nada.
Sólo pretende llegar hasta allá y reportarse a Kaname con la intención de conseguir refuerzos y salir nuevamente en búsqueda de su compañera. Ah, justo cuando la cacería junto a ella se tornaba interesante. Aun cuando no pudiese decir con palabras todo lo que ella causaba en él, las miradas eran suficientes.
Su hombro derecho y su costado izquierdo han recibido un duro impacto. Su mano recorre las heridas y descubre que ha sangrado más de lo tolerable. Sonríe irónicamente. Desearía haber escuchado más a su primo. Desearía haber reído más. Desearía…
Cae con todo el peso de su cuerpo, totalmente rendido. Sus manos se extienden queriendo alcanzar las rejas que se observan cada vez más lejanas. Aún en su mente hay un solo objetivo; pero pierde el sentido mientras se arrastra por el suelo, dejando un camino rojo al pasar.
No sabe que ha pasado, ni cuanto tiempo a transcurrido pero percibe la tibieza de unas manos en su torso que limpian con un paño húmedo toda la superficie. El dolor se hace presente. Las heridas que habían parado de sangrar, se abierto nuevamente. Gesticula el malestar.
-¡Akatsuki!
Esa voz es la de Takuma. Ahora reconoce su presencia. Sus párpados le pesan pero hace un gran esfuerzo por abrir los ojos. Maldición, quién sabe cuanto tiempo permaneció tirado allá. Tal vez fueron horas, tal vez días. Encontrar a Ruka era todo lo que ocupaba sus pensamientos.
-¡Akatsuki! ¡Despierta!
Reacciona a la exclamación del rubio que le sonríe amablemente.
-¡por fin!- ichijou suspira aliviado- pensé que me tomabas el pelo al principio, porque tú siempre eres fuerte, pero cuando vi que tan graves eran tus heridas…
Nota el fulgor rojo en los ojos del herido. Su palidez es extrema y luce realmente desmejorado.
-¿cuánto… tiempo?….
Intenta moverse pero su cuerpo no le responde.
-No te preocupes por eso. Recupérate primero antes de querer dejar la habitación.
Antes de notarlo, ha perdido la conciencia nuevamente. Su compañero se ha quedado a cargo de su cuidado por ese momento, mientras los demás buscan a Ruka. Ha limpiado su cuerpo y le ha mudado de ropas. Ichijou podía ser un buen enfermero cuando se lo proponía. La gentileza de su trato hizo mucho más fácil mantener a Kain reposando, pero la sed se hacía más intensa.
Su cuerpo clama por el preciado alimento, y a pesar de que respeta las normas del instituto; no puede dejar de desearla. El espesor, el sabor, el olor a la sangre le resulta tan real ahora en su garganta como si saboreara el más dulce de los helados en pleno desierto. Es real, intensamente real. Abre los ojos y toma conciencia. Sus colmillos muerden fuertemente el cuello de su compañero a quien ha tomado por sorpresa. No puede evitarlo, siente culpa por ello y sin embargo no puede dejar de alimentarse de él. Es tan suave, tan dulce ese sabor, que le hace querer más y más.
Ichijou no se mueve, su cuerpo permanece rígido ante el impacto. Sus brazos han sido inmovilizados por el exabrupto de wild sempai. A pesar de ser tomado por sorpresa y sin permiso, sus ojos reflejan ternura. Si con ello ha podido ayudarlo, si entonces logra ver de nuevo esa expresión de siempre en su rostro, naturalmente ¿no es entonces lo mejor que un amigo puede hacer por otro?
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