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Vocaloid - Magnet por Nevan2

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Notas del fanfic:

Este fanfic esta inspirado en una canción de Vocaloid 02, Magnet interpretada por los personajes Megurine Luka y Hatsune Miku. --->>> http://www.youtube.com/watch?v=PposaKrT0C0

Notas del capitulo: Este capitulo empieza con el tiempo actual, sólo un pequeño fragmento y seguido va un flashback que comienza relatando la historia de como se conocen hasta la declaración de Luka hacia Miku.
- ¡No!, no me vale lo que digas, no… no puedes prohibirme verla, ¡ella es lo que mas quiero! – Sus lagrimas caían amargamente por su rostro
- ¡¿Cómo te atreves?, soy quien da las ordenes aquí, digo que no la verás mas y eso será así!, ¡¿entendido?!- La furia recorría cada vena suya haciendo se notara la exaltación de ella en sus sienes
- … - el habla la abandonaba, quedando sólo respiraciones presurosas, jadeos compañeros de llanto y rojas mejillas a causa de… ¿pena? Por lo que su voz comunicaría – la amo, la amo demasiado y nadie evitará que estemos juntas… - palabras valientes, tono temeroso
-¡silencio! – su ira tomo una forma distinta a la del dialogo, violencia tomo vida
-…-sintió calor y ardor sobre su mejilla, tras sólo haber podido escuchar “¡pzz!” sobre ella misma

---Flashback---

Despistada y vaga mirada, perdido y lento caminar, cabellos color agua de mar, con la claridad de aquel embriagador verde, los cuales eran desplegados y tiernamente adornados a forma de dos coletas, que descendían con tristeza sobre los hombros, pecho e inicios de cadera de la chica, mientras que por la frente algunos cuantos mechones cubrían su vista.
Portando con ella un oscuro y grisáceo uniforme tipo marinero y la correspondiente carpeta que cualquier estudiante lleva.
Hatsune Miku, Estudiante de 16 años, establecida en la ciudad de Kanto, hija única, viviendo sólo con su padre Hatsune Matsui.

- paso, paso, paso… -pensaba mientras miraba sus piernas ir una tras la otra

Caminaba así, sin la mínima idea de colocar su concentración en algún otro sitio que no fuera el suelo, a manera que cualquiera que la viese pensará que es una chica despistada, reservada, poco sociable… aburrida quizá. Era obvio que tras esa imagen había muchísimos misterios, sentimientos y emociones que jamás nadie podría si quiera imaginar, posiblemente ni ella misma. Difícil era que alguien pudiera si quiera pensarlo, pero claro no imposible.

De repente, su frente fue victima de un pequeño obstáculo en su camino, un golpecillo que la despojo de todo su equilibrio. Levanto su mirada para descubrir que había sido aquello con lo que había chocado, pero no pudo ver mucho, ya que en seguida su vista fue en busca de un rápido soporte para no caer, sin embargo parecía completamente inevitable, cada centésima de segundo pasada le otorgaba un centímetro mas cerca de su toral descenso. Pudo sentir como un par de brazos intentaban rescatarla, pero por alguna razón estos perdieron fuerza y terminaron por alejarse a su lado contrario como si también cayeran en contra de su voluntad.
Al fin, la esperada caída fue consumada, Miku, cayendo sobre su carpeta recargando sus manos sobre el pavimento, sus rodillas rosando una con otra, manteniendo flexionadas sus piernas y formando un ángulo menor a 90 grados con la punta de sus pies, los ojos cerrados a reacción del dolor sentido por el golpe.

-Du… duele… - susurra mientras movía ligeramente sus piernas y abría con lentitud sus ojos para mirar por fin la causa de su choque

Y ahí estaba…

Cabellos rosáceos, como la capa que existe entre el firmamento antes de que amanezca por completo, tan finos y sedosos; piel blanca y notablemente tersa, ojos
glaucos brillantes y tan resplandecientes como nada, una hermosa joven.
-E…ella- piensa desvanecida, sin pronunciar palabra, dejando en una sostenida permanencia a la letra “a” en su boca, pero sin producir ningún sonido
-…- tampoco decía nada, estaba en una posición, estado, transe similar al de Miku

¿Qué pasaba?, palabras no había; sólo ese examinador silencio que permitía a sus vagas miradas colocar toda su concentración en la vista de quien tenían frente.
Ni si quiera sonido de autos o personas pasar por ahí, la calle estaba agradablemente solitaria, pacifica, declarando como único movimiento el caer de un par de hojas de cerezo. Cayendo uno específicamente sobre la nariz de la joven con cabellos color de mar.

-…- pese a eso se mantenía aun inmóvil, como si no hubiera notado aquel rosado pétalo sobre su nariz
-eh… eh-deja los ojos de Miku para observar aquel fragmento de cerezo en ella, sin levantarse, avanzando a gatas hacía ella - gome…gomen – retira con un suave movimiento de su mano, el cerezo del rostro de Miku
-ah…ah, n… no, pe…perdóname a mí, yo … ah, no me fije por donde caminaba – se disculpa con apresuro
-no es nada, yo leía mientras caminaba, fui descuidada – se pone de pie y sacude su ropa para en seguida ofrecerle la mano a Miku
-a…arigato- acepta el ofrecimiento y se levanta por fin
- ella … - vuelve a pensar mirando con cautivo a aquella chica

Llevaba el mismo uniforme que Miku, así como una carpeta similar, con el escudo de su instituto, no había duda, era una joven muy bella, un par de centímetros mas alta que Miku, sus rosados cabellos sólo llevaban por adorno una oscura cinta, tenía también mechones que le cubrían parte de la frente.
Megurine Luka, estudiante de 17 años, establecida en la ciudad de Kanto, residiendo sola en un departamento del centro de la ciudad.

-tú… es decir, Hatsune Miku… ¿verdad?- atina a decir, quebrando el silencio
-s…si-asiente tímida – y…tú… Megurine Luka, ¿cierto?
-claro, es… un placer – sonríe
-ah, si, si, lo mismo, mucho gusto… esto… yo…- se sonroja y mira ladeadamente - estrecharía tu mano, pero… - Mira sus manos aun sujetas desde que Luka ofreció ayudarle a ponerse de pie.
-oh, creo que me adelante demasiado… - se sonroja también, sin soltar la mano de Miku- aún así… -con lentitud deshace el tacto- lo siento
-e… esta bien, ¿uh…?- siente como una pequeña vibración en su carpeta se hace presente, de prisa la levanta y busca en uno de los compartimientos delanteros, encontrando su móvil- padre- piensa- esto…
-adelante
-arigato- se gira y contesta la llamada – moshi, moshi … padre … eh, si, … no, ah… no, todo esta bien, sólo… - mira de reojo a Luka - ya voy en camino, claro … de acuerdo…- termina la llamada
-parece que te he retrasado, disculpa
- no, no, para nada sólo …
-no lo haré mas, perdona … -continua con su camino, pasando de Miku
- ah … - la mira alejarse y encorva poco a poco su figura
-ne, Hastune Miku-san – se gira levemente y detiene su paso
- ¿ha…hai? - en un segundo logra enderezarse
- espero nos veamos mañana de nuevo- habla con una sonrisa en sus labios
-…-
-uhm… bueno, gokigenyou –dice un poco nerviosa tras no haber recibido respuesta y se vuelve al camino, y así desvaneciéndose de la mirada de la niña con cabello color mar.

-Megurine Luka-san – habla en sus pensamientos – también espero verte…- susurra

Caminando algunas calles mas para abordar el transporte. Miku llegó a su casa, sin quitarse de la mente el encuentro tenido con aquella chica, Luka.

-Estoy en casa – avisa mientras se deshace de sus zapatillas escolares
- bienvenida – se escucha una voz grave de fondo- ¿dónde perdiste tanto tiempo? – Habla firme Hatsune Matsui
- padre, pero he llegado a la hora de siempre
-¿puedes mirar el reloj de la repisa por favor? – Mira serio a su hija
- uh… -gira su vista hacia el mencionado objeto -3:37 p.m. – piensa - …
- y bien…
- he llegado a la hora de siempre –insiste
- la hora de siempre me parece no sobrepasa la mitad de las quince horas, has llegado casi 10 minutos después de lo habitual
- si, padre… pero he llegado al final- dice indiferente
- no quieras tomarme el pelo o engañarme, Miku… dime que hiciste de regreso a casa, ¿no habrás estado con ningún chico verdad?
- no. padre…
- sabes lo que te he dicho sobre noviazgos a tu edad, eres muy pequeña para eso, los chicos de hoy día sólo buscan divertirse con las niñas, las inteligentes y decentes no tienen relaciones de esas hasta haber llegado a la madurez, recuerda… debes seguir el ejemplo de tu madre, aquel que se tu primer novio será tu futuro esposo, lo cual pasará hasta que tengas los suficientes años, a tu edad sólo debes concentrar tu mente en los estudios, si tu madre estuviera aquí seguro te diría lo mismo
- si, padre…- da crédito a las palabras después de tanto tiempo oyéndolas ha aprendido que es la mejor manera de sobrellevarlo
- ya, ve a asearte, pondré la mesa, date prisa para que después puedas empezar las tareas del instituto

Sin madre, hermanos o hermanas, Miku ha vivido junto a su padre toda su corta vida, acostumbrada ya, mas no adaptada a su sentido de la disciplina y su exagerada sobreprotección. Ha podido cumplir hasta ahora las demandas de su padre. Excelentes notas escolares e impecable historial de conducta. Si… Miku era hasta ahora todo lo que su padre deseaba.

Un poco más alejado de ese sitio, en lo más urbano de Kanto.

-ah…que día – se deja caer sobre su cama

Sin haber recibido la bienvenida de nadie, o haber tenido que avisar su llegada a casa, Luka ya descansaba su cuerpo por sobre aquellas rosadas sabanas que vestían su cama.
Sus padres trabajaban fuera del país, su empleo les impedía tener una residencia estable, por tanto Luka iba y venía de colegio en colegio, pero el día que tuvo que iniciar sus clases en instituto, decidió pedir a sus padres un apartamento para así llevar una vida escolar estable, creyendo los Megurine que la edad de su hija era la suficiente como para llevar una vida sola, accedieron a su petición.

Pasado aquel día y dando inicio a uno nuevo, la rutina de siempre realizada por Miku daba inicio.
Alistándose desde muy temprano, la puntualidad había sido una característica que se encontraba entre sus preferencias gracias a su padre.
Tomando el tranvía que a esas horas se ocupaba casi desolado por estudiantes, quienes iban abordo eran adultos que mas temprano que un estudiante debían llegar a sus respectivas ocupaciones.
Miku se limitaba a mirar por la ventana, concentrada en el sonido que emitían sus auriculares, aquella cautivamente música para ella , lo que despertaba su pasión y sentido de la inspiración, siendo únicamente melodía y no canción, sentía una intensa emoción dentro de ella, aquellas notas la llevaban a componer improvisada y mentalmente una letra para aquella música. En su mente comenzó a escribir las frases, las oraciones, las ideas, los sentimientos, los deseos… que sin darse cuenta reflejaban lo que mas quería.
Un par de minutos mas tarde y ya se encontraba subiendo la escalinata previa para llegar al instituto, aún pensado tanto y sin saber bien que pensaba, guiada por la música y sus sinceros deseos.
Al llegar a su casillero, estaba lista para cambiar sus zapatos por las zapatillas correspondientes, abrió la pequeña y metálica puerta y de esta resbalo un liso pedazo de papel, un sobre.

-una… ¿carta? – se pregunto así misma

Sin interés de querer leerla, la dejo de nuevo sobre uno de los estantes de su casillero, pero al mirar por segunda vez, aquel rosado papel que conformaba al cobre, delicados bordes en el de un rosado mas fuerte, le hicieron pensar en seguida … “¿y si…?”. Mirando hacia su alrededor cerciorándose de que no hubiese nadie que pudiera estarla viendo, abrió el sobre encontrándose con una bella y bien decorada carta, una caligrafía estupenda y palabras verdaderamente hermosas.

Carta:

Como podría explicar la manera que me haces sentir, si el cielo es mil veces bello, sabiendo que bajo el tu te encuentras, si el aire se hace mas hermoso es por que se que lo compartimos, tan bella y pura, resplandeciendo entro toda una multitud, dejándome verte entre toda la inmensidad del mundo, tu dulce rostro y lo que refleja, tan limpia y cierta ternura, que haría yo si no pudiera verlo mas, seguro moriría.
Pensando tanto en tu risa, aquella que le demuestras tan pocas veces y por tanto es inmensamente bella.
Jamás había visto algo que se le asemejanzara tanto a la belleza divina, claro es que no te encuentras un rango debajo de aquella hermosura, si no lo celestial por bajo de ti.
Mi debilidad me obliga a pedirte no veas mis sentimientos de mala forma, esto es lo mas blanco e intenso que llevo dentro de mí y todo te lo juro, creado por ti.

No pienses que soy cobarde, aunque realmente sea así, muero por poner en mis labios lo que este papel ha de decir, permite que tus oídos escuchen lo profundo que es mi amor por ti…

3er Auditorio, 3:15 p.m.

Estaré esperándote…

Esas palabras tocaron su corazón, es decir… algo increíblemente intenso la abrigo por completo, convirtiendo cada una de sus emociones aun mas poderosas, resaltando la intriga, la esperanza, el miedo, y el anhelo.
Aunque la carta no llevará remitente, no era un problema con el que tuviera que lidiar mucho tiempo, no era para llamarle “admirador secreto ni nada” por que este mismo día al término de las clases sabría quien le había enviado aquel escrito.
Las clases matutinas iniciaron, mientras Miku no dejaba de pensar en lo escrito en aquella carta, “¿Quién escribiría algo así…para mí?”
Dejando de lado un poco el contenido de ese papel, decidió colocar la debida atención a sus clases, sea como sea ese había sido su deber desde que comenzó sus estudios y lo había mantenido en excelentes condiciones hasta ahora.
Terminaron las clases de la mañana dando inicio a uno de los descansos, en el cual Miku permaneció en el aula de clase puesto que tendría un examen en las próximas horas y aunque había repasado ya su temario la tarde de ayer era natural aún seguir estudiando. Para obtener óptimos resultados.
Llego el fin del descanso, iniciando las clases de la tarde, Miku realizaba su mencionado examen el cual no le tomo mas de 30 minutos terminar, como de costumbre, el tiempo paso, y Miku pensaba en cada una de las tareas que le habían sido asignadas durante todas las clases.
El reloj dio 3:00 p.m., fin del horario.

-uhm, me pregunto si podre terminar todas mis tareas hoy, si duermo hasta la media noche quizá pueda y tendré libre el fin de semana, uh… aunque no tengo nada que hacer esos días – pensaba – quizá podría… - caminaba hacía la salida, pero en seguida recordó- la cita…- mira su reloj de pulsera- la carta dice 3:15… es tiempo.

Con nervios pero decidida camino al lugar acordado, uno de los pequeños auditorios de la primera sección del instituto; le parecía un lugar extraño para citar a alguien, pero si lo pensaba bien en ese sitio y minutos después de haberse dado anunciada la salida de clases era muy probable que no hubiera nadie ahí. Entrando por una de las puertas laterales que dan paso a los espectadores Miku miro el lugar vacío, examino un par de veces con su vista los alrededores desde la entrada de aquella puerta, pero no parecía ver a nadie, ladeo su mirada para observar su carta, el lugar, la hora y todo estaban correctos.

-quizá se atemorizo-pensó- no… quizá fue sólo una broma – ah – suspira y mira su reloj – oh no, son 3:20… debo llegar a casa de prisa o padre se molestará, de hecho… si padre supiera que estoy aquí por un motivo como este se sentiría avergonzado de mí…ah rayos, será mejor que me vaya
- amor nace tan dentro de mí- se escucha al fondo
-¿uh? – se gira para ver de donde proviene aquella fémina voz
- las fuerzas que pensé no tener, los momentos que pensé no conocer, se aparecen de pronto frente a mi, sin saber ni como o por que…
-esa voz… esa voz… - piensa
- no quiero dejarla ir, quiero pasar a su lado todo, si… - deja mostrarse, saliendo por detrás de uno de los grandes telones
-Me…Meg…Megurine... Megurine Luka-san- sus parpados se abren a lo máximo expresando totalmente su sorpresa

Continuara…
Notas finales: Pues bien, agradezco mucho se hayan tomado la molestia de leer ^^

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