Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Destellos de oscuridad por PrincessofDark

[Reviews - 196]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Les pido muchas disculpas por demorar la actualización. Les aviso también que estoy intentando actualizar lo más pronto que pueda Cristales del Valhalla pero la semana pasada sufrí un accidente de tránsito y pues me golpeé bastante y no pude teclear al ritmo de siempre. Jijiji, la otra razón por la que demoré es que el domingo fue mi cumple, Princess es un año más vieja... XD.

Ahora sí, los dejó con este capítulo. ¡¡Muchas gracias por leer!! Dedicado a ti que lo estás leyendo.

 Besos!

-Gea – susurró con voz firme la diosa de la guerra justa.

-Ha pasado mucho tiempo, Atena pero ya es hora de que todo regrese a ser como antes. Los dioses más antiguos regresaremos y ocuparemos el lugar que nos corresponde. Tú muerte es el primer paso para conseguirlo.

-Mis caballeros llegarán – contestó Atena con firmeza.

-Así lleguen… ¿sabes que tan lejos del Santuario estamos? ¡Ni siquiera estamos en Grecia ahora! Y sobrevivir a este calor es imposible después de doce horas. Así que tus caballeros tienen doce horas para encontrarte y ninguna pista, mi querida Atena.

-Aún así, sé que ellos vendrán.

Saori no habló más y se concentró en mantener su cosmos lo más controlado posible para protegerla de las ardientes llamas y del innegable calor que la azotaba. Gea la miró y volvió a reír antes de desaparecer.

                                                 *          *          *

El Santuario era un verdadero caos pero un caos organizado. Shaka, Mu y Shion buscaban a Saori intentando localizar su cosmos. Aldebarán, Saga, Máscara Mortal y Aioria recorrían todos los alrededores del Santuario intentando encontrar cualquier pista que pudiera ayudarlos a dar con su diosa o con el enemigo. Los demás caballeros dorados y los de bronce habían bajado al pueblo, intentando investigar si personajes extraños habían llegado a la región en esos últimos días.

Shun aprovechó un alto en su recorrido para abrir el portal al Inframundo pese al peligro que eso le suponía. Su necesidad de hablar con el mayor era superior a cualquier riesgo ya que esperaba poder convencer a Hades de ayudar a encontrar a Saori.

Hades parecía haberlo estado esperando desde hacía un rato, porque en vez de encontrarse leyendo como habitualmente hacía lo esperaba sentado en un sofá con un par de tazas de café enfrente.

-¿Cómo haces para saber siempre que voy a venir? – murmuró Shun sorprendido.

-Ah, soy un dios de recursos – respondió Hades, mientras Shun se sentaba.

-Necesito que me ayudes, que nos ayudes. Saori desapareció del Santuario, todos pensamos que se la llevaron los nuevos enemigos… pero no entendemos como pudieron burlar la vigilancia y aparecerse directamente en el Recinto Principal sin que nadie los sintiera. ¡Ni siquiera Shaka lo hizo! Yo lo desperté cuando llegué al Templo y si yo me enteré fue porque tú me dijiste que había enemigos.

Hades no contestó de inmediato, sabiendo que si decidía ayudar a Shun tendría que ser abiertamente y yendo al Santuario de Atena a transmitir las noticias. El muchacho que estaba frente a él ya se había arriesgado demasiado y no podría explicar cómo había podido encontrar a la diosa por encima del talento de los caballeros dorados cuando era un caballero de bronce.

-¡Por favor! – repitió Shun en ese momento, insistiendo al notar el silencio del mayor.

Hades miró el rostro que se alzaba ante él con esos ojos llenos de confianza y seguridad y supo que le sería imposible negarse.

-Comenzaré ahora mismo. Creo que no me llevará mucho tiempo, tu diosa debe estar utilizando su cosmos de alguna manera por más que ustedes no puedan sentirla. Mis poderes son mucho más superiores que los de ustedes, además.

-Gracias. En serio, muchas gracias – Shun no se reprimió y besó la mejilla del mayor en un impulso, pero luego su rostro se apenó muchísimo – lo siento… no debí hacer eso. Será mejor que me vaya ahora.

Shun abrió el portal ante la risueña pero enmascarada mirada de Hades, ya que ni bajo tortura el dios del Inframundo reconocería que adoraba esas muestras impulsivas de afecto por parte de su pequeño amigo.

El poderoso señor del Inframundo una vez a solas mandó a llamar a los tres jueces del averno y comenzó a dar frías y certeras instrucciones.

El joven de cabellos verdes apareció en el mismo lugar donde había abierto el portal, aunque afortunadamente no se encontró a ninguno de sus amigos o algún otro caballero por allí. Continuó su búsqueda hasta que el cansancio lo llevó a regresar para comer algo, sin saber a ciencia cierta cuanto tiempo había pasado desde que había hablado con Hades.

Agradeció a Zeus el haber regresado al Santuario, cuando al estar a pocos pasos de la entrada a la casa de Aries escuchó la gritería proveniente de una tensa discusión. Al recorrer los últimos metros llenos de arbustos y desembocar en el claro de la entrada, lo primero que sus ojos vieron fue una capa negra ondeando en el aire y reconoció a la figura al momento como Hades, dios del Inframundo. La voz cantante de la discusión la reconoció enseguida, su temperamental hermano era el que increpaba al dios por aparecer allí.

-¡No tienes vergüenza! ¡Cómo te atreves a aparecer aquí! Después de todo lo que le hiciste a mí hermano, de lo que nos hiciste a nosotros… ¡de todas las muertes que causaste!

-Todo regresó a la normalidad – indicó Hades con voz fría.

-¡Y un cuerno! ¡Seguramente tú estás detrás de la desaparición de Saori! ¡Y encima tienes el rostro de venir aquí a decirnos que te la has llevado!

-Yo no he dicho eso.

-¡Y no es necesario! ¡Yo no conozco ningún otro dios que sea tan maligno, frío, despótico, tirano, maldito, asesino, soberbio, orgulloso y cruel como tú!

-¿Te faltó alguna otra característica?

-¡No! Lo que me falta es darte una buena patada y una lección por atreverte a lastimar a Shun. No tuve la oportunidad de hacerlo antes, pero será aquí y ahora.

Ikki se apresuró a llamar a su armadura ante la incrédula y más aún triste mirada de Shun. Sabía en su interior que a Ikki le resultaría muy difícil aceptar su amistad con Hades y por eso nunca le había contado nada, y mucho menos le había dicho cuanto amaba al poderoso dios de la muerte.

-¡Ave fénix! – el ataque sonó en ese instante repleto de rabia.

Ni siquiera Shun supo como hizo para ponerse frente a Hades, maximizando su cosmos al máximo y deteniendo abruptamente el ataque de su hermano en un abrir y cerrar de ojos. Su cosmos, terriblemente poderoso aunque sereno inundó el lugar haciendo que todos los caballeros dorados lo contemplaran sorprendido, y aún más incrédulo Ikki vio su ataque desvanecerse sin rozar a su hermano.

-¡Basta! ¡Ya basta! – exclamó Shun después de su despliegue, sin replegar su cosmos.

-Pero Shun… no puedes… este idiota ha venido aquí…

-Porque yo se lo he pedido – contestó Shun posando sus ojos verdes en los azules enojados y asombrados de su hermano.

-¿Qué tu qué? – preguntó Shaka adelantándose y mirando a su discípulo con asombro.

-Que yo le pedí a Hades que nos ayudara a buscar a Saori.

-¿Cómo demonios pudiste? – intervino Aioria.

-¡Eso es asunto mío! – contestó Hades antes de que Shun pudiera responder.

-¿Desde cuándo hablas con este idiota? – preguntó Ikki.

-Un par de meses después de la batalla con él – contestó Shun.

-¿Qué? ¡Y todo este tiempo no nos has dicho nada! – gritó Seiya.

-¡Es mi vida privada! Y yo hago con ella lo que se me viene en gana – respondió Shun visiblemente molesto - ¿o acaso yo me meto en tu vida? – preguntó a Seiya.

-No es lo mismo ver a Miho que ver al dios de la muerte – indicó Shiryu.

-Miho es amiga de Seiya, Hades es mi amigo – contraatacó Shun.

Hades creyó oportuno intervenir antes de que todo subiera de tono aún más.

-¿Qué les importa más? ¿Está discusión inútil o rescatar a Atena? Yo la he localizado y venía a decírselos.

-¿Qué quieres a cambio? – preguntó Shion.

-Nada.

-¿Nada de nada? – inquirió sorprendido Mu.

-No. Es sólo un favor que les estoy haciendo, y no a ustedes sino a Shun. Que eso quede bien en claro.

-Está claro – dijo el Patriarca, permitiéndole la entrada a la primera de las doce casas, y haciendo un gesto a los caballeros dorados de permitirle el cruce rumbo al templo principal sin ningún obstáculo.

Hades avanzó, cruzando frente a un derrotado Fénix que se limitaba a cruzar miradas con su hermano menor. Sólo los caballeros de bronce quedaron vigilando ese punto, por lo que Shiryu, Seiya y Hyoga se acercaron a Ikki.

Shun se sintió repentinamente aislado, al ver a sus amigos y su hermano frente a él sin dirigirle la palabra. Sin embargo, era fuerte aunque no solía demostrarlo y en este caso sabía que tenía la razón, dijeran lo que dijeran.

-Tú… te desconozco – murmuró Ikki colmado de dolor.

-¿Por qué? Por callar algo, cuando tú me has callado muchas más cosas.

-Lo he hecho por tú bien.

-No es cierto. Lo has hecho porque has querido, porque me ves como un niño tonto y débil que no puede defenderse a sí mismo. Si te lo hubiera dicho entonces me hubieras tildado de loco, aun ahora que lo sabes estoy seguro de que piensas que Hades me obligó de alguna manera a ser su amigo.

-¡Y qué si lo pienso! No puedo comprender que lo perdones por todo lo que nos hizo.

-¡A mí me hizo más que a nadie! ¡Fue mi cuerpo el que usó! ¡Fue mi cuerpo el que maltrató! ¡Fui yo el instrumento para matarlos a ustedes! ¡Sí yo lo perdoné… ustedes también deberían hacerlo! Yo… no daré mi brazo a torcer, lo lamento pero no cederé en esto, Ikki. Si me quieres tanto me comprenderás.

Shun comenzó a caminar, rodeando a sus cuatro camaradas que no le impidieron el avance aunque finalmente la voz de Ikki lo hizo voltear cuando ponía sus pies en los primeros escalones del templo de Aries.

-¡Shun!

El nombrado se dio vuelta, con sus ojos brillantes de determinación.

-Tienes razón. Si tú lo perdonaste, nosotros también lo haremos. Es lo más justo. Y sí va a ayudarnos sin pedirnos nada, es un buen síntoma de que se ha vuelto un buen tipo como Julián – indicó Fénix, aunque en su rostro no se reflejaba una buena cara.

-Es cierto, Shun. ¡Oye, eres nuestro amigo! No queremos que te enojes camarada – dijo Seiya, yéndosele encima en un abrazo que los hizo caer a ambos.

Shun rió alegremente, mientras se quitaba a Seiya de encima, olvidándose de esa coraza que iba a colocarse para defender su amistad con Hades si no era aceptada por los demás.

-¡Gracias! – fue la simple palabra que pronunciaron sus labios antes de subir al Recinto Principal.

                                                             *          *          *

En ese momento, se producía la reunión entre Hades, el Patriarca y los caballeros dorados. Hades fue rápido en señalar que los cosmos que aparte de Atena había podido encontrar eran de dioses primitivos, es decir anteriores a la generación de los llamados dioses olímpicos como eran Saori y él.

-Son rivales de muchísimo cuidado – indicó sombríamente – localicé el cosmos de Atena en el interior del monte Etna.

-¿El volcán? – preguntó preocupado Aioros.

-Sí. El volcán – afirmó Hades – el cosmos de Atena es fuerte por lo que debe de estarlo utilizando para soportar el enorme calor que existe en el interior del volcán. Eso le permitirá vivir unas doce horas aproximadamente.

-Ya han pasado seis horas desde que desapareció – indicó sombrío Aldebarán.

-Pero tienen que tomar en cuenta cierto tiempo para llegar hasta allá por parte de los dioses, por lo menos una hora y media o dos.

-Hay que ir por ella – exclamó decidido Saga.

-Por supuesto – dijo Shura.

-Me permito decirles que el Santuario no puede quedar desprotegido – agregó Hades en respuesta.

-Iremos nosotros por Saori.

Los dorados voltearon a ver a Seiya y los demás entrando en el Recinto Principal, la mirada de decisión estaba firme en los cinco jóvenes. Los caballeros dorados asintieron, convencidos de que aquellos jóvenes traerían de regreso a su diosa por lo que partieron de inmediato.

Fue Shun el que demoró un minuto más en partir ya que Hades lo llamó mentalmente antes de que lo hiciera.

-Gracias… por todo – murmuró el joven santo de Andrómeda.

-No. Gracias a ti, por enfrentarte a tu propio hermano. Jamás creí que harías eso. Me sorprendí mucho cuando lo hiciste.

Las palabras de Hades eran ciertas, jamás creyó que ese pequeño lo defendiera frente a todo el mundo. Quizás porque ya no era tan pequeño como aparentaba a sus ojos. Él había visto a un niño que bajaba a escondidas para conversar con él y que le comentaba tonterías o anécdotas de su vida cotidiana. Pero habían pasado un par de años y cuando Shun se puso frente a todos, se dio cuenta de eso, de que era un hermoso joven el que estaba frente a él, esbelto, con un rostro de la porcelana más perfecta y un alma generosa y pura. Su corazón dio un vuelco ante esa revelación y más aún lo hacía ahora, cuando por fin comprendía que en esos ojos verdes que sostenían los suyos se veía no sólo el aprecio y el cariño de una amistad, sino un amor velado y silencioso que lo hizo estremecer.

Notas finales: Espero que les haya gustado. ¡Nos leemos pronto!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).