Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Destellos de oscuridad por PrincessofDark

[Reviews - 196]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí traigo un capítulo nuevo que espero que les guste... en lo particular a mí me gustó mucho porque quedó bien romántico, ¡dedicado enteramente a Shunny y Hades! 

¡Gracias a todos los que lo leen y a todos los que lo comentan! ¡Dedicado a ti que lo lees! GRACIAS ^^ 

-¡Hola! – respondió el más joven sin perder la sonrisa.

-Pensé que te vería antes – comentó Hades.

-¡Lo lamento mucho! Es que no me animé a abandonar el Santuario sin hablar antes con Saori.

-¿Se enfadó mucho?

-No. Por el contrario me pidió que te agradeciera el que la hubieras ayudado. Yo también quiero agradecerte nuevamente por ayudarme… ayudarnos.

-No es necesario que me agradezcas, Shun. Ya te he dicho que ha sido un placer ayudarte. ¿Cenamos?

-Claro que sí. Muchas gracias. No conocía este comedor – dijo Shun mientras tomaba asiento ayudado por Hades.

-Suelo cenar aquí a menudo. Es uno de mis lugares preferidos. Creí que ya era tiempo de que lo conocieras.

Shun sonrió y algo en su interior se removió feliz por la importancia que Hades parecía estarle prestando.

-Es un lugar muy bello y tranquilo. Me gusta mucho.

-A mí me agrada la tranquilidad que se siente aquí. Los espectros saben que cuando estoy aquí dentro no deben de molestarme excepto que se produzca algo muy grave. Cenaremos tranquilos – finalizó el mayor mientras tomaba los cubiertos.

-Saori ya está muy bien – agregó Shun – estamos esperando el próximo movimiento de los enemigos y reconstruyendo el Santuario. El enemigo atacó allí mientras estábamos rescatando a Saori y destruyó gran parte de los templos.

-Sentí el ataque. Sin embargo, preferí no intervenir. Ya había hablado con Shion sobre el límite de la ayuda y consideré que era muy pronto para romper ese límite. Quizás más adelante si la situación se torna más difícil decida ayudar abiertamente al Santuario.

-¿Harías eso? ¿En serio? – Shun posó sus brillantes esmeraldas en los ojos del mayor que se vio obligado a sonreír.

-Claro que haría eso. ¿No debería?

-No quise decir eso – Hades rió quedamente al ver el nerviosismo de las palabras de Shun – quise decir que sería maravilloso que ayudaras en este nuevo enfrentamiento.

-Le haría las cosas más fáciles a Atena – contestó Hades con una sonrisa – a ver cómo se las apaña por ahora. Más adelante veremos.

Shun no respondió, concentrándose en degustar la comida que había sido llevada discretamente por dos doncellas que se retiraron sin decir palabra. La comida era magnífica, con un abundante trozo de carne asada acompañada de una ensalada de exquisitas verduras. La comida fue acompañada por un exquisito vino tinto, aunque Shun sólo bebió una copa y Hades sonrió al ver su control, imaginándose que el pequeño desconfiaría de sí mismo estando borracho, ¿no decía acaso el refrán que los niños y los borrachos no mentían?

-¿Te gustó la comida? – preguntó Hades cuando los dos disfrutaban del postre, un abundante trozo de pastel de crema y duraznos.

-Estuvo deliciosa. Y el postre también lo está – sonrió Shun.

-¿Tienes un poco más de tiempo? Quizás estés cansado y ya desees volver al Santuario pero me gustaría que diéramos un paseo.

Shun miró sorprendido a Hades ya que jamás había abandonado Giudecca desde que había comenzado a descender al Inframundo. Sentía que algo extraño estaba sucediendo, pero no quiso tampoco hacerse demasiadas ilusiones.

-No estoy cansado. Me encantaría acompañarte.

-Entonces vamos.

Hades se levantó y retirando la silla de un ruborizado Shun tomó su mano para ayudarlo a levantarse, la piel era tan suave y nívea que lo hizo estremecer, una piel cremosa y de porcelana. Aunque no quisiera, Hades no pudo dejar de pensar en cómo sería el resto de ese cuerpo, si sería tan blanco y suave como esas manos.

-¿Estás bien? – preguntó Shun, incomodándose por la observación que estaba recibiendo.

-Sí, lo lamento. Estaba pensando en que no me has dicho el nombre de los enemigos. Supongo que Atena ya los reconoció.

Mientras abandonaban Giudecca, Shun le contó acerca de Gea, Urano y Pontos. Si bien Hades no dijo nada, Shun pudo notar como el rostro del mayor lucía más tenso que antes y más preocupado. Pese a todo, Hades soltó un firme “lo lograrán” antes de entrar y tomar el camino de los Elíseos.

Shun recordaba los Campos Elíseos como la primera vez que había estado allí, luchando por derrotar a la persona que ahora caminaba a su lado. El lugar era genuinamente maravilloso, un verdadero paraíso que ahora no lucía con la luz del mediodía sino con una magnífica luz nocturna. La noche era serena, clara y silenciosa haciendo parecer que sólo estaban ellos dos allí, pese a la enorme vastedad del lugar.

-Es… maravilloso – comentó Shun en voz baja, como no queriendo romper el silencio que se respiraba en ese momento.

-Así es. El lugar más bello de todo el Inframundo – contestó Hades, mirándolo de reojo, mientras el joven miraba a su alrededor.

-Nosotros casi lo destruimos – murmuró Shun sintiéndose repentinamente culpable.

-No suenes como que te estás culpando por algo. El único responsable de lo sucedido fui yo.

-Lo lamento.

-Ven, sentémonos

Hades se sentó bajo uno de los tantos enormes árboles que poblaban el lugar y Shun lo miró sorprendido nuevamente, desconociendo esa faceta que ahora Hades le estaba mostrando. Dudó un minuto pero terminó sentándose a un lado del mayor, a una distancia bastante prudente.

El calor de la caminata se acabó luego de unos minutos de estar sentados allí en silencio y Shun no pudo evitar temblar suavemente de frío. Hades que había estado observándolo en silencio, entretenido por esa distancia que veía que el más joven imponía discretamente decidió que esa era una oportunidad que no podía dejar pasar y se acercó despacio hasta cubrir con su cuerpo y su capa el cuerpo del muchacho que quedó acurrucado contra sí.

Si Shun no pegó un salto al momento de sentir esa calidez imprevista fue al sentir las palabras del mayor, sonando tranquilas.

-Así está mejor. Está un poco fresco aquí y no tienes abrigo.

-No, señor. Usted no debe… - murmuró Shun, inquieto por la conducta que no estaba entendiendo.

-Quizás no deba… pero quiero… - susurró en voz baja Hades.

-Creo que es hora de irme, ya es muy tarde y…

-Recién llegamos. Sé que puedes quedarte un rato más – Hades tomó la mano de Shun justo cuando éste la había apoyado en el pasto para ponerse en pie y lo detuvo. Sus dedos se deslizaron acariciantes por encima de la mano del jovencito.  

-¿Por qué? ¿Por qué está haciendo esto? – Shun no aguantó más, sintiéndose terriblemente incómodo. Amaba a Hades y ese comportamiento estaba logrando ponerlo a un paso de cometer una estupidez que no se perdonaría nunca.

-Creí que tú y yo ya nos tuteábamos desde hace por lo menos un par de años – respondió en primer lugar Hades, desviando la respuesta.

-Lo siento. ¿Por qué haces esto? - Shun se corrigió pero volvió a pedir la misma explicación.

-Creo que tú sabes esa respuesta, Shun.

-¿A qué te refieres?

-Pandora me dijo hace muy poco que tus ojos son los espejos de tu alma y es cierto. Jamás me quedó tan en claro eso como cuando te vi antes de que te fueras a buscar a Atena. ¿Recuerdas cuando hablamos antes de que te fueras?

Shun se limitó a asentir, incapaz de decir nada porque se sentía estupefacto. No quería imaginar que Hades podría haber descubierto sus sentimientos y ahora estaba jugando con ellos.

-Me di cuenta de una cosa muy importante en ese momento, Shun. En ese momento y cuando te vi enfrentarte a Ikki. ¿Te puedes imaginar lo que descubrí?

Hades se había acercado aún más si era posible y un nuevo estremecimiento recorrió el cuerpo de Shun en ese momento. Al poderoso señor del Inframundo le pareció aún más frágil y joven si eso era posible, pero era ese aire innato en Shun de juventud y calidez que sabía que nunca perdería. Observó el delicado cuello del chiquillo torcerse en un gesto de negativa mientras el rubor cubría aún más su rostro.

-Pues me di cuenta de que ya no eres ese niño que se escapaba para conversar y contarme cosas sobre el Santuario, ese niño que me perdonó y se volvió mi amigo. Yo… ya no quiero ser tu amigo, Shun. Descubrí en tus ojos que quieres algo más que ser mi amigo también… sé que sientes algo por mí que no es cariño de amigo y moriría por escucharlo de tus labios.

Shun se tensó, plenamente consciente del peso de esas palabras. Hades le acababa de decir muchas cosas juntas… tal vez demasiadas, pero las más importantes eran las que retumbaban una y otra vez en su cabeza: Hades sabía sus sentimientos y le estaba pidiendo que se los confesara pero lo más importante de todo eran esas palabras de que también quería algo más que una amistad. Y Shun que se consideraba valiente decidió sacar a relucir su valor y en voz baja, casi inaudible y sin mirar el rostro del mayor susurró eso que Hades quería escuchar más que nada.

-Te… amo…

Shun parecía que echaba fuego de lo ruborizado que había quedado tras decir eso. Miraba el interesante tono del césped nocturno sin atreverse a levantar la vista hasta que sintió una mano que suave pero firme lo obligaba a alzar su rostro.

-Eso era todo lo que necesitaba oír – susurró Hades.

Shun cerró los ojos cuando sintió que el mayor se aproximaba a sus labios, en una rendición inconsciente a lo que sabía que estaba por venir. Los labios cálidos y profundos del mayor se posaron en los suyos y de repente olvidó todo lo que pasaba a su alrededor, dejó de importarle el Santuario, el enemigo, la guerra en la que estaban metidos y se concentró sólo en ese cúmulo de sensaciones que se despertaban gradualmente.

La boca del mayor presionó para que sus labios se entreabrieran despacio y él no se negó a eso, gimiendo quedamente al sentir la intrusión en su boca de la lengua del dios del averno en un recorrido sensual que parecía no agotarse. El aire escaseaba en sus pulmones pero se negaba a romper con el beso, por lo que aprovechó un breve instante de separación para recargar sus pulmones y recibir de nuevo los labios de Hades sobre los suyos.

Se dejó llevar, no temía que pudiera sucederle nada malo y si bien sintió como su cuerpo variaba de posición y su espalda tocaba el húmedo pasto de los Elíseos no hizo intento por separarse. La boca del mayor se apartó de sus labios para descender lentamente a su cuello que giró inconscientemente para que los labios y la lengua de Hades tuvieran más espacio para recorrer. Los besos que recibió en su cuello le generaron tanto placer como los que había recibido en sus labios y sus inconscientes gemidos se lo hicieron saber al mayor que no se detuvo hasta que Shun le suplicó jadeante que parara.

Hades se levantó despacio y lo fue levantando consigo hasta que volvieron a su posición inicial, con sus cuerpos ahora jadeantes y sus respiraciones agitadas. Shun pareció darse cuenta de algo importante porque por sus ojos esmeraldas cruzó un relámpago de dolor que si bien fue breve el mayor alcanzó a notar y después de pensarlo brevemente Hades llegó a una conclusión.

-Te amo – dijo Hades en voz alta, dándose cuenta de que todavía no se lo había dicho pese a los maravillosos besos que habían intercambiado – te amo, Shun y quizás nunca me habría dado cuenta si no es porque lo vi en tus ojos… esa manera de mirar con adoración que muchas veces yo mismo te he dado sin darme cuenta.

Shun sonrió bellamente y sus ojos reflejaron la profunda alegría que sentía en ese momento. Hades no reprimió el impulso de acercarse nuevamente y darle un nuevo beso en esos labios que ahora lucían levemente hinchados. Shun se dejó hacer dócilmente pero terminó apartándose y susurrando que tenía que regresar.

-Comprendo… ya es muy tarde y debe estar por amanecer – Hades lo ayudó a ponerse en pie y acarició dulcemente su mejilla – promete que vendrás de nuevo hoy en la noche.

-Lo intentaré  - Shun no podía asegurarle que vendría y Hades lo sabía – Hades…

Shun se interrumpió dudando de lo que iba a decir y Hades lo apremió.

-¿Dime?

-¿Tú crees que esto está bien?

-Por supuesto que está bien. Yo te amo y tú me amas. Los demás no deben importarnos. Si Atena o Ikki llegaran a decirnos algo yo me encargaré de callarlos, aunque… pagaré por ver la cara de tu poderoso niisan cuando se entere.

Hades sonrió y Shun no pudo menos que hacerlo también y permitir nuevos besos a medida que llegaban de regreso a Giudecca. Cuando Shun abrió el portal para regresar su gesto demostró la contrariedad de tener que irse y Hades le regaló un beso intenso antes de verlo desaparecer.

Cuando Shun se desvaneció frente a los ojos de Hades, éste soltó un suspiro. Llegó a la conclusión de que no era lo mismo ver partir a Shun como su amigo que como su pareja, como amigo podía separarse pero ahora ya lo extrañaba y no hacía unos minutos que lo había visto partir.

-¿Todo salió bien, mi señor?

La voz de Pandora lo distrajo de sus pensamientos y Hades volteó a verla.

-Muy bien, Pandora.

-¿Tenía razón yo entonces?

-Sí. Tenías razón – Hades sonrió y dejó sola a la mujer antes de desaparecer dentro de su habitación.

-¡Lo sabía! – Pandora sonrió triunfal, si todo sucedía como ella pensaba muy pronto Shun no abandonaría el inframundo.

  Shun regresó a su habitación en la casa de Virgo y con manos temblorosas comenzó a desvestirse y colocarse su pijama. Se sentía nervioso y acelerado pero absolutamente feliz, más feliz de lo que había sido nunca. Hades lo amaba y el sabor de sus labios se lo recordaba constantemente. Sonrió cuando su cabeza se apoyó en la almohada y no le importó para nada saber que en menos de dos horas tendría que levantarse a entrenar, la noche que había pasado había sido magnífica y con esa sonrisa en su rostro no tardó en dormirse. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).