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Destellos de oscuridad por PrincessofDark

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Notas del capitulo:

¡Hola! Espero que hayan pasado un muy buen fin de año. Les deseo a todos un maravilloso año 2010!!!!

Me costó un montón escribir este capítulo... espero que les interese y que valga la pena el leerlo.

Dedicado a ti que estás leyendo, ¡gracias!

Saori había ordenado partir rumbo al Santuario cuando había despertado un par de horas después de su pesadilla. La muchacha parecía haberlo considerado profundamente y creyó que era mejor ir a Grecia por cualquier eventualidad que pudiera surgir en ese país. Las ruinas que vagamente había vislumbrado en sus sueños, sin lugar a dudas parecían restos griegos, por lo tanto, esa mujer debía estar allí.

El viaje se les hizo particularmente eterno a los jóvenes e incluso podían parecer un poco molestos por el hecho de tener que abandonar el ritmo normal y cotidiano que habían logrado. Pese a todo, no olvidaban cual era su función más importante y sabían que estarían dispuestos a cualquier sacrificio con tal de salvaguardar la paz del planeta junto a su diosa.

Una vez en el Santuario se habían distribuido en los Templos de sus maestros y Saori había buscado enseguida a Shion de Aries, para comentarle su sueño y las medidas que se podían tomar a partir del mismo. Los caballeros dorados habían comenzado de inmediato un riguroso entrenamiento que dejaba prácticamente agotados a sus aprendices, pero que cumplían totalmente desde la mañana hasta la noche.

Sin embargo, durante más de una semana todo estuvo terriblemente tranquilo y sosegado. La mujer no se mostró y tampoco Saori tuvo más sueños.

                                                 *          *          *

Shun terminaba tan agotado por el exigente entrenamiento de Shaka que apenas su cabeza tocaba la almohada caía en un profundo sueño. Pasaron casi cinco días hasta que logró mantenerse lo suficientemente despierto como para saber que su maestro se retiraba a su alcoba y se dormía un rato más tarde. Después de vigilar el sueño del rubio caballero de Virgo se encerró en su habitación y abrió el portal que comunicaba con el Inframundo.

Cuando pudo abrir los ojos, se encontró nuevamente en la biblioteca aunque el dios del Inframundo no parecía estar allí.

-Buenas noches

-¡Ah! – Shun pegó un pequeño salto y volteó a ver al mayor, parado en la puerta de la biblioteca y riéndose con gracia.

-¿Te asustaste?

-Es que creí que no estabas aquí – murmuró Shun apenado.

-Sentí tu cosmos descender y como sabía que terminarías aquí vine. ¿Cómo estás?

-Agotado. Shaka me está matando con el entrenamiento.

-¿Regresaron al Santuario?

-Sí. Saori está preocupada por el sueño que tuvo y aunque todo a estado tranquilo decidió que partiéramos al Santuario el mismo día que vine aquí.

-Y ahora vienes a averiguar si me enteré de algo – indicó Hades, sentándose e invitando al joven a hacer lo mismo.

-Sí, y a charlar un rato.

Shun se sentó en uno de los cómodos sofás y guardó silencio cuando entró una doncella con una bandeja con unos refrigerios y unas bebidas. Después de un rato en ese cómodo silencio, Hades comenzó a hablar, dejando su vaso sobre la mesilla y posando con atención sus ojos en Shun.

-No he podido averiguar demasiado. Sé que un cosmos despertó hace varios días en una antiquísima región de Grecia. Sin embargo, no he podido establecer con certeza a quien pertenece ese cosmos y los otros dos que se sienten cada vez con más fuerza.

-¿Dos cosmos más? – Shun pareció realmente sorprendido – Saori no ha dicho nada acerca de esos dos cosmos.

-Quizás ella no esté enterada todavía. O si lo sabe, debe preferir hablar con el Patriarca antes que con ustedes para no preocuparlos.

-¿Esos cosmos son muy fuertes?

-Sí. Y antiguos. No son cosmos como los de Saori, Poseidón o yo. Ni siquiera como los de Zeus. Son mucho más primitivos y por eso me preocupan.

-¿Estás preocupado? – Shun demostró sorpresa, porque Hades jamás se había mostrado preocupado por otro cosmos en el tiempo de amistad que llevaban.

-Algo – Hades puso una sonrisa irónica al ver que el joven rostro de su acompañante reflejaba tanta sorpresa – aunque sé que soy el más poderoso de los dioses reencarnados y difícilmente alguien podría vencerme – finalizó sonriendo.

Shun también sonrió abiertamente y muy pronto la charla discurrió en los más diversos temas hasta que Hades le señaló que era muy tarde y que pronto Shaka podría levantarse y percatarse de su ausencia. Shun se puso en pie de un salto y se despidió del mayor diciendo que regresaría pronto.

Hades abandonó la biblioteca casi después que Shun, con la satisfacción de que pese a ser el dios de los muertos, tenía un amigo y uno muy valioso.

                                                 *          *          *

Shun estaba en las nubes al día siguiente, con el rostro ojeroso y cansado. En realidad no había podido dormir más que una hora y media después de subir de Giudecca y el entrenamiento se le estaba haciendo cuesta arriba.

-¡Es suficiente! – Shaka interrumpió el entrenamiento, con una leve molestia. - ¿Acaso no dormiste anoche?

-En realidad me desvelé maestro – Shun puso su mejor carita de arrepentido y Shaka dudó por un instante.

-¿Tuviste alguna pesadilla?

Shun recordó que Shaka le había informado cuando recién se había enterado de que era el sucesor de la armadura dorada de Virgo, que los nacidos bajo este signo podían tener ciertas visiones o premoniciones mediante los sueños. Pensó que esa podía ser una buena oportunidad para transmitir la información que le había dado Hades sin ponerlo en el medio.

-No. Sólo tuve un sueño con una mujer y con otras dos personas. No pude saber si eran hombres o mujeres. Pero tenían un cosmos muy poderoso.

Shaka guardó silencio durante unos cuantos minutos, analizando las palabras de Shun y meditando gravemente acerca de su posible significado. Al cabo de ese tiempo su voz hizo levantar la vista a Shun.

-Iré a hablar con Atena y le informaré lo que has soñado. Quizás sea algún tipo de advertencia que no debemos pasar por alto. Suspenderemos el entrenamiento por hoy. Quiero que vayas a descansar.

-De inmediato, maestro.

Shun desapareció dentro de su habitación y Shaka subió al Recinto Principal a hablar con Saori.

                                                 *          *          *

En el templo de Gea, diosa primitiva de la Tierra, dos jóvenes adolescentes entrenaban duramente bajo la mirada atenta de su madre.

Los dos jóvenes eran los pequeños bebés que Gea había alumbrado la misma noche que había despertado. Su crecimiento había sido rápido ya que eran dioses y como tales no seguían el crecimiento de los humanos sino que tenían su propio ritmo.

En ese momento, Urano lanzaba un poderoso ataque a su hermano que logró darle de lleno y derrotarlo. El joven dios del cielo estrellado llevaba una túnica blanca, de un blanco casi etéreo, con una faja en la cintura de la que pendía una vaina vacía en ese momento porque empuñaba una espada de reluciente hoja en sus manos. Sus cabellos rubios tenían pequeños y suaves bucles que caían hasta la cintura. Sin dudas era guapo pero en sus ojos celestes brillaba un destello de crueldad que era imposible no notar.

Pontos se puso de pie luego de unos minutos sacudiendo el polvo de su túnica azul noche. Su cinturón de plata brillaba a la luz del sol al igual que su espada, más estilizada que la de Urano pero igual de poderosa. El cabello azul flotó sólo un poco, ya que era lacio y más corto que el de su hermano, apenas alcanzando los hombros. Los ojos azules del color de las profundidades del mar tenían un toque de dureza y de frialdad.

-Creo que te gané – se burló Urano en ese momento.

-¡Quiero la revancha! – exclamó Pontos.

-Ahora no – la voz de su madre los interrumpió con dureza – ya son lo suficientemente poderosos.

-Pero, madre.

-¡Pero nada! Ya hemos perdido una semana. Es momento de que la guerra comience de una buena vez. Quiero que vayan al Santuario y vean que tan seguro es. Descubran alguna forma de entrar y de atacar que los caballeros no sepan. Averigüen el horario de las rondas de vigilancia, etc. ¡Quiero saberlo todo!

Urano y Pontos asintieron solemnemente y desaparecieron frente a la atenta mirada de su madre.

                                                 *          *          *

Saori había escuchado las palabras de Shaka con preocupación y luego las había comentado con Shion. El Patriarca era el único que sabía que Saori había detectado dos cosmos más que crecían con rapidez y la noticia de que Shun también los había detectado la llenó de más preocupación.

Finalmente, casi a la medianoche se había retirado a dormir pero como el sueño no le llegaba había salido a la terraza a contemplar el hermoso brillo de las estrellas. La inquietud de volver a soñar con esa mujer que no conocía parecía rodearla y al mirar el Santuario notó ese clima de normalidad que no presagiaba nada bueno.

De repente notó a dos figuras paradas una a cada lado suyo y supo que debía mantener la serenidad. Si esas dos personas habían atravesado todas las barreras del Santuario eran poderosas y podían dañar a sus caballeros si ella se resistía.

-Atena – habló el joven rubio con frialdad.

-¿Quiénes son? – preguntó la muchacha sin mirarlos.

-Urano y Pontos – indicó el mismo joven.

-El cielo y las profundidades del mar. ¿Por qué están aquí?

-Nuestra madre nos ha enviado – dijo ahora el otro muchacho con la voz más profunda que su hermano.

Saori dio un respingo y volteó a verlo.

-¿Gea? Acaso ella…

-Sí, ella ha roto el sello que la tenía prisionera después de dos mil años. Y nos ha dado la vida a nosotros también para ayudarla a destruirte y a conquistar la Tierra.

Urano y Pontos se movieron con rapidez, sujetando a la muchacha y tapándole la boca para desaparecer con ella en apenas un instante. En el Santuario todo siguió pareciendo absolutamente normal.

                                                 *          *          *

-¿Le dijiste a Shaka que tenías visiones? – Hades reía abiertamente mientras su acompañante apenas sonreía.

-Visiones no. Sólo que había tenido un sueño – aclaró el más joven después de un rato.

-Y Shaka se lo tragó y le dijo a Saori. Dentro de todo no está tan mal porque permitió que les informaras de lo que yo descubrí.

-Creo que Saori ya lo sabía. Aunque Shaka no habló demasiado acerca de eso cuando regresó. Esa es una cosa que a veces me molesta, que Saori no nos cuente las cosas porque quiere protegernos. Creo que como sus caballeros deberíamos estar informados de todo.

-Tú también le ocultas cosas – indicó Hades señalándose él mismo.

-No es lo mismo. Es mi vida privada y no le importa a nadie – indicó Shun.

-Pareces mayor cuando hablas con esa seriedad.

-Tengo 17 años, soy mayor – respondió Shun, haciendo hincapié en ese hecho que Hades parecía no notar.

-No me preguntes mi edad… ¡porque eso no se dice! – se burló el mayor, aunque repentinamente su rostro se puso terriblemente serio - ¡Regresa! ¡Regresa al Santuario ya mismo!

-¿Qué? – Shun se levantó inquieto.

-Hay dos cosmos enemigos en el Santuario. ¡Regresa y dile a Shaka! ¡Ya!

Shun tomó la llave y abrió el portal con tanta rapidez que olvidó despedirse de Hades. Lo más importante se convirtió en avisarle a Shaka de los dos cosmos enemigos. Abrió la puerta de su habitación, llamando a voz en cuello a su maestro.

-¡Shaka! ¡Shaka! – el joven entró a la habitación del maestro que ya se estaba levantando a toda prisa.

-¿Qué ocurre?

-Hay enemigos en el Santuario. Están con Atena en el Recinto Principal.

Shaka palideció y se concentró con rapidez intentando hallar el cosmos de la diosa. Su palidez se acentuó al no poder encontrarlo por ninguna parte.

-El cosmos de Atena no está en el Santuario. ¡Avisa a Aioria y que corra la voz! Iré a la casa de Libra para hablar con Dokho.

La alarma corrió a todos los templos y todos los caballeros buscaron a Atena por todos los lugares posibles hasta que la realidad se hizo notable. La diosa no se hallaba por ningún lado. Ninguno podía explicar como la diosa podía haberse desvanecido en el aire sin dejar ningún rastro de su presencia.

                                                             *          *          *

Saori despertó por el terrible calor que la rodeaba y que parecía quemarla lentamente. Al intentar moverse se encontró atada de pies y manos por unas esposas que parecían ser de oro puro. Frente a ella, una mujer de adelantó y con crueldad la miró.

-Espero que disfrutes el calor, Atena. Ya que este calor será tu tumba.


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