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Quédate a mi lado por Dulce_Pena_Hime

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Notas del fanfic:

Ohayoo!!!

Para quienes leyeron Bittersweet.... se que dije que subiría "Dreamscape" (De esta misma categoria) Pero debido a problemas "técnicos" (El archivo se me desconfiguro y ahora en lugar de aparecer letras aparecen cuadritos, y no importa la fuente que el ponga ¡no se quitan lo condenados!) X eso mismo subo este fic que espero sea de su agrado...

Sin mas por el momento, les dejo con mi escrito. ^-^

Nota: Si quieren Lemon, favor de decirme y lo incluire...

Desclaimer: Tsubasa Reservoir Chronicle es perteneciente a CLAMP. Y este fic tiene personajes del "UNIVERSO" CLAMP, derechos reservados a estas extraordinarias mujeres que tienen historias maravillosas.........

Solo un personaje de este fic es creado por mí.

Notas del capitulo: Espero les guste, esta medio loco jejeje...

01. REINO ESMERALDA

 

No tenían ni un día que habían llegado a ese mundo

A través de esa ventana podía ver el cielo nebuloso,  gris y turbio, imposibilitando que la luz del sol llegara.

El suelo olía a tierra húmeda ¡Exquisito aroma! Pensaba. Pero era lo único que le atraía de ahí. Ya que los árboles igual se  mostraban secos y hasta tenebrosos.

Era un paraje melancólico, una nostalgia tan profunda como sutil, dependiendo de la perspectiva de quien le miraba. Aunque igual no podía quejarse mucho ya que eran finales de otoño e inicios de invierno en ese país, sin duda alguna el invierno debía ser algo crudo.

De cierta forma le extrañaba tanto frío, aunque bien sabía que uno de sus compañeros de viaje venía de un país de "hielo".

 

  • - ¡Ven acá maldita bola de pelos! - Aquel grito le saco de sus pensamientos y le hizo voltear. - ¡¡Donde te atrape te destazo!!
  • - ¡¡PUUU!! ¡Papá Kurorin está enfadado! - Mokona no dejaba de saltar de lado a lado, dando vueltas y piruetas en sus saltos.
  • - ¡¡¡DEJA DE DECIR TANTA TARUGABA BOLA DE ARROZ!!!

 

Sonrió levemente, sin dejar de ver el espectáculo que daban Kurogane y la pequeña Mokona. Quien sabe que había hecho ahora la pequeña para poner de malas al ninja, aunque no digamos que la paciencia del pelinegro era mucha.

 

  • - ¡¡PUU!! ¡Shaoran-kun, salva a Mokona! - Grito para aventarse a los brazos del menor.
  • - Nee, Mokona ¿Por qué no te disculpas con Kurogane-san?
  • - Pero Mokona no ha hecho nada. Solo le estaba cantando la canción que Moko-chan compuso... y me empezó a perseguir. - Dijo con llanto para después señalar con una de sus patitas al ninja. - Es Kuropi el que se enoja sin motivo ¡Buaa! No quiere a Moko-chan Buaaa
  • - ...jeje... - Rió de forma nerviosa el castaño, no quería ni imaginar qué tipo de "canción" le habían compuesto al ninja...
  • - ¡¡¡BUAA!!! ¡¡¡BUAA!!!
  • - Hay no, ya va a empezar con sus berridos - Se quejo el ninja tapándose las orejas con sus manos
  • - ¡¡¡BUUAAAA!!! ¡¡BUAA!! ¡¡BUAAA!! - Esa bola de masa sabía cómo gritar, gritaba tan fuerte que solo le dejo una salida al nipón
  • - ¡Está bien maldita cosa! Yo exageré las cosas, pero ya deja de llorar bola de pelos.
  • - Puu!! Esa son otras de las 108habilidades de Moko-chan ¡La actuación! Y ¡El llanto fuerte!
  • - ¿Esas son habilidades? - Pensó Kurogane.
  • - Jeje... - Y de nuevo la risa nerviosa de Shaoran.
  • - En fin. - Se sentó en el suelo, y al instante Mokona salto hasta su cabeza. A la pequeña le encantaba estar con él ninja, su cuerpo emanaba mucho calor y eso era una de las cosas que adoraba ya que podía dormir a la hora que fuera y sin pasar ni pizca de frío. - ¿Hasta cuándo nos van a tener aquí? Ya me harte. - Añadió.
  • - Es verdad... - Musito la pequeña. - A pesar de que nos han tratado bien, no dejaron aquí dentro sin decirnos nada. - Viro la vista hacia aquella extraña puerta blanca que parecía estar formadas con nubes. - Me pregunto... ¿Cómo estarán Sakura y Fye?

 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 

En otra habitación.

Sakura estaba sentada en la cama, viendo desde ahí la puerta;  según lo que le había dicho Fye, esa puerta era mágico y a menos de que alguien, desde fuera, la deshiciera, no podrían cruzar por ella...

Aún no entendía porque los tenían ahí encerrados, pero lo que la dejaba aún más extrañada: ¿Por qué los habían separado?

Lo único que agradecía es que no estuviera sola, sabía que Fye la cuidaría. Quizá el joven mago no era tan fuerte como Kurogane, ni tenía el mismo compromiso que con Shaoran de cuidarla; pero era bastante ágil, rápido y astuto. Era seguro que la sacaría de cualquier apuro.

Por su parte. Fye no hacía otra cosa más que mirar a través de la ventana. Inmerso en sus pensamientos con sus zafiros ocultos tras sus cabellos rubios y una sonrisa que brillaba por su ausencia.

Las cosas que habían pasado desde su llegada eran extrañas. Y aún más extraño era lo que le habían sucedido a él. Es que, simplemente no esperaba que de buenas a primeras lo.........

 

  • - ¡Fye-san! - La voz de Sakura le hizo salir de su trace y voltear a ver a la chica.
  • - ¿Qué sucede Sakura-chan? - Le regalo una de sus sonrisas, aquellas que eran tan falsas como su felicidad y despreocupación.
  • - Mire. - Dijo mientras se ponía de pie.

 

Fye dirigió su vista hacia la puerta blanca que brillaba, notando como esta comenzaba a desvanecerse hasta desaparecer

 

  • - ¡Puu! ¡¡Sakura, Fye!! - Grito Mokona, siendo la primera en entra a la habitación y brincar a las manos de la princesa.
  • - ¡Sakura-hime! - Dijo Shaoran siguiendo a la bola blanca y llegando hasta la princesa. - ¿Estás bien?
  • - Hai
  • - Me alegro tanto. - Y después le dirigió la mirada a Fye, quien le regalo otra de sus sonrisas. - Gracias cuidarla, Fye -san.
  • - No te preocupes Shaoran-kun.
  • - ... - Kurogane no dijo nada, solo miro a la cara al rubio, quien le sonrió como siempre, como si le dijera en silencio que todo estaba bien.
  • - ¡¡Vengan, nos están esperando!! - Grito un pequeño angelito de cabellos rubios y ojos dorados, flotando en el aire ayudado de sus pequeñísimas alas blancas. - ¡¡Síganme!!

 

Estaban en una especie de castillo medieval, aunque muy iluminado, de paredes y techo blancos con vivos verdes. De hecho, el techo blanco parecía tener luz propia.

 

  • - ¿A dónde nos llevas? - Pregunto Kurogane al pequeño ser.
  • - A donde nuestro rey. - Respondió el pequeño ser sin dejar de volar. - Él les explicará la situación y el porqué los encerramos.

 

Continuaron caminando por el largo pasillo, Fye aún pensaba en lo sucedido horas atrás, tratando de encontrar alguna razón lógica, aunque al parecer no existía.

Kurogane no dejaba de mirarle de forma discreta. Ya lo había notado, ese mago idiota estaba extraño, parecía en otro mundo. ¿En qué tanto pensaba? Ni idea. Por un momento llego a su mente la idea de que ese lugar fuera el mundo del que venía el mago y de ahí su actitud.

 

  • - ¡Hemos llegado! - Anuncio el pequeño al pararse delante de una gran puerta blanca con algunos relieve de color esmeralda. Levanto su pequeña manita y la coloco sobre la puerta, haciendo que esta se abriera al momento.

 

Dentro era un panorama similar a lo visto antes. Sin duda alguna, un lugar donde había magia.

Era una habitación enorme y muy alta, completamente iluminada haciendo que las paredes y el piso se vieran blancos. En frente había largas cortinas verdes colgadas del techo y que se unían en los costados de las paredes. En la pared del fondo, al centro de esta, un trono con una persona sentada, y otra persona parada a su lado.

El del trono era un chico de cabellos verdes y mirada dorada, vestido con pantalón y camisa blanca, hombreras blancas con toques verdes y colgando de ella una larga capa de tono esmeralda.

El joven a su lado era unos 20 años, de cabellos castaños los cuales cubrían sus ojos, vestido con túnica blanca con toques dorados y verdes, sus zapatos verdes parecían de bufón y sobre su cabeza un gorro gris oscuro con vivos dorados.

 

  • - Príncipe Ferio. ¡Aquí están! - Anuncio el angelito acercándose hasta el chico sentado en el trono.
  • - Ya veo, muchas gracias Kohaku. Ya puedes retirarte. - Le regalo una tranquila sonrisa.
  • - A la orden príncipe. - El pequeñín se fue, cerrando la puerta tras de sí.
  • - Así que ¿Son ustedes quienes tuvieron la osadía de enfrentarse a ellos?

 

Ninguno de los cuatro decía nada, no sabían si era bueno o malo hablar, menos si pelear contra esos tipos les había traído problemas o no.

 

  • - No parecen tan peligros, bueno, eso descartando al tipo grande. - Comento para después ponerse de pie.
  • - Ellos fueron quienes atacaron, solo nos defendimos. - Hablo Kurogane.
  • - No he dicho lo contrario. - Continúo el joven. - Me gustaría saber quiénes son ustedes.
  • - Ahh... bueno. - Dijo Mokona avanzando un poco en pequeños saltitos. - Nosotros estamos viajando por muchos lugares, ya que estamos buscando algo muy importante. - Dijo para después saltar más hacia adelante. - Ellos son, Sakura, Shaoran, Fye y... ¡Kurorin!
  • - ¡¡¡KUROGANE!!! - Grito el espadachín fuera de sus cávales...
  • - Yo soy Mokona ¡¡Mucho gusto!!

 

El joven les miro y tras ello hizo una simple reverencia en forma de saludo.

 

  • - Mucho gusto. Mi nombre es Ferio, rey de Esmeralda. Y él es Ascot, el consejero y mago real de mi reino.
  • - ¡¡Sugoi!! ¡¡Un rey tan joven!! - Dijo Mokona feliz.
  • - En nombre de mi pueblo, quiero agradecerles por haberse enfrentado en contra de los soldados del reino de Granate.
  • - ¿El reino de Granate? - Pregunto Fye.
  • - Ustedes, jóvenes viajeros, cayeron en el punto límite de ambos reinos, los cuales siempre han estado en guerra. - Comento Ascot
  • - Pero... No había ni un solo soldado de ustedes en ese lugar - Ese fue un rápido análisis por parte del pequeño arqueólogo
  • - Nosotros no esperábamos ningún ataque, fue Ascot quien sintió la energía de aquellos hombres cuando ya estaban dentro del reino.
  • - Pero gracias a que ustedes estaban ahí, ellos se marcharon.
  • - Vaya. - Dijo Kurogane. - Nos involucramos sin darnos cuenta.
  • - Es por ello, que les ofrezco la amistad de nuestro pueblo, quienes están muy agradecidos de que nos hayan salvado de una terrible calamidad.
  • - Por favor, quédense en el castillo el tiempo que deseen. Serán bienvenidos.
  • - ¡¡Puu!! ¡¡Qué bien!! Ya no tendremos que buscar donde dormir.
  • - Esta noche, les haremos una pequeña recepción en honor a su gran valor.
  • - ¡¡PUUUU!! Qué bien ¡¡Un banquetazo!!

 

Bueno, al menos las cosas no habían resultado mal, tenían techo y comida asegurada, ahora descansarían y al día siguiente a investigar su en ese lugar existía una pluma......

 

  • - Disculpe, pero hay algo que quisiera saber. - Comento Sakura.
  • - ¿De qué se trata? Pequeña
  • - Solo es curiosidad pero...... ¿Por qué nos separaron?
  • - Bueno, eso fue porque sabemos que algunos de ustedes poseen magia. - Respondió Ascot, viendo a Fye, quien mantenía el rostro esquivado. - En ese entonces no sabíamos quieres eran, temíamos que se tratara de espías de Granate, así que lo hicimos para evitar que escaparan.
  • - Ya veo. - Musito Sakura.

 

Era verdad, estando juntos le habrían pedido a Mokona que los sacará de ahí para así evitar confrontaciones.

 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 

Estaban en una especie de castillo medieval, pasillos formados de frías paredes de piedra, alumbrados por antorchas encendidas incrustadas entre las rocas.

Caminaba con algo de velocidad. Vestido con aquella hermosa armadura negra, de sus hombreras colgaba una capa roja que caía suavemente hasta sus tobillos. Sus lacios cabellos color platino llegaban a media espalda y eran sujetados con una cinta roja en una coleta baja y floja.

Era seguido por otra persona, un joven de cortos cabellos plateados y ojos dorados

 

  • - Mi Lord.
  • - ......
  • - No teníamos contemplado que el reino Esmeralda tuviera guardias esperando.
  • - ......
  • - Empezaré a planear el próximo ataque, esta vez...
  • - Estoy cansado, Déjame tranquilo, Nataku. - Ordeno sin miramientos.
  • - A la orden señor. - Dijo el hombre frenando sus pasos y haciendo una reverencia. - Al parecer le disgusto mucho esta derrota. Aunque es normal, teníamos el plan perfecto y todo se vino abajo por culpa de esos sujetos ¿Quiénes serían?

 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 

Una noche fría y con una abundante, finísima y silenciosa lluvia.

Había una mesa larguísima, de largo mantel blanco, lleno de toda clase de comida.

Alimentos que iban desde una ensalada hasta un lechón con manzana en la boca o caviar. Exquisitos postres de diversos sabores. Las frutas más jugosas. Los vinos más suculentos. En fin. Todo un festín

Mokona comía como si no hubiera comido en TODA su vida, que no digamos ha sido corta, recorriendo la mesa de lado a lado, llenado platos y platos.

 

  • - ¡Esto es vida! - Canturreo feliz justo cuando tomaba un pequeño camarón para llevárselo a la boca. - Mmmmm... que delicia. - Sus mejillas se habían tornado rosadas y atrás de ella aparecieron angelitos y flores, como si aquello fuera lo más exquisito que hubiera probado en su vida.
  • - ¿Te gusta? - Pregunto Ferio a la pequeña bola blanca. Estaba sentado en uno de los extremos de la mesa, viendo a sus invitados disfrutar de la comida.
  • - ¡Esta Exquisito!
  • - Me alegra que les guste. Cómo no sabía que les gustaba, mande reparar de todo.
  • - Pues lo felicito príncipe Ferio. ¿Quién es el chef?
  • - Jeje... un amigo. - Dijo
  • - Nee Príncipe, ¿Me puede prestar este plato? Quiero mandarle comida a una persona muy especial ¿Puedo?
  • - Adelante. Puedes tomar lo que quieras de esta mesa
  • - ¡Genial! Estoy segura que le encantará a Yuuko. - Anuncio para succionar el plato y así hacérselo llegar a la bruja.

 

Shaoran y Sakura estaban sentados a una distancia un tanto más prudente del rey, con platos con comida, MUCHO más decentes que los platos que tenía Mokona.

 

  • - Ne, Shaoran-kun, esta delicioso ¿verdad? - Pregunto la chica, tras llevarse aquel bocado.
  • - Si, en verdad delicioso. No recuerdo haber probado una comida tan exquisita.

 

Por su parte. Kurogane  terminaba de masticar ese trozo de carne, manteniendo los ojos cerrados, pues no tenía muchos ánimos de ver al chico que estaba sentado del otro lado de la mesa, justo delante de él.

Fye tenía el plato a medio llenar, comiendo en silencio y sin prestarle mucha atención a su alrededor. Como si estuviera solo en esa habitación.

Era extraño que casi no hablara, que no jugara con Mokona o molestará a Kurogane, sin duda alguna... algo le pasaba.

 

  • - ¡¡PUU Kurorin, prueba estol! - Grito Mokona, llevando en un tenedor un trozo de pastel de fresas con crema batida. - Di ¡AAAA! - Anuncio justo cuando estaba a punto meterle el bocado a la boca, pero Kurogane se quito al momento.
  • - ¿¡Pero qué diablos te pasa bola de arroz!? - Grito Kurogane levantándose de su lugar.
  • - Solo quiero que lo pruebes
  • - ¡No quiero! Sabes perfectamente que no me gustan las cosas dulces
  • - Solo un bocado
  • - ¡¡No!!
  • - Anda, solo pruébalo, hazlo por mí. - Le levanto el tenedor
  • - Ni por ti, ni por el mundo entero. - Fue la firme respuesta del ninja, golpeándole el tenedor para que lo soltara.

 

El tenedor cayó en la mesa, pero el pedazo de pastel salió volando y aterrizo en el mago, más precisamente sobre sus lacios y rubios cabellos. Acto que no paso desapercibido para Mokona y Kurogane, quienes pusieron cara de susto al ver que el mago simplemente bajaba un poco la cabeza y con una servilleta se quitaba el pedazo de pan, dejando algo de dulce en su cabello. ¿Estaría molesto? ¡Claro que no, el mago no se enfadaba! ¿O sí?

 

  • - Ahh... Gomen Fye. No era mi intención ¡En serio! - La bola de pelos se acerco al rubio con una servilleta en la mano, dispuesta a quitar toda la crema batida que hubiera quedado en las hebras doradas.
  • - Oye, fue un accidente. - Justifico el ninja mientras se volvía a sentar.
  • - No se preocupen. - Respondió el rubio haciendo una dulce carita de "no pasa nada" - Iré a lavarme. - Añadió mientras se ponía de pie
  • - En verdad que no me fije ¡No quise Fye! Deja que lo limpie. - Pidió la pequeñita.
  • - Déjalo así Moko-chan.
  • - Pero...
  • - Si solo lo limpio podría quedar algo de dulce, mejor me lavo el cabello.
  • - Deja que te ayude...
  • - No hace falta, estoy bien.
  • - Mmm... gomen. - Dijo triste bajando sus orejas

 

El mago le regalo una sonrisa y apoyo de forma dulce su mano en la cabecita para después retirarse, bajo la perspicaz mirada del ninja, quien ya comenzaba a sospechar de esa actitud tan evasiva...

Mejor oportunidad no pudo encontrar el rubio. Desde hacía ya mucho rato que se quería salir de ese lugar, y la razón era que no estaba de ánimos, ni de eso ni de nada.

En la cabeza no dejaba de rodar lo sucedido... aunque no entendía la razón ¿Acaso había sido tan trascendental para él? Eso no podía ser posible... Pero... ¿Y esas palabras tan......? Negó con la cabeza en repetidas ocasiones, debía sacar aquello de su mente.

Llego a un baño y lavo su cabello, de paso se mojo el rostro para así  tratar de calmarse.

Suspiro en silencio mientras se secaba la cara y el cabello con una toalla y tras ello se miro en aquel espejo.

 

  • - Esto no está bien - Musito al aire.

 

Salió de ahí y se recargo en la puerta, pensando en que no tenía hambre y que ya no quería volver a aquel salón, quizá lo mejor era irse a descansar, tal vez lo que necesitaba era dormir. Eso era,  solo estaba cansado por el viaje.

Camino por el pasillo con pasos tranquilos, llegando a una puerta de color blanca, pero a diferencia de las anteriores, esta no tenía ningún tipo de magia; así que solo tomo el pomo, la abrió y entro; siendo recibido por la oscuridad; cerró atrás de él y se recargo en la puerta, cerró los ojos y dejo escapar un largo y cansado suspiro.

 

  • - ¿Qué te sucede? - Aquella voz le hizo dar un respigo, abrir los ojos y mirar hacia enfrente.
  • - ¡Ku-kuro-sama! - Musito. - No hagas eso, me asustaste
  • - ...... - Se acerco al mago, apoyo sus manos en la puerta, acorralándolo entre esta y su cuerpo. - No me respondiste
  • - ¿Ehh?
  • - ¿Qué te sucede?
  • - ¿A mí? ¡Nada! - Le sonrió con fingida alegría y cerró los ojos.
  • - Mentiroso
  • - ...... - Sonrisa
  • - Desde que llegamos que actúas extraño... ¡No! Fue después
  • - ...... - Sonrisa
  • - ¿Sucedió algo durante la pelea?
  • - ...... - Sonrisa
  • - ¿Te lastimaron?
  • - ...... - Sonrisa
  • - ¿Te encontraste con alguien de otro mundo?
  • - ...... - Sonrisa
  • - ¿Lo viste...... a él? - Se refería a Ashura
  • - ...... - Sonrisa
  • - ¡Maldición! ¡Responde! No soy un adivino para saber que sucede
  • - Ya te respondí. - Dejo de sonreír y abrió los ojos para verlo. - No sé qué más quieras que te diga. - Su voz y su mirada eran serias

 

Kurogane cerró los ojos y respiro hondo para tratar de calmarse, puesto que ya comenzaba a enojarse, le molestaba que el rubio no le dijera nada, pero tampoco podía sacárselo a la fuerza, aunque ganas no le estaban faltando.

Entreabrió levemente los ojos, mirando al mago que tenía atrapado y sin decir nada, se acercó hacia él, inclinando un poco rostro para así besarlo...

Sin embargo, cuando estaban a escasos centímetros, Fye desvió levemente el rostro y apoyos las yemas de sus dedos sobre los labios del moreno.

 

  • - Hoy no Kuro-sama... estoy cansado. - Pidió de forma tranquila pero sin lugar a reproche.
  • - ...... - Dejo de acorralarlo, notando que en verdad no se encontraba nada bien.

 

Con un movimiento, le pidió a Kurogane que se quitará, lo hizo y siguió al rubio con la mirada, quien camino hacia la cama para donde se quedo parado sin hacer nada, lo que el ninja comprendió como un: "Sal de aquí"

Fye escucho claramente, como Kurogane chasqueaba la lengua y salía, azotando un poco la puerta. Sin duda se había enojado, pero tampoco podía decirle nada. Era seguro que se enojaría aún más, además de que no sabía cómo decírselo y mucho menos explicarle como se sentía. Otro suspiro escapo de sus labios y finalmente comenzó a quitarse la ropa.

 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 

Caminaba a paso apresurado, sin ocultar su furia ¿Quién se estaba creyendo que era ese mago de pacotilla?

No estaba enojado porque lo rechazará en ese momento, comprendía perfectamente que "estaba cansado" o que tal vez no tuviera ganas. Lo que lo ponía tan de malas era: que no le confiará absolutamente nada. ¡¿Qué no se supone que eran amantes?!

Está bien, si no quería decirle su pasado, lo comprendía... pero ¡Él era su presente!

Lo que sea que hubiera sucedió en aquella pelea ya lo afectaba directamente a él también. Y no le decía nada ¡¡Que maldito!!

Pues bien... si no le quería contar que no le contará, tampoco le iba a rogar. Pero que fuera pensando bien en lo que esperaba y quería de esa relación, o de lo contrario... ¡¡que se despidiera de ella!!

 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 

Tendido sobre esa amplia cama, sin quitarse la armadura ni la capa.

Ahora podía apreciarse claramente su rostro: piel blanca como la nieve; labios delgados; profundos y amenazantes ojos carmesí, enmarcados por abundantes pestañas negras; mechones de cabellos adornando su frente y cubriendo un poco sus ojos.

Había perdido una batalla, de una forma que JAMÁS creyó: Retirándose al inicio de ella y teniendo las de ganar......

Aunque en realidad no le importaba mucho eso. Total, perder una batalla, no significa perder la guerra. Y aún tenía mucha guerra por dar contra el reino de Esmeralda.

Pero no era eso en lo que estaba concentrado, ni la razón por la cual se sintiera de esa forma tan extraña. Suspiro sutilmente mientras cerraba los ojos, recordando aquel rostro: piel nívea, cabellos rubios, ojos zafiro, labios delicados. ¿Quién era ese sujeto? ¿Por qué estaba Esmeralda? ¿Por qué no llevaba ropa de Esmeralda? ¿Por qué se le parecía tanto?

¿Coincidencia? ¿Destino? ¿Qué era?

No lo sabía, pero debía averiguaría.

 

CONTINUARÁ

Notas finales: No sean malos y díganme como quedo ¿sí?

 

SIG CAP: BRUMA

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  • - ¿Qué sucedió ayer?
  • - ...nada...
  • - Bien. Piensa si aún quieres seguir con esto
  • - ¿Qué insinúas?
  • - No te hagas el idiota, sabes lo que estoy diciendo.
  • - ......
  • - ¿Confías en mi o no?
  • - ......
  • - Tú decides

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