La noticia hizo “Boom” en todo el mundo a tan solo segundos de ser lanzada. Se hablaba de ello en cualquier parte miraras: Internet, televisión, Radio, Pancartas, Clubes y demás. Nada se escapaba de ser cubierto para hablar del intento de suicidio del cantante alemán Bill Kaulitz, de 16 años.
Las razones nadie las sabía. Fue intento de suicidio cuando la tarde de ayer el productor de la banda David Jost encontrara al joven artista en la habitación de su hotel en una copia del video “Dont Jump”, a tan solo un paso de la muerte desde la ventana.
Inmediatamente hizo como pudo para bajar de la ventana a Kaulitz. De ahí en más ya no se supo nada. No pasó a mayores gracias a la presencia del productor.
Unos cuantos espectadores, aterrorizados vecinos de hotel y algunos curiosos que pasaban por el lugar, pudieron ver como el líder de la banda alemana Tokio Hotel, tomaba lugar en la ventana y se sostenía con ambas manos del marco para no caer, hasta que diera su decisión como definitiva y decidiera lanzarse para por fin morir.
-Aquí Mina Freud desde la ciudad de Berlín, Alemania. Me han informado del intento de suicidio del cantante natal Bill Kaulitz. Me encuentro en el hotel Mit dir desde el que parece ocurrieron los hechos hace apenas unas cuantas horas. Como podrán observar la estancia está rodeada de cámaras. El hotel permanece cerrado y cordonado por todas las entradas. Por el momento se sabe que no ha ocurrido nada. Los mantendremos informados.
-¡Bill! ¡Pero qué haces!
Esa noche partirían de la ciudad para tomar un vuelo a Los Ángeles, y David se dio la tarea de verificar que todo el grupo estuviera cómodo y preparado para tan largo viaje. No esperaba con encontrarse a su depresivo cantante a punto de suicidarse desde la ventana.
-Déjame. Yo sé lo que hago – Contestó Bill ahogando las lágrimas en su garganta.
-Baja inmediatamente de ahí. No cometas una estupidez Bill, por favor. – Pidió el conmocionado productor.
-¿Y si me bajo, qué?
-Tenemos que hablarlo. Por favor Bill, baja de ahí.
Bill se lo pensó unos segundos, segundos que aprovechó David para tomarlo por la cintura con fuerza y devolverlo al piso, donde se echó encima de él para que no intentara nada más.
Lo abrazó inmovilizándolo por completo e intentó calmarlo, cosa que tardó poco.
-Tu hermano no lo hubiera querido. No sé cómo se te ocurre quererte suicidar con tanta fama que tienes. – Le dijo al oído, en tono lo más tranquilo que pudo.
Pero Bill no contestaba.
-Tienes 16 años, eres verdaderamente Joven. No has vivido nada, y que hubiera algo que no te gustara en tu vida no significa que lo arruinará para siempre. No es razón para pensar que ya no tienes otra salida por que tu vida se pudo haber ido a la mierda.
Cayó al escuchar los bajos sollozos del cantante bajo su pecho. “Fue un impulso”, pensó. Lidiaba con adolescentes en plena flor de la vida y en un momento que para su edad podía ser estresante: Fama mundial.
-Estás bien, te lo prometo – le siguió calmando. Sintió como Bill asintió con la cabeza levemente sin dejar de llorar – pero prométeme tú, que no lo volverás a hacer.
A unos cuantos días del pequeño incidente, todos seguían hablando de lo mismo. Por la calle no miraban al joven cantante con los mismos ojos: “¡Oh por Dios! Es Bill Kaulitz!” ahora todo se rebajaba a un nivel muy triste, en el que solo lo miraban con los ojos de la joven superestrella, que aún sabiendo que era el mayor ejemplo para muchos adolescentes del mundo, quiso matarse.
Salía a la calle sin maquillar últimamente, sin fijarse el cabello y con cualquier ropa. Ni si quiera los lentes oscuros cambiaba para variar.
-Espero que ustedes tres aprendan de esto, y que tomen en cuenta todas las posibilidades de este asunto. No son vacaciones.
David reunió al baterista, bajista y al guitarrista en su habitación para hablar seriamente con ellos. Eran bastante grandes para entender en lo que su cantante estuvo a punto de meterse, pero no tenían la seriedad para comprender la situación luego del incidente.
-Sé que esto puede ser difícil… - continuó
-Pero… - le animó Tom a seguir.
-Pero no sé. Ya no sé qué decir. Es mejor que vayan a dormir. Ya hablaremos después.
Obedecieron al instante, todos menos Tom, que en vez de ir a su cuarto a lo que le habían ordenado prefirió hablar con su hermano, sin dejarlo descansar.
-Yo sé por qué lo haces. Y fuiste demasiado lejos, no era para tanto. Acabas de crear un grandísimo escándalo por algo mínimo. Pero veo que no tienes ni la menor idea, ¿verdad? – le riño Tom a Bill, que estaba de espaldas al de rastas sentado en la cama.
-Si la tengo – contestó cabizbajo y en casi un susurro
-¿Entonces? ¿Qué estabas pensando? Demonios Bill, no puedo creerlo…
-Cállate ya – lo interrumpió levantándose de la cama y mirándolo fijamente -. Tengo bastante con mi remordimiento, las críticas de la prensa y con la familia. No me hace falta que mi hermano me venga con el mismo cuento de todos, ni me sobra paciencia para seguir escuchándolo. Pasó por que seguramente tuvo que pasar. No morí ¡SUPERENLO!
Y solo entonces le soltó una cachetada que sonó en toda la habitación.
-Por idiota.