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Felicidad por suki

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Notas del capitulo: Pues aqui dejo un nuevo one-shot que va con todo mi cariño y como ultimamente me siento muy feliz, este si tiene un lindo final...

¡De verdad espero que les agrade!

Naruto y sus personajes son propiedad exclusiva de Masashi Kishimoto
FELICIDAD

Sasuke se encontraba en la sala de su departamento, acostado totalmente en el sillón más grande y mirando distraídamente la televisión frente a él. Lo cierto es que detestaba estar un sábado por la mañana sin hacer nada, está bien que ese día no trabajaba pero generalmente salía a correr o se dedicaba a hacer las compras de la casa, de vez en cuando incluso hacía un poco de limpieza, pero ese sábado era diferente. Hacía frío, estaba un poco resfriado y estaba lloviendo estrepitosamente, por momentos notaba como la electricidad parecía querer irse y como el frío cada vez se hacía más insoportable, tanto que hace un par de minutos se había parado por una de las cobijas que guardaban en el armario de la habitación.

Su departamento no era nada especial ni nada del otro mundo, era simplemente un pequeño departamento en un quinto piso con tres habitaciones, un baño y una sala comedor que era solo separada de la cocina por una pequeña barra. Lo más espectacular que se podría encontrar en ese lugar era la vista de la ciudad de Monreal, Canadá, que se podía observar desde el pequeño balcón a un lado de la sala. De hecho era precisamente por eso que lo habían comprado. No tenían mucho, pero aún así eran realmente felices con el lugar en el que vivían, por lo menos él lo era.

Al no encontrar nada mejor que mirar en la televisión, se había decidido por un estúpido programa de concursos que le parecían estúpidamente aburridos, sin contar que pensaba que esos idiotas harían cualquier cosa por dinero, desde su punto de vista, patético. Escuchó la cerradura de la puerta ser abierta desde afuera y entonces redirigió su vista hacia la entrada que se veía perfectamente desde donde se encontraba acostado. Pudo observar gratamente como Naruto entraba por ella, quitándose los zapatos y la chamarra y sacudiendo un poco su cabello rubio para secarlo, estaba empapado.

Para cuando el rubio puso un pie en la sala, Sasuke le arrojó una pequeña toalla y una lata de cerveza que había puesto antes en la mesita frente al sillón. Naruto atrapó ambas cosas como pudo, algo torpe y al final la toalla fue a dar al piso, haciendo que Sasuke sonriera con socarronería, recibiendo inmediatamente un puchero por parte del rubio y volviendo después su vista hacia el programa de concursos.

Últimamente las cosas en su pareja estaban muy diferentes. Naruto pasaba horas callado, preocupado, pensativo y distante y el moreno no tenía idea de que había ocurrido para que el siempre revoltoso rubio, que llenaba de vida el apartamento, se hubiera convertido en una sombra que a penas y hacía ruido. Estaba preocupado y el rubio parecía no querer abrir la boca para sacar a Sasuke de su calvario.

No quería pensar que el amor se estaba acabando porque simplemente se negaba a creer algo como eso, no después de que habían luchado tanto para mantener esa relación, habían sacrificado todo: su familia, sus amigos, su vida y un sinfín de cosas más, habían decidido dejar su pasado atrás, sobre todo él.




Su vida siempre había sido ridículamente fácil. Había nacido en una familia adinerada, por no decir estúpidamente rica. Con mover un dedo, él y su hermano mayor tenían absolutamente todo lo que el dinero pudiera comprar: mansiones, ropa, viajes, automóviles, caprichos, aviones, barcos, lujos y era el heredero de la mitad de la empresa de su familia, no podía desear más, o eso pensaba en aquel momento ya que no era más que un estúpido que creía tenerlo absolutamente todo. Nunca se le había negado absolutamente nada, creciendo como un joven caprichoso que no tenía ni idea de lo difícil que podía llegar a ser la vida real y si en aquel momento alguien le hubiera dicho que acabaría viviendo en un pequeño departamento con un rubio descerebrado, seguramente le habría escupido en la cara.

Su ego estaba por las nubes, en aquel tiempo era una persona superficial y egoísta, creyendo que el dinero era todo lo que se necesitaba en la vida, pisoteando a cualquier persona que considerara inferior que él. No era más que un maldito niño rico que no era capaz de ver otra realidad que no fuera la suya, y lo cierto es que a veces se sentía una basura por haber actuado así durante la adolescencia, pero bueno, aún le faltaba mucho por aprender.

Fue en la preparatoria cuando su vida dio un giro de 360 grados, ahí conoció al rubio, quien no pertenecía a su clase social, pero que estaba en su preparatoria por una beca muy bien ganada en el área del atletismo. Desde un principio se llevaron mal, ya que para Sasuke, Naruto no era más que un idiota insoportable y ruidoso que haría cualquier cosa por llamar la atención; mientras que para Naruto, Sasuke era un mal nacido niño rico, ególatra que se creía el dueño del mundo y así fue como llegaron pelea tras pelea, insulto tras insulto.

Su relación era del tipo que se tiene con la persona que más se odia y en honor a la verdad, era precisamente eso lo que sentían el uno por el otro. En poco tiempo se convirtieron en enemigos declarados y no hacían otra cosa más que mirarse mal, insultarse o intentar hacer menos al otro, hasta llegar al punto en que nació su extraña rivalidad.

Todo comenzó con la rivalidad en el estudio, las calificaciones, los concursos académicos. Sasuke jamás se lo hubiera esperado, pero el rubio había resultado ser molestamente bueno en ese aspecto, especialmente durante las clases de Historia y de Redacción, pero al final Sasuke siempre había logrado dejarlo en un segundo lugar.

La rivalidad que empezó en los deportes fue la siguiente en aparecer. Sasuke siempre había sido bueno en ese tipo de cosas y al igual que con las calificaciones, llegó a creer que podría dejar al rubio en un segundo lugar, pero no por nada Naruto había logrado conseguir una beca en atletismo y al final fue el rubio ojiazul quien terminó por apalear el orgullo Uchiha en lo que se refería a cualquier actividad física.

Desde el punto de vista de Sasuke, la rivalidad más notoria era la que tenía que ver con el sexo opuesto. Respecto a Sasuke, desde el primer día, fue él quien se robo el corazón de más de la mitad de las féminas con su carácter frío y reservado, pero sobre todo con aquella apariencia de chico malo y misterioso que lo convertía prácticamente en el príncipe azul de cualquier adolescente.

En un primer momento parecía que el moreno no podía tener competencia en ese aspecto, ya que Naruto era prácticamente ignorado, haciéndolo sentir morbosamente feliz. Pero el tiempo lo cambió todo, ya que su carisma y la manera en la que se preocupaba por los demás logró que más de una se enamorara de su peculiar y alegre sonrisa y de esos hechizantes ojos azules, – él mismo se incluía, pero eso ya vino después – llegando a ser tan popular como el moreno, claro que eso fue algo que a Naruto nunca le importó.

Así era su relación, una maldita rivalidad en la que él lo odiaba y Naruto lo odiaba a él, pero sin darse cuenta, poco a poco y en medio de toda pelea, era Naruto a quien siempre le prestaba toda su atención, dejando al resto del mundo de lado. No solo eso, Naruto se había convertido en el motor de Sasuke, haciéndolo mejorar de manera inevitable, todo por aquel capricho de no perder contra él, para Naruto las cosas también fueron muy parecidas.

Como una persona sabia y enamorada dijo alguna vez: “Del odio al amor hay solo un paso” y con el tiempo llegaron a convertirse en lo más parecido a buenos amigos, comenzando a irse juntos, a comer juntos y a hacer equipo en casi todo, a pesar que ambos seguían escudándose bajo aquel pretexto de que simplemente se odiaban el uno al otro.

Fue un día, cerca del final de su segundo año cuando Sasuke se dio cuenta que ese cabeza hueca se había convertido en su mejor amigo, algo que jamás se le habría ocurrido, ni en sus más retorcidos sueños.

Ese día Sasuke había estado caminando por el centro de la ciudad buscando un buen regalo para su hermano mayor, Itachi siempre había preferido los regalos sencillos a los que costaban increíbles sumas de dinero. Fue en una tienda de antigüedades cuando, a través del reflejo de la ventana, vio como un rubio pasaba corriendo siendo perseguido por otros cinco hombres, al darse vuelta pudo notar perfectamente que ese rubio era Naruto.

Contrario al idiota de Naruto, Sasuke nunca fue de la clase de persona que seguía su instinto o que se dejaba llevar por sus emociones, más bien era calculador e inteligente, planeando cada sencillo paso antes de darlo; pero cuando en ese momento sintió la imperiosa necesidad de ayudar al rubio, simplemente había seguido sus pies y había salido corriendo.

Cuando los encontró en una calle – poco transitada a esa hora de la tarde – tres de los hombres de hace un rato tenían sostenido al rubio por los brazos y la cabeza, mientras los otros dos le daban una verdadera paliza. Sasuke apretó los puños hasta comenzar a sentir dolor. Sabía muy bien que Naruto era fuerte, él mismo había peleado contra él un par de veces antes, pero lo que estaba ocurriendo era injusto, Naruto jamás podría ganarles.

Así que en cuanto encontró la oportunidad, le dio un puñetazo en el estómago al que lo tenía sostenido por el brazo izquierdo, haciéndolo caer al piso por la falta de aire. En medio de la confusión, Naruto había aprovechado para darle un cabezazo a quien se encontraba tras él, pateando después al que lo sostenía por el brazo derecho y comenzando así una pelea mucho más justa.

Para cuando se dieron cuenta, ya se encontraban peleando hombro a hombro contra cinco tipos que eran por lo menos un par de años mayores que ellos. Al final, como era de esperarse, no pudieron ganar y después de un par de minutos, se encontraron corriendo por las calles de la ciudad, hasta poder esconderse en un pequeño y oscuro callejón. En cuanto pudieron recuperar el aliento y quince minutos después de que notaron que los hombres que los perseguían los habían pasado de largo, Sasuke suspiró aliviado y Naruto se dejó caer al piso.

Su frente sangraba, tenía el labio roto y probablemente más de un moretón en el cuerpo, pero no le importó. Miró hacia el rubio que se encontraba respirando pausadamente en el piso, no estaba mucho mejor que él, su ojo derecho estaba morado, su mejilla inflamada y tenía sangre en la boca. Sasuke le ofreció su mano para levantarlo y después ambos comenzaron a reír, como si el hecho de que estuvieran a punto de ser matados hubiera sido muy divertido.

En el camino a casa del rubio para lavarse y descansar un poco, Naruto le había contado que esos cinco habían estado molestando a su amiga Hinata, que él había saltado inmediatamente a defenderla y que para cuando se había dado cuenta ya estaba huyendo de ellos – idiota, jamás se dio cuenta que Hinata lo veía como más que a un amigo y Sasuke nunca había sentido ganas de decírselo -. Al llegar a la casa del rubio, Sasuke, por primera vez en mucho tiempo, había reído divertido al ver la manera como Naruto era reprehendido por su tutor Iruka por la manera en que había llegado y la forma en que Naruto simplemente asentía y sonreía apenado.

Esa fue la primera vez que durmió en casa de Naruto y la primera vez que había llegado a sentir algo de celos porque a pesar de que lo tuviera todo, en su vida no se sentía aquello que se conoce como calor de una familia y en la de Naruto sí, a pesar de que solo tuviera a su tutor. Esa noche, mientras ambos estaban tirados en la azotea viendo el cielo, Naruto le había contado su pasado, como sus padres habían sido asesinados y como él había logrado escapar solo con los cortes en sus mejillas. Naruto se había reído de la cara de sorpresa de Sasuke, pues el moreno jamás se hubiera imaginado que alguien con un pasado como ese pudiera ser tan optimista y sonriera como él lo hacía, con tanta sinceridad.




Sasuke siempre había sido considerado un niño muy listo, casi al punto de llegar a la genialidad y fue por eso que fue el primero en notar que con el pasar de los días, dejó de ver a Naruto como su rival o incluso como un amigo, el moreno se había dado cuenta que por algún extraño juego del destino se había enamorado de ese ser unicelular. Pero el hecho de que lo supiera no significaba que estuviera contento con ello, así que su primera reacción al darse cuenta de sus sentimientos había sido la de entrar en pánico y negarse a sí mismo tanto como pudiera lo que le estaba pasando, quizá y así él mismo llegara a creérselo, pero para su mala suerte no fue así, y aún así, continuó negando sus sentimientos. No podía enamorarse del rubio, eran diferentes y sobre todo, ¡ambos eran hombres! Eso le costaría ser desheredado y una paliza por parte de su padre.

Prefirió ignorar el sentimiento en su estómago y los celos incomprensibles que sentía al ver a Hinata – y en general a cualquier otro ser humano – cerca del rubio, pero hubo un día en el que ya no pudo más. El día de su graduación Naruto lo había jalado hacia un lugar apartado de todos y le había dicho que estaba enamorado de él, ¡de Uchiha Sasuke!, pero que sabía que el moreno jamás lo iba a ver de esa manera y que esperaba que lo siguiera tratando igual que siempre, que no quería perder a su mejor amigo; y después de su charla en la que no había dejado que el moreno abriese la boca, había intentado alejarse, pero Sasuke había seguido nuevamente su instinto y lo detuvo, dándole tremendo beso que hasta hoy ninguno de los dos había podido olvidar.

Ese día comenzó lo más parecido a una relación amorosa, que estaba plagada de peleas estúpidas y celos mal fundados por parte de ambos, pero le hacía tan bien y a riesgo de sonar cursi, se sentía tremendamente feliz al estar con Naruto. Estaba tan agradecido de que el rubio hubiera aceptado mantener su relación en secreto, lo que Sasuke menos quería es que su padre se enterara y lo alejara del rubio.

Pocas semanas después de haber comenzado la relación dieron el siguiente paso. Esa tarde habían ido al cine a ver lo que supuestamente era la película más aterradora de los últimos cincuenta años. Cuando entraron a la sala, ésta se encontraba prácticamente vacía salvo por un par de personas. Se habían sentado –si no mal recordaba - en la esquina más lejana de la pantalla, totalmente oculta del resto. A mitad de la película, Sasuke había comenzado a aburrirse y había comenzado con un pequeño juego que le parecía más entretenido, hacer gemir a Naruto.

Quince minutos después, el rubio estaba completamente sentado sobre Sasuke - quien tenía los pantalones ya cerca de las rodillas- con la camisa abierta y con los pantalones en algún lugar entre esa oscuridad, embistiéndose el mismo contra la erección que el moreno había conseguido al empezar con su juego, juego que Naruto había decidido seguirle al instante. Esa había sido su primera vez y lo más divertido de todo es que justo cuando ambos terminaron y estaban ya dispuestos a limpiarse y a irse, uno de los empleados del cine los había descubierto, y les habían prohibiedo nuevamente la entrada a aquel cine.

Después de eso, no fue difícil darse cuenta que ya no podría vivir sin ese dobe que lo había enamorado, que su vida sería tan vacía sin el rubio de sonrisa encantadora y mirada hipnotizante. Para su pesar se había vuelto en una persona estúpidamente cursi, al menos en el interior, porque pocas veces decía lo que sentía y Naruto era exactamente igual, por eso, esas pocas veces en las que dejaban salir sus verdaderos sentimientos por medio de las palabras eran realmente apreciadas y atesoradas por ambos, después de todo, pocas oportunidades se tiene de que un Uchiha te diga que se ha enamorado como un idiota de ti, Naruto era afortunado. ¿A quien engañaba?, él también se sentía idiotamente afortunado.

Pero su cuento de hadas no tardó en hacerse pedazos. La gente siempre ha dicho que nada bueno dura para siempre y cuando estaba ya en el tercer año de felicidad con el rubio a su lado y también su tercer año en la carrera, un estúpido error por su parte estuvo a punto de traer el final de todo eso. Esa noche había llevado Naruto a su casa como tantas otras, pero por error y con lo caliente que ya se estaba sintiendo por culpa de las provocaciones del rubio, había olvidado cerrar la puerta con llave. Lastimosamente su padre había terminado descubriéndolos mientras embestía al rubio en la cama de su habitación.

Aún recordaba como Fugaku los había separado con fuerza y como había golpeado a un Naruto sorprendido e indefenso, completamente desnudo. En el momento en que Sasuke había visto el cuerpo del rubio caer al piso con la mirada asustada, había sacado fuerza de solo Dios sabe donde, así que una vez más poniendo a sus instintos sobre su razón, había enfrentado a su padre, golpeándolo con todo el resentimiento que no sabía, le había guardado durante años.

Esa escena terminó muy mal para ellos, con una paliza por parte de su padre y con la clara amenaza de que no pensaba tener hijos maricas, que por el bien del rubio más le valía alejarse de él.

Y Sasuke tuvo miedo, se aterró ante la sola idea de tener que elegir. Durante varios días se quedó encerrado en su habitación intentando encontrar una solución que dejara a todos contentos. A pesar de lo que hizo su padre, no quería perder a su familia y sonando superficial tampoco quería perder las comodidades que su apellido le proporcionaba. Si dejaba todo, no tendría como vivir, no tendría nada que ofrecerle a Naruto, pero si se quedaba con lo que ya tenía tendría que dejar de lado a la única persona que era capaz de entenderlo por completo.

Nunca pudo encontrar una solución y penosamente se vio obligado a elegir. Es cierto que quedándose ahí lo tendría todo, menos a Naruto, en cambio, si tenía al rubio no necesitaba otra cosa.

Le costó un poco tomar esa decisión, pero ni su padre, ni su madre – que tuvo que abandonar con pesar - volvieron a saber nada más de Uchiha Sasuke.

El moreno decidió que nada ni nadie lo iba a alejar del rubio y fue esa noche, cuando Naruto lo había llamado diciéndole que se olvidaran de todo lo que pasó entre ellos y que siguiera con su vida Uchiha; cuando había decidido dejar su mundo lleno de lujos y comodidades para estar al lado de la persona que más amaba y de manera increíble fue Itachi quien los ayudó a escaparse al extranjero, después de todo y con las mismas palabras que su hermano había utilizado “Nada me hace más feliz que ver a mi hermano alejarse de esta estúpida vida…”. Esas habían sido sus últimas palabras, esa fue la última vez que había sabido algo de Itachi, dos minutos antes de que su vuelo saliera de Japón.

Así es como habían llegado a Canadá hace ya unos cuantos años.

Junto con sus comodidades, su familia y su futuro asegurado, Sasuke también decidió dejar el apellido Uchiha atrás, ese nombre no era más que un símbolo, un vago recuerdo de lo que un día fue, pero que no volvería a ser. Haciendo a un lado el apellido al que le había hecho honor por 21 años, aquel que lo colocaba como dueño del mundo, aquel que lo marcaba como un ser superior, Sasuke terminó por dejar toda su vida pasada atrás, no había vuelta de hoja y de todos modos no tenía ganas de darla. En cuanto piso suelo extranjero – que después sentiría como propio – Uchiha Sasuke desapareció por completo, dejando paso a Uzumaki Sasuke.

Después de muchas penas, problemas y contratiempos que la falta de dinero les trajo, lograron terminar ambos sus respectivas carreras, habían decidido casarse, de hecho esa había sido la idea al irse a Canadá, casarse en un país que no se los prohibiera solo por el hecho de ser homosexuales.

No solo eso, en Canadá habían encontrado amigos excepcionales, que si bien lo sacaban de quicio muy fácilmente y lo hacían enojar hasta el punto de botarlos a patadas de su departamento –sobre todo el bastardo de Sai y el inútil de Kiba -, eran las personas más increíbles que había conocido, claro que siempre después de Naruto. Lo habían ayudado desde el instante que tuvo la suerte/desgracia de conocerlos y más de una vez habían intercedido para acabar con las peleas – que más parecían batallas campales – que ocasionalmente tenía con su pareja.

Su vida en matrimonio realmente no había cambiado mucho las cosas, pues ambos seguían peleándose cada mañana por cualquier pequeño detalle que se cruzara en sus caminos, que si Sasuke era un enojón que no lo dejaba comer ramen, que si Naruto tardaba más tiempo del debido en el baño, que si los celos, que si la pintura de las paredes, que si la comida, que si el jabón de ranita, etc. Toda su vida era exageradamente divertida, nunca se aburría con el rubio que siempre encontraba la manera de sorprenderlo y hacerle pasar un buen rato, aunque seguía teniendo el record de la persona que lo sacaba más fácilmente de sus casillas. Eran tan distintos el uno al otro que se complementaban de manera casi perfecta, evitando la monotonía. Desde que está con Naruto, Sasuke nunca ha tenido un día exactamente igual al anterior. Jamás se había sentido tan feliz en toda su vida, ni siquiera el día en que consiguió aquella orden de restricción contra su club de fans.




Sasuke miró el anillo de bodas que hoy en día seguía sin quitar de su dedo anular, era simple y para ser honesto había sido bastante barato, pero no le importaba, era el símbolo de unión que tenía con el rubio. Suspiró, era por todo eso por lo que se negaba a creer que el amor se había terminado.



Naruto se encontraba tranquilamente en la cocina, preparando la comida de esa tarde, ese día comerían pasta y un pescado que había comprado hace un par de horas. Era consciente de que estaba más callado últimamente, pero es que había estado pensando mucho las cosas, finalmente había tomado su decisión, tenía que decírselo esa misma tarde. Suspiró, mirando de reojo unos cuantos papeles dentro de su portafolio y después mirando de la misma manera a su esposo en la sala, continuando después con el pescado.

Decidió decírselo después de que terminaran la comida, en esos breves minutos que ambos pasaban platicando aún sentados a la mesa. Había pensado decírselo mientras comían, pero lo que menos quería era que Sasuke se fuera atragantar con algo al recibir la noticia o le fuera a aventar el plato de comida de lleno en la cara, era perfectamente consciente de que ese bastardo era muy capaz de hacerlo.
-Sasuke-
Lo llamó finalmente, pero sin atreverse a mirarlo a la cara, jugando con la poca comida que quedaba en su plato y desviando la mirada hacia la fotografía que se habían tomado con sus amigos la Navidad pasada, Navidad en la que su antiguo tutor Iruka había venido a visitarlos y que había terminado quedándose al caer enamorado de su peculiar vecino y ex profesor de la Universidad – Hatake Kakashi – lo cual lo hizo muy feliz, pues la única persona a la que le había verdaderamente dolido dejar atrás ahora vivía en el departamento de en frente.

Se estaba saliendo del tema.
Suspiró sonoramente mientras Sasuke levantaba la ceja con curiosidad, escrutando a su esposo con la mirada, intentando descifrar que demonios le pasaba, como se le ocurriera pedirle el divorcio lo mataba ahí mismo y luego se mataba él.

Naruto se ponía más nervioso a cada segundo y es que la mirada inquisidora de su pareja no lo dejaba encontrar las palabras correctas para que el golpe no fuera tan duro. Finalmente levantó la mirada, encontrándose con dos ojos negros que lo miraban altivo, pero con cierto temor y sabiendo que después de notar esa mirada, ahora no podría abrir la boca para decirle una sola palabra, se puso de pie para recoger los papeles que desde hace semanas guardaba en el portafolio de su trabajo, extendiéndoselos al moreno que por un instante pareció entrar en pánico.

Sasuke sostuvo los papeles que el rubio le daba, haciendo uso de todo su autocontrol para no comenzar a temblar de la expectación. Al leerlos rápidamente, por un momento tuvo aquella sensación de que se quedaba sin aire como cuando Gaara lo intentaba asfixiar con la almohada por culpa de algún comentario mordaz fuera de lugar. Los releyó una y otra vez hasta estar completamente seguro de que no se había equivocado, que lo que él había creído leer era exactamente lo que se ponía en los papeles y así era.

-¿Hablas enserio?-

Atinó a ver como el rubio asentía con la cabeza, comenzando a sentir nauseas y un mareo por la sorpresa, de todas las teorías que había tenido sobre el extraño comportamiento de su esposo en esos últimos días, definitivamente esa jamás se le había pasado por la mente.

Después de unos minutos en el más incómodo silencio, Sasuke suspiró y se puso de pie, quedando a la altura de su esposo que se había parado a su lado al entregarle los papeles. Se miraron por largo rato sin pronunciar palabra, sin mover un músculo, hasta que Sasuke logró asentir con la cabeza, ver la mirada brillante de felicidad de su esposo no tenía precio, haría cualquier cosa por verlo feliz.

Naruto, por su parte, se emocionó tanto que le saltó encima, casi tumbándolos a ambos en el piso del comedor, si Sasuke no hubiera logrado mantener el equilibrio en el último segundo.

-Gracias, gracias, gracias… -

Y entre agradecimiento y agradecimiento, Naruto besaba suavemente los labios de su pareja, escondiendo la cabeza poco después entre el cuello y hombro del mayor. Sasuke suspiró su aroma, agradecido que la actitud usual de su amante hubiera regresado, abrazándolo con tanta fuerza que dejo al rubio sin aire por un par de minutos después.

-Te amo-

Un susurro soltado al unísono, sonriendo con la más grande de las felicidades. Ahora estaban seguros, iban a estar atados el uno al otro por el resto de sus vidas.

-Vamos a la cama –

Soltó de pronto Naruto con un gesto altamente sugerente y rodeando el cuerpo del moreno con las piernas, haciéndole imposible a Sasuke el rechazar la oferta, después de todo eso era muchísimo mejor que ver un estúpido programa de concursos.

Dejaron los papeles en la mesa, los revisarían después.

El mes anterior en uno de sus encuentros Naruto había estado hablando con Gaara y Sai – quienes eran pareja hacía cuatro años – y estos le habían mencionada que pensaban adoptar un niño, cosa que emocionó a Naruto y no había podido sacarse la idea de que él también quería formar una familia junto a Sasuke. Al final haciendo varias investigaciones y pidiendo consejos a sus amigos, Naruto había conseguido ponerlos en la lista de espera para la adopción de un bebé, todo esto sin haber si quiera consultado a su pareja, así que al no saber como reaccionaría el moreno no se lo había dicho por casi un mes, pero eso ahora ya no importaba, ahora sabía que Sasuke también lo quería y estaba feliz.

Llegaron torpemente hasta la habitación en medio de besos y caricias que a cada segundo subían más de tono, luchando una guerra contra las ropas que parecían comenzar a estorbar, pensando justo antes de caer sobre la cama, que quizá deberían comprar una casa para cuando fueran tres –quizá más -, después de todo podían darse el lujo de gastar ese dinero para formar una verdadera familia.

Un hijo. Una familia. Eso es precisamente lo que le faltaba, ahora estaba seguro que su felicidad iba a ser mucho mayor ahora y aunque no tuviera el dinero o las comodidades como cuando era niño, sin lugar a dudas, ahora si lo tendría todo. Cada día se convencía más de que todo lo que pasaron, todo lo que sufrieron, todo lo que dejaron atrás, había valido la pena.

…l quería una niña, desde pequeño siempre había sido su sueño tener una hija, pero ya después lo hablaría con Naruto, por ahora solo pensaba en quitarle esos molestos pantalones…
Notas finales: Bueno, espero que les haya agradado...

Espero poder recibir algún comentario por esta historia en la que esta vez si hay una final feliz...

Gracias por leer y por si les interesa, pronto subire mi primera historia larga de Naruto...

¡Un beso a todos!

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