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Un Beso Bajo La lluvia, ¡Cliché! por Mary-chan6277

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Notas del capitulo: Bueno, akí esta la última parte de esta historia... sé que el capítulo es corto, pero esto estaba pensando para ser un Oneshot... solo que cuano empecé a escribir el fic me dio flojera terminarlo en ese mismo momento xD

En fin, sin más preámbulo... el final:
4
Par de minutos más tarde, estábamos de nuevo dentro de la habitación. Bajo nuestros pies unos charcos de agua se formaban, de las gotas que caían de nuestras ropas, y del cabello azabache de Orochimaru. Nos quedamos sin movernos, tomados de la mano, junto a la puerta, ambos un poco ruborizados y avergonzados ante la situación. Fui yo el primero en moverme, y tomar la iniciativa. Me acerqué de nuevo a él, y le tomé por la nuca, atrayéndolo hacia mí. Le basé lentamente, sintiendo como sus labios se entre abrían dando más acceso a mi caricia, dejando que nuestras leguas se encontraran y lucharan por tener el control. Mis manos se deslizaron por sus hombros, luego bajaros por su espalda y lo presioné contra mi pecho.
—¿Qué haces?— ,me preguntó sin aliento cuando nos separamos, viendo que mis manos se deshacían del nudo de la bata que llevaba puesta, sabiendo que debajo de esa prenda, no había absolutamente nada más.
—Si nos dejamos esta ropa mojada, de todas formas enfermaremos— respondí suavemente, llevándolo de la mano hasta una de las camas, haciendo que se recostara sobre el lecho. Yo me puse encima de él, y de nuevo hice posesión de sus labios. Una de mis manos se encargó de abrir por completo la bata, dejando al descubierto bajo mí el cuerpo perfecto que había visto horas antes en las aguas termales. Deslicé las yemas de mis dedos sobre su piel nívea y húmeda por la lluvia. Me deleité acariciando su pecho, su vientre, y apretando con suavidad uno de esos botones rozas, sacando un suave gemido de los labios de Orochimaru.
A falta de aire tuvimos que separarnos. Nos miramos a los ojos por un momento, perdidos en la mirada del otro.
Mi boca bajo a su cuello. Quería apoderarme de ese cuerpo lo antes posible, quería hacerle mío para siempre.
A pesar de que era un poco inexperto en esta área, más si estamos hablando de hacerle el amor a otro chico, mis labios supieron muy bien qué hacer, lamiendo la sensible piel de su cuello, mordiendo de vez en cuando algunas partes sensibles, y besando suavemente.
Orochimaru jadeaba suavemente mientras mis besos se posaban sobre su pecho, mientras lamía ávidamente una de sus tetillas.
Cuando llegué a sus partes bajas, me di cuenta de lo duro que ya estaba mi querido amante. Me metí su miembro a la boca, disfrutando del sonido de los gemidos y frasees incoherentes a causa de las sensaciones que salían de los labios de Orochimaru. Al levantar la vista para mirarle, para corroborar que lo que hacía le estaba complaciendo, Orochimaru tenía los labios entreabiertos, los ojos cerrados, apretaba en una de sus manos las sábanas de la cama en donde estábamos recostados, y su rostro ofrecía un ligero color rosa sobre las mejillas.
Permití que él se viniera en mi boca, no quería perder nada de ese momento, y lamí mis labios para no desperdiciar ni una gota de su esencia.
Luego, procedí a deshacerme completamente de su ropa, y de la mía. Las dos batas de color gris, con verde verde en los bordes de las mangas y el cuello, cayeron en algún rincón de la habitación.
Subí de nuevo, y le besé apasionadamente, mientras uno de mis dedos se deslizaba por su espalda, y acariciaba delicadamente esa pequeña entradita, totalmente virgen, del que yo sería el único dueño.
Orochimaru se quejó un poco cuando introduje uno de mis dedos, y un pequeño sollozo se dejó oír cuando otros dos dedos le hicieron compañía al primero. Esos quejidos me aseguré de callarlos con más besos, y con más caricias. Lo que menos quería en el mundo era que sintiera dolor.
Cuando consideré que todo estuvo listo, le penetré de una sola estocada, haciendo que el chico serpiente jadeara un poco. Esperé un momento a que se acostumbrara a la nueva intromisión, pero en seguida Orochimaru empezaba a mover sus caderas.
El placer era indescriptible, esas paredes que aprisionaban mi hombría deliciosamente eran demasiado estrechas.
Ambos gemíamos, y buscábamos los labios del otro para silenciar nuestros gritos y suspiros. En ese momento las peleas, los entrenamientos, las batallas ganadas y perdidas, la rivalidad, y un sinfín de cosas más desaparecieron de nuestras mentes, para darle paso a esa revelación que nunca habíamos querido escuchar. Esa revelación que nos decía que la verdad de nuestro comportamiento es que no podíamos soportar estar el uno sin el otro.
Con unas últimas penetraciones más, me vine dentro de su interior, y lo mismo hizo él en mi mano, que se había encargado de proporcionarle a él el mismo placer que estaba sintiendo yo.
Nos tendimos el uno al lado del otro sobre la cama, completamente exhaustos luego de disfrutar de las mieles del amor, respirando pesadamente y tratando de regular el aire que entraba y salía de nuestros pulmones.
—¡Te amo!— abracé fuertemente a Orochimaru entre mis brazos, como si fuese a escapar a alguna parte.
—Yo… yo también— respondió suave y tímidamente aun aprisionado en mis brazos. Le solté un segundo después, y me levanté—¿A dónde vas?— se incorporó sobre un brazo sobre la cama y me observo mientras buscaba algo entre mis cosas.
—Toma— le entregué a su amada serpiente de peluche, y él la abrazó contra su pecho, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.
—Lo siento por lo de Suzuki-san— aunque había sido gracias a la pequeña serpiente de color morado que habíamos terminado en semejante situación. Quizás no lo sentía tanto, pensé para mi mismo mientras sonreía también.
Observé a Orochimaru unos segundos, mientras aun sostenía su serpiente. Sus ojos dorados, rodeados por un toque de un color lila. Su piel pálida, su cabello negro como el ónix, y su cuerpo escultural. Era un chico simplemente perfecto, ¿cómo era que no lo había notado antes?
—Tengo sueño…— murmuró bostezando, cerrando los ojos rindiéndose ante el cansancio.
Me metí en la cama junto a él, y nos cubrí a ambos con las cobijas. Le atraje hacia mi pecho, y así, abrazados, ambos nos dejamos caer en los brazos de Morfeo.
5
—Sabio pervertido. ¡Se ha quedado dormido durante mi entrenamiento de nuevo!, ¡Sabio perver--!— abrí los ojos y los que me devolvieron la mirada no fueron unos con iris de serpiente, sino unos comunes de un color azul claro y apacible. —¡Sabio pervertido!, ¡no se puede ir!
—Dame un minuto Naruto, ya vengo a ver… lo que sea que tengas que mostrarme— y desaparecí de su vista, internándome en el bosque lo suficiente como para que nadie me molestara.
Llegué hasta la orilla de un río, y me senté sobre una de las grandes piedras que lo rodeaba. El ambiente era tranquilo, y ver el agua correr frente a mis ojos era completamente relajante, pero toda esa paz no llegó hasta mi corazón, donde los sentimientos del pasado habían encontrado un modo de salir a relucir en el presente.
Una solitaria lágrima se deslizó por mi mejilla, y esa era la primera vez que me permitía llorar de nuevo desde el día que Orochimaru decidió irse de mi lado, para convertirse en el poderoso ninja renegado qué era ahora.
—No puedo creer que esto aun me afecte tanto.— dije para mí mismo, mientras cerraba los ojos evocando la imagen de esos tiempos pasados en los que aun éramos niños, y frotándome la frente exasperado al saber que los sentimientos hacia el Sannin serpiente aun permanecían intactos, a pesar de sus intentos de destruir Konoha, y a pesar de toda la maldad que se contenía en ese cuerpo que era mi objeto de deseo.
—Que coincidencia, yo también extraño los viejos tiempos— había bajado la guardia, un error de mi parte, y permití que la voz que hablaba a mis espaldas me sobresaltara.
—¿Cómo sabías que estaba aquí?— había optado una posición de lucha, porque yo le amaba, no me podía permitir que esos sentimientos me llevaran a la muerte.
—Tengo contactos— respondió simplemente, mirando al cielo despreocupado, como si esa fuera una conversación casual.
El viento sopló. Las ramas de los árboles se agitaron, haciendo que un par de hojas se desprendieran, haciendo que el cabello, ahora más largo, de Orochimaru ondeara con la brisa.
—¿Qué haces aquí?— cuestioné, lanzando un Kunai justó a su cabeza como advertencia, cosa que el esquivó con facilidad.
—Sólo quería hacer una cosa— y dicho eso, con sorprendente agilidad se colocó a pocos pasos de distancia de mí. Avanzó despacio, y sin aviso, besó mis labios como lo hacía antes. La chispa que sentía cuando éramos niños, y nos besábamos a escondidas cuidando de que nadie en la aldea descubriera el verdadero trasfondo de nuestra relación, aun permanecía intacta.
De nuevo bajé la guardia. Dejé que sus labios se apoderaran por completo de los míos, y que su sabia lengua de serpiente se enredara con la mía. Dejé que tocara mi cabello suavemente, así como yo me permití, pese a las advertencias de mi conciencia de no llevar eso más lejos, enredar mis dedos en su pelo liso y negro como su propia alma.
—Vuelve— le supliqué patéticamente al separarnos, apretándolo en un abrazo para no dejarle ir a ninguna parte. Para mi sorpresa Orochimaru también me rodeó con sus brazos, y recostó su cabeza sobre mi hombro.
—Sabes que no puedo—susurró contra la piel de mi cuello. —Lo siento, Jiraiya. Nunca debí haberte dejado, pero te mentiría si te dijera que no me he divertido en todo este tiempo.
—Te encanta ser malo— afirmé, acariciando su espalda. Casi parecía que volvíamos a ser los jóvenes que se acariciaban furtivamente detrás de un árbol durante los entrenamientos mientras Sarutobi-sensei y Tsunade se descuidaban. —No te vayas. — le pedí de manera más firme esta vez, no era un ruego, era casi como una orden, como si aun yo le pudiese retener entre mis brazos, y llenarlo de besos y caricias durante las noches, como antes.
—Debo regresar, me esperan mis pupilos.
—¿Nos volveremos a ver…— pausé un segundo antes de agregar— …de esta forma?
—No lo creo— respondió retomando su voz fría y sin emociones.
—Bésame una última vez entonces. —y así lo hizo, dejó que mis labios poseyeran los suyos varias veces, y permitió que le abrazará largamente antes de que desapareciera ante mi vista, dejando en su lugar un humo blanco que pronto fue llevado por el viento.
Notas finales: final dramático xD bueno gracias x leer est fic d esta pareja tan pero tan extraña hahaha

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