¿Cómo ha llegado ese lugar?
Se siente como una marioneta realizando acciones sin siquiera habérselas propuesto, simplemente moviéndose mecánicamente… siguiendo los sencillos instintos carnales sobre la razón, si es que le queda algo de razón.
-Ahhh sii así... Itachi... mas duro por favor... Ahhh-
Mas que suplicar… ordena.
-Claro Dei... ahhh como tu quieras ahh…-
No expresa emoción alguna, sus palabras salen serenas.
Deidara ya hace bajo el cuerpo de un ardiente moreno, su cabello rubio se pega con suavidad a su rostro sonrojado, tanto placer desprende su cuerpo que no le importa gemir de forma tan escandalosa, sus cuerpos entre lazados bailan rítmicamente... un ritmo demasiado cadencioso para no arder...
-¿Te gusta ahhh Deidara? ahh…-
Cuestiona por primera vez en la noche, sonriendo de manera burlona.
-Ahhh si... me encanta ahhh... pero sigues ahh... siendo un desgraciado... Ahhh-
Su orgullo le hace decir las cosas como realmente las piensa, aun estando en un momento de descontrol no olvida cuanto le repugna el moreno.
-Me vuelves loco cuando eres tan testarudo ahhh ahh-
Confiesa a voz baja.
-¡Cállate…! ahhh... y prosigue... ahh con tu labor... Ahhh-
Ordena gritando, sus palabras siempre se basan en ordenar.
La cadera de Itachi tan masculina y firme se mueve con desesperación dentro de el rubio... sus bocas entrelazándose en húmedos roces, jadear es lo único que puede hacer Deidara... su amante es un experto en la cama, Itachi complace cada pedido mudo que el otro le hace, cuando nota que Deidara se curva y con sus ojos entrecerrados gime sobre sus labios vuelve a tocar su cuerpo.
Y con una penetración fuerte lo hace explotar de placer...
-ahhh joder ahhh... ¿Qué no hay algo que no sepan hacer los Uchiha? ahhh... Ahh-
Pregunta mas para si mismo que para su compañero.
-ahh Deidara... ¿Por que tienes que ahh ser tan vulgar? ahh no ves que me excitas maass ahhh- Usa un tono inusual al hablar, desea provocar al máximo a su amante.
-uugghh ¡Joder!... ahhh... ahhh…-
No va a sucumbir tan fácilmente.
Gruñe saboreando el éxtasis del moreno en su interior, que a cada momento lo penetra con mayor fuerza, quiere poseerlo hasta el final...
El interior de Deidara es tan estrecho, que con gran perfección y lascivamente estruja el miembro del moreno.
Los cabellos negruscos de Itachi se enredan de forma sensual con las rubias hebras del otro, tanto movimiento los ha hecho caer al suelo, el terrorista suelta un quejido al sentir el choque de su espalda con el frío piso... aun así el moreno continua con su ferviente labor.
Aprovechando el quejido que involuntariamente suelta Deidara, el Uchiha se aferra a su boca de forma tan pervertida y con tal hambre que logra morderle el labio inferior sacando un poco de sangre, misma que succiona con avidez.
-mmm... Deidara... ahhh que rico…-
Susurra sobre sus labios bebiendo aquel liquido vital que en verdad lo vuelve loco.
-ahhh ahh idiota... ahh…-
No admite que le gusta, ¡Le sobre encanta!, sentir al moreno succionando sus labios, su sangre caliente y además le fascina cuando el otro prueba cada rincón de su piel...
¡Es un maldito masoquista!
Y eso si que prendía al Uchiha...
-uuggff Deidara... ahhh pero que caliente ahhh…- hace una pausa. -Dime ahhh Dei... ahh... ¿Usarías una falda? Ahhh- Forma una sonrisa, que lejos de ser arrogante, muestra la perversión que le rodea.
Abruptamente el rubio abre sus ojos sorprendido, segundos mas tarde especta un gesto de molestia, como odiaba que hicieran burla a su físico aparentemente femenino... ¡Ingenuo!… No sabe que Itachi tiene un pervertido fetiche por las faldas sobre piernas masculinas, y no sabe que en verdad le gustaría verlo usar esa prenda.
-¡Idiota ahhh... las faldas... ahhh son para mujeres... Ahh!- Grita.
Cambia sin previo aviso de posiciones, colocando de imprevisto a Itachi debajo de su cuerpo, toma las manos del moreno que se encontraban sobre su pecho, masajeándolo sin pudor, y las lleva a la altura sobre la cabeza del moreno.
Los negruscos cabellos del Uchiha se encuentran esparcidos sobre el suelo... lo mira en forma pervertida...
Aprieta las muñecas del moreno aun mas al ver aquella sonrisa depravada que se atreve a mostrar.
-Ohhh Dei-chan... muéstrame ahhh que tan hombre eres... ahhh…-
Susurra en el oído del rubio y lame su lóbulo.
¡Itachi ama el placer y aun mas ama provocar el placer de los demás!
La lujuria se prende en el interior del terrorista... ¿¡Qué mas podía pedir!?... sonríe victorioso.
Su lengua recorre cada milímetro de los hombros y cuello del moreno.
-Ahhh Itachi... eres un ahhh mmm un uke muy idiota... ahhh…-
Ríe con despreció.
Se mueve de forma extenuante sobre Itachi, como si cabalgara sin control, un vaivén bastante quemante para su interior, siente perfectamente como el miembro del moreno palpita ante los tratos que recibe... y... ahhh...
¿¡En que momento Itachi se ha zafado de su agarre!?
No lo sabe pero lo siente... siente la calida mano del Uchiha acariciar su hombría sin piedad, subiendo y bajando por toda la extensión poniendo mayor empeño a los lugares mas eróticos.
-¿Es ahhh todo lo que puedes? Ahhh-
Pregunta en forma arrogante, sintiéndose superior, por estar encima del moreno.
-uuff Dei-chan... ahhh te gusta... ahh ser un chico malo... Ahhh- Se lame los labios. -Anda ahhh Dei-chann mmm se un chico malo ahhh…- Incita con sus manos y con su sensual voz. Masajea sin detenerse y con exquisita perversión el trasero de Deidara.
-¿¡No ahh te he dicho que ahhh te calles... Ahhh!?-
Reprime la excitación que provoca la voz del moreno en su piel, aun que ya para estos momentos sea inútil.
Coloca una de sus manos sobre el pecho de Itachi, se impulsa contra el moreno para sacarlo de su interior, luego con fuerza vuelve a auto penetrarse. El Uchiha se curva hacia arriba sintiendo la esplendida cavidad del otro devorar su hombría con estrujante perfección... Deidara gime por tanto placer.
-ahhh Itachi... ugghhh que potente ahhh-
Se muerde el labio inferior.
-ahhh Dei-chan... ughh aahhh amo pero que vulgar ahhh…-
Lame sus dedos con su lengua tibia, saboreándolos de manera juguetona. Y vuelve a rodear el miembro del rubio con sus dedos.
La mano del moreno aprieta aun mas la hombría del rubio pues cada penetración es un derroche de placer... y se lo indica a su amante al masturbarlo tan ferozmente.
-ahhh Deidara te comería completito ahhh... mmm ahhh…-
Desde que han iniciado aquel encuentro la boca de Itachi a dejado de ser reservada, y todo lo que piensa, o mejor dicho casi todo lo dice.
Toma por la cadera al rubio con su mano libre y lo ayuda a que obtenga un mayor impulso, y así mismo acelerar el ardiente ritmo de sus estocadas.
-uufff ahhh idiota... ahhh ya lo estas haciendo... Ahhh-
Por su parte el rubio, siempre a sido así de expresivo, como diría su compañero Sasori “Jamás deja de parlar”.
Han dejado de contar el tiempo que llevan en aquella recamara, escondida entre uno de los múltiples laberintos que conforman el refugio Akatsuki. Ambos suponen que ha pasado alrededor o un poco mas de una hora.
Ambos se sienten temblar uno en los brazos del otro, sus corazones y pulsaciones aceleradas en un ritmo aterrador, sus respiraciones entrecortadas mezclándose, sus labios entre abiertos repartiendo húmedos besos sin detenerse.
Itachi se mueve con mayor lascividad que en un principio y si realmente se puede ir aun con mas desesperación y fuerza, los movimientos de sus manos también son precisos.
Deidara toma la coleta desacomodada de negruscas hebras entre sus blancos dedos, la mano que tiene libre acaricia el pecho del Uchiha, se siente próximo al clímax.
Jala en un firme apretón el cabello del moreno al instante que ha soltado su gemido final, Itachi derrama su blancuzca y calida esencia en el interior de rubio, siente el liquido de Deidara bañar su vientre.
Deja caer su frágil cuerpo sobre el de la coleta, su pecho sube y baja intentando tranquilizarse.
-Sasuke…-murmura inevitablemente con un tono marcado por la tristeza.
Deidara se alza de improviso separando su cuerpo del otro, siente la irá recorrer su cuerpo y gruñe, sus cejas se fruncen y no logra entender que es lo que hace mal… siempre, todas las noches, aun cuando se entrega al moreno completamente, este le hecha en cara que piensa en su hermano menor.
-¡El no esta aquí!-
Le grita irritado.
-Lo amo…-
Susurra mas para si mismo que para el otro, su mirada lejana asegura sus palabras… si se trata de Sasuke, todo lo que dice Itachi es verdad.
Y si el dice amar al pequeño azabache es por que no hay mayor realidad que eso.
-Idiota…-
¡Plaf!… suelta una bofetada a la mejilla del moreno dejando una visible marca rojiza.
Itachi lleva su mano hasta la parte afectada por el golpe recibido, aparte de sus ojos con brillo deprimido, su gesto es inexpresivo.
-¿Por qué te acuestas conmigo si lo amas a el?- pregunta dolido en su orgullo. -Sabes que el no esta aquí… el jamás volverá a tu lado…-hace una pausa. -Y es tu culpa que tu ototo-kun no te quiera…-habla en tono burlo y muestra una mueca hiriente.
Una sonrisa de grotesco placer que le genera el gritarle la verdad en cara. La dolorosa verdad de la que tanto huye el moreno.
Aunque no expresa nada, aunque su rostro permanece inexpresivo, un par de lagrimas amargas ruedan por sus mejillas.
Deidara acerca su tibia lengua hasta donde se han quedado paradas aquellas lagrimas únicas en el mundo por pertenecer al dolor de un Uchiha, las seca lamiéndolas con lentitud y saboreando todo lo que ocultan en su liquido ser.
-La humillación y el dolor de un Uchiha saben deliciosos…-le habla sobre su rostro mostrando un gesto que claramente indica como disfruta el verlo tan destrozado.
-Digas lo que digas…-su voz suena muerta. -Nada cambiara- Se refiere al amor que le profesa al azabache.
Deidara se levanta de donde se encuentra seguido por el moreno, y comienzan a vestirse como si nada de aquello hubiera ocurrido. Sus prendas hacen esparcidas por todo lo ancho de la tétrica habitación del Uchiha.
Ya se ha medio vestido cuando observa a Itachi cepillar sus largas hebras negras con infinita paciencia. Recogerlas en una nueva coleta le es tranquilizante. El rubio también acomoda su cabello, aun que con menos cuidado, y con prisas se coloca su playera.
Tomando su capa Akatsuki se dirige a la salida, sus dedos rozan delicadamente el picaporte de la puerta.
-Vendrás el Lunes-
Ciertamente no estaba preguntando, el moreno le estaba ordenando que día o mejor dicho que noche debía presentarse en su cuarto.
-Hum… quizás-
Habla bajo y con desgano, mirándolo de reojo.
Aun cuando sabía que sencillamente se estaría mintiendo, es decir, que siempre decía lo mismo y al final terminaba presentándose a simplemente hacer el papel de un parche que inútilmente intenta tapar un hueco… no puede dejar de asistir a aquel cuarto.
Le repugna el hecho de pensar que solo ocupa un espacio temporal en el corazón del moreno… que solo es un consuelo por que la persona legitima, a la que le pertenece el cuerpo y alma del Uchiha, no esta.
Y mas que odiar a Itachi… se odia a si mismo… por dejarse usar de tal forma.
-Deidara…-
Llama suavemente y el otro detiene su salida.
Estaba cansado de ser un premio de consolación.
-Se que nunca lo digo… por que no lo veo necesario- el rubio se gira para mirarlo de frente. -Pero a mi manera… Te amo- sus ojos muestran sinceridad.
El pulso del rubio se acelera, su corazón tonto como el de un enamorado brinca de emoción.
-¡Bang!-
Grita antes de salir.
Itachi sonríe, aun que nadie logra verlo… en el vocabulario infantil de Deidara “Bang” era como se decía “Te amo”.
Fuera del cuarto Deidara sonríe como idiota… y por el momento realmente no le importa lucir así.
Es cierto que Itachi amaba a Sasuke, aun mas cierto y doloroso era que por mas que luchara nunca obtendría todo el amor de Itachi que a aquel menor le pertenecía.
Pero estaba seguro que tenía un lugar importante en el corazón del moreno.
Y además aun que estuviera triste no lo demostraría, no quería parecer débil frente a los demás.
-¿Qué mas da?-
Se pregunta así mismo, colocándose su capa negra con nubes.
“La vida es un arte…” piensa para si mismo de manera positiva. “Y nadie dijo que el arte siempre debía ser alegre…” caminado como quien no tiene preocupaciones, mostrando su típica sonrisa traviesa.
Deidara había hecho de su vida un arte… y para el la única verdad en torno al arte, aun que fuera un dulce amargo, era lo que debía seguir lealmente.
“Hasta el mínimo detalle que lo conforma… se debe sentir al máximo.”