Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesa por chibiichigo

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Disclaimer: Masashi Kishimoto

Notas del capitulo: Hola. Espero les guste.

Así cumplo el reto de Eruka xDD

 

 

 

Promesa

Por: chibiichigo

 

 

Meditaba en aquella sala de espera, procurando obviar el recalcitrante aroma a eucalipto que se impregnaba en su nariz. Totalmente obnubilado por las palabras de los médicos, por la actitud de los demás desconocidos que le rodeaban sumidos en sus vertiginosas problemáticas. Justo como él.

--¿Cómo está?-- preguntó una conocida voz detrás de él, al tiempo que le era extendido un vaso de cartón con líquido.

Itachi sólo atinó a mover la cabeza con pesar, mientras sostenía con ambas manos el vaso humeante. Miró ausente a su interlocutor.

--Deberías tratar de parecer menos afectado si entras a verlo. No seas problemático.

El más alto esbozó una melancólica mueca. Shikamaru tenía razón, tenía que  parecer menos afectado en esos vagos instantes que permanecía al lado de la cama de Sasuke. Debía demostrarse fuerte, por lo menos para disimular lo mucho que le dolía estar perdiendo a la única persona que le importaba en el planeta. Porque, inclusive si el resto del mundo no lo notaba, su hermano lo haría.

Los dos hombres guardaron silencio y fijaron su vista en un punto muerto, más perdido en el tiempo que en el espacio. No había nada más que decir.

Eso, pensó Itachi, era lo que más le agradaba de estar con Nara. Él no tenía la imperiosa necesidad de dar palabras de ánimo, ni de lamentarse en voz alta por una situación que nadie podía controlar. Sí, Shikamaru siempre había sido así…

 

 

 

El primer día que Sasuke llevó amigos a casa, todos se sorprendieron. No era la clase de personas que acostumbraran pasar la tarde con otros niños de su edad, o jugar a la pelota, incluso a sus seis años; por ese motivo le llamaba la atención la clase de personas que frecuentaría. Sabía que no serían como el escandaloso rubio que asistía a su clase porque su hermano detestaba el ruido; tampoco sería una niña, porque le fastidiaba su voz chillona. Todo eso lo sabía, pero ¿cómo serían entonces?

Llegó temprano del instituto ese día, excusándose con sus amigos por no ir con ellos al billar. Por supuesto, les había ocultado el verdadero motivo de su prisa. No era necesario que ellos supieran que prefería pasar la tarde al lado de un niño y analizar a sus amigos de preescolar.

--Mira hermano-- saludó Sasuke desde la mesa, mientras señalaba a su lado--, él es Shikamaru.

La primera impresión que le generó aquel castaño no pudo ser menos favorable. Lucía taciturno, aburrido y serio, como si toda la situación que se llevaba a cabo frente a sus ojos le fuera ajena. Hablaba tanto o menos que su hermano menor, cosa digna de notar, y se mostraba apático a los juegos. Excepto al choji.

Sí, la primera impresión que Shikamaru Nara le había proferido había resultado…’interesante’

 

 

Miró de reojo al pardo. No dejaba de parecerle increíble, lo cual no significaba que no estuviera agradecido hasta cierto nivel, que aquel chiquillo serio se hubiese convertido en el mejor amigo de Sasuke. Ése al que no le decía muchas cosas pero que todas las intuía y, sin muestras de interés, le ofrecía su tiempo.

Si algo había que atribuirle al Nara era que había sabido ser para su hermano lo que él había dejado de ser tiempo atrás: su confidente. No era que Itachi se hubiese desentendido de la vida de su persona más importante, en absoluto, sino que las ocupaciones de ambos los habían distanciado con el tiempo. Pero Shikamaru se había quedado ahí, impertérrito ante cualquier acontecimiento, guardando los escasos secretos de Sasuke con recelo, de la misma manera que éste guardaba los suyos.

Por eso,  el menor de los Uchiha había acudido a él, y no a su hermano, para compartir una verdad tan cruda que no podía llevar solo. Cáncer. Le había pedido a su amigo que no le dijera a nadie, y él lo había cumplido. Había sido una tumba en el momento que a Itachi le habría gustado que hablara… En el momento que habría necesitado que lo hiciera.

 

 

 

--Tú lo sabías-- habló, acusándolo con la mirada, pero sereno en la voz.

--Sí-- se limitó a asentir el castaño, sin levantarse siquiera del sofá de la clínica.

Ése había sido el primer momento en que Itachi Uchiha casi pierde los estribos. Sentía la recalcitrante necesidad de golpearlo por su silencio, de clavarle un puñal en el pecho sólo para que sintiera la misma opresión que él sentía. Porque su hermano estaba muriendo y él se acababa de dar cuenta. Pero se quedó ahí, atisbando el dolor y la culpa que Nara no expresaría sólo por ser problemática. Sólo por no solucionar nada.

Se sentó a su lado sólo cuando sus pies comenzaron a percibir un hormigueo incontenible. Él quería quedarse ahí clavándole dagas ardientes al amigo de su hermano, al que había decidido guardarse el dato más importante de todos los que poseía. Al que le había robado esa preciada pieza de información egoístamente, sin importarle que su persona más importante estuviese muriendo.

-- ¿Desde hace cuánto lo sabes?

Esa sola pregunta le daba la posibilidad de cavar más hondo en su despecho. No servía de nada saberlo, y eso le quedaba claro, pero de una forma u otra  se le antojaba vital saberlo. Quería, no, exigía, saber por qué había sido privado de aquello.

--No importa. Sólo lo sabía.

Pero, para Itachi sí importaba, así fuese sólo para echar más leña al fuego de su odio, de su resentimiento.

--Seis meses-- cedió al fin.

--¿Por qué no me lo dijiste?

Quizás fuese catalogado en aquel momento como la persona más estúpida en la faz de la Tierra, pero deseaba sentirse celoso. Quería sentirse enojado con Shikamaru, con Sasuke y con el mundo sólo para no sentirse devastado. Ansiaba rellenar esa máquina de odio para no dejarse llevar por la sobrecogedora desesperación que amenazaba con abrumarlo incluso en la irrealidad en la que parecía estar.

--Porque Sasuke me lo pidió. Dijo que sería problemático si lo considerabas inválido, o moribundo a sus veintiséis. Quería que nadie se enterara hasta que fuese crítico.

Y ya lo había sido. Un infarto lo había tomado por sorpresa y con la noticia, parte del corazón de Itachi había muerto también.

 

 

 

--Qué problemático…--musitó Shikamaru mientras se ponía de pie-- Iré afuera un rato, ¿vienes?

Sentía la necesidad de decirle que sí, de aceptar vagar con él para sumirse en la escueta, pero muy sustancial, plática sobre temas que no tenían que ver con esas cuatro paredes blancas. Sin embargo lo rechazó.

--No. Quiero ver a Sasuke antes de que termine la hora de visita matutina.

--Bien. Te veré después--y sin más, salió por las puertas de cristal, sumiéndose en la ciudad.

Tomó una revista y comenzó a hojearla para distraer su mente. Si quería conservar su estoicismo natural, no le vendría bien darle muchas vueltas a la situación. Ya le había dado suficientes y, no podía hilar más fino. Sólo quedaba la aceptación.

Se sentía solo. No como la soledad que siempre había experimentado, donde su único amarre a la vida eran sus ocupaciones, sino diferente. Su único lazo estable, que lo había impulsado a crecer se le escapaba de las manos como si fuese agua. Se sentía solo porque daba por hecho que pronto sería una situación permanente. Porque ya había asimilado aquello.

Pensó en Shikamaru. Él también se sentiría solo, si no era que ya lo hacía.  También barajeaba la posibilidad de que por la mañana alguna enfermera le dijera que ya todo había terminado, o que por la noche una llamada le diera la fatídica y predecible noticia. Sí, el castaño estaba en su misma situación, aunque en otro sentido.

Decidió no pensar en ello. No podía hacerse a la idea de que su pequeño hermano muriese…

 

 

--Hola-- habló débilmente Sasuke, desde la cama. Una serie de tubos le cubrían el rostro, y sus brazos estaban amoratados por las agujas del suero.

El mayor esbozó una débil sonrisa, que se extinguió casi tan pronto como había nacido. Devolvió el saludo.

--¿Cómo te sientes?

--Espero paciente el momento de morir…

--No digas eso-- retó el otro con nostalgia.

--Sabes que moriré pronto--el dolor salió a manera de un pequeño fulgor en los ojos del más grande; sabía que era cierto. El otro continuó --Está bien decirlo, me molesta que me traten como a un niño.

Un nudo en la garganta se le formó al de coleta. No deseaba escuchar esas palabras, y menos de su boca.

--Cuídalo-- dijo torpemente el de orbes oscuros desde la cama.

--¿Qué?

--A Shikamaru-- aclaró lo más rápido que pudo, como si fuera vergonzoso decirlo en voz alta.

Una ceja enarcada fue todo lo que obtuvo por respuesta.

--Es bastante inútil. Tiende a dormir de más y se niega a hacer cosas porque le da pereza. Sólo juega al choji y pese a ser inteligente siempre pasa desapercibido.

El más alto seguía sin comprender, cosa que ocasionó que el otro entornara los ojos.

--No lo puedo dejar sin vigilancia. Quizás deje de respirar por pereza…-- sonrió con suficiencia. Seguía teniendo el mismo porte soberbio, incluso si estaba desmejorado.

--Vamos, que lo podrás cuidar-- mintió el otro, calmado. Sabía que Sasuke no le creería, pero por lo menos él necesitaba creerlo. Pensar que era evitable.

Otra sonrisa, más melancólica, se asomó por la cetrina cara del menor. No dijo nada.

 

Había salido a caminar mientras el séquito de enfermeras hacía su trabajo. No podía estar con su hermano, y en parte no quería hacerlo. Le oprimía el pecho la idea de que fuera ésa la última vez que lo viera, casi tan terriblemente como las interminables horas en la sala de  espera cuando estaba solo.

Una curiosa reflexión lo invadió. Los únicos momentos en los que liberaba parte de su carga era cuando el Nara estaba cerca. Ahí podía sentirse cerca de un poco de Sasuke… Como si el castaño le devolviese parte de él. Y tal vez sólo se debiese a que el apiñonado estaba igual que él, consciente pero rejego a que los fríos brazos de la muerte se aferraran de su mejor – y hasta donde sabía, único – amigo.

Era como si, quisiese o no, un lazo de melancolía los uniera tan férreamente que no pudiesen ser separados. Como si el pesar que sentían pudiese ser sólo contemplado por ellos, los dos hombres más cercanos a Sasuke. Aquellos que sentían cómo la tristeza emanaba de sus cuerpos, inclusive si la ignoraban para sentirse más fuertes o por encontrarla problemática e innecesaria, por mucho que las lágrimas se evaporaran antes de nacer. Y reverberó en su mente la propuesta que le había hecho a su hermano.

 

 

 

Cuando volvió, parecía existir conmoción en el piso. Se quedó estupefacto, como si fuese estático en un sitio de constante movimiento, sin saber qué hacer. Veía el movimiento de los médicos y enfermeras, corriendo de un lado a otro de la estancia sin pronunciar palabra a los angustiados espectadores.

Y en ese momento sintió miedo. Un miedo tan terrible que no pudo ser expresado de ninguna forma porque lo había dejado pegado al suelo. Sólo pedía que no fuese cierto, que su hermano estuviese todavía ahí.

--Señor Uchiha-- lo tomó del brazo una enfermera, sacándolo de su estupor y de su necedad. Y ahí lo supo, sin palabras de por medio. Todo había terminado.

 

No quiso que nadie desvelara el manto que lo cubría. No podía verlo. Añoraba quedarse con las imágenes que había tenido siempre de él, y no que la suplantara la de un cadáver. Encargó que se realizaran los trámites pertinentes y salió. Quería salir de ese lugar que le producía claustrofobia, que hacía pesado el aire y lo volvía casi tóxico.

Tan pronto salió del hospital, el frío aire le dio de lleno en la cara, sacándolo de su ensimismamiento momentáneo. Tenía que tomar determinaciones, incluso si por momentos no comprendía el sentido de todo eso.

Vio, cerca de la esquina, la coleta castaña que tan familiar le parecía tan extrañamente amable en ese instante. Y los ojos pardos que la acompañaban se posaban en él con la duda escrita. Se acercó con paso firme y calmado hasta donde él estaba, construyendo de nuevo la imagen estoica que se había permitido perder un minuto antes. Itachi Uchiha no se podía permitir las muestras de debilidad nunca, ni siquiera si su hermano acababa de morir.

Lo miró fijo, incapaz de pronunciar la frase que le carcomía el interior. Esperó que comprendiera. El otro asintió, sin hacer más faramalla al respecto, evitándole decir las palabras que no lograba pronunciar,  y se sentó en una banca para encender un cigarrillo.

Itachi se sentó a su lado, asimilando por vez primera la imperiosa necesidad de compartir con alguien el fulminante silencio. Sólo con Shikamaru parecía que aquella carga se esfumaba un poco, porque él olía a Sasuke. Porque él había sido su confidente. Porque ellos dos habían compartido tanto que ya casi no los podía separar en su mente y sobre todo, porque su hermano le había pedido que se quedara a su lado.

--Está nublado-- contestó Shikamaru ajeno a todo con la voz quebrándose. Tenía los ojos secos, pero el Uchiha sabía que había un terrible pesar en  el pecho.  Asintió. No había nada más que decir sobre nada.

Ése era el motivo por el cual le agradaba estar con Shikamaru. Él sabía callar, en especial cuando comprendía el filo de las palabras. Porque podía acompañar los alaridos silenciosos que profería, sin dejar de lado su apatía figurada…

Y porque le había hecho una promesa a su hermano.

 

 

 

Notas finales: No dejar review provoca impotencia sexual.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).