Caminaba por los pasillos, suspiró pensando en lo que su padre seguro le diría por lo que había hecho, no quería ser regañado de nuevo por él, lo quería y respetaba más que a nadie pero también le temía y a decir verdad, a veces creía que su padre no lo amaba, pensaba que él solo lo veía como un instrumento para crear una alianza, no quería ser eso, no quería pero su destino ya estaba tatuado en su piel desde el día de su nacimiento como doncel.
Se paró frente a la enorme puerta que daba al salón principal, apretó sus puños antes de empujar levemente la puerta e ingresar lentamente, su padre, Fugaku Uchiha estaba sentado en su trono junto a su madre quién le sonrió al verlo, se le parecía tanto, solo le faltaba el cabello largo para ser su viva imagen; ingresó y se inclinó frente a él quedándose en esa posición.
_ Párate – dijo con su voz fría haciéndolo temblar levemente – Sasuke… he recibido quejas sobre tu desempeño en tus clases con Nadja… tener a una hada que te enseñe como comportarte en sociedad no es cualquier cosa es un privilegio que no todos y todas las princesas tienen y deberías aprovecharlo
_ Si padre pero… la verdad es que detesto esas clases yo… yo no sé para que las tengo si no soy una mujer yo…
_ Eres un doncel – concluyó la frase del menor – lo cual es lo mismo de cierta forma… debes aprender esas cosas para tu formación… - acercándose al menor – tu hermano tiene la carga de convertirse en mi sucesor cuando yo muera o lo decida y tú – mirándolo fijamente – la responsabilidad de convertirte en todo lo que un esposo pueda querer… en una excelente “princesa” – dijo haciendo énfasis en la palabra sonriendo al ver como su hijo menor mostraba su desagrado por eso – en un excelente hijo, educado, refinado, culto, puntual, y… madre ¿comprendes? Esa es tu responsabilidad como un Uchiha ¿SI?
_ Si padre – respondió bajando su rostro – acepto que ese es mi destino pero…
_ Pero nada… - caminando hacia la salida – por cierto… tu cumpleaños 16 se acerca sabes lo que significa ¿verdad?
_ Si padre – respondió ocultando su rostro tras sus flequillo y escuchando como salía del salón, apretó fuertemente los puños sintiendo unas enromes ganas de llorar ¿Por qué su padre era así? ¿Por qué pensaba que él solo podía hacer eso? ¿acaso no sabía que si lo entrenaba como a Itachi podría llegar a ser fuerte? ¿acaso no confiaba en él?
No sabía la respuesta a ninguna de esas preguntas, su vida como parte de la familia real era realmente miserable; justo cuando sentía que lloraría unos delicados brazos lo rodearon.
_ Sasu tranquilo… tu sabes que tu padre no lo dice por hacerte sentir mal solo que…
_ Madre no digas nada – dijo mostrando una triste sonrisa y abrazándose a la mujer
_ Tranquilo mi amor – susurraba besándole los cabellos - ¿quieres pasear por los jardines?
El azabache solo asintió mientras comenzaba a caminar con su madre.
Caminaron hasta llegar a los verdes pastos que rodeaban al castillo, era como un pequeño bosque lleno de flores de hermosos colores, aromas deliciosos y una que otra hada doméstica revoloteando entre las plantas, después de todo eran ellas las que se encargaban de mantenerlo así de hermoso.
_ Adivina
_ ¿Qué? – preguntó mirando como las pequeñas hadas llamadas alseides salían y comenzaba a volar cerca de ellos, las detestaba, siempre que lo veían lo llevaban al centro del bosque donde lo llenaban de flores y le decían lo “linda” que era y lo dichoso que sería su marido, eran tan tontas a veces.
_ Tu padre piensa hacerte una fiesta por tus 16
_ ¿Eh? – se quedó parado al escuchar eso último ¿su padre? ¿una fiesta? Nunca pensó que ambas palabras “padre” y “fiesta” estuvieran en una misma oración – pero ¿Por qué?
_ Por tus 16 mi amor… debes de saber que recién a los 16 entras en edad de matrimonio y por eso Fugaku quiere hacer una gran fiesta y presentarte ante los demás países como nuestro joven y casadero hijo – dijo sonriendo – y prepárate para las propuestas de matrimonio que seguro vendrán después o durante la celebración
_ Uhm – dijo sin muchas ganas – “con que por eso era” – pensaba al escuchar eso de “propuestas de matrimonio” esa era la verdadera intención de su padre y lo sabía, llenarlo de hombres lujuriosos que lo quisieran para hacer quien sabe que cosas y obligarlo a elegir a alguno de ellos después de todo si no elegía a alguno su padre lo haría y eso era peor.
_ Emociónate cariño… vendrán todos los príncipes de todas las naciones y también doncellas y algo me dice que será una hermosa ceremonia
_ Si madre… - respondió sin ganas mirando a la nada
_ Por cierto mi amor… tu padre, Itachi y yo viajaremos mañana a Suna y volveremos dentro de cuatro días
_ ¿Con los demonios? ¿Por qué irán con esos? Además a ti no te gusta el desierto – dijo mirando a su madre sorprendido
_ Veras… parece que Kankuro el hijo mayor del rey acaba de formalizar su noviazgo con una hermosa joven y como bien sabes el rey de Suna es muy amigo de tu padre y lo ha invitado a que conozca a la chica, eso y que vean algo sobre exportación de petróleo – suspirando – cosas aburridas pero tenemos que ir
_ Hum… yo no puedo ir ¿verdad?
_ No porque estas castigado… ya sabes por lo de Nadja-san
_ Hmp… entonces ese tal Kankuro será el futuro heredero al trono
_ No… el heredero será el hijo menor porque dentro del hijo menor se encuentra el alma del espíritu del desierto según escuché… un antiguo demonio muy poderoso… lastima que no puedas ir mi vida
_ Si lástima…
_ Mikoto-sama la busca su esposo – dijo una joven sirvienta inclinándose frente a la reina interrumpiendo la conversación
_ Voy – respondió viendo como la chica desaparecía – luego hablamos Sasu – le dijo besando su frente antes de salir de los jardines.
El azabache se quedó mirando por donde su madre había desaparecido antes de sonreír más ampliamente de lo que normalmente hacía y se tiraba feliz en el pasto verde de sus jardines, una buena noticia por lo menos.
_ Me voy a quedar solo en el castillo – se dijo mientras miraba al cielo – por fin podré hacer lo que quiera… y tengo cuatro días… me voy a divertir mucho estando solo…
Mientras el joven príncipe vampiro sonreía pensando en lo bien que se la pasaría solo durante esos días, sin su padre que lo reprimiera de cualquier cosa y sin su hermano que lo siguiera como una sombra y hasta le impidiera activar sus ojos, definitivamente sería algo bueno, teniendo en cuenta que seguro después de su cumpleaños estaría atado a alguien desconocido de por vida.
Pero, en otro reino, más cerca de lo que quisieran ambos países se podía ver a un par de rubios caminar por los bosques de Konoha, una era mucho más alto y mayor y el otro más joven pero casi idéntico al mayor.
_ Pero padre – se quejaba el menor haciendo casi-casi pataleta
_ Pero nada hijo… - mirándolo con dulzura pero a la vez con firmeza – todo rey necesita una pareja a parte de su fuerza… y también madurez… así que si quieres ser el heredero al trono me tienes que demostrar tu madurez y pensar pronto en conseguir a alguien que comparta tu vida ¿si? – revoloteando sus cabellos – quiero nietos ¿ok?
_ Hai ttebayo – contesto haciendo un puchero - ¿Por qué no pides nietos a Deidara?
_ Porque Deidara no es mi sucesor – le gritó desde lejos mientras se iba, su hijo a veces podía ser muy dulce pero definitivamente necesitaba asentar cabeza.
Bufó sentándose y cruzando sus brazos, odiaba la idea de casarse con alguien por obligación, no es que no creyera en el amor porque si lo hacía ¿sino como fue que sus padres lo tuvieron? Por amor, y el quería lo mismo, no pensaba tener hijos con alguien por sexo, quería tener hijos con alguien por amor, no pensaba darle a un niño una familia falsa, eso jamás, pero tampoco podía enamorarse de alguien a primera vista, eso no existía, definitivamente su vida no era muy justa.
_ No es justo ttebayo
_ Naruto-niichan
El rubio miró hacia donde había escuchado la vocecita y vio como un niño de cabellos castaños y ojos del mismo color salía de entre los arbustos y corría hacia él para comenzaba a dar vueltas a su alrededor.
_ Konohamaru
_ Mira Naruto-niicha ya puedo transformarme en un lobo completo – decía mientras juntaba sus manos y cerraba sus ojos.
_ Konohamaru luego me enseñas ttebayo – le dijo echándose
_ ¿Qué te pasa Naruto-niichan? – preguntaba el niño empujándolo con sus pies.
La verdad era que ese niño no era nada suyo e inclusive era un simple aldeano pero desde que lo había conocido cuando tenía su edad le había agradado mucho y sin darse cuenta ambos se habían echo muy buenos amigos hasta el punto de que el niño dejara de llamarlo “majestad” o “Naruto-sama”, ese pequeño le agradaba, era como tener un hermanito menor que te admirara en todo y le encantaba eso.
_ Nada solo pienso
_ ¿En matrimonio? – dijo inocentemente - ¿te vas a casar? Porque Minato-sama dijo que tenías que hacerlo
_ Si pero no quiero… - haciendo puchero
_ Naruto-niicha es tu obligación… además hay muchas chicas lindas y chicos también ¿Por qué no eliges a uno?
_ No es tan fácil ttebayo – cerrando sus ojos, si lo ignoraba seguro el castaño se iría y lo dejaría pensar tranquilo.
_ ¿Por qué no? No te entiendo nii-chan – decía sentándose a su lado – hay…
_ Mira Konohamaru – sentándose y arrugando el seño mientras miraba al niño – si quieres ayudar ve y consígueme un ángel caído para que me case con él ¿si?... un auténtico ángel
_ Ok – dijo sonriendo antes de desaparecer
El rubio miró por donde se había ido y no pudo evitar suspirar y volver a echarse, por lo menos ese día podría descansar de los entrenamientos de Tsunade y de Ero-sennin.
El pequeño castaño corría hacia la aldea pensando que si no había podido enseñarle su transformación al rubio a su abuelo si le interesaría y tal vez de pasada también podría buscar lo que su nii-chan necesitaba.
_ Pero – se paró rascándose los cabellos - ¿Dónde consigo un ángel caído?
# Dos corazones solos esperan el uno al otro sin saber que al momento de conocerse, el amor calara en su interior tatuándolos por ese fuerte y puro sentimiento #
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