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A solas por Yanagi Akaya

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen.
Respuesta al reto The bishounen said.
Jirou said: quiero ir por todo el dia a un parque de diverciones con todos los titulares del Hyotei, donde Atobe siempre hacia lo que pudiera para estar solos, al final el ultimo juego que subimos fue a la Noria y nos dimos un tierno beso.

Dedicado a Aiko-Emi y las fans de ésta pareja.

Era un día hermoso, en el exterior se percibía cierta frescura que te invitaba a pasar la tarde en casa, leyendo un libro o quizá viendo una película junto a tu amado, en total tranquilidad. Pero para desgracia de Atobe, él se encontraba parado frente a un parque de diversiones junto al resto de su equipo; y ése parque no era Walt Disney ¡Era una estúpida feria cargada de plebeyos!, por aquí y por allá, todos gritando de emoción y corriendo de lado a lado. No, Ore-sama no podía estar perdiendo su tiempo allí, y mucho menos teniendo al pequeño Jiroh cerca. Ambos deberían estar disfrutando de una tarde romántica en un restaurante o algo por el estilo. En fin… ¿y por qué había accedido a tal situación? Fácil, todo aquello había salido de la mente del bello durmiente; efectivamente, Akutagawa ideó la salida del equipo y él, por su parte, no pudo negarse al infantil gesto del castaño al pedirle su aprobación… por más que quisiera.
Al menos debería arreglárselas para quedar a solas con Jiroh y así demostrarle su amor.

—¡Sugoi!— exclamó Akutagawa mientras se adentraban al parque, luego de haber pagado las entradas, o mejor dicho después de que Atobé pagó, si con su dinero…todo sea por Jiroh, pensó el peligris mientras se acercaba más al castaño para pedirle que se desvíen del camino y tomar otro rumbo donde pudieran estar en soledad, sólo ellos dos.

—Jiroh—, dijo llamando su atención, cuando el otro asintió, continuó— ¿Quieres subirte a la rueda de la fortuna con Ore-sama?— el castaño le miró con los ojos brillosos, lo que le llenó de esperanzas hasta que el acróbata habló.

— ¡Subamos al “tren del miedo”!— Exclamó un eufórico pelicereza señalando el mismo juego antedicho, el resto movió la cabeza en gesto de aprobación.

—Bien, ustedes vayan a ese juego, Jiroh y Ore-sama irán a otro—. Concluyó Keigo viendo a sus titulares marcharse, excepto Oshitari y Gakuto—, ¿por qué siguen aquí?— preguntó ubicando sus manos en la cintura.

—Es que…yo ¡yo no quiero subir con el pervertido de Oshitari!— se quejó el pelicereza inflando los cachetes para luego apresar la mano de Jiroh entre las suyas, acción que rabió por completo a Atobe— ¡Tú vendrás conmigo, quieras o no!— y se llevó al castaño consigo al juego del miedo, dejando al capitán con el genio, quien no sabía para dónde huir al ver el rostro del otro chico, que parecía se lo comería con mirada.

Finalmente los diez minutos de duración del juego terminaron, los chicos que habían subido a aquel tren salieron y directamente se acercaron a su capitán.
—Bien, ahora iremos a la rue— nuevamente el peligris fue interrumpido, pero ésta vez por la voz de Shishido.

— ¡A tomar un helado! Allí adentro hacía mucho calor y más estando tan pegadito a Chotarou, necesitó refrescarme…— suspiró el chico de la gorra.

— ¡Shishido-san! ¡No diga ésas cosas!— chilló de extrema vergüenza el albino, con las mejillas en un tono semejante al de un tomate maduro.

— ¿Quieren helado?— preguntó Keigo, ya harto de tanto escándalo por parte de sus titulares. El resto coreó un “si” en son de respuesta— Aquí tienen dinero, cómprense todo lo que quieran, pero ¡no regresen!— antes de tender el dinero, se aseguró de sujetar al chico dormilón, lo único que faltaría sería que él escapará…

—Gracias Atobe-buchou— Hiyoshi reverenció a su superior y salió corriendo tras los demás, Atobe notó cómo el chico seguía su camino y suspiró al creer que definitivamente estaban a solas.

Entre sus mano tomó el rostro infantil de Jiroh, predispuesto a regalarle un beso apasionado, después de todo no era para menos, pero…alguien seguía allí.

—Usu— espetó cuan soldado el moreno de segundo al sentir la mirada de su capitán sobre sí.

—¡Kabaji! ¡¿Qué haces aquí?! ¿Acaso no te ordené que fueras con el resto…?

—No—. Extrañamente el menor habló, aunque más para sus adentros.

Atobe exhaló exageradamente, intentando, fallidamente, calmarse—. ¿No? Pues ve con ellos ahora mismo y asegúrate de no regresar—.

Kabaji asintió con su típico “usu” y se marchó de allí, para la buena suerte de Keigo—. Jiroh, subirás conmigo a la rueda de la fortuna y no quiero quejas ¿entendido? ¿ah?

—S-si, Atobe, como digas…— titubeó el castaño, posteriormente fue guiado hacia la atracción más grande de la feria, donde había una gran fila de espera para poder subir al dichoso juego. Al pobre de Keigo le saltó una vena de la rabia, pero bueno…de algo tenía que servir su dinero.

El chico narcisita sacó de su billetera una gran cantidad de dólares que fueron entregados administrador, quien los dejó ascender a la rueda, ante el bullicio de la gente.

—Al fin, solos…—susurró el joven sentándose en la butaca frente al castaño que miraba hacía el exterior, frente a ellos se presentaba un lago, ya comenzaba a atardecer lo que complemente la hermosa vista que se les ofrecía del punto más alto.

—Atobe, tengo miedo… Mira si esto se cae o…si se rompe— comenzó a dramatizar el bello durmiente que de un salto ya estaba en las piernas de su capitán— Atobe, tienes que cuidarme. — Finalizó con un gesto infantil y enredando sus dedos con los otros.

—Lo sé, pero si no te quedas quieto de seguro ésta cosa se caerá— bufó molesto frunciendo el ceño pero seguidamente relajó sus finas facciones, al ver a Jiroh esconderse en su pecho, buscando refugio, por más mínimo que sea el peligro.

—Jiroh…Ore-sama te cuidará—, rozó ambos pares de labios y le dio un tierno beso— Y más si estamos a solas…

FIN
Notas finales: Tenemos fijado un límite de palabras, por eso es tan corto ú.u
Espero haya gustado. Todo tipo de comentario es bien recibido.
Kisus.

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