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Touch por Yanagi Akaya

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen.
Dedicado a Musaga-san.

Kikumaru estaba seguro que si rechazaba aquella invitación sería hombre muerto, negarle algo a su compañero Fuji no era una opción y mucho menos estando, solos, en una plaza a pocos minutos de la medianoche. Unos sonidos perturbadores lo hicieron dudar, quizá había alguien más en aquel tenebroso lugar, pero la oscuridad le impedía ver más allá de sus pies; sino fuera guiado por el tensai ya se hubiera perdido.
Definitivamente Syuusuke lo sabía todo porque a cada paso que daba los “sonidos” se tornaban más claros y ahora se podían distinguir como gemidos y jadeos. No pudo evitar dar un brinco del susto al sentir la mano de su acompañante sobre su hombro, quien lo invitaba a acercarse a unos arbustos, se posicionaron tras éstos y gracias a la tenue luz de la Luna distinguió dos cuerpos recostados sobre el césped y por los semejantes ruidos que escapaban de sus labios se notaba que verdaderamente disfrutaban lo que hacían.

—Mmm, Atobe…ah…ahí me gusta— gimió abiertamente una de las figuras, su pantalón estaba a la altura de sus rodillas.

—Ji-Jiroh…sí…— respondió roncamente el otro.

Casi se cae de espaldas al escuchar ése nombre, ¡¿Atobe?! Se pellizco en la mano para cerciorarse de que eso no era un sueño, cómo podía ser que el chico narcisista osaba de revolcarse con su compañero Jiroh en una plaza. ¡Que indecentes!—Fujiko, creo que deberíamos irnos de aquí— susurró levemente, el nombrado observaba tranquilamente la escena con los ojos abiertos.

— ¿Por qué quieres irte?— preguntó de manera directa.

¿Qué por qué quería irse? Fuji sabía cómo ponerlo en aprietos sin siquiera mover un dedo; su entrepierna empezaba a reaccionar, sus manos sudaban y en su nuca sentía un molesto ardor.

— ¿Tienes calor, no?— cuestionó nuevamente el tensai, seguidamente sopló su cuello y una sonrisa se formó en su divino rostro.

—Fu-Fujiko…—murmuró débilmente; echó un vistazo a los chicos de Hyoutei: se besaban salvajemente como si el fin del mundo fuese al día siguiente, Keigo acariciaba los muslos de su amante, mientras buscaba unirse corporalmente a él. Su miembro erecto entró en el cuerpo de Jiroh, quien se masturbaba y gemía de puro placer para el goce de los oídos de su capitán. Sus ojos gatunos ya no soportaban tanto deleite—. Fujiko…—repitió, pero fue callado.

Syuusuke pasó ágilmente sus dedos por sobre la parte trasera del pantalón de Eiji, los bolsillos del mismo le molestaban así que metió su mano debajo de la prenda y punzó su mano por encima del suave trasero de su amigo—. ¿Te gusta?

—S-si…—gimoteó, cómo negarlo, realmente el morbo, el placer y la excitación congeniaban perfectamente. Y el notable bulto entre sus piernas era prueba de aquello. Retiró la mano de su compañero y se volteó.

El castaño regresó por más, lamió su acalorada mejilla y después posó sus labios en los de Kikumaru, invadió su boca y sus manos las guió hasta sus pezones, por debajo de la camisa, contorneó a ambos y los apretó. Su lengua descendió por su cuello, mientras chupaba y mordía todo a su paso, llegó a su vientre y lo marcó como suyo. Pero, bueno, él también necesitaba su debida atención, ¿o no?
Dejó al descubierto su miembro que desprendía gotas de pre-semen, las levantó con su dedo y se lo dio a lamer a Eiji, quien con las dos manos lo tomó para masturbarlo, subía y bajaba, un jadeo salió de su boca.
De la impresión sus ojos se abrieron al ver a Jiroh con el rostro cubierto de semen caliente, el chico dormilón se relamía los labios una y otra vez, Atobe le miraba con lujuria y también lamía sus dedos cargados de ese liquido blanquecino, todavía no había salido del cuerpo del castaño. Lo beso y terminó por sacarle lo que sobraba de su semilla con un pañuelo que luego fue a parar a quién sabe dónde.

—Jiroh, te amo tanto…— susurró el peligris—, pero prométeme que la próxima lo haremos en un sitio más cómodo que éste ¿ah? Ore-sama quedó un poco adolorido…— abarcó el cuerpo del chico en sus fornidos brazos.

—Yo-yo…también te amo, Atobe y mucho…pero en nuestras casas no podemos hacerlo, mira si nos descubren. Creo que lo mejor será seguir frecuentando éste lugar, no está tan mal después de todo. Además nadie viene por aquí—. Finalizó ocultándose en el pecho de su capitán.

—Eso quisiera creer, mi pequeño Jiroh…

Kikumaru se recostó en el césped dejando al descubierto su entrada, acomodó sus brazos a un costado para mantener el equilibrio, se despojó de su camisa, el calor que lo invadía era sofocante—. Fu-Fujiko…hey…—le llamó, el otro volteó a verlo y le entregó una sonrisa verdaderamente insana que le provocó un escalofrío.

Sus movimientos se detuvieron, inclusive su respiración, al oír a Atobe elevar el timbre de voz—. ¡Jiroh! Vamos, muévete, que ya es tarde. Debemos irnos—. Dijo buscando su ropa, al hallarla se vistió velozmente, al contrario de su compañero que al parecer se había quedado dormido, como siempre. Bueno, para él no presentaba ninguna dificultad recostarse en cualquier lugar, por más incomodo que fuese éste—- ¡Jiroh! ¡Despierta! Ore-sama ya quiere irse.

—Mmm…Atobe no grites. Ya voy—, se vistió y se alzó del suelo y en ése instante vio dos cabezas tras los arbustos donde ellos estaban escondidos—. Atobe, quiénes están ahí… ¿eh?— su ritmo se aceleró y el miedo lo invadió al suponer que podían ser descubiertos o que alguien pudo haberlos vistos mientras cometían el acto sexual.

—Jiroh…debe ser tu imaginación, ¿ves? Te dije que no viniéramos aquí—, susurró en el oído de Akutagawa. Caminaron silenciosamente hacía los chicos de Seigaku, sus rostros eran una clara muestra de horror—. ¿Quiénes están ahí? Salgan ahora.

—¡¡Ahhh!! ¡¡Atobe!!— Gritó Kikumaru, fingiendo que no sabía de su presencia—. ¿Qué hacen ustedes aquí?— preguntó procurando a cubrirse con su camisa.

— ¿Ustedes qué hacen aquí?— acusó el peligris con las mejillas ardiendo penosamente de la vergüenza.

—Atobe…vámonos—, dijo Jiroh sujetándolo del brazo y emprendiendo camino de regreso a sus casas.

Eiji soltó un gran suspiro, nunca más podría mirar a esos dos a la cara.

FIN
Notas finales: Gracias por leer, espero haya gustado.
Cualquier tipo de comentario es bien recibido.
Kisus.

¡Suerte!

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