Ciel Phantomhive sale de la oficina de su padre, tenia una expresión molesta con ligero puchero de niño pequeño, en esa tarde el y su padre habían discutido sobre un proyecto que le encomendó su padre que era el construir un hotel de su compañía.
El trato era que Ciel tomaría todo el cargo de la operación y si demostraba buenos resultados podría comenzar a trabajar en la compañía, su padre sabía que Ciel era un niño muy listo pero creía que era muy pequeño para ese cargo. Después de la muerte se su madre ase unos meses su padre decidió dejar ese proyecto a Ciel para que olvidara un momento ese acontecimiento tan duro. Pero la condición del trato era que tenia que ser asesorado por uno chico que era hijo de uno de los accionistas, ese chico tenia buenas referencia y seria quien le apoyaría a Ciel, además si el se oponía a las decisiones o simplemente ignoraba a su asesor, no volvería a tener esa oportunidad asta que terminara sus estudios. Ciel de muy mala gana acepto el quería el control absoluto de la operación y no dejaría que un idiota le digiera como hacer las cosas.
Ciel se dirigió a su departamento a relajarse ya que a la mañana conocería a ese estorbo que le causaría tantos problemas –de seguro es un universitario, presumido, pero no dejare que piense que puede imponerse ante mi are que se arrepienta por meterse en mi camino- se dijo a si mismo, el no dejaría doblegar adema el tenia mas poder con esos pensamientos termino molesto y prefirió dormir para descansar. Al despertar recordó molesto que tenia que desayunar con su padre y ese idiota que le arruino sus planes, se vistió con un traje sastre de color azul marino camisa color celeste, aunque solo fuera a ver a su padre y al idiota no quería demostrarle a su padre que el era un inmaduro, tenia que demostrar que era profesional.
Llego a las 10:15, al restaurante en que habían quedado, logro visualizar a su padre desde la entrada y se dirigió asta su mesa –valla ya has llegado, te presento a tu supervisor- señalando a la persona que se encontraba sentada al frente de el, Ciel se quedo helado al ver tan imponente figura, piel ligeramente bronceada, cabellos obscuros y unos hermosos ojos color escarlata que reflejaba su madures pero aun así se veía tan joven, Ciel sintió que su corazón daba un giro, pero logro mantener la compostura para poder sentarse-Es todo un placer conocerlo Ciel Phantomhive, mi nombre es Sebastián Micheals –Sebastián era el nombre de tan hermoso ángel pensó para si Ciel. ¿Que rayos estoy pensando? se dijo Ciel, el es un hombre no puedo encontrarlo atractivo, además solo había venido para arruinar su planes seria como su niñera y eso no es algo que pasaría por alto –creo que o puedo decir lo mismo, tenga en claro que no tengo intención de trabajar con usted- su padre intervino-Ciel ya sabes que nuestro acuerdo esta ligado con el así que si quieres hacer el proyecto te aconsejo que pienses lo que ases- su padre se disculpo y se retiro para contestar una llamada-Tengo que decirte pequeño que yo tampoco tengo la mínima intención de trabajar contigo solo lo hago porque así mi padre para que me deje empezar mi propia compañía, así que no lo arruines- esa hermosa sonrisa de aquel joven se convirtió en una cruel amenazadora mirada llena de odio, Sebastián no iba a hacer un tonto que quitaría del medio, al contrario iba a ser un combatiente fuerte y dispuesto a todo por lograr su objetivo, tal como el. Su padre receso a la mesa y Sebastián recupero su postura, acordar lo que tendría que hacer y como. Ellos iban a dirigir la construcción de un hotel en los Ángeles, las construcciones ya iban a terminar ellos se encargarían de la decoración tema invitados para la ceremonia el personal y solo se les daría 4 meses para ello si cumplían con el plazo cada quien podría hacer lo que quisiera.
Al a mañana siguiente se acordaron para ir al aeropuerto para tomar su vuelo que seria a las 9:30 de la mañana, pero a Ciel se le ocurrió desvelarse jugando en su wii, aunque actuara como un adulto tenia que admitir que aun era niño, además el jugar le ayudaba a relajarse y no pensar en ese déspota y arrogante de Sebastián, se termino acostando cerca de las 3 de la madrugada.
Escucho unos golpes muy fuertes en la puerta de no muy modesto departamento puesto que Ciel le había pedido a su padre que quería vivir solo, no solo para demostrar que era lo suficientemente maduro si no que con su padre recordaba a su madre y no quería expresar debilidad de eso, le levanto de mala gana y abrió la puerta-idiota no recuerdas que teníamos el vuelo hoy…- el se detuvo vio la expresión del niño estaba paralizado viéndolo y no emitía algún sonido,-lo ciento-se disculpo Sebastián, pensó que lo había asustado pero la verdad Ciel imaginaba a cualquier persona e septo a el, su aparición lo desconcertó y su imagen lo dejo impactado tenia unos pantalones negros una camisa de botones blanca con línea crises que estaba algo desabrochada y una gabardina que asía juego con el pantalón, Ciel no estaba asustado, no, estaba maravillado. Pero por lo aturdido que estaba olvido su actitud arrogante que tenia con el y dijo- yo… lo ciento me quede dormido no fue mi intención- Sebastián se quedo mudo al ver a un pequeño con una piyama azul marino con líneas doradas una expresión somnolienta y su cabello algo alborotado, era una imagen realmente tentadora siendo como es un niño adorable y tan inocente-No…no importa solo cámbiate se nos ase tarde- le dijo nervioso Sebastián a ese encantador niño, que obedientemente corrió a un cuarto y se encerró para cambiarse. Ciel se sintió mas seguro en su cuarto y se preocupo a la vez parecía una niña enamoradiza que se ponía nerviosa con todo el era un chico y Sebastián también, así que no había razón para sentirse así, ya un poco calmado se dirigió a su guardarropa y se empezó a desvestir cuando se abrió la puerta de su cuarto –oye ya estas listo se nos ase tarde…-Ciel se puso totalmente colorado al ver que Sebastián después de una impresión que mostraba su cara empezara estudiar su cuerpo con la mirada, una mirada que mostraba lujuria, Ciel sintió como si esa mirada lo quemara y una sensación extraña recorrió su cuerpo. –Sal de mi habitación ahora – exigió algo sonrojado el chico, pero Sebastián avanzo al el asta que su cara estuvo enfrente de la de Ciel lo miro a los ojos dirigió sus labios asía la oreja de Ciel y musito-como lo ordene mi lord- y se marcho dela habitación.
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