Desde hacía ya algún tiempo el Arca había estado demasiado aburrida, el Conde les había dicho que no atacaran, que no mandaran Akumas, en pocas palabras que estuvieran tranquilos y que disfrutaran su tiempo haciendo otro tipo de actividades.
Cosa que por cierto, era toda una tortura para los pobres gemelos:
-¡Dero esta aburrido!-exclamo Jasdero mientras hacia un tremendo puchero al tiempo que el mismo se apuntaba en la cabeza-Quiero salir… quiero buscar exorcistas…-añade sentándose en el suelo cruzándose de piernas.
-¡Yo también estoy aburrido!-se quejo el pelinegro echado en un sofá con el ceño fruncido y la mirada posada en el techo del lugar-¡Ahhh!-grito para luego apretar con fuerza los puños; en una de sus manos traía su pistola, y se contuvo de comenzar a disparar por todos lados por buscar alguna manera de divertirse.
-Debitto…-le llamo el rubio viéndole desde su lugar.
-¿Qué sucede, Jasdero?-pregunto sin muchos ánimos mientras mantenía sus ojos cerrados con fuerza y su mano que tenia desocupada se encontraba en su frente, era un gesto como si le estuviera doliendo la cabeza.
-¡Vayamos por esos exorcistas!-dijo animadamente dedicándole una sonrisa al mismo tiempo que reía levemente.
-¡Bakka!-grito para luego acercarse a este y golpearle en la cabeza con su pistola-¡No podemos salir del Arca, no nos está permitido!
-Pero…-dijo haciendo puchero en nueva cuenta mientras se sobaba en el lugar que acababa de ser golpeado-Ni si quiera esta aquí el Conde, no lo sabrá…-susurro viéndole a los ojos.
Debitto parpadeo un par de veces ante las palabras del rubio, era cierto…el Conde no se encontraba en el Arca en esos momentos, nadie sabía tampoco donde podría andar metido, y a decir verdad…a ellos dos ni les importaba de todas formas. Una sonrisa de lo más maquiavélica se formo en sus labios y decidido dijo:
-¡Vayamos por los exorcistas!-grito lleno de emoción con un brillo malicioso en sus orbes mieles, logrando que la sonrisa de Jasdero volviera a aparecer.
Sin si quiera dudarlo ambos salieron de aquella habitación abriendo la puerta de una patada, como siempre solían hacerlo cuando tenían prisa, en los rostros de ambos podía apreciarse las amplias sonrisas que traían, y corrieron hacia una de las tantas puertas que existían en el Arca, mas se detuvieron secamente al oír una voz bastante familiar.
-¿A dónde creen que van, gemelos?-pregunto con tranquilidad el Conde Mikk observándoles con una sonrisa de medio lado y con un cigarrillo entre sus labios.
-¡Somos Jasdebi!-respondieron al unísono viéndole con un aura y mirada asesina.
-¡Yo soy Jasdero!-dijo el rubio.
-¡Y yo Debitto, grábatelo de una vez, maldito vagabundo!-dijo echo furia el pelinegro apuntándole con su pistola al igual que su hermano.
-Hai, hai…lo que digan-respondió sin mucho interés soltando un largo suspiro con algo de fastidio mientras cerraba sus ojos- ¿A dónde iban?-volvió a preguntar posando sus orbes sobre los otros dos, los cuales ante la pregunta se tensaron un poco.
-¡A ningún lado!-dijeron al unísono de nuevo.
-¡Lo que Jasdebi haga, no tiene porque importarte!-se defendió Jasdero.
-¡Exacto; son nuestros problemas!-dijo también Debitto sonriendo con malicia viéndole a los ojos para luego apuntarle con su pistola en nueva cuenta al igual que el rubio, y dispararon.
Una bala roja fue lo que dispararon; así que por lo tanto…salió una gran bola de fuego en dirección al Noah del Placer, el cual se encogió de hombros volviendo a suspirar con fastidio al tiempo que cerraba sus ojos y aquel ataque lograba atravesarlo, gracias a su técnica. Luego observo de reojo como el fuego desaparecía y cuando volvió su vista al frente, los gemelos ya no se encontraban allí.
Torció los labios en gesto de disgusto mientras fruncía levemente el ceño y mordía con suavidad el cigarrillo que estaba en sus labios.
-Par de críos inmaduros…-fue lo único que salió de sus labios para luego retirarse de allí, en dirección a su habitación.
-Eso estuvo cerca, Hii…-dijo el rubio riendo entre dientes mientras observaba de reojo a su hermano.
-Sí, maldito vagabundo que se mete donde no le llaman-dijo mosqueado frunciendo el ceño al mismo tiempo que alza un puño con una venita en su frente.
-Etto…Debitto, ¿ese no es un exorcista?-pregunto Jasdero apuntando con su pistola cerca de un río que había por allí.
El nombrado poso su mirada en la dirección que su hermano le estaba enseñando y ni si quiera le respondió al rubio, solamente fue corriendo hacia allí siendo seguido de Jasdero, ambos traían una enorme sonrisa en sus rostros, al fin serian capaces de divertirse un poco, pensaron.
-¡Exorcista!-gritaron al unísono.
-¿Quiénes son ustedes?-pregunto el japonés viéndoles con una mirada de lo más fría e inexpresiva, posando una de sus manos sobre la funda de su espada, luego noto los estigmas en la frente de ambos-¿Así que Noé?-una leve sonrisa llena de malicia se formo en sus labios.
-Soy Debitto-dijo el pelinegro apuntándole con la pistola.
-Y yo Jasdero-respondió el rubio haciendo lo mismo que su hermano.
-¡Y juntos somos Jasdebi!-dijeron a la vez sonriendo.
-No son más que un par de idiotas-dijo secamente dándoles la espalda-No tengo tiempo para jugar con niñatos como ustedes…-añadió dispuesto a marcharse del lugar.
-¡¿Qué mierda has dicho?!-grita cabreado Debitto.
-¡Nadie se burla de Jasdebi!-gritaron juntos para luego disparar una bala morada en dirección hacia el espadachín, quien se puso a la defensiva en seguida.
-¡¿Qué demonios…?!-pregunto exaltado buscando con la mirada a ambos Noé.
-¡¡Antifaces tontos!!-grito con emoción el rubio para luego soltar una enorme carcajada burlona junto con su hermano; quien se acerco sigilosamente hasta el samurái para quitarle la Katana.
Continuará…
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