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En busca de los Exorcistas por AlOnE_In_ThE_DaRk

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Notas del capitulo:

No hay mucho que decir, asi que solamente...espero sea de su agrado, aunque esta pareja sea de lo más rara que hay jajajajaja

-¡Ahora no podrás vernos!-grito el pelinegro.
Después de eso, se alejo del exorcista con una enorme sonrisa llena de malicia y perversión en su rostro, dejando caer la espada del peliazul; la cual al instante que fue capaz de tocar el suelo, aparecieron un montón de Katanas más iguales a la Mugen del japonés. Quien por cierto, frunció el ceño con miles de venitas palpitantes en su frente.

-¡Déjense de juegos estúpidos y peleen en serio!-grito bastante cabreado buscando a los gemelos.

-¿Qué?-pregunto burlón Debitto-¿No crees que serás capaz de encontrar tu espada?-volvió a preguntar con bastante burla en su tono de voz.

-¡Esto es muy divertido, Hii!-comento con malicia el rubio arrancando con brusquedad todos los botones de la capa del exorcista, para luego alejarse de él, al notar que le iba a pegar un puñetazo en el rostro-¡Jajajajaja, exorcista idiota, Dero está aquí!-volvió a reír a carcajadas.

-¡Tch!-se quejo Kanda afilando la mirada al mismo tiempo que trataba de no perder la poca paciencia que le quedaba.

-¿Qué sucede, exorcista? ¡Haz algo!-le desafío el pelinegro soltando una carcajada entre burlona y maliciosa para después quitarle de un tirón la chaqueta de exorcista, logrando que el espadachín cayera sentado al suelo por la brusquedad, Jasdero aprovecho esto y le quito de un tirón también el pantalón mientras Debitto le sujetaba con fuerza de las muñecas.

-¡¿Qué mierda están haciendo?!-grito un tanto desesperado tratando de golpear al Noé lanzando patadas, sin éxito alguno.

Entre ambos desnudaron completamente al samurái; el cual no hacía más que gritar uno que otro insulto buscando provocarles para que pelearan en serio, en vez de seguir con lo que hacían, sin embargo…ninguno de los dos le tomaba en cuenta a los gritos de Kanda.

El pelinegro amarro con fuerza las muñecas del japonés, gracias a una cuerda que traía consigo. Jasdero por su parte, aprovecho eso para tumbar al pelilargo en el suelo, acto seguido…Debitto se acomodo entre las piernas del peliazul mientras su hermano se hacía cargo de evitar que el exorcista pateara al otro.

-¡Vamos a divertirnos en grande!-dijo el pelinegro mientras se bajaba el pantalón junto con su ropa interior para luego posar cada mano en las piernas del japonés, evitando que este pudiera moverlas y de una sola brusca embestida entro en el interior del otro.

-¡Ahh!-grito arqueando la espalda y cerrando sus orbes oscuros con fuerza, tratando de contener aquellas lágrimas que caían juguetonamente por sus mejillas, sintiendo como su propia hombría comenzaba a erguirse.

-¡Dero también quiere divertirse!-dijo haciendo puchero para luego quitarse toda la parte de debajo de su ropa, sorprendiendo a su hermano.

-¿Qué vas a hacer?-pregunto un tanto confuso observándole mientras parpadeaba un par de veces olvidando por unos momentos que se encontraba dentro de Kanda, quien se relajo un poco al sentir como su entrada se estaba acostumbrando a aquella invasión.

-Ya lo veras, Hii-comento juguetonamente para luego sentarse sobre el espadachín comenzando a frotar su retaguardia contra el miembro de este, logrando que se sonrojara un poco y que el pelinegro quedara boquiabierto por lo que sus ojos estaban viendo.

-Jasdero…-susurro para luego sonreír ampliamente con malicia mientras reía un poco entre dientes, después de todo, eran hermanos, era obvio que ambos serian igual de pervertidos.

Debitto no se movió, primero espero que su hermano hiciera lo que tenía planeado. El rubio aún seguía “torturando” de aquella manera al samurái, para luego sin previo aviso; auto penetrarse soltando un débil gemido de sus labios y sacando uno ronco de la garganta del exorcista.

El pelinegro se relamió los labios con lujuria al sentir como Kanda había contraído su entrada cuando Jasdero se auto penetro, y sin hacerle esperar más comenzó a embestirle de manera profunda y algo lenta, deseaba oírle pedir por más. Por otro lado, Jasdero cuando sintió que su hermano se movía, este no se quedo atrás, e hizo lo mismo, a la misma velocidad y profundidad.

El tono carmín de las mejillas del japonés iba tomando un color más fuerte a cada segundo que iba pasando, tenía los ojos entre cerrados, y de su boca salían algunos suaves gemidos y/o jadeos mientras hacia lo posible por no mover sus caderas, ya que sinceramente…le estaba gustando la situación.

-¿Qué sucede, exorcista?-pregunto el pelinegro con voz ronca e excitada, maldiciendo por dentro que no podía ver el rostro del espadachín debido a que tenia a Jasdero en frente-¡No oigo…tus quejas!-comento con burla.

-¡Tch!-fue su respuesta al mismo tiempo que escondía su mirada en su flequillo, ambos sonrieron ampliamente, aún seguían con ese ritmo lento; que desesperaba al samurái-muévanse…rápido…-pidió apenas audible.

-No podemos oírte-dijeron al unísono sonriendo con malicia, y aguantando la risa, estaban muy entretenidos los dos teniendo en ese estado al exorcista; el cual se mordió un tanto brusco el labio inferior.

-Háganlo… ¡rápido!-dijo tratando de no sonar débil o algo por el estilo, así que más que un “favor”, fue como una orden.

Ambos rieron sin poder evitarlo, y cuando Kanda estuvo a punto de reclamarles, sintió como el pelinegro comenzó a embestirle de manera más rápida y profunda; por supuesto, los movimientos del rubio eran iguales a los de su hermano, así que el espadachín volvió a cerrar sus ojos con fuerza mientras se mordía el labio, acallando los gemidos.

Jasdero solo sonreía con diversión por las expresiones del exorcista mientras hacia lo posible por no ser demasiado escandaloso, por parte de Debitto este solo se dedicaba a penetrar violentamente al japonés con una sonrisa de oreja a oreja al mismo tiempo que jadeaba, y Kanda…lo único que podía hacer en esos momentos era gemir.

-De-debitto…mmhh…-le llamo entre gemidos el rubio con voz temblorosa mientras se estremecía de sobre manera contrayendo su entrada.

El espadachín al sentirlo se tenso un poco y también no pudo evitar contraer aquellas paredes que tenían prisionero al miembro del pelinegro, el cual gimió roncamente al sentir como le apretaba la hombría. Duraron unos cuantos segundos más de esa manera, para luego correrse los tres juntos con un sonoro gemido.

Continuará…

Notas finales:

Ya verás que el tercer capitulo, será mucho mejor que este...y por supuesto, el cuarto tmbn -sonriendo con malicia- espero os haya gustado


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