~+~ Near ~+~
Me quedé parado sin moverme. No podía creer que los labios de mi novio hubieran podido decirme que sólo era un niño. El oirlo de su boca me lastimó más allá de los límites posibles. Las lágrimas se me desbordaron y lloré herido. Me percaté de que intentaba disculparse mientras me abrazaba, pero estaba muy absorto en mi llanto como para si quiera corresponder a su abrazo. Estaba enojado sinceramente pues él sabía lo mucho que esas palabras molestan y lastiman, y aún así me las dijo. Nunca imaginé molestarme tanto con él.
Después de un rato, ya no sentí más sus brazos alrededor mio; fue ahí cuando me percaté de que lo había corrido. Se había ido y yo ni me había despedido de él, demasiado enojado y hasta emberrinchado. Pero ahora, ya no estaba...
Entonces la pregunta temida cruzó mi mente ¿Y si ya nunca volvía? ¿Y si mi mala reacción ante algunas palabra terminaban con nuestra relación?
Con todo y esas terribles dudas, Me forcé a mi mismo a sobrellevar el día. Por supuesto, no dejé que ni mi maestro, ni mucho menos mis padres -que por azares del destino se encontraban en casa- ni siquiera Roger se percataran de lo triste que estaba. Para ellos, sólo era el niño callado que siempre había sido.
Al caer la noche, no pude dormir. Estuve ansioso y manteniéndome pegado a la ventana, esperando a que Elle volviera para poder tirarme entre sus brazos y pedirle perdón mil veces por mi infantil conducta, pero -como es de esperarse- él nunca llegó.
Cerca de la madrugada, yo seguí a pegado al cristal de mi ventana, con la mirada perdida y soltando tristes suspiros constantemente hasta que el sentir una mano en mi hombro me sobresaltó.
-"Elle..." murmuré con suavidad, sonriendo al pronunciar su nombre.
Lleno de esperanza, me volví esperando a ver a mi amado, desconcertándome enormemente al encontrar ahí a Roger, mirándome cansinamente.
-"Hijo, ya va siendo hora de que lo olvides... De una vez por todas..." me dijo con tono solemne.
-"¿Qué dices?" pregunté intentando averiguar qué se traía entre manos.
-"Eso... Sé que te has visto en secreto con ese..." suspiró "Ese hombre. No podrás hacerlo más, Near." hablo como si las palabras tuvieran un sabor horrendo y al mismo tiempo gratificante al paladearlas.
Me quedé perplejo. Mi dotada mente se congeló por unos momentos, dejándome en blanco y pasmado.
-"Mira, Near... Sé que no lo entenderás, pero quiero que sepas que lo hemos hecho por tu propio bien."
Se me heló la sangre en ese mismo momento. ¿Qué habían hecho? ¿Qué le habían hecho a mi novio?"Vamos, Near, no saltes a conclusiones apresuradamemte. Tranquilo." me dije a mí mismo mientras intentaba mantener las apariencias.
-"¿D...De qué hablas?" el temblor en mi voz delató mis nervios.
-"No soy quien para decirte..." dijo tan quitado de la pena. Pude jurar ver una sonrisa torcida por unos milisegundos "Ahora, me retiro. Con permiso, jóven Near. Trata de dormir."
Y sin más se fue.
¿Qué era todo eso?¿A qué se refería? Y lo más importante: ¿Cómo se atrevía a venir, decir ese tipo de cosas y simplemente retirarse después?
La duda me carcomió todo el tiempo que estuve solo, pretendiendo estar dormido. A una hora considerable, me levanté, duché y bajé a encarar al mundo con las palabras de Roger resonando en mi mente, un nudo en el estómago y unas ojeras monumentales en el rostro.
En el comedor se encontraba mi padre, vestido de traje y con el periódico en una mano.
-"Buenos días, Near." dijo después de unos minutos de que entré al cuarto.
-"Buenos días..." respondí ausente. Nos sentamos frente a frente pero sin mirarnos las caras por un rato considerable, mientras él bebía café y yo jugueteaba con mi desayuno que no podía engullir.
Eventualmente, siendo el hombre ocupado que era, mi padre se levanto y se dispuso a irse. No obstante, a unos cuantos pasos de la puerta, se volvió y me dijo:
-"Hijo, deberías echarle un vistazo al diario de hoy, podría contener algo que seguro encontrarás interesante."
Yo sólo asentí vagamente, sabiendo que él tenía por costumbre dejarme alguna sección del periódico para leer cuando contenían artículos científicos que consideraba muy complicados para él y por ende interesantes para mí.
Aburrido como estaba y deseando distraerme, decidí tomar el diario y leer lo que mi padre había dejado. El vaso de leche que sostenía en la mano se estrelló con el piso al darme cuenta que eso era uno de esos diarios amarillistas plagados de nota roja con vistosas y grotescas fotos.
Me sentí al borde del desmayo al ver el encabezado escrito en rojo sangre y letras de cinco centímetros: "HOMBRE MUERTO A GOLPES". Debajo de aquellas palabras se encontraba una fotografía a todo color y de grandes proporciones del pobre individuo masacrado. Un hombre muy delgado de cabellos negros y alborotados y tez muy blanca bañado en sangre, con algunos de sus miembros torcidos en posiciones físicamente imposibles y tirado como bolsa de basura a un lado de la autopista.
Mi corazón se detuvo. Mi sangre se heló. Era Elle... El hombre de la imagen estaba tirado con la cara al suelo, ocultándosela, pero yo sabía que era él: incluso vestía como mi novio lo hacía. No necesité ni quise leer las pocas palabras sensacionalistas escritas junto.
La tristeza en mi interior se desbordó en lágrimas y la desesperación en un grito.
-"¡Asesinos!" grité a todo pulmón para que cada alma en la casa escuchara "¡Malditos asesinos!"
Me derrumbé gritando y llorando, llamando a voces a mi amado y preguntándome cómo era posible que un dios justo y bueno me hiciera esto.
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