~+~Narrador Omnisciente~+~
Near y Elle yacían en la cama, desnudos completamente, dormidos. A pesar de estar en el país de los sueños, ambos estaban abrazados de tal manera que parecería que tenían miedo de soltarse, o de despertar a la mañana siguiente y darse cuenta de que todo había sido un maravilloso sueño. Ambos tenían una delicada sonrisa esbozada en el rostro mientras cada uno se encontraba perdido entre su mundo de fantasía. La imagen que proyectaban evocaba sensaciones que eran de amor puro y paz completa. Era claro para cualquiera que les viera que entre ellos había un amor puro, inocente e incondicional, pero había personas que no podrían comprenderlo nunca.
Del otro lado de la puerta cerrada, en uno de los numerosos cuartos de aquella mansión, se observaba a un hombre mayor vestido de traje negro paseaba intranquilamente por su habitación, intentando tomar una importante decisión.
“Algo… Algo me dice que tengo razón… Mi Near está en manos de un pervertido, ese maestro desde el principio me dio mala espina… Yo estoy seguro que algo hay entre ellos…” pensaba el insomne hombre mientras se sentaba en la cama “Algo, no sé qué, pero algo tengo que hacer para detenerlo…”
Roger llevaba meses sospechando sobre la relación entre Near y Elle, y por mese le había espiado sin mucho éxito, pero su sexto sentido y paranoia le permitía encontrar pistas concluyentes hasta en el más nimio detalle que pudiera encontrar. Roger se sentía con el deber de cuidar a Near y velar por que ningún maestro depravado se aprovechara de su inocencia, ya que –después de todo- él había sido quien crió a Near desde que éste era una criatura que apenas caminaba, por eso él se sentía obligado a cuidar de su niño, a quien había llegado a amar como el hijo que nunca tuvo.
A pesar de que él llevaba meses sintiéndose inquieto, esta noche se sentía diferente, como si su inquietud hubiera sido elevada a la decima potencia –cosa que interpretó como un llamado se su “sentido maternal”-. Se levantó de la cama casi de un salto y caminó decidido hasta la habitación de Near, con el corazón palpitando con celeridad.
Al llegar al cuarto se detuvo fuera de la puerta, respirando profundamente para no irrumpir en la habitación como un loco. Al hallarse lo suficientemente tranquilo, abrió la puerta lentamente, solo lo suficiente para poder echar una mirada al interior. Lo que vio le dejó paralizado por completo: en la cama yacía Near abrazado al cuerpo de aquel maestro enfermo. Ambos dormían, enredados entre las sábanas.
Roger no pudo mirar aquella escena por mucho tiempo, salió del cuarto asqueado, cerrando la puerta detrás de sí para apoyarse en una mesa del corredor, sintiendo que no podría tenerse en pie solo. “Fue muy tarde… no pude protegerlo a tiempo….” Pensaba mientras que con manos trémulas descolgaba el teléfono que estaba en aquella mesa y comenzaba a apretar los dígitos para hacer lo más prudente que se le ocurrió en el momento.
-“Aló, señora River…” dijo en cuanto el teléfono le dio línea y la voz de la madre de Near sonó al otro lado del teléfono. “Si, señora. No, estamos bien. Si, me alegra que disfruten de su viaje. Si, lo sé. Si, señora. Bueno, se que no he de llamarles a menos que sea algo muy urgente, me parece que lo mejor sería decirles en persona. No, no ha pasado nada, no se alarme. Si, lo se, pero será mejor que vuelvan pronto, es una situación un poco… difícil de exponer por teléfono. Gracias por entenderme, cuando llegue el avión les iré a recoger. Hasta luego.” Dijo y finalizó la llamada. Ahora sólo restaba esperar para poder arreglar las cosas.
La llamada había conseguido preocupar a los desinteresados padres de Near, lo cual ya era mucha ganancia puesto que iban a volver a casa a ver por qué el confiable y nada impresionable mayordomo les había llamado con tanta urgencia. Debido a esto, los señores River comenzaron a empacar sus cosas, preparándose para volver a su casa a ver cuál era el gran problema por el que les habían llamado con tanto apremio.
Mientras tanto -ajenos a todo este alboroto- descansaban Elle y Near en la cama, dormitando mientras los primeros rayos de luz se filtraban por las cortinas entreabiertas. El albino abrió los ojos lentamente solo para cerrarlos de nuevo al cerciorarse de que estaba a salvo entre los brazos de su amado. Elle se acercó para besarlo dulcemente a modo de buenos días antes de decirle que debían levantarse para arreglarse y estar listos para un nuevo día sin levantar sospechas.
El dia pasó sin complicaciones aparentes, por lo que la feliz pareja ni se imaginaba el infierno que estaba a punto de desatárseles. Ambos estaban en la biblioteca jugando con operaciones matemáticas impensables, las cuales llevaban a sus límites a una pobre calculadora científica. Estaban bastante centrados en encontrar maneras de hacer operaciones que la mayoría de la gente no conoce con tal de que la calculadora dijera “error” y ellos pudieran mostrarse más listos que la dicha maquinita, que no se dieron cuenta de cuando los padres de Near llegaron a la casa.
Mientras tanto, en el salón principal de la casa, el preocupado mayordomo exponía a los preocupados señores River el porqué de su llamada de emergencia. En un principio, ambos se mostraban renuentes a creerlo, pero a lo largo del discurso, se fueron convenciendo de la veracidad de las palabras del hombre mayor sentado frente a ellos.
El padre de Near, quien aun dudaba de lo expuesto por Roger, le pidió una prueba de lo que decía, a lo que el mayordomo simplemente se limitó a decir: “Si quieren comprobar lo que les digo, vayan a la biblioteca, seguro podrán comprobar lo que les digo…” Dicho esto, ambos padres se levantaron de sus asientos y se dirigieron casi corriendo hacia la biblioteca, abriendo la puerta de golpe.
En el interior del salón, sentado en un sillón, se encontraba Elle con Near en el regazo, leyendo abrazados. La manera en que Near miraba a su maestro les otorgó a los sobrecogidos padres la prueba tan concluyente de lo que ocurría entre ese…. Ese pervertido y su amado niño.
-"¿Qué demonios es esto?" vociferó el padre de Near "Aléjese de mi hijo ahora!"