~*~Near~*~
Escuchar la voz de mi padre me sobresaltó, no se suponía que estuviera aquí. Yo creía que se encontraba en Grecia, o en Roma, o en cualquier lugar del mundo excepto aquí. Yo pasé un momento son entender lo que pasaba, hasta que sentí a Elle temblar debajo de mi fue que comprendí la gravedad de la situación en la que nos encontrábamos.
Me separé de el de un salto, mientras escuchaba como mi padre comenzaba a gritarle a Elle cosas horribles.
-"¡Aléjese de mi hijo, maldito pervertido!" gritó fúrico más allá de los límites de lo que yo hubiera considerado posible.
Mi padre nos miraba con una mezcla de repulsión y enojo, como si nuestro amor fuera lo más sucio del mundo. Mi madre, a su lado, lloraba desconsolada mientras murmuraba mi nombre.
Mi padre se acercó a nosotros y nos separó de golpe, levantando a mi novio del collar de la camisa mientras seguía gritándole. Elle trataba de decirle algo, pero él, entre su furia, no le permitía hablar en favor nuestro.
-"maldito engendro!" le gritó "¿Cómo te atreves a pervertir a mi hijo dentro de mi propia casa? ¿Y además creías que ibas a poder salir impune después de esto? Maldito monstruo, yo mismo te voy a matar a golpes..."
Las palabras de mi mi padre me alarmaron mucho, él era un hombre de armas tomar y no decía amenazas a la ligera; si el prometía matarte, ten por seguro que era una promesa seria.
-"¡Papá, no!" grité "Elle no me ha hecho Nada malo... Por favor suéltalo, no vayas a hacerle daño..."
-"Le has lavado el cerebro, maldito degenerado" exclamó al oír mis palabras. "y tu..." dijo viniendo hacia mi "¿cómo te atreves A defenderle?" me gritó indignado antes de cruzarme el rostro con una bofetada. "Nunca te atrevas a volver a ponerte de parte de este pedófilo de mierda. ¡Nunca!"
Inmediatamente después, mi padre volvió hasta Elle, tomándolo de la camisa para después empujarlo al suelo y tirarle una patada en la caja torácica, que le sacó el aliento mi novio. Yo comencé a llorar, rogando a mi padre que se detuviera, pero el parecía no escucharme y seguía golpeándole con fuerzas.
Después de un rato, cuando mi padre se cansó de golpearle y gritarle, jaló a Elle para levantarle del suelo y lo sacó a empujones de la casa, sin dejar de gritarle amenazas y palabras altisonantes.
-"Y si te vuelves a aparecer por aquí, ahora si te Mato, méndigo desgraciado..." le gritó antes de cerrarle la puerta en la cara con una violencia espeluznante.
Después de eso, todo fue un remolino de locura que me envolvía en un vórtice de desasosiego. Mi madre lloraba y mi padre gritaba todo el tiempo. Era claro que ellos no tenían la visión correcta de mi amor con Elle; para ellos parecía ser algo sucio y horrible... Ellos no entendían el amor que nos teníamos.
Pasaron un par de días y mis padres decidieron aparentar que nada había pasado, arrumbando a mi amado Elle al pasado; pero yo no podía hacer eso. Cada que podía, me colaba al que había sido su cuarto para quedarme abrazado a alguna de las cosas que se habían quedado olvidadas y ahora estaban tiradas en el suelo, como permanente recordatorio de aquel hombre al que amaba.
Después de una semana, mis padres creían que ya todo era pasado; ellos creían ilusamente que una semana lejos de mi amado bastaría para olvidar varios meses maravillosos a su lado.
Yo intentaba buscar algún medio para contactarle, cada día mi necesidad de verle se hacía mayor, me sentía tan solo. como antes de conocerle, sólo que ahora me dolía más porque ya había conocido lo que era sentirse querido y en un instante lo había perdido todo de nuevo.
Cuando pasaron 2 semanas, comencé a temer que las amenazas de mi padre si hubieran surtido efecto y él estuviera tan asustado como para nunca volver a buscarme. Cada noche, yo lloraba en silencio y rezaba por volver a encontrarle. Yo soñaba que él llegaba hasta mi casa y me sacaba a través del balcón y que nos íbamos juntos, a algún lugar en donde pudiéramos querernos si que nadie nos molestara; pero cada mañana mi sueño se desvanecía y de nuevo me embargaba la tristeza.
Después de un mes de Soledad, me resigné a que había perdido a Elle y que nada en el mundo iba a permitirme encontrarle de nuevo. Su ausencia me dolía mucho, pero tenían que encontrar la manera de poder sobrellevarlo. Mis padres volvieron a sus viajes y yo me quedaba solo en casa todo el tiempo, soñando despierto con ver a Elle de nuevo; pero sabiendo que eso era virtualmente imposible.
Ya había perdido toda esperanza de verle de nuevo, cuando una noche, mientras me preparaba para dormir, escuché un ruido en el balcón. Salí a ver que era y me encontré con una nota finamente doblada y acomodada en la entrada a mi cuarto. La recogí y abrí emocionado, mi emoción creció al encontrarme con que la nota estaba escrita con la elegante caligrafía de mi novio. Sonreí tontamente al leer lo que decía adentro:
y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres,
Porque amores que no mueren matan.
Porque amores que matan nunca mueren..."
~tu Elle
Te espero en la parte más apartada del jardín, justo a la media noche de hoy. Si mi visita te supone peligro, ruego que no vengas, aunque esperaré por ti toda la noche y vendré diario hasta verte. Te amo, no dejes que te convenzan de lo contrario...
Me ruboricé al leer la carta e inmediatamente me puse inquieto, buscando un reloj para saber cuánto tiempo faltaba para el ansiado encuentro. Me tranquilicé el ver que me quedaba media hora para alistarme para verle.
Me acomodé un poco el cabello y cerré la puerta con cerrojo, para asegurarme de que esta vez no nos fueran a descubrir. Al estar listo, salí por el balcón y caminé hacia el jardín, con el corazón latiéndome a mil por hora de los nervios.
Cuando finalmente llegué a la parte donde habíamos quedado, mi corazón dió un vuelco al encontrarme a Elle parado entre los árboles del jardín con una Rosa blanca en la mano, esperándome. Cuando llegué hasta él y nuestras miradas se cruzaron, sentí mariposas en el estómago, como la primera ve le besé.
Me abalancé sobre mi amado, aferrándome a su cuello y buscándole los labios y besándolo hambrientamente. Él me correspondió de igual manera, pero agregándole esa ternura que sólo él sabía poner. Después del largo beso, no separamos solo un poco y permanecimos abrazados, renuentes a soltarnos.
-"Por qué tardaste tanto en volver? te he extrañado mucho... no sabes cuanto... No vuelvas a dejarme..." dije ocultando mi rostro en su pecho, abrazándome a él infantilmente. Él me abrazó protectoramente, acariciándome los cabellos, como hacía usualmente.
-"de ser por mi, no te dejaría nunca, amor" me susurró al oído "pero sabes que tendré que irme pronto... No pueden vernos juntos..."
Yo asentí débilmente. Sus palabras me dolieron, a pesar de que yo sabía que era necesario y que no había otra manera de vernos más que a escondidas.
Elle y yo estuvimos juntos por un par de horas, hablando de todo sin dejar de abrazarnos. Cada segundo a su lado era tiempo precioso, al estar juntos no había nada que pudiera dañarnos.
Después de un rato de estar juntos, Elle se separó de mi por un momento para decirme:
-"Near...creo que ya es hora de que yo me vaya... Debes irte a dormir y yo debo regresar a mi casa antes de que alguien vaya a vernos y nos cause problemas..."
-"no... Aún no.... No quiero que te vayas aún..." dije haciendo ligero berrinche "¿Cuanto tiempo pasará hasta que te vea de nuevo?"
-"No estés triste, vendré a verte cada noche; todos los días te encontraré aquí, a esta hora, ¿si?" yo asentí antes de acercarme a darle un beso de despedida. Elle se despidió y se alejó caminando, yo me regresé a mi cuarto, con la mente puesta en la promesa que me había hecho.