Watanuki como otros días se encontraba en la tienda de deseos de Yuko, y como no, en esta historia también lo tendremos de esclavo, (asoja: uahahahaha, *cof, cof*).
-Esclavo, esclavo. –Decían Maru y Moro al unisonó, mientras giraban alrededor de Watanuki, que en su frente ya se marcaba su típica venita de estar enojado.
-Wata, cielo, tráenos sake a Mokona y a mí.
-¡Pero bueno, si ya os habéis bebido tres botellas enteras! –Watanuki se dirigió a la cocina y le trajo otra botella de sake, pero cuando iba a regresar Yuko lo detuvo para decirle algo.
-Watanuki, se me olvido decirte que mañana tendrás que ir a esta dirección después de clases. –Le entrego un papel en el que ponía una dirección.
-¡Otra vez yo!! ¡Habrase visto!
-Wata, hoy quiero cenar, pescado con arroz al te. (Es la misma comida que le pide en el tomo 1.)
-Ya, ya. –Decía resignado mientras se dirigía a la cocina seguida por Maru y Moro.
-Pescado con arroz al te.
-Pescado con arroz al te.
-Mañana va a ser un día especial, Mokona, espero que a Watanuki le guste su regalo de cumpleaños. –Dijo para después tomar otro trago de sake.
El caso era que era 31 de Marzo y al día siguiente Kimihiro Watanuki cumplía 19, y Yuko había decidido hacerle un regalo, aunque según ella “Las cosas no ocurren por casualidad, ocurren porque así tienen que ocurrir”.
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Al día siguiente, Watanuki se levanto pronto para ir al instituto, estaba deseando ver a su querida Himawari. Las clases pasaron tranquilas hasta que llego la hora del almuerzo, como siempre Watanuki fue el que llevaba el almuerzo, y como siempre había un indeseable que estaba allí para comerse lo preparado.
-¡Aun no entiendo porque te preparo el almuerzo! –Gritaba Watanuki mientras Domeki se comía la comida, con su típica cara que no tenía expresión alguna. -¡Por lo menos di algo!
-¡Kimihiro! ¡Watanuki! –Una chica de cabello azabache y dos coletas se acercaba corriendo hasta el sitio donde se encontraban los jóvenes. –Siento llegar tarde.
-Himawari, buenos días. –Decía Watanuki todo emocionado.
-Atontado.
-¡¿Cómo me has llamado?! Eres un… -Domeki se levanto y le entrego el bento a Watanuki.
-Me voy. –Se despidió del de gafas pero no de la chica. –A, no te olvides de que hoy tenemos que ir a ese lugar.
-¿¡Tu también!? –Se puso las manos en la cabeza y empezó a echar maldiciones.
-Por cierto Watanuki, feliz cumpleaños. –Sin decir más Domeki se fue, dejando a un Watanuki completamente confundido. Y feliz.
-O si, es verdad felicidades Kimihiro, toma. –Le entrego un paquete rectangular envuelto en un papel del mismo color de los ojos de Watanuki.
-No hacía falta Himawari, gracias. –Cogió el paquete y lo abrió velozmente. Eran unos bombones comprados en alguna tienda cercana. –Gracias Himawari.
-No hay de que, bueno yo también me voy, nos vemos luego Kimihiro. –Tras perder de vista a la muchacha, Watanuki pudo pensar con calma.
“Hoy Domeki se comportaba muy amablemente, claro está olvidando lo que me ha dicho, lo más extraño es que hoy había algo distinto en él, como mas… ¡pero qué demonios estoy pensando!” Se levanto y se fue a clases, paso todas las clases sin sacarse a Domeki de la cabeza.
Al terminar las clases Watanuki salió con la esperanza de no encontrarse con la causa de su quebradero de cabeza, pero no hubo escapatoria.
-¿De qué te escondes? -A Watanuki le apareció una gota de sudor en la frente tras ser descubierto.
-¡Yo no me escondo! –Se giro bruscamente pero Domeki estaba demasiado cerca y se estampo en el pecho de este. –¡Ouch!
-Mira que eres idiota. –Dijo el otro agarrando de los brazos a Watanuki para que este no cayera. Watanuki alzo su rostro para ver al mayor (asoja: me refiero a la altura) que estaba todo rojo, luego volvió a agachar la mirada para que el otro no se percatara del sonrojo aunque ya era demasiado tarde. -¿Estás enfermo? ¿Son los espíritus? –Pregunto con tono preocupado.
-Es-Estoy bien, bueno vámonos. –Se soltó del agarre y empezó a caminar hacia la salida, mas tarde Domeki lo siguió.
**********
-Esto debe de estar equivocado verdad. –Watanuki se había derrumbado, llevaban ya más de 2 horas buscando la dirección y finalmente la habían encontrado, después de haber cogido el metro y salir de la ciudad.
El lugar estaba desierto, la dirección llevaba a una casa medio derruida, como máximo lo único que quedara en pie seria alguna habitación.
-Pues no, es aquí, mira. –Señalo una chapa en la que se podía leer 13 una A y poco más.
-¡Maldita Yuko, siempre lo mismo! –Grito a la par que Domeki se tapaba los oídos.
-Cállate.
-Pues, habrá que entrar. –Empujo la verja que había, o eso parecía, con un ruido ensordecedor, a causa de las oxidadas bisagras y el roce con el suelo. –Esto me da mala espina.
-Vamos entra ya gallina. –Le incitaba el otro empujándolo.
-Eres un borde. –Finalmente dio un paso para dentro, y otro y otro, no vio nada, ningún espíritu, ningún extraño olor, seguramente por la presencia del mayor. Hasta que de pronto la verja volvió a cerrarse antes de que Domeki entrara.
-No puedo entrar. –Dijo tranquilamente. Empujando la dichosa verja sin obtener ningún resultado.
-Pues iré yo solo, Yuko me dijo que recogiera algo que hay en la única habitación que parece estar en pie. No tardare mucho. –Empezó a dirigirse hacia la entrada derruida de la casa.
-¡Espera! Es demasiado peligroso que vayas solo Watanuki.
-No te preocupes, puedo hacerlo yo solito. –dijo molesto. Después de sacarle la lengua se adentro en las ruinas.
-…
Dentro solo había silencio, pero Watanuki no sentía ninguna presencia, así que siguió su camino. Domeki seguía sin poder entrar y eso empezaba a molestarle, estaba seguro, aun sin poder ver los espíritus, que alguno estaba tramando algo.
-¿Sera esa la habitación? No hay nada extraño aquí. –Dio un paso hacia dentro, miro a su alrededor y “crash” la madera del suelo se partió haciendo que Watanuki cayera junto a algunos pedazos de madera.
***fuera de la casa***
Domeki vio y escucho como algo se rompía y caía levantado una polvareda digno de una casa tan vieja y sin pensárselo dos veces empujo la verja corrió adelante para después pararse en seco y mirar la verja.
-Ahora si puedo pasar. –Entro a la casa rápidamente. –Watanuki. –Dijo tranquilamente, siguió esquivando los escombros hasta que encontró un bulto en el suelo. Se acerco y le quito las maderas que tenia encima, Watanuki al verse librado de aquel peso tan solo acertó a toser a causa de la polvareda. -¿Estás bien watanuki?
-Cof, cof, mi pierna, cof,cof, me duele un poco. –Dijo al ver a Domeki, este sin pensárselo dos veces cogió a Watanuki en brazos y lo saco de allí. -¡Suéltame! ¡Puedo andar!
-Cállate Watanuki, será mejor que terminemos el encargo rápido. Supongo que la habitación será esta… -Aun con Watanuki en brazos entro en la habitación, grande fue la sorpresa para ambos cuando vieron la habitación tan elegante, parecía una mansión, pero por fuera era una casa derruida… Domeki bajo a Watanuki, la habitación era grande, con una cama de matrimonio en el centro, una gran ventana a la izquierda de esta, la ventana estaba cubierta por una cortina completamente blanca.
-Domeki…¿no es extraño todo esto? –Miro a Domeki justo cuando este lo miraba con una mirada nunca antes vista en el, una mirada apasionada y llena de amor. -¿Do…domeki?
-Watanuki… -poco a poco se acerco al de gafas y lo abrazo sorpresivamente, haciendo que este se sonrojara- Hace tiempo que quería decírtelo Watanuki… te….amo. –Antes de que asimilara aquellas palabras los labios de ambos se juntaron en un profundo y apasionado beso.
-Do…meki…-Watanuki rodeo el cuello del mayor con sus brazos mientras este lo echaba lentamente en la cama. –P…para Domeki…. Estamos en medio de un encargo. –Decía entrecortadamente mientras el otro besaba su cuello, daba pequeñas mordidas hasta que le dio una mordida algo fuerte para dejar marca. –Auch.
-Este delicioso Watanuki… no quiero que te dejes tocar por otros…-susurro cerca de la oreja del menor haciéndolo estremecer.
-Domeki, ah, para. –Cada vez hacia más calor entre ambos cuerpos que aun estaban vestidos, cada vez Watanuki respiraba más y más agitadamente, a la vez que Domeki acariciaba su cuerpo.
-Wata, se mío…-Otra vez sin que pudiera contestar el mayor lo beso, apasionadamente, y colaba su mano por debajo del uniforme acariciando el pecho del otro, poco a poco empezó a desabrochar aquella chaqueta negra y después la camisa, dejando al descubierto la nívea piel del de gafas y unos sonrosados botones, tan tentadores que no pudo evitar pasar la lengua por ellas, pillo desprevenido a Watanuki haciendo que gimiera audiblemente, cosa que le hizo sonrojarse y se paso el antebrazo por la cara para esconder su sonrojo.
-De…detente… -Era lo que el de gafas pedía pero su cuerpo ansiaba que siguiera acariciándolo, sobre todo el bulto que había crecido bajo los pantalones. Domeki no dudo en pasar su mano por la erección de su ahora amante, lo deseaba, deseaba entrar en su amado Watanuki, y estaba claro que su amado también deseaba algo similar, rápidamente le arrebato el pantalón y los bóxer ansiando ver más partes de aquel chico que le robo el corazón. - ¿Qué….?ah… Domeki, ah –No pudo formular su pregunta Domeki había empezado a masturbarlo.
Cuando Domeki se hubo cansado de mover la mano se metió en la boca toda la extensión.
-¡Domeki! No….no hagas eso…. –Watanuki empezó a gemir cada vez mas alto, llevando sus manos a la cabeza que tenia entre las piernas para apartarlo, sin éxito alguno, Domeki dejo un momento la erección del menor para lubricar tres de sus dedos, con su saliva y el pre semen. Sin avisarlo tan siquiera, introdujo uno de sus dedos en Watanuki, que solo noto una pequeña molestia pero no se quejo, Domeki empezó a mover su dedo en círculos, intentando dilatar aquella pequeña cavidad, después introdujo otro dedo y más tarde el tercero, aquello hizo gemir de dolor a Watanuki, pero cuando más se movían aquellos dedos en su interior mas placer le daban.
-Watanuki… voy a entrar. - Dijo el otro cuando sintió que ya estaba suficientemente dilatado, se posiciono entre las piernas de Watanuki y saco su ya erguido pene para luego introducirlo de una sola estocada dentro del otro.
-Du…duele… -gimió de dolor y se aferro al mayor. Domeki no se movió hasta que el mismo Watanuki moviera sus caderas en busca de sentir más.
Domeki empezó a moverse lentamente, una estocada tras otra hasta que aumento las embestidas, ambos estaban gimiendo por placer, Domeki al sentir que estaba cerca del fin llevo su mano izquierda a la entrepierna de Watanuki, empezando a masturbarlo, los dos estaban ya cerca del final, domeki dio unas cuantas embestidas mas y se vino dentro del otro, que a su vez se vino entre sus vientres.
-Watanuki, ¿estás bien? –Dijo tras tumbarse junto a él.
-Te amo, domeki. –Le dio un pequeño beso en la comisura de los labios y cayo dormido.
--unas horas más tarde---
-Waaaa. –Gritaba Watanuki revolviéndose los pelos y haciendo que Domeki despertara. –¡El recado! Yuko-san me va a matar. –Se levanto rápidamente, se vistió y empezó a buscar cualquier cosa extraña pues no sabía qué era lo que tenía que recoger.
-¿crees que estará aquí?-pregunto el otro vistiéndose con toda la parsimonia del mundo.
-¡Hay una nota! –Encontró un pequeño papel escrito por un lado, un papel con dibujitos de mariposas y lo leyó en voz alta. –<<Querido Watanuki, espero que hayas disfrutado de tu regalo, una habitación para que tu y Domeki hagan sus cositas, feliz cumpleaños, Yuko y Mokona>> -Al terminar de leer arrugo la hoja y grito a todo pulmón. -¡YUKOOOOOO!
FIN