El día de san Valentín se iba acercando, era nuestro segundo día de los enamorados juntos, que rápido pasaban el tiempo…
Quería que este año fuera realmente especial, pues el año pasado había hecho algunos chocolatines para todos aquellos que quería y uno especial para mi cuervo, pero este año… aparte del chocolate que le daría deseaba algo más.
Así que comencé a desarrollar un plan para celebrar él y yo… solos… así que antes que nada me puse de acuerdo con Sasuke con respecto al día en que él podría cuidar de su pequeño sobrino Yuki.
Por suerte los días de sus citas no coincidieron con mi día planeado para ese regalo… así que accedió, claro que no era el chico más feliz del mundo por cuidar a un bebé, pero los incentivos son muy buenos ayudantes.
Tras tener ese punto cubierto comencé con los preparativos… me acerqué insinuante a Itachi para decirle que ese día del mes no hiciera ningún plan, que yo me encargaría de todo; él me respondió con una media sonrisa típica aún así asintió a mi pedido.
Se lo agradecí con un apasionado beso para después salir de casa, tenía que ver hasta el último detalle.
La mañana de ese día me levanté antes que Itachi para despertarlo con un aromático desayuno en la cama, acompañado de una rosa negra que de suerte encontré… un dejo de inseguridad se apoderó de mí al creer que tal vez ese detalle se le haría cursi.
Itachi miró la bandeja y me regaló una sonrisa para después atraerme hacia él y besarme apasionadamente, deseándome los buenos días.
Mientras mi esposo desayunaba yo arreglé a Yuki para llevarlo con su tío, incluso el pequeño estaba emocionado de quedarse con Sasuke eso era algo bueno porque si no se hubiera quedado llorando todo el rato.
Tras dejar a nuestro retoño con su tío me tomé del brazo de Itachi, me sentía emocionado mientras él me miraba de reojo.
-¿Y qué has planeado?-inquirió con una sonrisa mientras me tomaba del mentón suavemente y me besaba.
-Bueno, tendremos una cita… como nunca la hemos tenido-respondí terminado ese beso, tal vez solo eran ideas mías, pero realmente no recordaba una cita que hubiera tenido con mi sensual cuervo.
-Pues bien, entonces divirtámonos-susurró a mi oído ocasionándome escalofríos.
-Espero no te aburras con lo que he planeado-dije mientras me sonrojaba, él me respondió con una sonrisa… una sonrisa fugaz.
Tomados de las manos nos fuimos hasta la parte más alta de la aldea, observando todo el paisaje… sintiendo como el aire chocaba contra nuestros rostros, me sujeté de la baranda y mi cuervo se poso detrás de mí, pegando su cuerpo y poniendo sus manos sobre las mías.
Me acerqué a su oído y le susurre que fuéramos a la playa, él me sonrió divertido, pues no habíamos traído traje de baño, pero ese era el chiste… nadar desnudos… ver todo su cuerpo hermoso y perfecto adornado con las gotas de agua.
Accedió a mi pedido y así nos encaminamos hacia la playa… en la orilla comencé a desvestirme lentamente, mirando de modo provocativo a mi amado cuervo, soltando mi cabellera invitándolo a que hiciera lo mismo.
Su mirada estaba fija en mi, lentamente me fui acercando y mientras lo besaba comencé a despojarlo de sus ropas… parecía que esa era la intención primaria de mi cuervo, que yo lo desvistiera.
Sentí como sus manos comenzaron a recorrer mi espalda… un escalofrío recorrió mi cuerpo, cuando estuvimos desnudos me abrazo, haciendo que sintiera su piel.
Nos volvimos a besar largo rato, ignorando todo alrededor… para después ir los dos a nadar… jugando en el agua, retozando… por momentos me sentía un pez.
No supe en qué momento salimos del agua y quedamos en la arena… Itachi sobre mí… besándome, mordiéndome… acariciándome como tenía días de no hacer.
La temperatura fue elevándose, yo perdía la cabeza, la razón… comencé a arañar un poco su espalda al tiempo que él comenzaba a masturbarme… la deliciosa corriente eléctrica recorrió mi cuerpo.
Al poco nuestros miembros se encontraban rosando… me tapé la boca para acallar los gemidos, era increíble, como en poco estaba completamente excitado y ansioso… pero no quería quedarme atrás así que cambie de postura haciendo que Itachi estuviera recostado en la arena.
Me miró con una media sonrisa pero con la pasión en sus orbes, comencé a lamer su pecho bajando lentamente hasta llegar a su hombría… la bese un poco para después comenzar a meterla a mi boca.
El tiempo siguió su marcha y tras un rato y sin decir nada comencé a empalarme… montando a mi amado… observando la sonrisa perversa en su rostro mientras que en el mío podía sentir como se ponía rojo.
Era increíble… las primeras horas de la mañana y haciendo el amor en la playa… sin duda eso era algo fantástico para el día de los enamorados… pero solo era el inicio…
Después de hacer el amor en la playa varias veces y de distintas formas nos volvimos a bañar en el mar… para de ahí ir a comer a un restaurante, donde estuvimos los dos solos en una terraza…
Hablamos sobre lo que habíamos hecho esos días separados… le conté de las nuevas hazañas de nuestro hijo… todo estaba bien… pero claro que deseaba más.
Así que aprovechando la privacidad me escabullí debajo de la mesa para así, oculto por el mantel hacerle una felación de lo más lenta y tortuosa… me hubiera gustado ver la expresión en su rostro pero era algo imposible...
Bebí hasta la última gota de su semilla relamiéndome los labios, evitando con ello alguna mancha en sus oscuras prendas.
-Eres un bribón-dijo mi cuervo al tiempo que salía, mirando en él un sonrojo que no pudo evitar, yo solo con una sonrisa le respondí para seguir comiendo.
Salimos del restaurante, ya la noche comenzaba a caer… y para finalizar nuestra cita fuimos a un bello parque, que por la noche es iluminado por un millar de luciérnagas, las flores parecen brillar y todo parece sacado de un lugar extraño y misterioso.
-Sé que este lugar es de lo más cursi… demo… pensé que…-comencé a decir apenado antes de que mi cuervo me callara con un beso.
-Si estoy contigo el lugar es lo de menos… éste lugar solo se ve hermoso porque estás tú-me dijo en un susurro al oído.
Nos sentamos en una banca… yo en sus piernas y así estuvimos… besándonos de vez en vez… mientras nuestras manos jugueteaban… mientras me besaba con salvajismo.
Lo miré con deseo para así comenzar a hacer lo que hicimos en la playa… salvo que esta vez vestidos…
Itachi sonrió mientras hacía a un lado mi ropa interior, encantado de que usara yukata, así solo parecía que estaba sentado a horcajadas en él… tuve que acallar mis gemidos… los cuales solo se volvieron susurros a su oído.
Ese fue el fin de nuestra cita… haciendo el amor en un parque mientras la luna levemente oculta detrás de las nubes nos alumbraba… viendo como nos entregábamos a la pasión.