Llegó el día que nunca esperé a que llegara, aquí parado entre todas estas personas, muchas desconocidas para mi, veo aquel cajón que custodia tu cuerpo, lo encierra y lo priva de que pueda verte, de que pueda despedirme una última vez de ti. De mis ojos salen dolorosas lágrimas, aun no entiendo como no me he secado si llevo horas y horas llorando sin parar, mis ojos hinchados, la piel que los rodea rasgada al igual que mi nariz, son la viva muestra de todo el dolor que vagamente puedo expresar, porque sí es tan solo vagamente, ya que el dolor interior es aun más grande, tanto que ni aunque me desgarrara la piel y la sacara y desmembraran cada parte de mi, no podría compararse…
Me desahogo de mi débil conciencia lentamente,
Sin que mis pisadas hagan algún sonido
Me quiebro en pedazos pequeños reducidos a cenizas
Tan solo esto... Nada más… Sin dejar rastro…
Sin hacer ruido, sin que nadie lo notara me alejé de lugar, quería pasar mi pena solo, quería imaginar que tú, mi dulce Uru-shiii aun estás conmigo y que me sostienes entre tus brazos, procurando que no caiga. Aquí, en este lugar donde los rayos del sol de este penoso atardecer no pueden tocarme, me desmorono, sin poder resistir ni un segundo más tu ausencia…
La sensación de que soy consiente de mi ignorancia
Es mayor que la cobarde impotencia
Que se arrastran en el fondo de mi conciencia mixta
Y le pregunto a mi subconsciente "No puedo ver mi futuro"
Mi mirada perdida en dirección a donde depositan tu cuerpo, me hace llorar descontroladamente, pero aun así no dejo de mirar y observar como uno a uno esos personajes se alejan y vas quedándote solito. Una lucha entre mi consiente y subconsciente comienza a librarse, no sé que hacer, mi dolor es tan grande que me paraliza y me deja sin libertad de acción, no puedo actuar por mi mismo, soy solo un muñeco de trapo sin ti, “No puedo ver mi futuro si tú no estas conmigo”…
Tiempo después…
Visito tu tumba, no puedo recordar cuanto tiempo he sobrevivido sin ti y tampoco quiero hacerlo, ya cada minuto, hora, semana se ha vuelto vacío, sin ti ya nada importa…
Sepultando tú aliento en la calmada estación
Tú, quien esperas por ayuda, disuelto dentro de la nada…
La marchita canción que no podrás oír nunca mas
Llorando sin rumbo…
Una hoja cae sobre mi cabello como una suave caricia dando paso al comienzo de una nueva estación, ¿acaso eres tú mi amor, que desde ese frío lugar en el que te encuentras, haz venido a consolarme? Canto dulcemente mientras deposito unas rosas blancas sobre tu lápida, para sacar luego una navaja y así teñirlas de rojo intenso, una por una las pinto con la sangre que brota desde mis muñecas y las voy dejando en los floreros, mientras pesadas lagrimas se derraman en el agua de estos…
Las lagrimas que cayeron por mi perdida
¿Serán el flujo que me haga soportar la agonía?
Al igual que todos los demás quienes te olvidaron
Cierro mis parpados...
Débil caigo sobre la última rosa que me falta, la que poco a poco sigue tiñéndose con la perezosa sangre que sigue escurriéndose, mis párpados pesan y ya cada vez se me hace más difícil mantenerlos abiertos, ¿Acaso si los cierro y ya no vuelvo a abrirlos te olvidaré como todos los demás lo han hecho?... y así mis ojos terminan por cerrarse al igual que el último pétalo termina por teñirse…
Mi cuerpo es entrelazado dentro de la espiral
Lentamente, lentamente se retuerce
En mi garganta, hay miles de espinas,
Y me pregunto "¿qué puedo salvar?"
Mi futuro es morir justo ante mis ojos...
Sé que la muerte ya me ha envuelto con su manto y comienza con su tortuoso ritual y ahí entre tanto dolor pude ver lo que me esperaba en el futuro… morir ante mis propios ojos, y así fue, porque día a día luego de tu partida comencé a morir, lenta y dolorosamente, hasta llegar hasta hoy donde le doy mi último adiós a mi cuerpo, el que está totalmente demacrado encima de tu tumba, ya no es ni la sombra de lo que fue… Shiroyama Yuu.
Sepultando tú aliento en la calmada estación
Tú, quien esperas por ayuda, disuelto dentro de la nada...
La marchita canción que no podrás oír nunca más
Llorando sin rumbo...
Dentro de toda esta oscuridad pude encontrarte, ahí estabas solo en un sombrío y tétrico rincón, mis lágrimas recorren libremente mi rostro, como aquel lejano día de tu partida, suavemente tomo tu mano pero tú no reaccionas, comienzo a tatarear aquella canción que tanto te gustaba, aquella que hicimos nuestra…
La densa niebla que se rehúsa a ceder
Como la prueba de vida que no se disipa
Y si esta canción llega a Ti
Probablemente pensaras que es hipócrita.
Por momentos veo que nada surte efecto, tú sigues ahí, ignorándome, como si yo no existiera, mi voz no puede alcanzarte, ya no tengo muchas opciones, así que solo me queda mi última posibilidad. Te tomo entre mis brazos y te cargo hasta una pequeña balsa, solo caía una persona, y te deposito ahí, suelto su amarre y dejo que siga el recorrido de ese cristalino río de aguas turquesas, hacia la luz, hacia ese cálido lugar al que llaman… paraíso.
Sepultando tú aliento en la calmada estación
Tú, quien esperas por ayuda, disuelto dentro de la nada…
Mi voz ahogada se retira, de modo que no puedas oírme más
Pues he llegado a darme cuenta de que es mi pecado…
Mientras te veo perderte en esa balsa, te confieso mi amor una vez más, pareces oírme, veo una última sonrisa en tu rostro, la que desaparece en esa brillante luz, mi voz es ahogada y aquel espectro de túnica negra se encuentra tras de mí, esperándome, sin más me voy con él, pues estoy contento, estoy feliz, pude liberarte y ahora debo quedarme en tu lugar, ya que después de todo este es mi pecado por haberte hecho venir , es mi pecado el cual debo… pagar.
Fin