Amargo San Valentín. por Isil

Amargo San Valentín.

San Valentín, el día de los enamorados. Un día en el que las chicas regalan chocolates a su persona amada, un día donde el amor aflora en las personas en cuyo corazón resplandece esa luz que se refleja en su mirar, en el brillo de sus ojos. Un día en la que un -Te quiero- no estará mal visto.
Aunque en el caso de Shoichi Irie eso sería una excepción, ¿por qué? Por varios motivos importantes y a tener en cuenta...
1º. Porque amaba a otro hombre.
2º. Porque ese hombre era su enemigo.
3º. Porque era alguien a quien traicionó.
4º. Porque amaba a Byakuran...
Suspiró tumbado en la cama, nunca un día así había resultado tan doloroso. Y sabía que era una tontería, que ese día no era más que un invento comercial y puramente consumista. Pero no podía evitar sentirse mal al ver el amor aflorar de ese modo en el ambiente, cuando sus personas cercanas le preguntaban si esperaba recibir chocolate de alguna chica en especial, si su corazón pertenecía ya a alguien.
Y más recordando como a su ex-jefe le emocionaba tanto esos días, le encantaba lo dulce y le encantaba recibir chocolates y regalos... Y él nunca tuvo el valor de entregarle nada, ni anónimamente, que era el único modo en el que lo habría hecho de encontrar las agallas necesarias. No... sabía como era Byakuran, le conocía, sabía que habría adivinado de inmediato quien le mandaba ese chocolate. Tenía ese don... sabía las cosas mejor que nadie.
Aquello le perturbaba un poco, ¿sabría entonces de sus sentimientos hacía él? ¿Sabía de su dolor y sufrimiento?
Esperaba que no, esperaba que esos sentimientos siguieran enterrados en lo más profundo de su ser para sufrirlo en silencio, simplemente para gritarlo en silencio al aire, llorando sin lágrimas, lamentándose sin voz...
"Te amo, Byakuran... te amo".


San Valentín, ese día le encantaba a Byakuran, lo dulce abundaba, las chicas regalaban chocolates a la persona amada o a sus amigos cercanos. Y él siempre recibía gran cantidad de chocolates que despertaban su apetito nada más verlos. El ambiente era divertido, muy divertido, la decoración cambiaba y la mayoría parecía de buen humor, incluso entre su familia, lugar donde exigía la celebración de esa festividad dejando el día libre incluso a sus empleados.
Pero aun con todo eso que adoraba, ese día siempre tuvo un matiz amargo, algo que le impedía disfrutarlo de verdad, algo que convertía sus sonrisas, como siempre, en una mascara falsa de su ser.
¿El que era? Tal vez el haber esperado desde años que una determinada persona le hiciera entrega de un chocolate o un obsequio, cosa que ya era totalmente imposible que pudiera suceder por varios motivos.
1º. Esa persona era otro hombre.
2º. Esa persona le traicionó.
3º. Ambos eran ahora enemigos.
4º. Era Shoichi Irie…
Tal vez el mismo debió hacer algo, tener un detalle con él… pero siempre esperó que él lo hiciera, tal vez porque alguna vez pudo apreciar cierto brillo en sus ojos al verle, aunque tratara de disfrazarlo ante su mascara de inexpresividad. Tal vez fueron imaginaciones suyas, era raro equivocarse en él, confundirse. Pero el amor era así, ¿no? Algo confuso, extraño… tal vez por eso él era lo único que le costaba descifrar del todo. Aunque había cosas que el chico no pudo ocultarle, como aquella traición, ¿el remordimiento le delataba de algún modo? No sabía. Mentiría si dijera que no le afectó, que no le dolió. Lo hizo, y mucho, porque por mucho que lograra su mundo perfecto ya no sería lo mismo si él no estaba a su lado.
Pero se guardaría todos aquellos sentimientos en lo más hondo de su ser, no sería tan difícil, tenía toda una vida de experiencia, él era un experto en aparentar y fingir, nadie le conocía realmente, la persona que mejor le conocía le abandonó.
El show debía continuar.
“Ti amo Shou-chan, ti amo”.