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(APH) El Primer San Valentín por Nekoki

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Notas del fanfic:

Hetalia le pertenece a Hidekaz Himaruya, este es un trabajo sin fines de lucro y sólo por mero entretenimiento :P

Notas del capitulo:

Hola a todos, aquí les dejo un fic cortito de Alfred x Arthur, y como se darán cuenta cuando lo lean, se ubica en el siglo XVII, que fue cuando se instauró en Inglaterra y Francia el Día de San Valentín. Estados Unidos tomó esta costumbre por el siglo XVIII, por todo eso de la depresión de la guerra y esas weas.
¡Disfruten!

Nuevamente un barco arribaba a las tierras estadounidenses, y un Alfred con un cuerpo de 14 años de edad esperaba ansioso en el puerto la llegada de los ingleses, y entre ellos la de Arthur, su mejor amigo y su hermano preferido. Ya hacía un buen tiempo que no se veían, y ni bien el inglés puso un pié fuera del barco, Alfred se lanzó a sus brazos casi provocándole la caída.
-Ten cuidado, ya estás muy grande y eres bastante pesado.
-Jaja, no seas tonto, ¿acaso no ya no puedes soportar mi peso como antes? ¡Vamos, dame un abrazo!
Y Alfred volvió a encimársele, pero esta vez no pudo evitar arrojarlo al suelo, en verdad ese país crecía a pasos agigantados.
Pasaron unos días desde que Arthur había arribado, pero Alfred comenzó a notar un comportamiento extraño en él, parecía más deprimido con el correr de los días, miraba el calendario apesadumbrado y suspiraba ligeramente. Algo lo preocupaba, no paraba de espiar las fechas, parecía ansioso, pero aún así no hablaba nada de lo que le pasaba.
Alfred no podía evitar sentirse preocupado y bastante curioso por lo que pudiera oscurecer el semblante de aquella persona, así que sin muchos preámbulos se decidió a preguntárselo.
-Nee, Arthur, ¿qué es lo que te tiene tan preocupado últimamente?
-¿Nh? Oh, nada, no estoy preocupado.
-Pero todo el tiempo estás mirando el calendario y no paras de suspirar, no puedo dejarte solo porque te deprimes. ¿Qué está sucediendo contigo?
-Aahhh...
-¿Lo ves? ¡Ahí está otra vez ese suspiro!
-En verdad no es nada, sólo preocupaciones de un viejo como yo...
Le acarició dulcemente la cabeza e intentó retirarse de la situación, pero Alfred fue más insistente y lo siguió, preguntándole una y otra vez qué andaba mal. Luego de un rato sus irritantes insistencias dieron sus frutos y el inglés se decidió a hablar.
-Es una tontería pero... Hace mucho tiempo, mucho antes de que nacieras tú, o más bien de que te encontráramos, hice algo muy malo, y la fecha de recordarlo se está acercando...
De a poco fue desplomándose sobre el sillón de la sala mientras exponía una sonrisa cansada, parecía un tanto afligido por sus recuerdos.
-No tienes que contarme si no quieres...
-¿Eh? ¿Cómo dices eso después de que te pasaste tres horas insistiéndome?
-¡Sí, pero no quiero escuchar todos tus lamentos!
-¡Cállate! ¡Ahora en castigo tendrás que escuchar atentamente todo lo que te diga, baka!
-Ok, ok. (Imagínense el tonito de Amerika-kun XD).
-Ejem. Te decía que hace mucho tiempo hice algo de lo que no me siento orgulloso. Es como que... Prácticamente... Esss...
-Dilo de una vez.
-Maté a un sacerdote...
Alfred quedó atónito al oír estas palabras, incapacitado para agregar algo más a la conversación.
-No es que yo haya querido matarlo, pero Roma lo ordenó y lo ejecutaron en mi casa. Aún me siento mal por aquello, a pesar de que fue en el siglo III y ya haya pasado tiempo...
-¿Qué hizo él para merecer eso?
-Nada que se pudiera considerar relevante en esto tiempos, sólo casaba a las personas a escondidas, en realidad era un buen sacerdote.
-¿Qué? ¿Sólo por eso? ¿No es fue un poco malvado?
-En ese tiempo estaba prohibido que los soldados se casasen así que el rey de Roma se enojó y me ordenó que lo matase, yo tampoco lo disfruté, sabes.
-Mmhh... ¿Cuándo murió este tal--...?
-Valentín. El 14 de febrero; aún falta una semana y ya me siento triste.
-Yo no creo que sea algo para ponerse triste, pienso que es una gran historia y muy conmovedora, por cierto.
-Juh, no puedes entender lo mal que me siento, es difícil.
-Ya sé que fuiste un estúpido, pero eso no quiere decir que el sacerdote también lo pensara, ¿verdad?
-Oye, no ayudas...
-Piénsalo, él murió, ¿no? -se levantó del sillón mirando hacia una imagen que poco a poco se formaba en su cabeza- Si yo muriera algún día me gustaría que me recordaran por siempre con una sonrisa, no como un acontecimiento triste.
-Alfred...
-Aunque... ¡Eso jamás va a pasar ya que yo soy un héroe! ¡¡Jajajaja!!
-... **¿Qué fue eso? ¿Héroe?**.
Y entre las extrañas carcajadas de Alfred y un escalofrío que le recorría la espalda diciéndole que no sería la última vez que escucharía la palabra "héroe" salir de la boca del menor, a Arthur se le prendió la lamparita y de inmediato se dirigió a su habitación, encerrándose allí el resto de la noche.
Por la mañana volvió a salir con una sonrisa en su rostro y una carta en su mano que se encargó de enviar de vuelta a su casa en el primer barco que zarpara. Alfred volvía a ser picado por el bichito de la curiosidad y no pudo evitar preguntar el motivo de tanta alegría, pero fue contestado con un "espera hasta el 14 y lo verás".
Dando una vuelta por el patio mientras Arthur tomaba una ducha, Alfred seguía pensando en todo lo que había pasado, en la charla y en la carta, sin poder descifrar qué tramaba esta vez el astuto inglés.
**Este Arthur otra vez está haciendo algo raro. Dios, ¿qué fue esa sonrisa tan complacida? El que ríe sólo, ríe su picardía dicen. Mmmhh...**.
Por más que forzara su cabeza no podía encontrar una respuesta coherente, y eso en verdad que le molestaba.
Mientras tanto Arthur, una vez fuera de la ducha y aprovechando que Alfred no se encontraba por allí, se escapó hasta la colonia más cercana y de allí a una biblioteca y a un bazar. Volvió una hora y media después con sus compras en una canasta, pero ni bien puso un pie en la gran casa, Alfred le salió al paso y comenzó a gritarle cosas como "¡¿Por qué te fuiste?! ¡¿Qué es lo que estás tramando?! ¿Me compraste algo de carne?", pero Arthur lo esquivó y volvió a encerrarse en su habitación.
Cinco días después un nuevo barco llegó a las costas americanas con la contestación de la carta que había enviado Arthur; para esas fechas Alfred estaba totalmente cansado de exigirle una explicación al inglés y que éste siempre lo rechazara, así que cuando tuvo la oportunidad de abrir la carta mucho antes de que el otro la viera, no perdió oportunidad de ello. La abrió cuidadosamente para no romper el sello del rey y se escabulló en el baño a leerla en silencio.
"Querido Arthur:
Estoy muy contento con tu proposición y mi respuesta es sí, lo haremos el 14 como tú pediste. Todos estarán contentos por tu decisión y la mía, esperemos que a Amerika-kun le agrade la idea también, invítalo.
Atentamente, tu Rey."
**¿Por qué lo último me hizo sentir escalofríos...?**.
Era en verdad una carta muy extraña que sólo creaba más dudas en vez de resolverlas, así que estaba donde comenzó: algo iba a pasar en dos días. No importaba cuanto se lo preguntara, la respuesta sería la espera.
La noche anterior al 14 Alfred fue despertado por un fuerte ruido proveniente de la cocina, se dirigió al lugar y vio que ahí estaba la única luz encendida de toda la casa. Arthur parecía estar cocinando algo, aunque ya era muy tarde para eso; se acercó unos pasos para hablarle, pero luego recapacitó y se dio cuenta de que sería mejor espiarlo un rato. Fue una tarea muy difícil, ya que cada vez que Arthur se quemaba o tiraba algo Alfred no podía evitar reír y tenía que aguantárselo para que no lo descubra. Luego de un largo rato de observación casi silenciosa, Alfred notó que no estaba consiguiendo nada, sólo podía ver de a ratos algo marrón, pero sabía que todo lo que cocinara Arthur iba a tomar ese color tarde o temprano. Rendido, Alfred volvió a su habitación.
La mañana del 14, Alfred se apresuró en despertar al inglés para develar el misterio de una vez por todas, pero éste insistía en no dejar de dormir. Fue alrededor de las once de la mañana cuando la ruidosa voz de Alfred logró sacarlo de la cama, entonces comenzaron los reclamos sobre el misterio del día 14, y aunque Arthur le dio el ultimátum de que no lo sabría hasta la noche, Alfred no podía dejar de perseguirlo hasta averiguarlo.
El manto nocturno comenzó a caer, y para deshacerse de Alfred, Arthur le ordenó esperar en el balcón un rato y sabría de qué se trata todo. Con una expresión de inconformidad el otro aceptó y se sentó en una silla mirando hacia el cielo en espera de lo que pasaría. Al rato Arthur volvió con una botella de vino y dos copas.
-¿Qué es todo esto? En verdad no te entiendo.
-Sólo espera un poco más. Ahora cierra tus ojos, ya vuelvo.
-No, no lo haré. Dime qué es lo que te traes.
-¡Oi, haz lo que te digo, no quiero quedarme discutiendo una hora contigo!
-Hmph...
Se volteó y cerró los ojos, no por obedecer lo que le diga Arthur, sino porque sentía que iba explotar si tardaba más en averiguar la sorpresa. De repente unos brazos lo rodearon por la espalda y dejaron un paquete en su regazo.
-Feliz Día de San Valentín, Alfred.
-¿Qué?
-Así es, era una sorpresa. Le dije al Rey de mi país que instaurara el 14 de febrero como un día para el amor y los enamorados.
-¿Y qué es esto?
-Es un pequeño presente por San Valentín, vamos, ábrelo.
Al quitar una fina envoltura de telas pudo ver que el contenido era marrón después de todo, algunos panecillos de chocolate y una carta en el fondo de una pequeña cajita.
-¿Es para mí?
-Pues claro, tonto, ¿para quién más sería? Anda, pruébalo.
Los ojos de Arthur brillaban de emoción, mientras que los de Alfred también lo hacían, pero de miedo. Probó un pedacito de esos extraños fragmentos marrones amorfos y lo confirmó, no sabían para nada bien.
-¿Y? ¿Cómo están?
-D-delicioso...
-¡Ja, lo sabía! Cociné mirando la receta así que ya sabía yo que me quedarían bien. Anda, come más, no seas tímido.
-N-no gracias, los guardaré para después... Cambiando de tema, ¿qué es todo eso del Día de San Valentín?
-Verás, el sacerdote ayudaba a las personas a casarse, y además mientras estaba en la cárcel escribió muchas cartas de amor a su amada; y luego vi que tenías razón, ¿por qué convertir su historia en un acontecimiento triste? En cambio, decidí hacer una fiesta en su honor.
-¿Y entonces le regalas cosas a tus amigos?
-No, tienes que darle algo a tu persona amada para confesártel--
-...
Ambos se dieron cuenta de la extraña situación en la que parecían estar, así que Arthur tuvo que arreglar las cosas de inmediato.
-¡B-bueno, no me malinterpretes, sabes que te amo como a un hermano! ¡A-además son sólo unos modestos panecillos y algo que escribí, sólo eso!
Alfred se levantó y se dirigió hasta donde estaba parado Arthur.
-Y-yo también te amo.
Extendió los brazos y estrechó a un Arthur totalmente sonrojado, al igual que él. La noche continuó junto con el vino y la celebración entre los dos, y más tarde, una vez que Arthur yacía dormido en un sillón a causa de la borrachera, Alfred se propuso a leer la carta que había recibido junto con los panecillos.
"Alfred:
Esta idea se me ocurrió gracias a ti, así que Valentín te debe una. Pasando a lo importante, esta es la primera carta de ‘San Valentín' de millones y millones que se escribirán con el tiempo, ya que ambos somos grandes países, creo que podríamos tomar esa costumbre, ¿tú que dices?
Sé que últimamente te he dejado un poco solo, pero créeme, hago lo que puedo para venir a verte. Aunque a veces eres un poco arrogante y contestador, eres mi hermano y te amo más de lo que piensas, desearía que pudiéramos estar juntos por siempre.
Arthur Kirkland".
El corazón se le apretó en el pecho y hasta le salieron unas lágrimas al leer eso; se acercó hasta el cuerpo dormido del inglés y le besó tiernamente en los labios. Arthur despertó por un momento y se quedó mirando a Alfred sin comprender mucho lo que sucedía, con los sentidos anulados por el alcohol.
-¿Qué pasa...?
-Nada, sólo que yo también te amo mucho más de lo que te imaginas. Recuérdalo.
Arthur le sonrió y volvió a dormirse, pensando a la mañana siguiente que sólo había sido un sueño; no se imaginó que ese sería el último San Valentín que tendrían en mucho tiempo, ya que pronto estallaría la guerra de Independencia para Amerika, y esas últimas palabras susurradas en medio de un sueño serían el único consuelo que tendría para hacerle frente a las mil penurias del campo de batalla.

Notas finales:

Este fic va dedicado a mis dos más recientes amigotes: mi amorsote corazón Shantal (Wawa) y el tiernis de Miguel Ángel (Nones). (Nicks entre paréntesis para que sepan quienes son XD). Y también, por supuesto, a los fanáticos de Hetalia que seguimos luchando por nuestra sección aquí en amor-yaoi :3

¡¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN!!

C-U in the Revs!!


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