Calidez, un calorcito agradable que rodeaba todo, una suavidad calida que solo puede ofrecer una cama, era lo que sentía… estaba durmiendo una siesta, recostado boca abajo en mi lecho, el lecho que ahora sentía más suave que de costumbre y más confortable que cualquier otro, totalmente agotado, ¿Por qué? Jeje, el “¿Por qué?” es fácil de contestar, estaba agotado, una misión rango B había consumido mis energías tal como el fuego hace con una vela, tenia la espalda hecha un asco, no solo por el hecho de que la misión fue difícil, más bien también fue culpa de Sakura-chan, me golpeo tan fuertemente cuando finalizo la misión que casi me mata, me lanzo unos cuantos metros lejos sin siquiera saber yo el motivo gritando cosas que no conseguí entender ya que el golpe me había dejado sordo de paso. En ese sentido, insisto, no debo acercarme mucho a ella o acabara matándome.
Repentinamente, de una manera fugaz que jamás creí a precian en fechas como estas que era primavera casi pasando a verano, no supe en que momento de mi sueño empecé a sentir un frió bastante intenso, tan fuerte que me vi obligado a despertar, mis ojos se empezaron a abrir con pesadez hasta que ya no les quedo de otra que pestañar, fije la vista en un punto que se veía más claro dentro de la habitación, ya estaba amaneciendo, la ventana estaba abierta, ¿abierta? No recordaba haberla dejado así cuando me recosté, me puse de pie con un leve tambaleo por estar aun medio dormido, camine lento y pausado casi como bailando hacia la pared, cerré la ventana y me percate de algo que no recordaba haber dejado antes, una hoja roja puesta sobre el escritorio, fruncí el ceño y le quede mirando, era una hoja fina.
-¿Qué demonios es esto tebayo?-murmure y tome la hoja entre mis manos, la sentí tan suave, era papel algodón, jamás podría olvidar la textura de un papel así, Sai siempre decía que soñaba con poder comprar aquel papel a un precio más módico, la desdoble, estaba doblada cuidadosamente en cuatro partes, ante mi se abrió un texto que no contaba con ser demasiado extenso, tal vez ni siquiera podía calificarse como un texto, más bien era un mensaje, esa letra… yo la conocía, mi mente divago en un montón de recuerdos algunos tan lejanos como el recuerdo del columpio frente a la academia, pero no conseguía descubrir a quien pertenecía aquella caligrafía, empecé a leer con un poco de nerviosismo, tal vez más bien era ansiedad en vez de nerviosismo, aquella ansiedad que tanto me caracterizaba.
“Hola, ¿me reconoces? Apuesto a que sabes que me conoces, pero no consigues recordar quien soy.
No te preocupes, es lógico que sientas que me conoces, de hecho nos conocemos, sin embargo, no nos vemos, no te diré por que no nos vemos, solo te diré que se me antoja verte.
Puede que suene extraño, pero te extraño un poco, te esperare lejos, así que prepárate para un viaje, avísale a la hokage y busca las cartas que te dejare en el camino para guiarte.
No te preguntes el por que de tanto misterio, solo lee con atención, sal de la villa y camina por el sendero más delgado de la segunda bifurcación entre Suna y Konoha, si… se que lo recuerdas, es precisamente donde se encuentra el mirador más hermoso y que alguna vez visitamos juntos, tras el tercer tronco roto que forma parte de la pulida verja, bajo las raíces justo en el pequeño agujero donde el musgo es más rojizo se encuentra la otra carta, te espero, para llegar a mi son 4 días a pie, tan solo llega.”
-¿Qué…?-conseguí murmurar, las palabras no me salían, sentía una incontable emoción la pregunta era ¿Por qué? Esta emoción era común en mi cuando se trataba de misiones o de… de el, pero no, eso era imposible, no se podría tratar de el.
Era muy temprano así que arregle una mochila de viaje, no me quedaría con esta emoción y curiosidad dentro, me la puse al hombro y en seguida me puse en marcha hacia el despacho de Oba-chan, estaba seguro que no me dejaría, pero… escaparía de la villa si era necesario, mentiría de igual manera.
La calle estaba llena de Shinobis y aldeanos, todos realizando labores, domesticas o de trabajo, de cualquier tipo, todos muy apresurados, yo no era un caso aparte, estaba tan apurado, que hasta empecé a correr, ingrese en la avenida principal, algo así como la calle central en donde se encontraba todo el comercio establecido en Konoha, mis pies se deslizaron apresurados por esta hasta que divise mi meta, llegue al edificio y pase de largo a Genma el cual intento detenerme, sin embargo yo solo le pase de lago gritando un “disculpa, luego hablamos”, remonté las escaleras con una rapidez impresionante, subí hasta el penúltimo piso, pase de largo a Shizune-nee-chan, la cual solamente se quedo paralizada con la boca un poco abierta y entre en el despacho de Oba-chan, creo que fue una entrada demasiado abrupta, la encontré hablando con Sakura-chan, la cual se volteo asustada, Tsunade se puso de pie muy impactada por mi actitud y mi falta de respeto.
-Oba-chan necesito salir de la villa ahora-pude ver como Tsunade me miraba atentamente, negando con la cabeza sin entenderme, como extrañada de mi inoportuna y abrupta interrupción, pero tenia que salir ya de la villa, pero YA, Sakura-chan intento consultarme algo pero yo la detuve hablando antes-Tsunade-Oba-chan por favor…
-Naruto, se puede saber ¿para que?-me pregunto remarcando la pregunta final, yo negué rápidamente con la cabeza y me puse frente a ella apoyando mis dos manos sobre el mesón de su despacho, bastante desesperado y algo deseoso de recibir el “Si” y pronto.
-necesito salir Oba-chan por favor, tengo que ir a buscar algo-dije, en cierto modo no era mentira, por supuesto que tenia que buscar algo, tenia que buscar la carta aquella.
-Naruto, sabes que puedes salir mientras me habices ante…-pero la deje hablando sola
-Gracias Oba-chan nos vemos en unos 8 días más-y sin más salí disparado como una bala escaleras abajo corriendo como un loco, salí del edificio pasando de largo a Genma el cual solo me miro más sorprendido que nunca, cuando estaba por traspasar los muros que rodeaban el edificio solo escuche.
-¡NARUTO! ¡ESPERA! ¡NARUTOOOO!-era la voz de Oba-chan, pero seguí corriendo, corrí y corrí, pedí una orden de ramen para llevar en el Ichikaru, en cuanto la tuve entre mis manos, me despedí y volví a correr, no fuera que Tsunade mandara a alguien a atraparme, me encontré con iruka-sensei en ese trayecto.
-Nos vemos en unos días Iruka-sensei, ¡ADIOS! Dígale a Kakashi-sensei también adiós de mi parte-grite y el solo me quedo mirando sorprendido, las puertas de la villa estaban frente a mi y seguí corriendo, muy rápido, tanto que no me vieron si quiera pasar, seguí corriendo y cuando ya me vi fuera de peligro me detuve, almorcé el ramen en un tiempo record, coloque en mi mochila la basura y me puse a caminar con paciencia, camine y atravesé la primera bifurcación, hacia tanto que no la atravesaba caminando que aprecié un extraño sentimiento, saque la carta de mi bolsillo, la mire unos instantes y la volví a leer, si era la segunda entre Konoha y Suna eso quería decir que debía tomar la derecha, tome el camino y seguí, seguí por alrededor de dos horas y media, en la cual no me cruce con ninguna persona, sentí el aire pasar y acariciar mi rostro, mi cabello se movió a su ritmo y genero una danza que duro varios pasos en el camino, mire el paisaje… era tan hermoso, debía de admitirlo, se podía ver el desierto hacia la izquierda, bajo la montaña por la cual yo caminaba y se veía a la lejanía la hermosa villa de la arena, sonreí y pensé en Gaara, esperaba que la estuviera pasando bien, fije mi vista esta vez hacia la derecha y vi el bosque, el hermoso bosque y la belleza del lago que se encontraba allí, aquel gran cúmulo de agua era la desembocadura del río que pasaba a través del valle del fin, el valle… mis ojos se llenaron de lagrimas las cuales seque con mi manga en un gesto brusco…
-“Sasuke”-pensé y me detuve, me senté en una rama mirando hacia el lago, luego baje la mirada, encontrando por fin la segunda bifurcación, baje de un salto hacia ella observando los dos caminos, el “sendero más delgado” pensé y mire a la izquierda, si… ese era el sendero más delgado, camine por allí lento, recordando perfectamente los momentos que había pasado allí y en cosa de minutos encontré el mirador, había estado allí con mucha gente, con Kakashi-sensei, con Iruka-sensei, con Ero-sennin, con Sakura-chan, con Sai, con Gaara, con Sasuke… si, con Sasuke.
Baje la mirada un poco entristecido, como le extrañaba, el solo hecho de recordar su nombre generaba en mí un vació tal que sentía mi cuerpo excluido del alma, sin calidez, sin motivaciones para seguir adelante más que su recuerdo latente y mire los troncos.
-“tercer tronco roto, bajo las raíces en el musgo más rojizo”-me acerque a medida que lo iba diciendo y finalmente me arrodille en un pequeño agujero, tan pequeño que con surte cabía mi mano por el, introduje mi mano tanteando un poco inseguro, esperando que no se encontrara allí dentro ninguna cosa que pudiera asustarme, así como una babosa, araña o serpiente, hasta que roce algo suave, saque la mano y lo pude apreciar, si… era el papel, rojizo y hermoso, doblado de la misma manera que el anterior, lo desdoble y comencé a leer.
“oh, valla… la as encontrado, debí suponer que vendrías, no sabes cuantas veces e venido a este lugar para pensar en ti, en lo mucho que te extraño, en lo mucho que aprecie el momento que pasamos aquí, juntos, totalmente juntos y solos, como casi siempre estuvimos, solos.
Te daré una pista para ver si consigues reconocer quien soy dobe, solo para ver si consigues reconocerme, pues ya la tienes, lee bien, sigue por este sendero a lo más oscuro del bosque, cuando encuentres un claro, justo allí hay otra bifurcación, el camino más oscuro te llevara a el lago que a dos días esta, procura dormir sobre los árboles si no quieres que animales salvajes te ataquen, no valla a ser que con el sueño pesado que posees alguno de ellos te mate, por lo contrario si no quieres dormir, puedes pasar las noche en vela, en medio de la laguna hay un montículo que solo de noche encontraras, justo donde la luna refleja a las doce de la noche, dentro de una botella esta la siguiente carta que buscas”
-otra carta más… ¿dos días hacia el lago? Quizás… si apresuro el paso tarde un día tebayo-murmure mirando el sendero, se veía tan natural y tranquilo, irradiando la paz que jamás había vivido, acomode la mochila sobre mis hombros como si esta pesara mucho, siendo que estaba muy liviana, solamente había puesto dos mudas de ropa, unas cuantas latas de conservas, junto con unas botellas de agua, una que otra arma, un pequeño botiquín, mi saco de dormir y mis útiles de aseo, no era gran cosa, mire el cielo que se estaba poniendo anaranjado, había pasado el tiempo demasiado rápido, ya estaba atardeciendo, de un salto subí a la rama de un árbol, los saltos se siguieron dando sucesivos a medida que el sendero continuaba, un rió bastante grande pasaba junto a el estrecho camino de tierra que se abría entre arbustos, árboles y animillas, la noche se hizo presente, oscura, penetrante, tanto que me sentí perdido, al igual que en aquellos tiempos, cuando miraba directamente a los ojos de Sasuke, el tipo de noche que hacia el frió peligroso, rápido y siniestro tan así que calaba los huesos de una forma cruel, abrí la mochila y saque una capa oscura, me la puse en el cuerpo intentando mitigar el frió, la había llevado sin pensarlo, mire hacia el sendero, todo estaba demasiado oscuro, la luz plateada de la luna iluminaba todo a su paso dando un aire tan misterioso que llegue a creer estar hechizado, el sueño se empezó a apoderar de mi, mis parpados querían cerrarse y les sentía pesados, pero pretendía avanzar un poco más, solo un poco más, hubo un instante en el que creí perderme y me di de lleno contra una rama, mi cabeza se hecho hacia atrás y un gruñido salio de mis labios, fue cuando ya supe que era suficiente, me acomode en una rama grande y alta, mirando hacia abajo y sintiendo un pequeño vértigo recorrerme el cuerpo, coloque allí la mochila y con un corte hice un agujero que no llego a atravesar la rama, con tal de que quedara un agujero del cual no me pudiera caer, el mismo procedimiento lo hice con una roca que puse frente a mi y que sirvió de estufa, no pretendía encender una fogata sobre la rama que si esta se quemaba yo no saldría muy bien parado, me senté junto al fuego que se mostraba hermoso y mire hacia el lago que se veía maravilloso, desde este punto, mis ojos se cerraron, se cerraron tan rápido que ni siquiera recuerdo bien que fue lo que ocurrió después .
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Habías corrido como nunca, jamás creí que pudieras correr de esa forma por algún desconocido ¿seria acaso tu instinto? mi sombra solamente te seguía de cerca con la botella en la mano, callo la noche y con ello el canto nocturno, el bosque se lleno de hermosos sonidos que en su primer momento me cautivaron de una manera brillante, pero no me enamoraron lo suficiente como para olvidarme de mi mismo, te detuviste y caíste dormido a los pocos segundos, me acerque con cuidado, sintiendo el corazón bombear rebelde en mi pecho queriendo salir corriendo, mis huesos luchaban contra el para evitarle la pasada, mi mano, la cual se veía más pálida que de costumbre se acerco a ti con la clara intención de tocarte, acaricie tus cabellos y tu rostro durmiente, te veías tan único que no podía creer que te tenía nuevamente entre mis brazos, aunque no lo supieras.
Deje que una de mis piernas pasara sobre tus caderas, para apresarte entre mis muslos, quería apretarte contra mi cuerpo, hacerte mió justo ahora, demostrarte que en mi corazón el tiempo no había pasado y que te seguía amando secretamente como hacia tres largos años atrás, acerque mi rostro al tuyo, sentí tu tibio aliento, deslice mi nariz por tu mejilla deseando quedar impregnado de tu aroma, añorando con toda mi alma que los días y las horas pasaran lo más rápido posible para así poder estar contigo, sin tener que ocultarme, quería despertarte y gritarte todo mi amor, pero me contuve, no… aquello no podía ser, me aleje de ti con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido, estuve a punto de comerte la mayor estupidez de mi vida, me separe con pesadez, separando mi retaguardia de tu cadera, sintiendo como todo mi ser tiritaba de ira, quería tomarte, quería violarte, quería…
-esto es una locura…-murmure, cerrando los ojos con fuerza, curve una sonrisa, volviendo a mirarte como si fueras un hermoso tesoro, mi cabeza extrañamente se torno muy pesada, la deja caer hacia atrás, el cielo estaba estrellado, bellísimo-el cielo es algo horrible si se compara contigo… Usuratonkachi… sin embargo, aunque seas más hermoso que el cielo y más brillante que el mismo sol, no puedes escapar de la oscuridad que te sigue, siendo tu sombra, serás mió, solo mió y cuando aquello ocurra, no podré decirte a la cara que me gustas…-una mueca maléfica hizo acto de presencia, un pensamiento fugaz paso por su mente, hizo un sonido con los labios y acabo soltando una carcajada, valla que ironía.
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-jajajajaja-Siniestras carcajadas se daban a conocer, el pasillo largo y angosto se estremecía ante las risotadas que eran soltadas sin pudor, manchas incesantes de sangre saltaban hacia todos lados hasta que finalmente solo se vio una sombra, solo una de las nueve que habían entrado por aquel pasillo, se escucho un golpe seco, una explosión bastante grande hizo que una puerta saliera volando e impactara con la pared de en frente, haciéndose añicos en el acto, se escucharon pasos, no solo los de una persona si no de tres, pasos suaves, que entumecían los sentidos por el temor, pasos que hacían ver el miedo reflejado en todas las partículas que formaban el aire de aquel misterioso lugar, un brillo metálico cruzo el túnel, justo detrás de aquella sombra dos más venían, ambas con los ojos vacíos, sin vida, sin alma, solo siendo manipulados-jajajajaja, ya vera el país del fuego de lo que soy capaz, la venganza es muy dulce ¿no lo creen así mis pequeñas marionetas?-las dos sombras no dijeron nada solamente se pusieron tras de la primera, esta volvió a soltar carcajadas dementes-sacrificar a unas cuantas basuras para traer de vuelta a estos dos titanes de la historia, jajajajaja, ya como te destruyo, maldita Konohakagure.
Continuara…