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El secreto de la hoja por sanaky

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Notas del capitulo:

Gracias por sus comentarios, muy lindos, en verdad me senti alagada, la verdad es que escribo desde hace mucho tiempo y tambien fui novata, hace ya 6 años, así que no hay problema.

por favor disfruten de este capitulo.

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      -¿Han entendido marionetas? No quiero ningún error, ustedes solo tienen libertad por las noches, de día están bajo mi absoluta voluntad,  quiero que les encuentren y les maten, son dos chiquillos muy peligrosos, pueden interferir en nuestros planes-dos personas intentaban no someterse, sin embargo sus cuerpos les obligaban a avanzar, a pesar de que ellos mismos forcejeaban, sus pasos se daban lentos, uno de ellos echaba su cuerpo hacia atrás, pero este seguía intentando avanzar-obedezcan de una vez…

 

      -eres un maldito bastardo, no pienso obedecerte ¡no los asesinare! Antes me suicido y vuelvo al maldito agujero bajo tierra del cual me sacaste-grito colerico uno de los dos hombres, mostrando una mirada rojiza de lo mas amenazadora la cual no consigue intimidar al sujeto que permanecía firme frente a el.

 

      -tú no puedes usar genjutsu contra mi, yo te ordeno a quien atacar, tu solo obedece-una patada cruzo la cara del hombre que se había revelado en contra del que le manipulaba, sin embargo el otro no se quedaba atrás y también intentaba por todos los medios no avanzar-¿tu también intentas desacatar mi orden?

 

      -no soy tu puta marioneta, para eso búscate a otro, prefiero morir nuevamente antes que obedecerte-sus ojos demostraban una ira incontenible, un escupo salio de su boca y paro justo frente a los zapatos del que daba las “ordenes” en muestra de rebeldía y falta de respeto-yo soy Minato Namikaze, Yondaime de Konoha, no pienso destruir a nadie ni a nada, prefiero morir o matarte a ti primero…

 

      -Mi Hermano y Naruto-kun te acabaran, tu no serias capaz de ni siquiera tocarles un cabello cuando ya caerías muerto ¡déjanos en paz bastardo! Me recuerdas a las malditas prostitutas que se paran en las esquinas de las calles a la media noche ¡me das asco!-escupió el de mirada rojiza, totalmente encolerizado, dejando que sus rodillas cayeran al suelo, abruptamente.

 

      -¡Ustedes dos van a asesinarlos si o si! Y cuando lo hagan, se abrirán las puertas para que yo por fin pueda robar el secreto de la hoja…

 

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      El sol salio por el este como todos los días, las montañas se veían iluminadas por sus rayos, sin embargo, la luz no conseguía llegar a nuestra posición, me refugie en el pecho contrario esperando encontrar el calor que me hacia falta, encontrándolo al instante, sintiendo su pecho bajar y subir a el ritmo de su respiración, pausada, tranquila y sutil, tan perfecta que parecía irreal.

 

      -hm… -me queje con un deje de intranquilidad en el cuerpo que me daba a entender que el día ya comenzaba y yo no me había levantado como de costumbre, mi cuerpo sentía que ya había descansado lo suficiente, aun así no quería separarse del peso contrario, mucho menos levantarse, para perder su calor.

 

      -Usuratonkachi… -murmuro, mis ojos se abrieron lentamente presenciando su rostro pacifico, el cual me observaba con una sonrisa, hacia mucho tiempo no vista, creí soñar, sin embargo recordé que estaba allí por lo ocurrido el día anterior, las memorias volvieron a mi como una película, todo mi ser se sentía entumecido por la fría mañana la cual no quería vernos levantar, mas bien ella quería llevarnos con ella a dar una siesta larga, a un lugar desconocido por la humanidad, una siesta muy larga, demasiado larga para alguien tan impaciente por avanzar como yo, un sueño, al cual no nos permitiríamos entrar puesto que teníamos planes y aquel pequeño detalle nos los podría echar a perder-¿soy un peluche o algo parecido para que me abrases así?

 

      -Jaja, puede ser… quien sabe, eres calentito y agradable ¿Quién querría levantarse despertando de esta forma?-le dije entre pequeñas risitas las cuales hacían la situación, poco lógica, nuestras miradas se cruzaron, un extraño ardor empezó a crecer en mis entrañas como si dos llamas de potente fuego hubieran chocado y se hubieran alojado en mi estomago, Sasuke se puso sobre mi, cuidando de no aplastarme con su torso, quedando a gatas, mirándome a los ojos con un fervor intenso, un deseo insaciable que se veía en sus sentidos, sobre todo en aquellas oscuras perlas, las cuales eran ventanas a la noche, sus aspiraciones se reflejaban en mis ojos haciéndole ver su lujuria a través de mi mismo, yo sencillamente sentía que me rompía de la excitación, aquel Uchiha me traía loco desde hacia mucho, peine mis cabellos con una de mis manos, pasando con cuidado mi palma hacia atrás, desordenando un poco más aquel cabello rubio que me caracterizaba, lo sentía extrañamente suave, el lugar donde nos habíamos refugiado era un tanto extraño, una cueva tras una gran cascada, era como si en esta gruta Sasuke hubiera estado viviendo, el fuego que la noche anterior habíamos prendido se había extinguido, dejándome en la cama se levanto rápidamente a prender uno que otro tronco, su calor me abandono, la magia se rompió escabrosamente, desnudando nuestras almas, dejándonos excluidos del aroma contrario por jactancia, solamente bufe, sentándome- no quería que te levantaras aun, tebayo…

 

      -si no me levantaba ahora, no nos levantaríamos nunca-dijo como si fuera normal todo lo que estaba ocurriendo, el tono de voz salio de lo mas burlón y divertido, la noche había pasando tan tranquila, yo había estado tan cansado que no me percate de en que momento me dormí, pero no podía hacer nada.

 

      -al menos podríamos…-me calle repentinamente, enmudeciendo mi boca por voluntad propia dándome cuenta de la estupidez que estuve a punto de decir, no quería exponerme mucho mas ¿de que me serviría? Una antigua melodía se me vino a la mente en aquel momento, adjuntando todos nuestros recuerdos en una mezcla intoxicante que claramente quería noquearme, mi corazón latía tan rápido que creía saldría disparado de pronto, era como si hubiera estado corriendo por horas y horas-¡ah! Olvídalo mejor no digo nada… “Puedo negarlo, aunque más bien me atrae, mi corazón es prisionero de lo que muchas veces deseche, posee un encanto, muy fascinante, que se esconde en la profundidad que no me deja mirar, pero se que en sus labios esta”-me perdí en la melodía un instante, quería encontrar la respuesta, me sentía tan embriagado que me deje caer en la cama con mucha pesadez, sentí su mano jalándome nuevamente hacia delante queriendo que me levantara, le tire hacia mi con una fuerza un tanto descomunal, lo quería sobre mi y lo quería ya.

 

      -Naruto, le estaré dando vueltas-sus palabras, eran graves, completamente hipnotizantes, tanto que creí que estaría todo bien, suponiendo que el mundo era de rosas, susurre unas palabras que yo sabia el no había logrado entender, mis brazos le rodearon de una forma intranquilizante, lo supe por como su rostro se contrajo, era una mueca de tormento interior, de deseo que quería reprimir a toda costa, yo no sabia que era, pero le quería sobre mi, sin embargo, empecé a pensar mas profundamente ¿Por qué le quería sobre mi? Todo iba demasiado rápido, esto debía pararlo ya.

 

       -Olvídalo, no tiene gran relevancia, ya sabes, solo estupideces mías-respondí con cierto desinterés, intentando evadir su rostro, cosa que me era muy complicada, su mirada era un hechizo que costaba ignorar, le tenia frente a mi nariz y sin embargo intentaba evadirle como si se tratara de la cosa mas horrenda, sabiendo, a conciencia que era todo lo contrario, consiguiendo solamente con ello darle mas morbo al asunto, que a mi punto de vista no tenia  pies ni cabeza, maldije mi inutilidad, mis brazos le liberaron del contacto, los cuales inmediatamente se apoyaron en el colchón para ayudarme a ponerme de pie, Sasuke retrocedía a medida que yo me sentaba, asta que este quedo arrodillado a la orilla de la cama y yo sentado cómodamente en la orilla de esta, nos miramos por un tiempo indescifrable, para luego alejar nuestras vistas al mismo tiempo, ambos algo avergonzados.

 

      -probablemente debamos partir hoy a Konoha, debo admitir, que la extraño locamente, al igual que te extrañe a ti-estaba agradablemente sorprendido, era la primera vez que Sasuke soltaba tantas palabras seguidas en apenas una noche y una mañana.

 

      -estaré feliz de mostrarte el camino a casa, Sasuke-le dije tomándole la barbilla con delicadeza, alzando su rostro, observándole a los ojos, mezclándome con su esencia sin siquiera la necesidad del contacto,  para luego sencillamente ponerme de pie, habían cosas que alistar, acciones que planificar, encontrar la forma de llegar donde Oba-chan sin crear alarma en Konoha, muchas, muchas cosas.

 

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      -en la santidad, no hay nada, por eso yo no creo en ello, por mas que mire la inmortalidad, solo veo la frustración del hombre, en la lejanía y cercanía de la historia que paso hace solo un segundo, puesto que en la blasfemia, se encuentra la mayoría, todos estamos perdidos allí, pero no lo intentes ocultar, tu alma es la más maldita, incluso sobre la mía-decía Itachi. Sus rodillas sangrantes yacían en el suelo, dejando un gran charco, el cual solo se expandía con el brutal movimiento que generaba por librarse de las ataduras, unos firmes y cortantes hilos de chakra le mantenían sujeto, torturándole lentamente, cortándole y succionándole la energía, sin conseguir su objetivo puesto que este sacaba fuerzas de la nada, Minato permanecía recostado sobre el suelo, jadeando, su vista nublada, sus sentidos fuera de combate y el corazón puesto en las manos al ver como Itachi seguía resistiéndose, el ya no podía ni respirar, empezó a cerrar los ojos sintiéndose terriblemente cansado, como si fuera a desfallecer en cosa de segundos, sin embargo alzo la vista lleno de ira-Minato… no te dejes caer…

 

      -Itachi… ya no puedo-murmuro casi inaudible ante la risa burlona de su verdugo, se veía tan deplorable que creía haber perdido el orgullo, su ego estaba por los suelos, sintiendo que todo el mundo se desplomaba-Itachi…

 

      Las lágrimas del más joven no se hicieron esperar, intento jalar nuevamente, solo consiguiendo expandir el charco, sus fuerzas se perdieron y callo de bruces al suelo, llorando desconsoladamente como si fuera un niño pequeño, no quería, sencillamente no quería obedecer, su mente se resistía una y otra vez, sin embargo no conseguía controlar su cuerpo el cual se movía a voluntad de alguien que no era el mismo ¿Cómo podría soportar el dolor de acabar con una de las cosas que más había amado y amaba aun fervientemente? Minato se preguntaba algo parecido, sintiendo que todo a su alrededor oscurecía a pesar de estar de día, su estomago se revolvió por la perdida de sangre, expulsando todo lo que había en su interior que no era mucho, un gemido de angustia escapo de su garganta, se arrodillo como pudo consiguiendo no mancharse, no obstante la sangre salio abundante junto con aquel brote de angustia.

 

      -ahora vallan, tan solo vallan y no digan nada, no duden nada, solo háganlo-dijo el hombre alejándose, llevándose consigo las ataduras que antes les habían asfixiado el cuerpo.

 

      -Itachi ¿estas bien?-consulto Minato, con los ojos llorosos y el cuerpo hecho añicos, entre sangre y carne viva.

 

      -me las pagara, por haberte hecho esto, por haberme hecho esto, por obligarnos a hacer aquello, me las pagara-decía Itachi el cual seguía boca abajo, recostado sobre el pasto ahora manchado de sangre, su rostro se perdía en la densidad del rojizo liquido, sus pestañas estaban teñidas por el liquido, sus mejillas de igual forma, al igual que parte de su cuerpo.

 

      -No es necesario, estoy bien, créeme-decía este acercándose, cojeaba, uno de sus brazos caía dislocado mientras era sujeto por su brazo gemelo, uno de sus ojos permanecía cerrado, hinchado y sangrante, millones de rasguños le recorrían la piel, demostrando que aquellas cicatrices jamás se borrarían-es necesario que laves esas heridas ¿puedes ponerte de pie?...-el aire se le iba irremediablemente.

 

      -si, si puedo, tan solo, déjame respirar…

 

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      -te digo que es inútil-le reitere nuevamente al rubio que seguía pensando mientras caminábamos, el pensar nunca se le había dado muy bien que digamos, aunque al parecer ahora tenia más seso que antes, a pesar de eso, yo seguía dudando de su coeficiente intelectual.

 

      -te digo que te calles, teme… eres muy fastidioso tebayo-me dijo cruzando sus brazos, parecía ciertamente irritado, dijo que debía encontrar la forma de entrar a Konoha sin que nadie nos viera, el me había contado que se había escapado, así que entrar sin ser vistos seria casi imposible, seguramente toda la aldea le estaría buscando y lo más probable es que asta los árboles fueran a acusarle con la Hokage en cuento sentirán sus pies sobre sus ramas.

 

      -te digo que…-fui interrumpido cuando sentí una ráfaga pasar junto a mi, sacándome un leve gemido de sorpresa, un leve surco de sangre recorría mi mejilla derecha, manchándola levemente, mientras mis ojos algo impactados, buscaban incesante aquel extraño objeto que se desplazaba por sobre los aires como un rayo, partiéndolo todo a su paso. Finalmente mi cabeza giro, mis ojos dieron con el cuerpo de Naruto, encontrándolo a merced de un hombre tan rubio como el, de unos ojos azules tan claros como los de el, no obstante, se notaba muchísimo más alto que el, un kunai yacía puesto en la garganta de mi compañero, amenazando con cortarla, mi reacción fallo y me vi imposibilitado de moverme ante tal imagen, mi cuerpo sencillamente no quería responder a mis suplicas, rogaba poder moverme para salvarle, de pronto un extraño presentimiento recorrió mi ser, sentí pasos tras mi espalda, una mano calida, que mi cuerpo sabia conocer, sin embargo, mi mente no daba cuenta aun a su existencia, no creyendo lo que el cuerpo le informaba, la mano me volteo y pude ver aquellos ojos negros tan parecidos a los míos, su cuerpo estaba maltrecho, su mirada agotada, innumerables cortes le recorrían la cara al igual que los dedos, los brazos, las piernas y  el torso.

 

      -Sa… Sasuke-le escuche murmurar entristecido, le vi apoyar su cabeza sobre mi hombro, su mano temblaba, le notaba inseguro de sus movimientos, notaba que no quería acercarse a mi, mi cabeza negaba efusivamente, no, no era posible, yo le había asesinado, yo había sentido su pulso morir junto a mi, yo acabe con su vida-Minato… no lo hagas, no asesines a tu hijo, no te crees un remordimiento tal, no te dejes vencer, nuestra voluntad es más fuerte, nosotros amamos, amamos con locura, nada puede ganarnos, Minato… Minato, nosotros amamos lo poco que nos queda…

 

      -Itachi… nosotros amamos lo poco que nos queda, si… es verdad, sin embargo… -vi al hombre rubio caer de rodillas, aturdido, notablemente agotado, mi hermano estaba en las mismas condiciones-hay que asesinarle, Itachi, a ese sujeto, hay que asesinarle…

 

      -Itachi, Aniki-murmure sin creer que lo tuviera entre mis brazos, innumerables lagrimas recorrían mis mejillas, sintiendo el despecho y la alegría, le abrase, dejando que mi cuerpo perdiera la fuerza y cayera junto al de mi hermano que me abrasaba tanto o más fuerte que yo. Naruto abrasaba igualmente el cuerpo del rubio mayor, sollozando cosas que yo no podía identificar por mis propios sollozos y los de mi hermano.

 

      -Oto-san-de pronto le escuche, mi rubio le rodeaba en un calido abraso que me pareció muy fraternal, pude ver sus ojos azules hablarse, mientras se cristalizaban, las lagrimas corrían de nuestros ojos, sintiendo el alivio y el dolor, que lentamente se transformaba en una muda felicidad. Nos habíamos prometido luchar por lo que amábamos, pero parecía que no habíamos podido cumplir esa meta, hasta que este milagro incrédulo apareció frente a nuestros ojos.

 

      -Lo lamento Sasuke, de verdad lo lamento-escuche a mi hermano murmurar perdiendo el aliento, intentando no perder la conciencia debido al cansancio, sentía que en cualquier momento se desvanecería y caería desmayado.

 

      -No hay nada que perdonar Aniki, ustedes no están bien, los llevaremos a Konoha-dije finalmente tomando por los hombros a mi hermano el cual solamente se sostuvo de mí, respirando con dificultad, aprecie que sus ojos se entrecerraban en señal de fatiga, perdió el equilibrio y callo sobre mi hombro, pidiendo sinceras disculpas en murmullos que con suerte podía distinguir-Naruto, debemos llevarlos a Konoha…

 

Continuara…

Notas finales:

gracias por leer, espero sus comentarios con ansias, acepto cualquier cosa, desde insultos asta alavos, espero que sigan leyendo, gracias.

 

      Atte. Samako no Sanaky


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