Harry James Potter Evans era el nombre del nuevo mago más importante de la historia, el niño que vivió, y mató a Lord Voldemor.
El había pasado por muchas cosas en su vida, las más importante y transcendentales a su corta edad, de tan solo once años descubrió que había un nuevo mundo que jamás imagino y el era una parte importante de este. Si sus años de escuela fueron inigualables, al término de su vida como estudiante la rutina se volvió aburrida, por así decirlo, no había la misma emoción, pero eso le dejaba una gran paz, sus hijos crecerían en un mundo diferente.
Si tuviera que enumerar sus más grandes logros seria de la siguiente manera:
Número uno, haber terminado el colegio. Si ese fue su más grande logro-haber salido con vida-, planteado de una mejor manera seria haber sobrevivido a él y no literalmente, pero teniendo al mayor peligro mágico tras él era significativo.
Número dos, haber conocido a sus padres. Después de años de mentiras y verdades dolorosas por fin descubrió aquellos seres que lo fueron todo apara él. Conocer a Sirius y Remus que fueron su figura paterna, y claro Albus D.
Numero tres, quizás sería raro su orden pero en esta se encontraba el amor de su vida, casarse con la persona que mas amaba, Ginny Weasley. No es que su mujer fuera menos, pero tendrían que darle la razón al moreno. Ginny le dio un apoyo incondicional, para ella Harry era el mejor amigo de su hermano Ron no el gran héroe, eso le conto demasiado y claro le dio al mago más importante de este tiempo a sus tres amados, queridos y deseados hijos.
Número cuatro, sus hijos. No habría cosa que le hiciera sentir más orgulloso que sus hijos, a quien le importaba que mato al gran señor oscuro, si era el padre de tres maravillosas criaturas.
James su primer hijo, dios había sido varón, jamás espero tener un primogénito, pero eso no importaba, su hijo, si SU hijo el primero de muchos era una copia exacta de ambos, en personalidad era justo como él y en apariencia era tan parecida a su querida Ginny.
Después seguía Albus, era una copia idéntica de él, lo que más amo de su hijo era que heredo los ojos de Lily, su madre, su abuela. Su personalidad era similar a su espesa, pero no comprendía de donde provenía la timidez de su hijo.
Finalmente Lily, si su linda princesita, después pues de dos grandes varones llego a la familia una bella dama, lili tenia el cabello rojizo, como su madre, pero sus ojos eran tan claros, pero no eran similar ni a los de él o Ginny eran casi plateados. A eso le restaba importancia tenía una niña, se encontraba tan feliz por su pareja, así tendría a quien educar, peinar, tantas cosas, aun recordaba como intento en más de una ocasión vestir a sus hijos con un gran vestidos de encajes que a ella siempre le gusto.
También se encontraba Ted, solo era dos años mayor que James, era castaño, como su padre, el verle a veces le provocaba un nudo en la garganta, era como ver a Remus, como el volver a tenerlo a su lado, pero jamás lo hizo. A veces le desconocía, seguro era por la personalidad de su madre, eso le preocupaba, ella guardaba muchas cosas para sí misma, queriéndolas afrontar y superar todas sola.
Tenía la familia que siempre quiso, era cálida, unida, sobre todo era suya.
Quizás muchos consideraban que tenía muchos hijos, la nueva madriguera, y muchas más, pero lo que sabían es que no sabían es que el héroe del mundo mágico, siempre deseo una gran familia.
Comenzando con los hijos, no podía tener solo uno, por que se sentiría solo, estaría solo, si algo lograba pasarle a él a Ginny. No, el no dejaría a su hijo solo, cuidaría su propia vida, jamás se permitirá perder a su amada, de ahí la idea de traer al mundo otro Potter. Así ambos –sus hijos- se harían compañía, se cuidarían, no estarían solo. Y su linda Lily bueno siempre quiso una niña, ellas era más delicadas y permanecían más tiempo a lado de su padre y madre, eso le hacía sentirse aun más importante.
****************************
Ted por su parte era demasiado independiente a su corta edad, lo que causo aun mas ternura fue que desde que nació su pequeño Albus, este no dejaba al lobo en ningún instante, siempre estaban juntos, a veces parecía que era Ted y Al el hermano mayor y menor.
Con el tiempo sus hijos crecieron y Ted…
Ted tenía que saber la verdad, que era un hombre lobo, lo tomo mucho mejor de lo que imagino, un niño de tan solo once años lo asimilo como todo un adulto, pero noto los cambios, ya no estaba tanto con su hijo menor, él sabía que no quería lastimarlo para cuando sus habilidades se despertaran del todo.
Pero el dolor en los ojos de su hijo nadie se lo quitaba.
Y por fin el licántropo entraba al colegio.
La familia Potter-Weasley se congrego en la Estación de King´s Cross para dirigirse al tan famoso Anden 9 ¾, fue un tanto nostálgico para él.
Pero nunca espero tener que dejar a su ahijado y a su niño en privado.
Albus no dejaba de sujetar y estrujar la túnica de su hermano mayor, llorando, suplicando por no dejarlo solo, la carita de su hijo era un poema, sus ojos, mejillas incluso orejas sonrojadas por el llanto y su rostro bañado en lagrimas, se aferraba al cuerpo del mayor y en palabras dulces, le pedía quedarse a su lado.
En ese instante pensó en las inocentes palabras de hijo, como el “acaso no me quieres, por eso te vas de mi lado”, “llévame contigo”, “no quiero perderte” y cuando Ted le pidió un buena justificación salió un “te amo, es que acoso no cuenta”, nunca espero que su hijo de tan solo 7 años comprendiera el significado de tales palabras.
Aun cuando a los 5 años le propuso matrimonio al mismo como regalo de cumpleaños.
Cuando vio al castaño ponerse a la altura de su hijo y envolverlo en aquel abrazo, quiso saber cómo leer los labios, le vio susurrarle al oído, fue cuando el rosto de su hijo dejo de llorar al instante y contrajo sus manos de la túnica del más grande, para sonreírle y besarle.
Sus ojos se abrieron, pero también vio la sorpresa en el rostro del joven, el tampoco lo esperaba.
Fue que por unos instantes perdió la vista de ambos, cuando los encontró en un nuevo abrazo, se percato de la mira de Ted, él la conocía mejor que nadie, esa era una mirada de amor, sacudió todo mal pensamiento y le observo mejor, era una mirada de ternura, la misma que se le dedicaba a un hijo.
Siempre quiso saber cuáles fueron las palabras de Ted en aquel día y cuál fue su reacción ante el beso de su hijo, pero ninguno lo menciono, y no se atrevía a adentrase en su mente.
Pero le calmó y preocupó cuando el castaño marco una distancia entre su familia.
El pequeño moreno preguntando por él, esperando sus visitas, sus cartas.
Fue cuando en una triste tarde de otoño, llego a su hogar, las vendas por doquier, la sangre seca, las heridas y su mirada perdida, le petrificaron. No podía dejarlo así tenía que hacer algo.
“¿papá… tenemos vistas?”- era la voz de su pequeño
Paso por muchos inconvenientes, hasta obtener la verdad, a sus doce años, el lobo interno de Ted despertó.
Y fueran duras las palabras del chico
“yo…. ya eh encontrado a mi pareja… por eso mi lobo despertó antes de tiempo”
“padrino como se siente estar enamorado”
Ahí frente a él, había un niño aun mas triste de lo que una vez fue el.
Había perdido a sus padres
Cuidaba de su abuela el solo
Y se enfrentaba su herencia
Solo lo tomo en brazos y después de mucho tiempo lloró, dejo salir cada lagrima contenida en su ser, era su culpa, porque en su juventud no fue más fuerte y le arrebato su futuro.
“si mi padre te viera… sentiría decepción” dejo salir su ahijado. Para abandonar aquel lugar, que hasta el momento llamo “hogar”
Aquel niño también los extrañaba- sus padres-, no se conformaba con solo historias o fotos, pero el siempre valoro su sacrificio, porque cada uno valió la pena.
************************
James, ese chico le hacía correr en tan solo su primer año de colegio y la causa Ted, se sentía más aliviado al ver a la nueva generación de merodeadores y a su ahijado como nuevo.
James le hacía sentir orgulloso, era tal y como él lo fue en el colegio o a un mejor.
Pero todo cambio en su tercer año, justo a la entrada de Albus, y un nuevo dolor de cabeza Scorpius Malfoy, cada inconveniente en el que se veía envuelto su hijo mayor, resaltaba el ultimo nombre, ni siquiera había pasado medio año escolar y ya tenía que rendirle cuentas a Draco a nombre de su hijo.
Le preocupaba que la influencia de Ron tuviera que ver con la actitud de su hijo hacia el menor de los Malfoys, su hijo siempre fue muy tranquilo, y ahora se metía en demasiados problemas por jugarle bromas al hijo de un Dragón.
El no podía hacer nada, Draco se encontraba en todo su derecho como padre en proteger a su pequeño hijo de “brabucones” como le había llamado a James, incluso manifestó si era una venganza de su parte por sus años de escuela.
No podía culparlo, el mismo había visto al pobre Scorpius llorando en los brazos de su padre, por culpa de su mismo hijo. Sin saber el verdadero significado de aquellas lagrimas. Y se veía más presionado aun, porque aquel rubio en miniatura era el mejor amigo y casi hermano de su hijo menor, sin duda estaba entre la espada y pared.
Cada vez se preocupaba más por James, pero todo se torno peor en su cuarto año.
James Potter Weasley había sobre pasado toda barrera, no solo fue acusado de una broma tan cruel e inhumana hacia el Malfoy, golpeo, hechizo y humillo a otro chico al cual ni conocía. Eso se le salía de sus manos, siempre confió en el. Pero era el momento de poner orden y un hasta aquí.
Tenía que darle la cara a Draco Malfoy de nuevo, agradecerle a Merlín que su antiguo enemigo no hubiera maldecido a su hijo, por el mismo lo haría.
Cuando se dirigía a la enfermería para intentar calmar un poco su enojo, se sorprendió el verlo parado ahí, afuera de la habitación del chico, parecía sorprendido y confundido, cuando se percato de su presencia le pidió guardar silencio.
Potter se poso a su lado y giro su vista al punto donde veía el Rubio, quedándose de piedra. Tal y como lucia su compañero.
Ahí estaba James sentado a un lado de Scorpius, en la camilla.
James se encontraba recargado en el respaldo, Scorpius recargaba su cuerpo en el pecho de su hijo, se encontraban tan tranquilos, con sus manos sujetadas, se hablaban en susurros, hasta que el mayor tuvo el gesto de besar los cabellos de más bajo y abrazarle.
-llevaban un rato así- le informo el padre del contrario un poco serio- Scorp… habló conmigo… tu hijo no tuvo nada que ver…. Dale mi agradecimiento.
- eh?- no entendía nada, y el otro pareció entenderlo
- cuando me llamaron y me informaron del estado de mi hijo, pensé que el causante era el tuyo Potter, cuando vi a mi hijo me suplico por escucharle… James… él fue el que ayudo a mi pequeño… y sobre el otro chico, el se vengó por el mío… aquel malnacido fue el que encerró a Scorp….
Justo cuando creyó nunca más sorprenderse.
Todo dio un giro inesperado
Fue en el momento que vio el parecido de padre e hijo, Scorp era muy bello, tanto que llego a pensar en lo bien que se veía a lado de su hijo de esa manera un tanto intima.
Después
Ambos adultos se marcharon.
Un Draco muy sorprendido, por que vio algo que Potter no, vio a su hijo siento abrazo y besado por el pelirrojo, sin ser forzado a nada, se notaba tan feliz, como nunca antes, y él no le arrebataría eso.
Harry por su parte, se encontraba mal, ver a su hijo tan intimo con otro, tan cariñoso, la forma de tomar sus manos, los susurros al oído, y sus sonrisas compartidas, no daba crédito a ello.
Pero no dio crédito para lo que el futuro le aguardo
En su quinto año, James había atacado a Ted.
Justo como ataco al chico que se acerco a Scorpius Malfoy.
Continuara.....