Scorpius Malfoy siempre tuvo presente a Ted en sus pensamientos desde un inicio, desde la primera vez que lo vio pudo darse cuenta de algo que tanto Albus y James jamás notaron o se negaban a hacerlo.
El observo cada abrazo, caricia y susurros del mayor de los Gryffindors al menor de los Potter, como el menor buscaba sus brazos, su calor, su protección y el otro jamás se la negó ni una sola vez.
Veía el amor, la ternura, contenida en cada mirada.
Una caricia mal simulada, el viaje de su mano partiendo de la blanca tez de Albus y terminando su recorrido en su fino cuello.
Nunca vio deseo, ni lujuria, solo vio la ternura de un padre a un hijo.
Pero lo que nunca podría ignorar eran los sentimientos de su amigo por aquel chico que podría ser su hermano.
No culpaba a Albus, el castaño era muy apuesto, era gentil, bromista, educado, inteligente, es simplemente perfecto.
Bueno solo con un defecto, era un hombre lobo. Y si su lobo encontraba una pareja que no fuera su amigo, este simplemente jamás lo soportaría.
Para él Ted era algo así como un primo, aun recordaba, su suave tacto, su agradable aroma y su fuerte pecho.
Sus cálidas palabras y lo suave de sus labios.
Pero él un Malfoy se encontraba atraído por un Potter.
Bien James era un idiota, pero tenía sus buenos momentos, era delicado con él, amable y cariñoso. Pero siempre tenía q cambiar y le lastimaba. No tenia que preocuparse por un daño físico, porque James lo tomaba en sus brazos y le llevaba a la enfermería ante un simple rasguño.
Pero siempre le daba una esperanzara para rompérsela. Y dañaba su joven e inexperto corazón.
Aquel Potter era apuesto, inteligente, amable y dulce con todos, menos con él.
Acaso había hecho algo mal.
O era por ser un Malfoy
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Aun recordaba el brillo dorado en la mirada del licántropo, vio cambiar su rostro, el crecimiento de sus caninos y uñas, el paso sigiloso con el que se acercaba y las fuertes manos de James sujetando sus hombros. Templo, sudo frio y escucho el interminable llanto de su compañero Albus.
Las gruesas lagrimas que caían por sus mejillas, su rostro sonrojado, sus ojos apretados, como si aquel gesto parase las lagrimas, e incluso antes de que todo aquello se volviera negro, vio el rostro de culpa y temor de mayor de los gryffindors, el abrazo con el que envolvió a aquel niño y su suplica
“por favor no me temas”
Palabras que incluso quedaron grabadas en él.
Cuando recobro el conocimiento, distinguió la enfermería, y James a su lado. Justo cuando solo había sentido unas suaves carias en su pelo y mejillas, atinando solo a sonrojarse.
Aquello fue el inicio, que lo condeno a estar cerca de el.
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Scorpius siempre detesto el color tan claro de su cabello, el parecido con su padre, pero ahora no le parecía tan malo. No después de “uhm… Malfoy tu cabello es lindo” tras esa radiante sonrisa que el heredero Gryffindor le dedico, lo hacía ver de otra forma y ese día no dejo de ver con una sonrisa en su rostro su cabello en cada reflejo o dejar de tocar un mechón sin sonrojar.
Y al descubrir el secreto detrás de aquellas palabras le destrozo, provocando derramar sus interminables las lágrimas, lágrimas que un James las pagó con sangre.
Fue una broma típica, tonta e inocente antes los ojos de todos, pero en el corazón del pequeño rubio que acabo destrozado, era la prueba que solo era la diversión del mayor.
Porque al mirarse al espejo aquella sonrisa se rompió……
James, había teñido su cabello con ese horrendo color rosa, exponiéndolo ante todo el mundo tomando del brazo con tanta burla y altanería, sin importarle sus suplicas, sus lagrimas, su forcejeo, ni las palabras de los demás. Lo exhibió como su mayor trofeo.
Y el nunca fue bueno en defenderse, se dejo caer de rodillas en aquel suelo frente a todos, solo tenía 11 años, sus mejillas, sus orejas rojas, temblaba y sus lágrimas marcaban el frio piso. Pidió más de lo que podría recordar “por favor déjame ir”. Pero la escena se enmarco al ver ante él a su pequeño y único amigo con sus ojos amenazantes con soltarse a llorar, cuando sintió un nuevo tirón que lo dejo libre.
Fue ahí que se sintió cubierto por unos fuertes brazos y protegido por ese firme pecho, inhaló ese fresco perfume y observo ese bello color castaño.
Ted Lupin Tonks lo tomo en sus brazos y el hasta ahora aterrador color dorado de su mirada se volvió el más hermoso. Su mirada fría y cargada de odio se poso en su amado moreno.
Y se volvía reprimir por aquello
- No… por favor… no le hagas daño –suplico, por que más patético en la vida no podría ser.
Una pequeña melena negra se sujeto fuerte de la pierna de su salvador, ocultando por igual su rostro lloroso.
-cachorro ven conmigo… - tomando la mano del menor, y con su otro brazo cargaba el cuerpo del pequeño albino- James… hablaremos después…
….
Fueron unas largas horas para el Licántropo, el hablar con la directora, con su padrino y “tío” , dejar limpio a James, pero ni su testimonio y el del mismo Scorp le salvo de sentir la fuerza y la ira de un Dragón. Porque para Draco Lucius Malfoy Black basto ver las lagrimas de su hijo para darse vuelta y golpear al hijo de Potter aun cuando este estuviera presente.
Ni el mismísimo gran Harry Potter pudo hacer algo, en cuanto fue llamado aventurándose a entrar a esa enfermería, el mirar a ese ser que desprendía la inocencia y ternura que solo había visto en su propio hijo menor, con sus ojos rojos por el llanto sus manos aferradas a un sabana y a su bebé en su regazo como consecuencia de una poción para manejar su histeria, le fue sufímente para no detener ni decirle nada a su ahora amigo.
Vio la sangre brotar del labio de su hijo y vio venir el segundo golpe identificando el sonido de una nariz romperse. Eso había pasado el límite, justo cuando vio un reflejo rosa que protegió a su hijo mayor, con su cuerpo delgado además de tembloroso como una gelatina, el tímido Scorpius lo cubrió con su escaso cuerpo- al ser más pequeño- para defenderle .
Porque aun que ahora lo odiase, solo tenía que ver toda esa sangre para saber que aquello era suficiente, que lo perdonaría, porque nada valía más que el bienestar del otro.
Si le tenía miedo…
Si le temía…
Si lo odiaba…
No, nunca lo odiaría…
Si le quería
No por nada intentaba parar el sangrado con sus diminutas manos.
Y el patriarca Malfoy observo su error.
Con arrepentimiento miro al moreno mayor.
-yo…
- No importa… yo habría hecho lo mismo… pero tendrás que ser más tolerante….
Porque ambos lo sabían, lo vieron en los ojos de sus propios hijos, aquello se repetiría más de una vez.
Aparto al diminuto rubio con sumo cuidado al ver a flor de piel sus nervios, quedo a la altura de su hijo, que yacía en el suelo y con un movimiento de varita trato la fractura y retiro la sangre.
Lo cargo en sus brazos llevándolo a una camilla cercana, beso su frente y se disculpo, porque su James también era un niño.
Pero seguía viendo sus manos y el rojo que estas aun sujetaban, miro a aquel chico en la camilla y se desplomo.
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Corrió la cortina de aquella camilla para ocultar el panorama, removió aquel cabello oscuro y beso sus pequeñas manos. Aquello, su cachorro no lo debía saber.
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Observo bien aquel bello perfil una vez más, toco con sus dedos aquellos finos labios, acaricio su espalda y beso su cuello, se acerco mas aquel cuerpo que profano sus dominios, porque el otro se lo busco, lo pedía a pulso y parecía gritar que le tomara.
Porque James Sirius Potter Weasley se había decido, Scorpius Malfoy era suyo.
continuara....