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Odio ir a la escuela por Fallen Fan

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Notas del fanfic:

Espero les guste este proyecto por que a mi me encanta. La trama de “lo amo, me le declaré, me rechazó y burlo de mi… ¡Ahora se va a arrepentir!” es simplemente encantadora en todos los fandom, pero en el de Naruto es una joya ^^. En mi defensa debo decir que, a mi gusto, Sasuke es el que tiene y siempre tendrá un crush por Naruto y que obviamente será él quien planee una venganza cuando lo rechace dado que es su especialidad.


Disclaimer: Naruto le pertenece a Kishimoto y la trama anteriormente mencionada a… no tengo idea ;D. No hay dinero por hacer esto T.T.

Notas del capitulo:

Salu2!!

El prólogo será el único capítulo relatado en primera persona, en lo personal no me gusta este tipo de redacción pues generalmente esta plagada de errores, pero para efectos de mi comodidad y como prólogo decidí dejar mis prejuicios de lado. ¡Espero les guste!.

Prólogo


Odio ir a la escuela.

No por que sea malo en ella…





A decir verdad soy bastante bueno y si lo digo no es por presumir, ¿Cómo podría presumir mi impecable promedio dadas mis precarias relaciones sociales?; si lo hiciese solo obtendría más burlas y humillación.


¿Ser estudioso no es malo dicen?, pues en mi caso si lo es…






Como coloquialmente se diría “No tengo ni un perro que me ladre”, ni en casa, ni en la escuela.

Mi rutina diaria consiste en pasar la mañana estudiando y lo que resta realizando pasatiempos mundanos en solitario o trabajando como voluntario con algún profesor, no tengo ni un solo amigo de mi edad.

Hasta ahora he evitado las actividades culturales y deportivas a toda costa.


¿Ya dije que odio ir a la escuela?




Bueno, al menos ahora saben que si odio asistir no es por las matriculas.

Si me pongo a pensar, la razón de mi odio se debe a las mil y un malas decisiones que tome un día; el peor de toda mi vida. A veces pienso lo injusto que es que unas simples 24 horas definieran el resto de mi existencia.



El día de mi desgracia ocurrió hace 2 años, pero el solo recordarlo hace que en mi estomago hierva una desazón y confusión tan grande como la que sentí en ese momento.

Por esas fechas mi primo aún vivía conmigo, él acababa de terminar la preparatoria y yo estaba a unos cuantos días despedirme de la secundaria. Mi madre llegó temprano del trabajo y, como pocas veces, cenábamos juntos en uno de esos ambientes tan amenos que añoro como nada en este mundo.


Cuando mi madre, Kushina, era más joven trabajaba como supermodelo, solía caminar por las pasarelas robando toda la atención y estaba en la cúspide de la moda. Lamentablemente se enamoró del hombre equivocado y terminó embarazada y abandonada cuando yo aún no nacía.

Cabe decir que su carrera le había amasado una pequeña fortuna, pero para ella no era suficiente y tan pronto recuperó la línea se lanzó al ruedo donde, a pesar de ser echada a menos, ahora gozaba de una fama similar si no mayor a antes de mi nacimiento.

Siempre voy a admirar la delicada manera en como se mueve, la sutileza y firmeza con la que habla, así como su determinación. Si yo fuese más como ella… bueno mi vida sería diferente.

Recuerdo como la molesta música de su celular interrumpió nuestra amena platica y la muda disculpa que nos dirigió a mi y a y mi primo Deidara –Es importante- dijo apenas y moviendo los labios ante mi mirada de disgusto.

Ambos sabíamos que se demoraría horas al teléfono.

Y así fue.



Esa noche me acosté presintiendo que algo malo estaba a punto de ocurrir, supongo que Dei-niichan también se lo esperaba, o incluso creo que ya lo sabía, pues esa noche, y sin importar que yo ya tuviese 15 años, se paró en el marco de la puerta y me arropó dándome un beso en la frente.

Aquel gesto más que disgustarme me impresionó y me permitió dormir como lirón ajeno a los desvaríos de mi madre en el teléfono y el sonido de la secadora que, como cada noche, denotaba lo mucho que Deidara amaba su larga y rubia cabellera.


Por la mañana mi madre me levantó más temprano que de costumbre, ella solía jalar una de mis mejillas antes de abrir las cortinas de manera desconsiderada, pero esa mañana me despertó susurrando un Naruto tan suave que debí saber que algo andaría mal.

-debemos hablar, así que vístete pronto- las siguientes palabras fueron la señal inequívoca, pero yo estaba tan adormilado que solo alcancé a entreabrir los ojos mientras me quejaba

-pero tengo sueño y es muy temprano- igual okachan me ignoró.

La segunda señal de que algo andaba mal era la ausencia de Deidara en la mesa. Él siempre se levantaba temprano, para arreglarse, muy a diferencia mía que esperaba hasta el último segundo para hacerlo.

-Kasan ¿Por qué me levantaste tan temprano?- bostecé restregando mis ojos, poco importaba que acabase de lavarme el rostro pues por las mañanas soy la versión humana de un oso perezoso.

-Naruto siéntate- me señaló la mesa y tan pronto lo hice sirvió una tasa de té frente a mi

-Ayer me llamó mi asistente- dijo mortalmente seria y yo asentí. Bien sabía que si su asistente llamaba era por que ella iría a alguna pasarela o evento que probablemente la alejaría de mi meses.

-Te iras- de verdad intentaba no entristecerme y aunque disimulé una sonrisa, solo por que sabía que adoraba su trabajo, ella se dio cuenta que fingía -¿Cuándo?- pregunté tomando un poco de té para relajar mi garganta

-Naruto- fijó los ojos en mi y aquella fue la tercera señal de que algo malo me diría – desde hace algunos meses he buscado la oportunidad perfecta para Deidara – abrí los ojos intentando no entrar en pánico – tu sabes lo mucho que él desea las pasarelas internacionales, Japón es muy pequeño y por fin lo consiguió, es una pequeña prueba para la próxima pasarela de la colección de otoño-invierno… en París-

-Entonces ¿ser irán? ¿Cuándo?- no podía negar que la noticia me había impactado, Deidara siempre había deseado convertirse en un Idol, y tenía el aspecto para serlo, por lo que me sentía feliz pero también algo perturbado

-fue algo apresurado- se justificó – tendrá que ser hoy, lo más pronto posible-

-hoy- repetí apretando ligeramente la taza antes de volver a sonreír -¡ESO ES GENIAL!- grité contento – Dei debe estar muy emocionado-

-Si lo esta- dijo Okachan sonriendo levemente –Naruto… quiero que nos acompañes, no me sentiría a gusto dejándote aquí solo-

Dejé de sonreír súbitamente -¿A parís?,¿Hoy?-

-Si-

-Pero… pero falta solo una semana para que terminen las clases, le prometí a Gaara que iríamos a la fiesta de graduación juntos y si me voy ahora no podré despedirme de mis amigos-

-Lo sé, pero no puedo dejarte aquí-

-Pero siempre nos dejas- fue imposible que el reproche no se dejara entrever en mis palabras

Kasan se mordió el labio inferior –Lo sé- e inhalo hondo –antes te quedabas con Deidara, no puedo dejarte solo-

-Pero no quiero ir- afirmé con el ceño fruncido –me puedo cuidar yo solo, además ¿Cuánto tiempo puede durar esa prueba?-

-será una semana, pero si elijen a Deidara podríamos quedarnos meses-

Temblé imperceptiblemente, Deidara se iba, okachan se iba… pensaban dejarme solo. -¿Por qué no me lo habían dicho?- pregunté sintiendo algo amargo en la base de la garganta

Ella no respondió

-¡Me sé cuidar solo!- fue lo último que le dije antes de subir a mi cuarto dispuesto a tomar mi mochila e ir a la escuela


-Que les vaya bien- fue lo único que les dije a Okachan y Deidara antes de salir de la casa


Aunque no lo dijera era imposible para mí negar lo mucho que temía. Ya había sido bastante difícil crecer sin un padre y con una madre que jamás estaba, no pensaba dejar Japón, pero tampoco me imaginaba sin Dei-niichan y por muy vil y egoísta que sonara deseaba con toda mi alma que no lo eligieran.




En esa época mi mejor amigo era Gaara, un chico de cabello rojo oscuro y ojos verdes, su mirada era sería y hasta parecía que siempre estaba enojado. Yo lo había elegido como tal tan pronto cruzamos palabras, lo cual fue sumamente difícil siendo él como era, y afianzamos esa amistad al darnos cuenta las miles de cosas que teníamos en común.

Después de tres años de amistad muchos se burlaban diciendo lo cliché que resultábamos ser, el tipo serio y el niño escandaloso, mejores amigos y…lo que la mayoría ignoraba novios.

-¡¡Gaara!!- le lloriqueé tan pronto llegué al salón y sin dejar que él me preguntara le relaté toda mi desgracia, y es que por más que deseara, bien sabía que era imposible que no aceptaran a Deidara.

Como cuarta señal de desgracia ese día fue la reacción de Gaara, en el momento en que lo vi dudar me pareció que estaba siendo fatalista. Pero cuando en el receso me llevó a la azotea luciendo más serio que de costumbre volví a tener esa extraña sensación en la boca del estomago.

-Naruto- me dijo evitando mirarme – recuerdas que mi padre estaba buscando ese puesto que no quería que le dieran-

Yo asentí. Gaara rara vez hablaba de su familia, pues a excepción de sus hermanos Temari y Kankuro él odiaba a todos los miembros de ella.

Su padre era algo parecido a un tirano que anteponía su imagen publica por encima de sus hijos, así que a Temari la enclaustró en un convento en Italia tan pronto se enteró que salía con un chico que no estaba a la altura de su estatus y a Kankuro lo mandó a Alemania alegando que su rebeldía solo se calmaría con un duro entrenamiento militar. Desde siempre Gaara había acatado todas y cada una de las ordenes de su padre por miedo a ser separado de mi.

-Lo cambiaron como embajador de Japón en Inglaterra y… quiere que vaya con él –

-¡¿Qué?!- grite imposibilitado a creerlo -¿Cómo que quiere que vayas con él?... tu no vas a ir ¿o si?-

Vi como apretaba los puños – tengo que ir-

-¿Pero por que?, puedes quedarte conmigo-

-No Naruto, no puedo-

-Pero… ¿Qué pasó con nuestros planes?, se suponía que iríamos juntos a la preparatoria y a la universidad y después…-

-Sé lo que dije pero no puedo, él dijo que tenia que acompañarlo dijo que solo sacaría a Kankuro de la militar y a Temari del convento si los tres nos instalábamos en Inglaterra… tú sabes que mis hermanos no quieren estar encerrados donde están y yo puedo sacarlos-

Los minutos fueron eternos mientras intentaba ordenar la situación, mis pensamientos y mis sentimientos.

-…- hasta que me quedé sin argumentos, primero mi madre, Deidara y ahora Gaara, las lagrimas anegaron mis ojos – esta bien- cedí agotado –vete- y lo obligue a mirarme, él no lloraba pero era evidente que al igual que yo sufría – pero por favor – mi voz se quebraba y lentamente me fui acercando hasta quedar a uno centímetros de él – hasta que no seas libre no vuelvas a escribir o llamarme – intenté sonreír, pero en esa situación era imposible

-Naruto- susurró y sin más nos abrazamos, aquel sería nuestro último beso, demasiado doloroso como para recordarlo.

Gaara desapareció de mi vida ese día y como le hice prometer jamás me volvió a contactar.

Hubiese sido muy fácil rogarle a okachan me permitiera estudiar en Inglaterra pues, como el tiempo lo confirmó, Deidara obtuvo su oportunidad en Francia y solían dejarme solo en casa por largas temporadas, pero la situación con Gaara ya no podía continuar.

Ninguno de los dos podría combatir con el monstruo que era su padre. Desde el principio ambos sabíamos que él no me aceptaría como pareja de su hijo y el vivir como si hiciésemos algo malo eventualmente nos llevara a odiarnos.

Ahora, a pesar de ser consiente de ello, me pongo a pensar lo mucho que desearía haber seguido a Gaara. Él jamás me hubiese hecho sentir tan fatal como cada día que tenía que ir a la escuela.


Por que como ya dije… Odio ir a la escuela


Apenas era medio día y ya lo sentía como si nada pudiese hacerlo más malo, pero aún faltaba el ultimo suceso que lo convertiría en el peor.

Y ese suceso tenia nombre, apellido y era pelinegro. Sasuke Uchiha.




En esa época mi mundo era diminuto, mis amigos, a pesar de ser bastantes, eran los únicos rostros que reconocía y Gaara lo único que realmente me importaba
No sabía nada de los amigos de mis amigos y que decir de los amigos de estos, los compañeros de otros salones y a los maestros que jamás tuve que reverenciar eran rostros ajenos que no notaba en lo más mínimo.

Así pues, a la hora de la salida cuando Gaara se despidió de mí y pude ver su silueta iluminada por el sol por última vez, lo único que consideré importante en la escuela desapareció.

Con la prisa por llegar a mi habitación y llorar como magdalena recordé haber olvidado las llaves de mi casa en el locker y resignado volví. Esquivé a algunos de mis amigos y cuando el camino estuvo despejado caminé lento por mis llaves.

En ese momento no me sentía muy bien así que me pareció lógico evitar las multitudes. Ahora lamentó diciéndome que aquella fue la más torpe de mis decisiones, pues de no haber estado solo, Sasuke Uchiha, y su expresión de torpe ávido mal disimulada, jamás me hubiera dirigido la palabra.

-Naruto Uzumaki- me dijo con voz que en ese momento me pareció firme, pero ahora sé que ese tono de voz dista mucho de la firmeza o cotidianeidad.

-mmm- respondí tomando las llaves y azotando la puerta del locker, lo que más quería era la soledad en ese instante

-Yo…- Sasuke Uchiha estaba titubeando y tal vez en ese momento me hubiese llamado la atención sus malditos ojos negros si Gaara, mi todo, no acabara de abandonarme… la verdad es que de no haber estado de mal humor jamás hubiese reaccionado de aquella manera.

Aunque si lo pienso, de haber conocido bien a aquel idiota petulante mi reacción hubiese sido la misma, pues a pesar de que podría parecer lo indeciso que quisiera, sé que solo era burda actuación – Mi nombre es Sasuke, soy del tercero A-

Mis ojos estaban entrecerrados debido al cansancio, no creía necesario presentarme tomando en cuenta que ya sabía mi nombre, así que solo espere para que continuara y hasta parecía que le costaba horrores.

-Yo, Tu… yo hace mucho- balbuceó y afiné el oído para escucharlo, tan concentrado estaba en entenderle que no noté la quinta advertencia de desgracia, un paso hacia mi.

Su mano empujó mi pecho contra los lockers y con la otra tomó mi cabeza para plantarme un beso ansioso.

Esta de más decir que nuestras lenguas jamás hicieron contacto y que aquella acción me sobresaltó y fastidio tanto que lo golpeé con la rodilla en los bajos y cuando él se separó y agachó un poco la cabeza fue mi turno de tomarlo de ella y hacer que su rostro también azotara contra mi rodilla.

Admito que el segundo golpe fue totalmente innecesario, incluso el primero pues ni siquiera me estaba sujetando con fuerza pero… ¡El muy idiota se había atrevido a besarme!, tocar mis labios cuando el último que lo había hecho era Gaara y yo quería que aquella fuese la única y última sensación que mi mente recordara.

Como dije fue una sobre reacción, pero cuando Uchiha se recompuso e intentaba incorporarse me acerque hasta donde él estaba y sin mucho esfuerzo lo hice caer al piso de un empujón.

-¡¿Y Esa se suponía que iba a ser una declaración?!- le grité y es que estaba enojado como nunca en la vida


-uzuratonkachi- masculló por lo bajo antes de mirarme a los ojos y hacerme notar como le acababa de romper la nariz

Fruncí el ceño ligeramente – ¿Quien crees que eres para intentar besarme eeh Teme?-

Pero él no respondió, simplemente me dirigió una mirada indescifrable.
Del idiota que balbuceaba no quedo nada y por un momento me pareció que se pararía y me molería a golpes

-Me gustas- argumentó en su defensa sin levantarse

-¿Si?- pregunté alzando una ceja – pues eres un idiota y de lo más patético- mi boca era incapaz de detenerse estaba tan frustrado que no me importó liberar un poco de aquello contra el chico que estaba tirado frente a mi – tan solo te acercaste un poco y me diste nauseas… - limpié mi labios, el suave tacto de Gaara desapareció con la presión de Uchiha y la ruda acción de mi mano – preferiría estar solo toda la vida a tener a alguien como tu cerca-

Esta vez leí el odio en sus ojos, que se volvieron súbitamente acuosos, en ese momento puede sentir la punzada de culpabilidad, pero sus siguientes palabras detuvieron cualquier intento por redimirme

-Pues si eso prefieres- arrastró amargado y se incorporó –no te arrepentirás de tenerlo- me amenazó antes de impactar su puño contra mi mejilla.

Apenas y lo pude ver retirarse, pues jamás, ningún golpe me había dolido tanto como aquel.



En ese momento solo me sentí algo culpable, debo aceptar que me merecía aquel golpe y él se merecía los que yo le dí.



Los siguientes días decidí que no tenía ganas de asistir a la escuela y solo me aparecí a la ceremonia de fin de cursos para despedirme de mis amigos. El incidente con Uchiha estaba completamente olvidado hasta que lo vi subir al estrado y decir las palabras de despedida.

Escuché a varias chicas suspirar y a uno que otro chico rumiar envidioso la suerte de Uchiha, atractivo por el ángulo que lo vieras y el mejor estudiante de la generación.

-ya no se nota lo de su nariz- me dijo uno de los chicos a un lado mío y yo instintivamente me llevé una mano a la mejilla – me hubiese encantado que se le quedara toda chueca-

Una chica detrás de él lo golpeo – ¿y tú crees que siendo su papá el mejor cirujano plástico del mundo eso ocurriría?, ojala pudiera matar al que se atrevió a golpearlo-

Tragué duro al darme cuenta que muchas chicas asintieron de acuerdo con ella.

Creo que la única buena decisión que tome ese fatídico día fue no volver a la escuela al día siguiente y todos notaran el horrible moretón que me delataría.



¿Qué llevó a aquel día a convertirse en el peor de toda mi existencia?....


Mi primer día en la preparatoria Konoha





Yo de verdad… odio ir a la escuela.

 

 

.

Notas finales:

^^ Grax por leer... esta de más decir que espero sus opiniones ¿verdad?.

Chauuu

~Falle


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