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-{Legacy}- por Reiko-chan

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Notas del capitulo:

El Kitsune murmura el nombre de Sasuke... ¿acaso ha aprendido a hablar...? ¿está soñando...? ¿o... algo peor?

¿qué les espera al azabache y al Kitsune en este capítulo?

¡Leyendo lo descubriréis! más personajes entran en escena... ¿qué ocurrirá?

¡adelante, disfrutadlo! nya!

PD: en el capítulo anterior no se leía la nota que escribió el padre a Sasuke de pequeño cuando lo colgué. Ya lo he arreglado, creo. Aquellos que no lo hubierais leído... echadle un ojo, os resolverá alguna duda.

gracias por decírmelo, Neko!! si no... ni me habría dado cuenta!!

 

Capítulo 4: Sickness.

-          Sa… suke…

El azabache se quedó petrificado en la puerta de la habitación. ¿Acaso su Kitsune… había hablado? Se dio la vuelta despacio. El rubio no se movía. Pero sí que parecía… que respiraba con dificultad. Intrigado, Sasuke se acercó a él de nuevo y se sentó en la cama, a su lado.

-          Sa… Sasu… ke…-murmuraba el Kitsune, en una voz bajísima… tenía los ojos cerrados con fuerza… y sudaba a chorros. Sasuke le puso la mano en la frente: estaba ardiendo.

-          ¡Pero si estás ardiendo de fiebre…!-gritó el chico, comparando la temperatura del Kitsune con la suya propia. Tenía por lo menos tres grados más que él.

Bajó las escaleras todo lo rápido que podía, directo a la cocina. Allí, cogió un trapo y lo empapó en agua fría, llenó un cuenco con más agua y volvió a subir. Cuando llegó… el rubio estaba delirando. Se revolvía en la cama, pataleaba… y no dejaba de murmurar algo ininteligible. Jadeaba sin cesar, le faltaba el aire… y sudaba por todos los poros.

Sasuke le volvió a tocar la frente… le había subido la fiebre. Si no se la bajaba… a saber lo que le podría pasar. Le puso el paño empapado con agua helada en la frente y el rubio dio un respingo. Abrió un poco los ojos… y miró a Sasuke. Tenía la mirada nublada… pero le reconoció, y una tenue sonrisa se pintó en su rostro sonrojado por la fiebre.

Entonces, el Kitsune intentó levantar su mano derecha para acariciar el rostro del azabache… pero temblaba tanto, y tenía tan poca fuerza… que no lo alcanzaba.

-          Ha… sa… su… ke…-se esforzaba por decir el Kitsune entre jadeos. Cada vez estaba peor.

-          No te preocupes… estoy aquí… tranquilo.-le susurró el azabache agarrándole fuerte de la mano.- te pondrás bien… sé fuerte…

El Kitsune le sonrió de nuevo y cerró los ojos, jadeando y respirando con rapidez por la boca entreabierta. De repente, sintió un pinchazo de dolor recorrerle el cuerpo y chilló, encogiéndose sobre sí mismo. Los ojos de Sasuke brillaron y escuchó la voz del caballo en su cabeza. “¿no le habías clavado una flecha ayer…? Capaz que se le ha infectado la herida, deberías mirársela a ver…”

Sasuke se sobresaltó. Con las prisas, no había roto la sincronización con Sharingan… es más, se le había olvidado por completo que seguía unido a él. “tienes razón.” Le respondió en su mente, y se levantó para destaparle. El chico empezó a tiritar… pero no tenía otra opción. Le quitó los pantalones y retiró el vendaje improvisado que aún conservaba con cuidado. No estaba infectada… pero necesitaba cuidados, así que rebuscó por los cajones en busca de unas hierbas medicinales que tenía guardadas para emergencias y sacó otro par de paños. Mojó uno en el agua y le limpió con él le herida, despacio. Después, hizo una pasta con las hierbas masticándolas él mismo y la extendió por el otro paño, con el que le vendó la herida de nuevo, asegurándose de que las hierbas estaban en contacto con la herida.

Pero el Kitsune no se tranquilizaba. Le volvió a cubrir con la manta hasta por encima de las caderas  y, como por intuición, le desvistió también el pecho. Cuando le desabrochó la camisa… se quedó de piedra. El extraño sello en forma de espiral que tenía en la barriga… estaba brillando en rojo intenso. Le puso la mano encima… y la retiró al instante. Quemaba como el fuego.

-          Kitsune… ¿quién te ha hecho esto…?-murmuró, mirando al rubio con las rojas pupilas contraídas.

Pero el rubio no era capaz de contestar… solamente abrió de nuevo los ojos y le clavo una mirada opaca al azabache… que entendió que como no hiciera algo pronto para remediar aquello el Kitsune caería inconsciente… o entraría en coma por lo elevado de su fiebre. Se acercó a su rostro para cambiarle el paño y empapárselo de nuevo en agua fría… y entonces el rubio se quejó de nuevo de dolor, abriendo los ojos cuanto pudo.

Sasuke miró el sello. Brillaba aún más. En ese momento, el Kitsune se incorporó como impulsado por un resorte y se abrazó el estómago, quejándose de un dolor insufrible. Cerró los ojos con fuerza, temblando… ese maldito sello… le quemaba por dentro. Entonces, abrió los ojos un poco y miró a Sasuke… que dio un respingo. Escuchó al caballo relinchar de terror desde los establos y sintió el miedo del animal en sus propias carnes, quedándose paralizado, con los ojos como platos. Sus ojos… los preciosos e inocentes ojos azules de su Kitsune… se habían tornado de un rojo sangre con vetas amarillas… que helaban la sangre.

-          ¡AAAARRRGGG!-gritaba el rubio, cerrando los ojos de nuevo y sin dejar de temblar.

Sasuke vio cómo el pelo del rubio se ponía de punta, como atravesado por una corriente eléctrica… y cómo le empezaban a dar espasmos. “¡Sal de ahí! ¡No seas estúpido! Esos ojos no son normales… ¡son los ojos de un demonio!” escuchó a Sharingan decirle a voz en grito, resonando en su cabeza.

Sin embargo… Sasuke ya había tomado una decisión. No sabía por qué… pero sentía que podría detenerlo, devolverlo a su estado normal… Tenía que hacerlo… Escuchó al caballo relinchar de nuevo. Incluso pudo jurar haber oído alguna coz a las paredes y a la puerta por su parte, como si quisiera entrar en la casa y sacarle de ahí a la fuerza. “Tranquilo… no me pasará nada…” le dijo, y al instante, rompió por su cuenta la sincronización con el animal, lo que le dejó exhausto, casi al punto de desmayarse.

Pero no lo hizo. En su lugar, se sentó en la cama, respirando con dificultad del agotamiento… y levantó el rostro del rubio con ambas manos, obligándole a mirarle. Al principio, el Kitsune se resistió, quería quedarse así, encogido… le dolía tanto… pero Sasuke fue más fuerte que él. El rubio se le quedó mirando, perdiéndose en esos pozos negros que le absorbían… y entonces el azabache le abrazó. Le atrajo hacia sí cuanto pudo y le abrazó con fuerza, negándose a soltarlo, aunque el sello le quemara.

-          Ya está… tranquilo… soy yo… ¿no me recuerdas?... ya pasó, no voy a dejarte solo… tranquilo.-le murmuraba Sasuke al oído, acariciándole el pelo y sin apartarse de él ni un milímetro.

El Kitsune se quedó paralizado, mirando al techo con ojos desorbitados. Poco a poco, el sello fue dejando de arder… y volvió a su estado normal. La mirada del rubio retornó a su color azul celeste habitual… y dejó de temblar. Fue en ese momento que se dio cuenta de que el ojinegro le estaba abrazando.

-          Sa… ¿Sasuke?... ¿nyaaa?-preguntó mirándolo sin comprender. Sasuke se separó de él, aliviado.

-          ¿no recuerdas nada de lo que te ha pasado?

-          Nya, nya.-respondió el Kitsune, negando con la cabeza.

-          Hum… qué curioso… juraría que…

Pero Sasuke no pudo terminar de decir lo que estaba pensando. El rubio, que hasta ese momento le miraba con atención, se llevó la mano a la frente… sus ojos se entornaron… y se desmayó sobre él, que lo sujetó como buenamente pudo. El azabache le tumbó de nuevo en la cama y le tocó la frente otra vez. Seguía con fiebre. No tenía tanta, dónde iba a parar… pero tenía.

-          Debes de estar agotado… han sido dos días muy estresantes para ti… y a lo mejor te has resfriado un poco. Tanto nerviosismo… debe haberte bajado el sistema inmunitario…

Sasuke le tapó y le volvió a poner el paño con agua fría en la frente. Después, bajó de nuevo a la cocina… y puso los brazos en jarras mirando los armarios. “Vamos a ver…”pensó: “¿dónde demonios puso Itachi las pociones para el resfriado…? Estoy seguro de que hizo unas cuantas por si acaso… sí… recuerdo que no le gustaba tener las hierbas por ahí sueltas…” Al final, abriendo los armarios de uno en uno, localizó un conjunto de botellitas tapadas con corchos que contenían líquidos de colores verdosos. Cogió una y subió con ella.

Al llegar, el Kitsune ya había recuperado la consciencia. Al oír sus pasos, había inclinado la cabeza hacia la puerta y abría los ojos con dificultad. Al verle, sonrió débilmente e intentó incorporarse, aunque no pudo. Le dolía todo el cuerpo… y estaba cansadísimo.

-          Ju… veo que ya te has despertado… ¿qué tal te encuentras?-preguntó el azabache en lo que abría la botellita y vertía su contenido en un vaso que siempre tenía por allí. Recibió un gruñido… y un estornudo por respuesta.- ju, ju, ju… ya sabía yo que te habrías resfriado… nuestra piel no es tan fuerte como el pelaje de los zorros. Es normal…

-          Nyyyaaa…

-          Ya lo sé… ya… te duele todo. ESO… se llaman agujetas. no habías montado a caballo en la vida… venir hasta la aldea a galope tendido te ha hecho polvo… ibas con todos los músculos en tensión aunque yo te estuviera sujetando. Por eso ahora te duele todo. Vamos, incorpórate y tómate esto… te vendrá bien.-dijo, ayudándole a sentarse sobre la cama y quitándole el paño para ponerlo a remojo de nuevo. Le puso el vaso con la medicina en los labios y el otro bebió, poniendo cara de asco.

-          ¡¡Nyyyyyyyaaaaaaaa!!-se quejó al terminar. Estaba asqueroso. Sabía a rayos.

-          No seas quejica… dobe. Esta medicina sabe mal, pero es la mejor para bajar la fiebre y curar los catarros. Mañana por la mañana te tomarás otra.-al oír esto el rubio puso los ojos como platos y negó con la cabeza siete veces por lo menos.- fíjate… será por energía… ¿no decías que te dolía… todo?-dijo el azabache, extendiéndole el brazo izquierdo. El rubio se quejó y tiró. Le dolía muchísimo…- ¡ja! Pues… acostúmbrate. Mañana te dolerá aún más… las agujetas tienen esa mala costumbre…

-          …nya… sa… sasuke…-murmuró el rubio, sonrojándose de repente.

-          ¿y ahora qué… te pasa?- susurró el azabache, quedándose sin voz. El rubio le había clavado unos ojos suplicantes… y le extendía los brazos.- ¿qui… quieres que… me quede contigo…?

El Kitsune bajó la mirada y asintió varias veces, sonrojándose todavía más. No entendía por qué… pero estaba más tranquilo cerca de Sasuke… aunque su corazón se desbocaba. Y esto tampoco lo comprendía, pero le daba igual. Él quería estar cerca de Sasuke, su instinto le decía que debía estar cerca de él… y su corazón también.

El azabache notó cómo su respiración aceleraba… pero debía calmarse. Pasaría la noche con él… porque estaba enfermo y no podía dejarlo solo. Aunque nada le quitaba la felicidad que sentía en esos momentos recorrerle por entero su cuerpo y calentar su sangre… dejándole una sensación deliciosa en el cuerpo. Suspiró. Seguía sin poder negarle nada a esos ojos…

-          Ah… está bien. Por esta noche me quedo contigo… ¡Pero porque estás enfermo!

-          ¡nyaaaaaaaa!-respondió el otro, feliz, sonriendo de oreja a oreja.

-          Venga… hazme un hueco…

Y con esas, Sasuke se sentó en la cama, recostando la espalda contra la pared, de tal forma que el Kitsune apoyaba la cabeza en sus piernas al tumbarse. Así, podía cambiarle el paño cuando se secaba sin problemas de despertarle, además de limpiarle el sudor del pecho de vez en cuando para refrescarle.

El Kitsune se durmió casi al instante. Se sentía tan bien junto al azabache… tan a gusto… tan a salvo… como si… como si se encontrara… en su hogar. Sasuke sonreía al verlo dormir. Después de lo anterior, de esa “crisis”… ahora la paz reinaba en la casa. “¿qué habrá sido eso…? Tengo que averiguar qué demonios es ese sello… estoy seguro de que la pérdida de su memoria es por su culpa… y lo de hoy… tal vez hasta su transformación en humano sea por ello… bah, mañana se verá…”

Y con estos pensamientos el sueño le invadió el cuerpo, quedándose dormido con la mano derecha acariciando el pelo del rubio… y con la izquierda sobre su pecho, sintiendo como subía y bajaba por su respiración… y notando los latidos, fuertes y llenos de vitalidad, de su corazón.

Sin embargo… esos latidos empezaron a acelerar allá por las tres de la madrugada. Sasuke no se dio cuenta de ello… pero su Kitsune… estaba teniendo un sueño la mar de extraño.

Era un zorro enorme de cuatro colas. Se había despertado sobresaltado en la cueva donde se escondía… esa mañana había algo extraño en el aire. Tenía un mal presentimiento. Como impulsado por un resorte, salió de la caverna y miró al horizonte, en dirección a la aldea donde vivía Sasuke, su amigo.

Sus pupilas azules se contrajeron cuando vio lo que estaba ocurriendo… una gran columna de humo negro ascendía hacia el cielo desde lo que recordaba era el castillo, y cubría toda la aldea en tinieblas. Además… los pájaros le decían que, ocultos en el bosque, había un montón de soldados con sus bestias, acechando las murallas, y que la mayor parte de los soldados de la aldea se encontraban fuera, explorando otros territorios. Si atacaban… sería una masacre. Las tropas aliadas tardarían demasiado en llegar… para entonces… habrían destruido la aldea.

Sasuke corría peligro. Como impulsado por un resorte, echó a correr en dirección a la aldea. “pase lo que pase… ni se te ocurra venir a la aldea, ¿entendido? Ya me las apañaré yo como pueda… tú espérame aquí” escuchó la voz de su amigo resinar en su cabeza. Es verdad… le había dicho que nunca se acercara más allá del claro… pero se negaba a dejarle a su suerte.

Rodeó las murallas y llegó al frente del castillo y se escondió entre unos arbustos… la gente huía despavorida del incendio y había una mujer de pelo negro que los estaba ayudando a salir… le era muy familiar... Entonces vio cómo la mujer agarraba de los hombros a una chiquilla de pelo rosa y le decía algo. Después, la pequeña echó a correr hacia el centro de la aldea… atravesando un descampado enorme.

Cuando la mujer se fue… el sonido del galopar de los caballos llegó a sus afinados oídos y levantó la cabeza, saliendo de los arbustos. El suelo temblaba y su corazón aceleró. Le empezó a subir la adrenalina cuando vio a lo lejos al contingente enemigo dirigirse a la aldea atravesando el descampado y rodeando el castillo.

-          Grrrr…-gruñía el zorro, mientras se le erizaba el pelaje de la espalda y se agazapaba en el suelo… levantando todas sus colas y extendiéndolas como si fuera la cola de un pavo real.

“Sasuke…” pensó… y una imagen del pequeño acorralado contra una pared por los soldados, ensangrentado, lleno de heridas y llorando con los ojos desorbitados en terror le llenó la mente y le enfureció. No iba a dejar… que nadie le pusiera una mano encima…

Y entonces, saltó de su escondite y saltó la muralla trepando como un gato. Cayó al suelo por el otro lado sin hacer ruido y miró a su alrededor en busca de la caballería enemiga… cuando la localizó sus pupilas se contrajeron… y salió disparado hacia ellos, gruñendo y enseñando toda una hilera de dientes afilados.

Los caballos le sintieron y se encabritaron, tirando a muchos jinetes al suelo… que huyeron en cuanto le vieron. Pero a él le daba igual. Eran enemigos. Se lanzó hacia ellos y se metió en todo el medio de la caballería, agazapándose y extendiendo sus colas… gruñó… y saltó al frente, dando zarpazos a todo el que veía, fuera humano o bestia, mordiendo, golpeando, pisando, desmembrando…

Cuando se quiso dar cuenta había llenado el descampado de cadáveres… ensangrentándolo todo. Se paró un momento, respirando con rapidez, agazapándose de nuevo… miró a su alrededor… y vio cómo unos ojos desorbitados le miraban desde le aldea… alguien le había visto luchando… y estaba aterrorizado. No sabía quién era no quién podría ser, pues llevaba una capa que le cubría y ocultaba el rostro. Pero no tenía tiempo para ocuparse de ello. Algunos soldados huían hacia el bosque… y no iban a salir de esa con vida, por atreverse a asaltar la aldea…

Saltó, se enderezó y echó a correr tras ellos en dirección al bosque, por el mismo lugar del que él había venido. En el bosque… no tendrían escapatoria. Ese era su territorio… y en él no podrían vencerle ni aunque quisieran. Así que se metió en la espesura, detrás de ellos, cegado por la necesidad de proteger al pequeño Sasuke… ni siquiera se fijaba en dónde pisaba, por dónde iba, no le importaba. Sólo quería acabar con ellos de una vez…

Y entonces… una descarga eléctrica le atravesó el cuerpo. Gimió y abrió los ojos como platos… dolía muchísimo…no podía moverse, no sabía de dónde había salido… ni por qué no paraba. Cuando creía que no aguantaría más ese dolor insufrible… la descarga cesó y le hizo caer al suelo, semiinconsciente. Notó como le alguien le tiraba una red por encima… y escuchó a alguien decir: “Pooooooobre… Zorro de nueve colas… ahora estás en mi poder…” y poco a poco… su mente se fue quedando en blanco… hasta que se desmayó por completo.

Cuando se despertó estaba en una celda fría y húmeda, de barrotes negros. No había nada de luz, sólo la que le llegaba de una rendija bajo una puerta. Intentó levantarse… graso error. Le dolía todo el cuerpo, como si le hubieran pegado una paliza… aunque imaginaba que sería por la descarga de antes. Escuchó pasos y empezó a gruñir… la puerta se abrió y…

Sasuke se despertó, sobresaltado. Su Kitsune no hacía más que revolverse de un lado a otro y él ni si quiera se había enterado. Desde luego… estaba teniendo una pesadilla horrible. Su rostro estaba contraído en dolor, cerraba los ojos con fuerza, casi llorando… y pataleaba, como intentando escapar de algo. “Será mejor que le despierte…” pensó el azabache, algo preocupado.

-          Kitsune…-murmuró, bajito, para no sobresaltarle… aunque la reacción fue totalmente opuesta.

-          ¡AAAAAAAAAAAAH!- gritó el rubio, incorporándose de un salto, con los ojos desorbitados… y dándole un cabezazo a Sasuke en el proceso.

El azabache se llevó la mano a la frente, dolorido. Desde luego… su Kitsune tenía la cabeza dura… Se giró, con intención de regañarle… pero no pudo articular palabra. El rubio estaba en estado de shock: tenía las manos en el colchón a cada lado del cuerpo, sujetándose para no caerse para atrás. Temblaba a más no poder y sudaba por todos los poros. Sasuke se acercó a él y le puso la mano en el hombro para que se calmara… y se asustó.

El Kitsune giró la cabeza con brusquedad y clavó unos ojos aterrorizados. Sus pupilas estaban contraídas y se habían convertido en dos pequeños puntos azules y temblorosos… que miraban a Sasuke pero no lo veían. Seguía inmerso en su sueño… incapaz de salir. Fuera lo que fuera que estaba soñando… le estaba consumiendo. Sasuke sabía que para sacarle de ese estado haría falta un susto… o un golpe. Así que, aunque no le hacía ninguna gracia, levantó la mano y le dio un tortazo que le hizo girar el rostro al otro lado.

Al minuto siguiente, el rubio se llevaba una mano temblorosa al rostro… y le miraba con ojos llorosos, pero agradecidos, temblando todavía de la pesadilla que había tenido.

-          Lo siento mucho, Kitsune… pero si no te daba no te despertarías.

-          Ny… aaa…

Y con esas, el rubio rompió a llorar y se lanzó a los brazos de Sasuke, abrazándole. El azabache se sorprendió… pero le devolvió el abrazo. Al pobre le daban espasmos de vez en cuando del susto que tenía en el cuerpo… le daba la impresión de que si le soltaba se rompería en pedazos como una muñeca de porcelana.

Entonces el Kitsune se separó de él, sorbiéndose los mocos, y le miró a los ojos, como si no se creyera que los tuviera delante. El azabache se sonrojó. Ver ese par de enormes ojos azules y llorosos mirarle tan fijamente… hacía que su corazón latiera a velocidad del rayo y que su respiración acelerara… esos ojos… sin darse cuenta se estaba acercando cada vez más a él… y de repente…

-          Sasuke…-susurró el Kitsune, alejándose un poco, algo sonrojado.

-          ¡ah!... lo… lo siento… yo…-pero no pudo terminar de disculparse. El rubio había alargado la mano y le acariciaba el rostro con ternura, mirándole con los mismos ojos incrédulos. “no sé por qué me da… que ha soñado conmigo…” pensó, al ver las reacciones que estaba teniendo el rubio.

-          Ñiiiiuuuu… Sasuke… ñiiiiiuuuuu…

-          Tranquilo… no me voy a ir a ninguna parte… Vamos… aún es de noche… hay que dormir.

-          ¡nyaaaaa!-gritó el Kitsune, abriendo los ojos como platos y negando con la cabeza, abrazándose a Sasuke otra vez.

-          Que no va a pasarte nada… ha sido sólo un sueño…-decía Sasuke, intentando separar al rubio de él… que se le pegaba como una lapa negando con la cabeza sin parar de decir “¡nya, nya, nyaaa!”. Al final… el azabache desistió y suspiró.- está bien… pues si tú no quieres dormir… me dormiré yo.-y sonriendo, el ojinegro cogió y se impulsó a sí mismo hacia atrás para tumbarse en la cama… arrastrando al rubio con él.

-          ¡nyaaaa!

-          ¿no me sueltas?... pues bueno… por esta vez dormiremos juntos…

Al escuchar esto, el rubio sonrió y apoyó la cabeza en el hombro izquierdo de Sasuke, sobándose para encontrar el hueco en el que estuvo tan a gusto la noche anterior en la cueva. Se abrazó a él, suspiró… y cerró los ojos sin dejar de sonreír. Sintió cómo el azabache le tocaba la frente de nuevo y murmuraba para sí que ya no tenía fiebre. Después Sasuke le pasó el brazo izquierdo por la espalda para abrazarle… y escuchó cómo sus latidos aumentaban de velocidad… adoraba ese sonido… tan al compás con el suyo… Entonces, el azabache hundió la nariz en su pelo… y se quedaron dormidos los dos, sonriendo. Lo que no se imaginaba el rubio… fue el sueño que iba a tener a continuación…

Era él mismo, con forma humana. Iba vestido con las ropas que Sasuke le había prestado y la herida de la pierna ya no le dolía. Miró a su alrededor: se encontraba en un claro enorme… anchísimo y con una colina en medio. Bordeándolo… estaba el Bosque Sombrío, donde había vivido toda su vida.

Sin darse cuenta empezó a andar hacia delante, saltando los riachuelos de agua cristalina que se le ponían delante para no mojarse… ese lugar… le era tan familiar… pero recordaba de qué. Una congoja similar a la que le poseía cuando se daba cuenta de que no recordaba las mismas cosas que Sasuke se adueñó de él. ¿Acaso ese lugar… se había perdido en su memoria como tantos recuerdos de su infancia?

De repente… al llegar al centro de la colina y del claro… vio a lo lejos la enorme figura de un zorro gigante de nueve colas, hecho un ovillo, durmiendo. Se quedó petrificado. Ese zorro… no era él. Tenía las patas negras… y era más grande que él… y eso que él ya había alcanzado un tamaño considerablemente grande en esos últimos años…

Entonces… el animal levantó la cabeza y le miró, clavándole unos enormes ojos marrones rojizos… y sonriéndole de tal forma que enseñaba una hilera de enormes dientes afilados… y unos colmillos que serían letales para cualquiera. Después, se levantó, se sacudió… y avanzó hacia él, con una delicadeza y elegancia que le dejaron asombrado. Además… llevaba las colas haciendo espirales entre sí, sin liarse entre ellas… era maravilla verla moverse.

Sí, verla… era una hembra. Ahora que se había levantado se había dado cuenta. De repente… se empezó a sentir triste, muy triste… y le entraron ganas de llorar. No sabía por qué… o si lo sabía no lo recordaba… ¿también la había olvidado a ella…? Se sentía tan impotente… tan mal… y entonces, una voz suave y femenina que le entristecía el corazón resonó en su mente en el momento en que la bestia llegó hasta él y se detuvo, mirándole:

-          “¿por qué has venido…? Tú no perteneces a este lugar… hace tiempo que dejaste de hacerlo. Tu corazón eligió hace tiempo a quién pertenecer… ya no sirve que me vengas con lloros… hijo mío…

 Sin embargo… como te veo en problemas… voy a decirte algo que espero que te sirva de ayuda. Hace tiempo ya te lo dije… cuando naciste… pero lo olvidaste. Esto te guiará en la oscuridad que ahora asola tu corazón… y despejará tu mente… No se te ocurra olvidarlo de nuevo… porque ya no podrás volver a verme nunca más. Espero que te sirva en tu camino…”

Cuando terminó de hablar, la gigantesca zorra agachó la cabeza y acercó el hocico a su oído murmurándole cuatro palabras… que provocaron que abriera los ojos como platos y se quedara petrificado en el sitio.

Después, el animal desapareció delante de sus ojos en un estallido de polvo dorado que le bañó entero… y el claro comenzó a oscurecerse hasta que todo era oscuridad… y perdió la noción del tiempo.

A la mañana siguiente… Sasuke se levantó temprano, dejando al Kitsune dormidito, tranquilo y abrazado a la almohada. La noche anterior se había dejado varias cosas sin hacer… además que tenía que prepararlo todo para cuando despertara.

Pero lo que le corría más prisa… era el caballo. No tardaría en ponerse a relinchar como un descosido si no le atendía pronto. Sin darse cuenta, y con las prisas… la noche anterior no le había dado de comer, ni le había desensillado, ni le había quitado el sudor… y eso no le haría nada de gracia. Así que si no quería que despertara a todo el vecindario antes incluso de que cantaran los gallos… sería mejor que bajara a los establos.

Cuando llegó, Sharingan le obsequió con una mirada de furia contenida que helaba la sangre. Sus ojos rojos brillaban de ira… y le transmitían un enfado soberano. Bufó varias veces y pateó el suelo con la mano, retando a Sasuke a que se acercara. El muchacho tragó saliva y se acercó a él, despacio… sabía que le iba a morder. El caballo levantó la cabeza… Sasuke cerró los ojos con fuerza, esperando el mordisco… pero no. Lo que sintió fue un golpe en la espalda que lo empujó contra el pecho del caballo, que lo atrajo más hacia sí, abrazándolo a su manera.

-          Ju… estabas preocupado por mí, ¿eh?... bichejo…-dijo Sasuke, bajito, acariciándole a ambos lados del cuello.

El caballo acercó el morro a su cara… y mordió de uno de sus mechones de pelo, tirando hacia arriba sin hacerle daño, con cariño. Era su manera de hacerle carantoñas. Sasuke sonrió y le quitó la cabezada, que todavía la tenía. Después le dio una jugosa zanahoria que encontró en un cesto. Zanahoria que Sharingan devoró en un santiamén.

-          ¿sabes…? Al final le contuve… decías que era un demonio… bueno, no te equivocas, al fin y al cabo es un zorro de nueve colas. Pero es distinto. Desde pequeño lo supe… él… no es como los demás.-el caballo suspiró al sentir que le quitaban la silla… era un alivio. Después, miró a Sasuke con cara de “sí… ¿y qué más…?”- tonto, no seas así… dale una oportunidad, al menos. Confía en mí. Lo que tengo que hacer es averiguar cómo recuperar su pasado… parece que ha perdido la memoria… a lo bestia. Algo pasó… y tiene que estar relacionado con ese sello que tiene…

En lo que Sasuke hablaba y hablaba, entre tanto, le echó de comer al caballo, le cepilló, guardó la montura y el bocado y los limpió… lo dejó todo como si no hubiera pasado nada, y Sharingan engullía la comida de tal forma que emitía un sonido similar al de una lavadora: constante y molesto.

Cuando terminó ya era de día. Sasuke se despidió del caballo y se giró… y de repente sintió un dolor intenso en el trasero: Sharingan le había mordido y se reía entre relinchos. “ay… ya me imaginaba yo… que no me iba a librar de que me mordiera…” pensaba, en lo que cerraba la puerta del establo y entraba de nuevo en la casa, llevándose la mano derecha al foco del dolor…

Se dirigía a las escaleras para ver cómo se encontraba su Kitsune, a ver si se había despertado, tenía fiebre o qué… cuando escuchó girarse el pestillo de la puerta de la entrada. “oh… no.” Pensó, mientras se giraba para ver quién era. Ya se lo temía… llevaba mucho tiempo sin pasarse por allí…

Sasuke bajó de nuevo y se plantó frente a la puerta con los brazos cruzados. La puerta se abrió… y apareció delante de él… su hermano. Era más alto que él, con el pelo largo recogido en una coleta a su espalda, tan negro como el suyo, y con unos ojos también igual de negros. Aunque lo que más los diferenciaba… era el carácter. Ambos hermanos se quedaron mirando fijamente unos minutos… hasta que el mayor no pudo más:

-          ¡¡¡Saaaaasukeeeeeee!!! ¡¿cuánto tieeeeempo?!- gritó, lanzándose con intención de abrazarlo… abrazo que Sasuke esquivó con agilidad provocando que su hermano se chocara con la pared de enfrente.

-          Itachi… -comenzó Sasuke a decir, mientras sentía cómo se le inflaba una vena en la frente.-¡¡¡fuera de mi casa!!!

-          ¿pero por quéééé?-preguntó Itachi apenado, levantándose del suelo y sacudiéndose el polvo de la ropa.

-          ¡¿tú crees que estas son horas de llegar…?!

-          Precisamente, por eso. Porque es muy temprano… voy a dormir…

-          ¡¿qué?!-gritó Sasuke, con los ojos como platos, persiguiendo a su hermano… que ya subía las escaleras.

-          Lo que oyes… tengo resaca. Llevo toooooda la noche de fiesta, así que me meto en tu cama… que fijo que tu habitación está más caliente que la mía… hace que no paso por aquí…

-          Pues por eso… ¡a tu habitación…! ¡no entrés en la mía!

-          ¡anda ya…!-dijo Itachi, con la mano en el picaporte de la habitación de Sasuke y girándolo.

-          ¡que te digo que no… puedes… pasar!-intentó Sasuke detener a su hermano… forcejeando con él en el pasillo… pero no lo logró.

La puerta de la habitación de abrió de par en par y los dos hermanos entraron a trompicones dentro. Cuando levantaron la vista… los dos se quedaron de piedra. El rubio se había despertado con tanto ruido… y se estaba desperezando, con el torso descubierto y bostezando tan fuerte como podía. Los rayos del sol entraban por la ventana y le daban directamente en el pelo enredado y alborotado… que brillaba desprendiendo reflejos dorados.

Cuando se dio cuenta de la intrusión les miró con ojos como platos… y con unas enormes pupilas azules. Sasuke se sonrojó. Era… sencillamente… una monada. Itachi, por su parte, se enderezó cuanto pudo y miró a su hermano con cara traviesa.

-          Vaya… vaaaaaaaaayaaaa… ¿no nos vas a presentar… Sasuke…?-le preguntó con voz cantarina y provocadora, levantando una ceja.

-          E… esto… sí… es… es un amigo que hice… cuando era pequeño… ayer le encontré… en el Bosque Sombrío… le… le… le estaban asaltando… unos bandidos y…-explicó, nervioso por la mirada inquisitiva de su hermano.

-          Sí… venga… cada uno se inventa una historia para estas situaciones, hermanito. A mí eso no me interesa… quiero saber su nombre.

-          Ah… sí… se llama…

Sasuke no sabía qué responder. No había pensado en un nombre humano para su Kitsune. Miró al rubio, que le miraba con cara de estar pasándoselo de maravilla. Y entonces, le vio coger aire, abrir la boca… y mirando a su hermano, sonriendo, dijo:

-          Naruto… Naruto Uzumaki.

 

Continuarááá! =^0^=

 

Notas finales:

¡venga! ¡más flashbacks! ya no doy a basto para escribir tantos recuerdos... y cada vez son más raros... en el capítulos siguiente, el Kitsune seguirá soñando... ¿qué le habrá pasado?

el Kitsune... ¡que acaba de introducirse! ¡por fiiiiiiin! ¡se llama Naruto! ya era hora... ¿qué hará Sasuke ahora? ¿e Itachi?

Os espero en el siguiente capítulo!! muchas gracias por leer, espero que os haya gustado!! ^^

nyaaa! =^-^=


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