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-{Legacy}- por Reiko-chan

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Notas del capitulo:

¡Lo que me ha costado escribir este capítulo! llevo varios días en un estado depresivo horrible... así que no era capaz ni de ponerme a escribir. ¡¡pero al fin lo he logrado!! ¡y aquí tenéis el resultado! Ni mi querida Neko-chan sabe qué pasa en este... jejeje... (no te enfades conmigo, onegai... tú mejor que nadie sabes que más que Reiko, últimamente me parecía más a Roxas...)

¡bueno! ¡al caso! ¿cuál será la reacción de Itachi al ver al rubio? ¿y la de Sasuke? ¡lo descubriréis leyendo!

¡Espero que os guste, disfrutad! ¡nya!

 

Capítulo 5: Learning.

 

-          Naruto… Naruto Uzumaki.-se introdujo el Kitsune, sonriendo.

Sasuke no podía creer lo que estaba oyendo. Que él supiera… no recordaba su nombre. Además… no sabía hablar… así que no podría habérselo inventado en tan poco tiempo sólo para disimular delante de su hermano… ¿acaso… estaba recordando su pasado…?

-          Así que, Naruto… bueno… pues ya que tú estás aquí… ¡no me queda otro remedio que irme a mi habitación, entonces! ¡siento la intromisión, encantadoooo!

Y con esas, Itachi se despidió de ambos y salió de la habitación tan rápido como había entrado… como una exhalación, dejando a los dos muchachos mirando la puerta, sorprendidos. En cuanto hubo desaparecido, Sasuke se giró y clavó una mirada inquisitiva al Kitsune… que abrió los ojos como platos y brincó, echándose hacia atrás en la cama, y dándose un cabezazo contra la pared. El azabache se le acercó y se sentó en la cama sin dejar de mirarle… haciendo que el otro se pusiera más nervioso por momentos y desviara la mirada para todos lados.

-          ¿qué es eso… de que te llamas Naruto…?-le preguntó, acercándose cada vez más a su rostro para obligarle así al otro a mirarle.

-          Ny… aaa… nya, nya, nyaaaa…-dijo el rubio, tartamudeando y negando con la cabeza.

-          No me sueltes eso de que no te acuerdas porque a mí no me mientes… vamos, habla. –el rubio negó con la cabeza de nuevo… y Sasuke le dio un tobazo en la frente.

-          Vamos… inténtalo. Hay cosas que no puedes decirme a base de “nya” y “ñiuu”… además, tienes que aprender a hablar si quieres quedarte aquí.

Al escuchar esto el rubio levantó la vista y miró a Sasuke con unos ojos enormes de cordero degollado… el azabache tragó saliva y aguantó el tipo todo lo que pudo… en verdad era difícil… a esa distancia, y con esa carita…  así que, sacudió la cabeza para despejar su mente de malos pensamientos. Como parecía que el rubio no iba a hablar… ya estaba dispuesto a regañarle de nuevo, cuando el muchacho cerró los ojos, suspiró…

-          Yo… yo…-comenzó el Kitsune, intentando de verdad hablar en idioma humano.- yo... no… recuerdo. Yo… saber. Yo… soñar…

-          ¿eh? ¿Lo que intentas decirme… es que lo sabes gracias a un sueño?-el rubio asintió y se mordió el labio inferior. Realmente estaba diciendo la verdad.- bueno… ya es algo. Al menos ya sé tu verdadero nombre.

-          ¡Nyaaaa!

-          ¿qué te acabo de decir…? Hoy vas a aprender a hablar, así que no voy a responderte si te diriges a mí con eso.

-          Nyaa… -Naruto tragó saliva y se quedó pensando. Cuando había ordenado las palabras en su cabeza miró a Sasuke con decisión y abrió la boca para hablar.- mi… mi verdadero… nombre… no ser ese. Es… ser… kit… Kitsune. Sasuke darme… nombre.

Cuando terminó de hablar se puso rojo como un tomate y bajó la cabeza para que Sasuke no le pudiera ver… apoyando la frente en el pecho del otro, que estaba sentado frente a él. Sasuke se quedó helado. Si consideraba el nombre que le puso como verdadero… eso tenía que significar que era especial para él… ¿no? Pero no debía pensar en esas cosas… al fin y al cabo Naruto era un zorro y tarde o temprano tendría que volver a su verdadera forma…

-          Bueno… deja de decir tonterías… baka. Venga… vístete, que desayunemos. Después… te toca aprender. Mucho. De todo. tienes que aparentar ser un verdadero humano.

-          Mmm… rollo.

-          Vamos, seguro que tienes hambre…-según dijo esto, el estómago de Naruto comenzó a gruñir… parecía que no, pero el día anterior no había probado bocado. Ninguno de los dos lo había hecho. Sasuke sonrió al escuchar ese sonido. Siempre le pasaba lo mismo… era mencionar la comida y su estómago respondía antes que su mente.- venga, vístete. Entre tanto, prepararé algo de comer.

El azabache salió por la puerta de la habitación con una sonrisa nostálgica en el rostro y los ojos cerrados. Hacía tanto que no cocinaba para dos… su hermano iba y venía sin ningún patrón prescrito, así que las pocas veces que pasaba por casa cocinaba él mismo. Así que, bajó a la cocina y se puso a trajinar con una sensación rarísima.

Naruto, por su parte, se peleaba por abrocharse los botones de la camisa. Descubrió, no sin asustarse… que le era más fácil si se miraba al espejo… ese artilugio extraño que le mostraba su reflejo como si se estuviera mirando en la superficie de un estanque. Una vez terminó con la endiablada camisa se puso el chaleco y se lo abrochó pasando como había visto hacer a Sasuke el día anterior: pasando las cuerdas en zigzag por los agujeritos, tirando fuerte para ajustarlo al cuerpo y atando los extremos. Los pantalones fueron fáciles de poner en comparación con lo anterior.

Se puso las botas… y se miró al espejo, con los brazos en jarra: se sorprendió a sí mismo… lo que podía haber cambiado en tan sólo dos días… los pantalones de cuero se le ajustaban a las piernas a la perfección… la camisa blanca le quedaba algo larga de mangas… así que se las remangó un poco, pero con el chaleco beige no se notaba que le quedaba grande. Además, con esos colores tan claros… sus ojos azules resaltaban muchísimo. Sonrió y se apartó del espejo, mirando a su alrededor. Le faltaba algo… entonces lo vio. En un rincón, dos espuelas de estrella, con sus tiras de cuero marrón oscuro, tiradas en el suelo.

-          Je, je, je… nyaaa, nyaaaa, nya…-decía para sí mismo en lo que se agachaba para coger una y le quitaba la tira. Luego, cogió y le la enrolló en la muñeca derecha, pasando una de las vueltas entre los dedos pulgar e índice y volviendo a la muñeca para enganchar el extremo en la hebilla. Así parecía que llevaba un brazalete extraño… le gustaba mucho.

-          ¡Kitsuneee! ¡vete bajandooo! ¡como se enfríe te quedas sin comer!-escuchó a Sasuke gritarle desde abajo. Tenía que responderle algo… eso seguro que le gustaría.

-          ¡vo… voooooy!-gritó, en lo que terminaba de arreglarse las mangas de la camisa, que se desenrollaban, y se organizaba un poco los pelos.

Cuando terminó, bajó corriendo las escaleras y, siguiendo el olor, se presentó en la cocina con la boca hecha agua. Sasuke le miró y se quedó petrificado… estaba tan mono… y esos ojos… y… ¿qué era eso que tenía en la mano? Levantó una ceja y le agarró la muñeca derecha, fijándose en el brazalete de cuero que se había apañado el rubio. Sonrió de lado y le clavó los ojos.

-          Ju… veo que te gustaron mis espuelas… menos mal que esas ya no las uso, si no, no podrías llevar esto puesto. Pero bueno… quédatelo si quieres… te queda bien.

-          ¡Ah! Gra… gracias…

-          Aunque…-continuó el azabache, soltando su mano y bajando la mirada a los pantalones.- ya que te has dedicado a hurgar por la habitación… ya podrías haber cogido otros pantalones, porque estos los tengo que coser…

Naruto bajó la mirada y cayó en la cuenta. Era cierto… Sasuke les hizo un corte el día anterior para que pareciera que le habían atacado de verdad. Lo bueno era que la sangre se había secado y resquebrajado, y al ser cuero, se había desprendido, así que no quedaban marcas.

-          Bah… da igual. Es preferible que los lleve a que los remienden. Y TÚ vendrás conmigo… así será más realista. Ya de paso, te compraré otros dos pares de pantalones cuando vayamos, alguna camisa… chalecos tengo de sobra…

-          Sasuke… no… no hace… falta…

-          No es cuestión que te vean siempre con mi ropa, baka. Hay determinadas personas por aquí que tienen memorizado mi fondo de armario… ya las conocerás, sobretodo hay una que pasa casi a diario por aquí… y será mejor que para entonces sepas hablar, porque te aseguro… que no te dejará en paz.

-          ¿Na…. Naniiiiiiii?

-          ¡Ja! No te preocupes… seguro que te defiendes bien… venga, a comer, que se enfría…

Los dos muchachos se sentaron a la mesa, en la cocina, y se dispusieron a devorar los huevos fritos con panceta que había preparado el azabache. Entre tanto, Sasuke le explicaba a un atento Naruto cómo vivían los humanos por allí.

Le dijo que en la zona había un castillo enorme, en lo alto de una colina, donde vivía el Señor de esas tierras. A su alrededor había varias aldeas, con sus propias murallas, separadas de él por una enorme extensión de campo que se solía dedicar a la agricultura. Todas las aldeas estaban subordinadas al Señor del castillo… que sólo conocían un selecto grupo de personas, ya que siempre se cubría el rostro. Muchos aldeanos trabajaban para él en el castillo… o en los campos, y estos últimos le debían siempre una cantidad de lo que recolectaban por permitirles arar sus campos y vivir de ellos. Entre las aldeas… había bastante competencia… así que era muy común que hubiera disputas entre ellas, aunque llevaban un tiempo tranquilos. Y limitando con su aldea, Konoha, estaba el Bosque Sombrío, hogar de bestias y demonios.

-          Esto… Sasuke… entonces… ¿ya no haber guerras?-preguntó Naruto, intrigado. Sasuke levantó la vista y se puso serio.

-          No… después del último ataque al castillo por parte de unos bárbaros extranjeros que llegaron del continente… las aldeas hicieron un pacto para trabajar juntas en la defensa del territorio…

-          ¿Cuándo… cuándo fue…?

-          Fue… cuando tú desapareciste… cuando… mataron a mis padres. Y a mucha más gente… nadie sabe porqué atacaron, el caso es que fue una masacre… y… y la gente dice que… fue por culpa del Zorro de nueve colas.

-          ¿qué?

-          Ya… es imposible. Sólo quedas tú. Y tú… yo sé que no fuiste. Además, sólo tenías cuatro colas la última vez que te vi, y prometiste que no te acercarías a la aldea. Porque no lo hiciste… ¿verdad…?-Sasuke clavó una mirada inquisitiva al rubio, que evitó encontrarse con sus ojos. Suspiró fuerte y se entristeció. De repente, empezó a llorar.

-          Yo… vine a la aldea… vi… vi… el humo y…y… me preocupé por… por ti…-respondió entre jadeos. Con tanto lloro le costaba hablar.- no… no sé si… es verdad o no, pero… pero… anoche soñé… soñé con ello.

-          ¿cómo…? ¡¿y qué soñaste?!

-          Yo… yo… sabía que… enemigos… muchos… atacar aldea por sorpresa y… y que no haber… haber nadie para defender… yo… pensar que tú poder… morir y… yo correr a castillo. Yo esconder en Bosque… frente… frente a descampado… y… y ver enemigos ir a atacar. Yo… no pensar. No poder pensar y… salir. Yo… atacar enemigos y… y… e… eliminar. Todos. Yo… furioso… yo… matar… los…

-          ¿me estás diciendo que… la masacre que había en las afueras de la aldea… todos esos cadáveres desmembrados… esos ríos de sangre… lo hiciste tú?-preguntó el azabache tan bajo como pudo y con las pupilas contraídas al recordar esas escenas. El rubio asintió, sorbiéndose los mocos.

-          Yo… yo no querer… yo sólo… querer defender… aldea… defender Sasuke…

-          …-el azabache sintió que su corazón se saltaba un latido. En esa época… el Kitsune era jovencísimo… y sólo hacía lo que sus instintos le decían. Si le quería proteger… Suavizó la mirada y alargó una mano para levantarle el rostro. Le agarró del mentón, inclinado sobre la mesa, y Naruto se dejó llevar, mirándole con unos enormes ojos llorosos.-tranquilo… no tienes porqué sentirte mal por eso… lo hiciste por salvarme… salvarnos, a todos. Si no hubieras hecho lo que hiciste… lo más probable es que yo ya no estuviera aquí… ni yo, ni la aldea. Es lógico que quieras proteger a quien te importa. Es más… yo mismo fui a buscarte para ver si estabas bien… y no te encontré. ¿fue por eso?

-          No… yo… alguien me ver… atacar. Yo… no importar. Yo tener que… que… que perseguir enemigos al Bos… Bosque. Pe… pero… trampa.

-          ¿cómo…? ¿me estás diciendo que alguien te tendió una trampa en el bosque? ¿quién?

-          Yo… no recordar.

-          Kitsune… ¿sabes lo que significa esto…?-el rubio negó con la cabeza, sin dejar de mirar a Sasuke.- alguien conocía de tu existencia. Cuando te salvé de cachorro mi padre pregonó que el Zorro de nueve colas había muerto… y no se sabía nada de que tuviera crías, sólo yo lo sabía. Si te tendieron una trampa… fue porque alguien lo descubrió… y ese alguien seguro que fue el que lideró el ataque al castillo hace años… Malnacido… sacrificó a toda esa gente sólo para atraerte a la aldea y capturarte… el ataque al castillo no le importaba en absoluto. Luego… se cubrió las espaldas diciendo que tú fuiste el culpable… y como reinaba el caos todo el mundo le creyó. Ahora… hay recompensa por tu cabeza… lo pasé fatal esos días… no sabía qué hacer para defenderte…

Los ojos de Sasuke se oscurecieron en tristeza mientras notaba que se llenaban de lágrimas amargas. Esos malditos recuerdos que le habían atormentado durante años… volvieron a su mente… y ese sentimiento de culpa se adueñó de nuevo de su corazón…

Habían pasado dos días desde el ataque al castillo. Los funerales y entierros multitudinarios por fin habían acabado… y las reparaciones iban viento en popa. La gente intentaba recuperar su ritmo de vida… aunque a muchos de ellos les faltaban seres queridos en sus casas. Uno de ellos era él mismo… el joven de los Uchiha… se había quedado huérfano con su hermano.

Desde entonces… Itachi había decidido abandonar los estudios y hacerse cargo de ambos. Sasuke sólo tenía cuatro añitos y necesitaba que cuidaran de él. Era su responsabilidad hacerlo. Muchos se habían ofrecido a ayudarlos… pero se negaron. El orgullo de su familia corría por su sangre… y ahora era más fuerte que nunca. Así que… con sus once años de edad… comenzó a recorrer herrerías, molinos, tabernas… todo tipo de locales que necesitaran mano de obra barata o aprendices. Encontró trabajo en el molino durante el día… y de camarero en una taberna por las noches hasta las doce que le decían que se fuera a dormir… por lo que no veía mucho a Sasuke, a su pesar…

El pequeño… que no asistía a la escuela ya que se habían suspendido las clases hasta reparar las aulas y encontrar maestros nuevos para las plazas vacantes… se encerraba en la cuadra con Sharingan y no salía de allí. La pequeña Sakura pasaba varias veces al día para visitarle y llevarle algo de comer… pero él no le respondía. Ni le abría la puerta… no quería ver a nadie… estaba solo. Completamente solo.

Al tercer día de encontrarse así… el caballo se sincronizó con él de la forma más suave que pudo. Ya estaba bastante mal, como para encima torturarle con un insufrible dolor de cabeza. Al sentir su pena… se acercó a él, que estaba sentado en el suelo abrazándose las rodillas cerca de la pared, y le pilló un mechón de pelo con los dientes. Tiró suavemente hacia arriba y el niño levantó la cabeza… clavándole una mirada de inmensa tristeza color escarlata. El caballo volvió a tirar, con cariño, y agachó aún más la cabeza, acariciándole la mejilla con el hocico. Al niño se le llenaron los ojos de lágrimas… y se abrazó a su cabezón, llorando sin control.

-          “Vamos… vamos… no llores, canijín… tienes que ser fuerte. Por tus padres… y por tu hermano, que se está dejando la piel para cuidar de ti…”

-          No puedo, Sharingan… estoy solo, ¿qué voy a hacer yo solo…?

-          “¡Anda! ¿solo, dices? ¿y yo qué soy, entonces? ¿una palmera? No estás solo, me tienes a mí a tu lado, tienes a tu hermano… y tienes al Kitsune.”

-          No… Kitsune se ha ido… a desaparecido…

-          “Escucha, canijo. Estoy seguro de que a ese bicho le ha pasado algo… así que, saldremos a buscarle.”

-          ¿có… cómo?

-          “Lo que oyes. Vas a entrenar. Muy duro. Para lo que sea que te permita moverte por el bosque y las montañas con rapidez… y aprenderás a montar a caballo en condiciones, que el otro día me hiciste polvo la espalda… sin silla ni nada… así que… atiende, lo que vamos a hacer…”

-          ¿vamos? Quieres decir… ¿Qué me ayudarás…?

-          “Qué remedio me queda… como sigas en este estado maníaco depresivo al final acabarás por suicidarte… y me quedaré sin dueño, y por ende… sin comida. Así que te voy a ayudar. Atiende: vas a buscar un maestro. Ya mismo. Y te vas a poner a estrenar hasta que tu cuerpo aguante… y por la tarde… vas a aplicar lo que hayas aprendido conmigo, para aprender a utilizar mis habilidades como corresponde… así, de paso… podemos buscar pistas sobre el Kitsune desaparecido.”

-          Pero… ¿qué pasará si lo encontramos…? Todo el mundo dice que fue el culpable del ataque al castillo… de la masacre de ahí fuera… y dan recompensa por cazarle… yo sé que no fue él… le conozco… pero no puedo demostrarlo…

-          “Ya se pensará en eso más tarde… por ahora… tienes mucho trabajo que hacer…”

-          Ya lo sé… ¡¿pero y si le pasa algo entre tanto?! No me lo perdonaría… ha sido mi culpa por no protegerle como es debido…

-          “¡cállate! Eso son tonterías… si sigue vivo… que seguro que lo está… sabrá mantenerse así hasta que le encontremos. Confía un poco en él, niño. Es tu amigo, ¿no?”

-          ¡Pues claro!

-          “pues ya sabes… levántate de ahí… ¡y ponte a trabajar!”

Y rompiendo la conexión con Sharingan, el pequeño Sasuke salió corriendo de los establos, limpiándose las últimas lágrimas que le quedaban en los ojos y pasando a Sakura de largo… en busca del la única persona que conocía que podía enseñarle de todo sobre la supervivencia en el Bosque Sombrío… y sin dejar de pensar en el pequeño Kitsune que estaba desparecido. Puede que sus padres hubieran muerto… pero si el zorro seguía con vida, aún tenía una oportunidad de salvarlo, por lo menos a él… y tenía que aprovecharla…

En ese momento, un repentino abrazo le sacó de sus pensamientos. Abrió los ojos como platos y sus pupilas focalizaron de nuevo. Era Naruto… que al no saber qué le pasaba a Sasuke, lo había abrazado entre lloros para ver si lo conseguía traer de nuevo a la realidad. El rubio estaba temblando… y sentía sus lágrimas caer contra la piel de su cuello…

-          Sa… Sasuke… lo siento…-murmuraba el Kitsune, sin dejar de sollozar. El azabache le abrazó fuerte al escuchar esto. Ya entendía lo que le ocurría.

-          Naruto… no es tu culpa. Lo importante es que estás a salvo… deja de llorar, por favor…

El rubio se apartó de él y se levantó, pero Sasuke le agarró de la cintura y lo sentó sobre sus piernas, le obligó a mirarle y le secó las lágrimas con un pañuelo que se sacó del bolsillo. El Kitsune cerró los ojos y se dejó hacer, temblando de vez en cuando por la llorera que le había dado, y sorbiéndose los mocos. Luego, miró a Sasuke con unos ojos azules enrojecidos… llenos de preocupación, que encogieron el corazón del azabache.

-          Vamos… yo estoy aquí… te protegeré pase lo que pase. Por eso tenemos que hacer de ti… un verdadero humano. Y estoy seguro… de que serás mejor persona que muchos de los que hay aquí.

-          Sa… Sasuke… gracias…

-          No hay por qué darlas. Es la pura verdad. Anda, levanta… y vamos a la habitación, a mirar un poco por la ventana. Es la mejor forma de que veas cómo funciona este mundo. Los platos… que los friegue Itachi, que para una vez que viene… que haga algo.

Naruto sonrió y se levantó de las rodillas de Sasuke, que lo siguió escaleras arriba. En la habitación, cogieron dos sillas y se sentaron los dos, uno al lado del otro, a mirar por la ventana. El rubio abrió la boca como un buzón al ver lo que había fuera. Eso no era una forma de vivir… ¡era una caos! La gente iba corriendo a todas partes, con caballo, con perro, con ovejas, con carro, con lo que fuera o sin nada mismo, en todas direcciones o hacia ninguna en concreto, esquivándose unos a otros y hablando a gritos.

-          Sasuke… me… me estoy mareando…

-          Eso es porque miras a todos a la vez. Fíjate sólo en una persona y síguela hasta que desaparezca de tu vista. Luego pasa a otra. Intenta entender lo que hacen…-el rubio asintió y bajó la mirada.

Entonces, algo le llamó la atención… justo bajo la ventana había una chica, delgada, con el pelo rubio recogido en una larga coleta alta. Llevaba bajo el brazo derecho un cesto enorme lleno de flores… y se movía entre la gente con una habilidad… no se chocaba con nadie, no tiraba ni una sola flor… y hacía algo que extrañó el rubio.

-          Né… Sasuke… ¿qué está haciendo… esa chica?-preguntó al otro, señalando a la muchacha con el dedo.

-          ¿hum? ¿ella? Nada… vende flores. Y no señales con el dedo a la gente, que es de mala educación.

-          Perdón… pero sí que hace algo… mira… se mueve distinto… y habla raro…

-          ¿eh? ¡ja, ja, ja, ja…!-se reía Sasuke, entendiendo a qué se refería el rubio.- esa chica se llama Ino… y lo que hace no es nada extraño, Kitsune… está bailando. Y cantando. Así llama la atención para vender sus flores… y de paso esquiva a la gente y se entretiene.

-          Es bonito…

-          Sí… cuando lo haces bien. Si no… es un desastre. Si cantas mal haces daño a los oídos y si bailas mal… haces el ridículo.

-          ¿Cómo él?-preguntó de nuevo Naruto señalando a un hombre de pelo plateado con el rostro envuelto en una bufanda y con una botella en la mano…que se dirigía a su casa. Sasuke miró y abrió los ojos como platos. Inmediatamente después se agachó para esconderse y forzó al rubio a hacer lo mismo apoyando una mano en su cabeza.

-          No… ese es mi maestro… Kakashi… y está borracho. Si nos ve… no nos dejará en paz…

Al segundo se escuchó aporrear la puerta de la entrada. Ninguno de los dos se movió. Pero el hombre insistía. Entonces, se escucharon pasos por el pasillo. Itachi asomó la cabeza a la habitación y susurró, con cara de sueño:

-          ¿Sasuke… qué haces que no abres…?

-          Shhhhh… es Kakashi… está borracho.-le respondió el hermano tan bajo como pudo, sin levantar la cabeza, mirándole de reojo.

-          ¿yaaaa? ¿de buena mañana?...

-          No… para mí que todavía le dura la de anoche… la botella que lleva está vacía…

-          Y supongo que no vas a salir a abrir…-dijo molesto Itachi, apoyando la espalda contra el marco de la puerta y quitándose los pelos de la cara.

-          Ni loco… ayer le prometí que saldría a tomar una copa con él… como estaba borracho imaginaba que se le olvidaría… seguro que viene a eso… si asomo la nariz estoy perdido…

-          Bueno… está bien… por hoy me libro yo de él… pero más te vale cumplir con tu promesa, porque ya sabes cómo es… si no… le tendremos aquí todos los días…

Y con esas, gruñendo por las escaleras, bajó Itachi a abrir la puerta. Le pegó cuatro voces a Kakashi, que se quejaba de resaca… y lo despidió amenazando con gritarle aún más si no se iba a dormir y le dejaba a él dormir, que era más importante. “Gracias, Itachi… te debo una…” pensó el azabache, levantando la cabeza de nuevo para ver cómo el maestro desaparecían entre la multitud.

Naruto levantó la cabeza también y suspiró de alivio. No le apetecía nada hablar con otras personas todavía. Así que siguió mirando por la ventana. Parecía que ya iba comprendiendo mejor la forma de actuar de las personas… se ayudaban entre ellos la mayor parte de las veces… no regía la ley del más fuerte, como en el Bosque. Era muy curioso.

Y justo cuando estaba más entretenido mirando… volvió a escuchar pasos por detrás. Sasuke suspiró hondo… y se giró, apoyando el brazo izquierdo en el respaldo de la silla. Estaba claro… que hoy no podría estar tranquilo. No PODRÍAN estar tranquilos…

-          ¿qué pasa ahora, hermano…?-preguntó con pesadez a la sombra que venía por el pasillo.

-          Que ya no me puedo dormir… Sasuke…-respondió Itachi apareciendo de nuevo por la puerta.

-          ¿y qué quieres que yo le haga…?

-          Pueeeeeeees… ¡que te vengas conmigo a…!

-          ¡ni lo sueñes!- le interrumpió el pequeño levantando la mano con enfado.

-          ¡pero…!

-          ¡que no! ¡si no puedes dormir… a trabajar! ¡vete a comprar verduras!

-          ¿cómo? Pero…

-          ¡que te vayas a comprar verduras! ¡que no hay! ¡y yo estoy ocupado!

-          Sííííííí… ocupadíííísimo te veo… con tu rubito, mirando por la ventanita…

-          ¡Eeeeh! Vete a por verduras… ¡o te echo de casa!

-          ¡¿cómo?! No puedes hacer eso…

-          Claaaaaaaro que puedo… ya lo verás… tú ponme a prueba y verás dónde duermes esta noche… en el establo, con ese caballo que te cae tan bien… ju, ju, ju…

-          ¡No! ¡con esa bestia salvaje no! ¡la última vez casi me mata del golpe que me metió!

-          Pues ya sabes…

-          Vaaaale… vaaaaaaale… soso. Ya me voy a por las verduras…

-          Muy bien. Que nosotros nos vamos al sastre. Y si llegas antes… te pones a limpiar el desván.

-          ¿el áticooooo? ¡si está harto de polvo!

-          Por eso mismo. Como parece que te vas a quedar aquí una temporadita… en algún sitio tendrá que dormir Naruto, ¿no crees?

-          Hombre… en mi habitación hay sitio de so…

-          ¡¡¡A POR LAS VERDURAS!!!

Y con ese último grito… Itachi salió corriendo tan rápido como pudo cerrando todas las puertas tras de sí y dejando a Sasuke con un cuchillo en la mano, dispuesto a lanzárselo si era necesario. Al verlo en ese estado de enfado, Naruto cogió y le revolvió el pelo, con una sonrisa zorruna en el rostro y soltando un “¡nyaaa!” tan alto que dejó sordo al azabache. Sasuke se quejó y le hizo lo mismo… aunque el rubio no se despeinaba tan fácilmente como él. Ya tranquilo… agarró al Kitsune del brazo y tiró de él para levantarle.

-          Sasuke… ¿qué…?

-          Vamos al sastre. Es hora de que te muevas un poco por este mundillo… por hoy yo hablaré por ti… así que presta atención.

Al rato, los dos salían a la multitud, en dirección a la casa del sastre Gay. Era un tanto excéntrico… pero cosía que daba gusto, y sus prendas eran de la mejor calidad. Al llegar, lo primero que hicieron fue seleccionar dos pares de pantalones para Naruto, de cuero marrón, que le habían gustado. Después el muchacho se cambió, se puso uno de los nuevos y le dejaron allí el roto para que lo remendara.

Salieron de nuevo de allí y se dirigieron a casa de vuelta. El rubio se estaba empezando a marear… tanta gente… le agobiaba. Y todavía no se había recuperado de la fiebre, así que no le convenía hacer esfuerzos. Eso sí… de lo que no pudo evitar darse cuenta Naruto… fue de que todo el mundo le miraba.

-          Sa… Sasuke… ¿pasa algo raro conmigo…? La gente… no deja de…

-          Ya… tú no les hagas ni caso. Como es una aldea pequeña, nos conocemos la mayor parte. Y tú, al ser nuevo aquí… llamas la atención. Además que a mí no se me suele ver acompañado… eso también puede ser…

Cuando llegaron Itachi aún no había vuelto. Parecía que no… pero ya se había pasado la mañana, así que comieron algo y Sasuke le dio a Naruto la dosis que le faltaba de la medicina. El rubio se sentó en lo que el otro recogía la mesa y fregaba los cacharros… se sentía malísimo… estaba mareado, todo le daba vueltas… Sasuke le miró por encima del hombro y vio que estaba muy alicaído.

-          Será mejor que te subas a dormir un poco… estarás cansado. Cuando te despiertes iremos a ver al Jefe de la aldea para decirle que te quedará una temporada por aquí…

-          Es… está bien…

Naruto se fue a levantar… y se desmayó. Suerte que Sasuke ya se lo veía venir y había soltado los platos a tiempo para sujetarle y que no se cayera de golpe. Le cogió en brazos y le subió a su cama. Le arropó bien… y se fijó en que el rubio tenía el rostro contraído en dolor… ¿estaría soñando de nuevo…? Le tocó la frente… no estaba muy caliente… era muy raro.

Al rato… el Kitsune había empeorado su estado. Sasuke le había intentado despertar varias veces, pero no fue capaz. Fuera lo que fuera lo que le estaba pasando le alejaba de la realidad y le impedía volver. Porque estaba claro que quería volver… pataleaba y se revolvía, sudaba a chorros y jadeaba… y le llamaba.

Al cabo de dos horas… tomó una decisión. Eso se le iba de las manos… y estaba más que claro que tenía que ver con el sello en espiral que tenía en la barriga. Esta vez no ardía… pero palpitaba. Era hora de llamar a los sabios de la aldea. Pero no podía dejar solo a Naruto en esas condiciones…

Y de repente… la puerta de la entrada se abrió y escuchó unos alegres pasos dirigirse a la cocina. Su hermano. Sasuke bajó las escaleras corriendo y casi se chocó de frente con Itachi, que tarareaba feliz una cancioncilla de taberna.

-          ¡Sasukeeeee! ¡ya he traído…!

-          ¡Itachi! ¡vete a buscar la Hechicera, rápido!

-          ¿qué…?-preguntó el mayor, levantando una ceja. ¿para qué querría a la Hechicera?- pero si acabo de…

-          ¡hazme caso, es una urgencia!

-          Sasuke… ¿qué es lo que pasa…?

-          ¡Te lo explicaré más tarde… ahora… por favor… búscala y tráela hasta aquí!

-          Está bien… raramente me pides algo con tanta desesperación pintada en el rostro… creo que la última vez que te vi así fue cuando te despertaste encima de Sharingan… el día que nuestros padres murieron. El pobre caballo estaba exhausto y te trajo de no sé dónde a cuestas…

-          ¡Ya vale! ¡Eso ahora no viene a cuento, vete a por ella!

-          Muy bien… enseguida vuelvo.

Itachi salió de la casa y se metió en el establo. Sharingan le miró con cara de mala leche y bufó… pero necesitaba un lugar tranquilo si quería localizar a la Hechicera sin tener que patearse toda la aldea mirando casa por casa. El caballo pareció comprender que algo iba mal… así que se giró y le dio el culo, pasando olímpicamente de él.

Itachi cerró los ojos y se concentró. Necesitaba sincronizarse con… Mangekyou… aunque le sería difícil. Entonces… un dolor de cabeza intenso se apoderó de él y cayó de rodillas al suelo. Cuando cesó… mil voces sonaron simultáneamente en su cabeza.

-          “¿para qué nos has invocado… Itachi? Sabes que después de usarnos no podrás ver nada en doce horas… debe de ser importante…”

El chico se levantó del suelo a trompicones agarrándose a la pared. Abrió los ojos se vio en el reflejo del cristal de la ventana: como siempre que se sincronizaba con Mangekyou… sus ojos se habían tornado de un color rojo como el de Sharingan. La diferencia… era que su pupila… tenía la forma de una estrella de tres puntas, curvadas hacia la izquierda, que no paraban de girar.

-          Lo es… tenéis que localizar a la Hechicera. El primero que la encuentre… que me lo diga, que iré en persona a buscarla. Daos prisa.

-          “a tus órdenes… amo”

En ese momento… una enorme bandada de cuervos salió de las profundidades del Bosque Sombría en dirección a la aldea. Pero no eran cuervos normales. Los había negros… y los había blancos, prácticamente plateados. Y eran más grandes de lo normal, más estilizados y con las alas más afiladas que un cuervo común. Además… todos ellos tenían brillantes ojos rojos con la misma pupila extraña en forma de shuriken de tres puntas girando en ellos. Esa bandada entera… era Mangekyou. La bestia capaz de sincronizarse con Itachi… mil seres conectados entre sí y que se comportaban como uno… o como los mil que eran si era necesario.

En pocos minutos, llegaron a la aldea y se dispersaron, buscando a la Hechicera por todos lados, tan rápido que la gente sólo veía sombras pasar a su lado. Poco después… uno de ellos avisó a Itachi de que la había localizado y le mostró en su cabeza el camino a seguir. El resto volvió al Bosque para no levantar sospechas y esperó a ver qué ocurría…

Y así, Itachi salió disparado, corriendo en busca de la Hechicera. Entre tanto, Sasuke había vuelto al lado de Naruto… que no mejoraba. Jadeaba y gritaba de dolor… se retorcía, pataleaba… y no reaccionaba a nada que el azabache hiciera o dijera. No entendía qué le estaba ocurriendo…

El Kitsune… no podía más. Le dolía todo el cuerpo, le quemaba por dentro… y no podía salir de sus malditos recuerdos que se habían apoderado de su mente hasta el punto de llevarle al borde de la locura. Escuchaba a Sasuke llamarle… pero no podía llegar hasta él… no… hasta que  no aclarara lo que le estaba ocurriendo… era el momento… de zambullirse en su peor pesadilla… y se nadar en ella. Se quedó quieto de repente… y lo que le quedaba de conciencia de la realidad le abandonó. Ahora… estaba solo rodeado de sus miedos… estaba todo oscuro… las imágenes le rodearon… y le llevaron de vuelta al pasado…

Cuando se despertó estaba de nuevo en la misma celda fría y húmeda, de barrotes negros, de la que había logrado escapar el día anterior. No había nada de luz, sólo la que le llegaba de una rendija bajo una puerta. Era de nuevo un zorro de cuatro colas… dolorido. Se intentó levantar y no lo logró. Le dolía todo el cuerpo, como si le hubieran pegado una paliza… y recordó la descarga eléctrica. Sería por eso. Escuchó pasos y empezó a gruñir… la puerta se abrió y…

-          Vaya… vaya… ¿ya te has despertado…? Excelente…

 

See you next chapter! ;P

 

 

Notas finales:

¿qué os ha parecido? ya apareció la sincronización de Itachi... una bandada de cuervos gigantes y estilosos. Pero... ¿qué es eso de que se queda sin ver luego?

Naruto... ¿poseído? XD ¿qué será lo que recuerde esta vez que se hace pasar tan mal?

¿y la Hechicera? ¿quién serááá? (esto seguro que lo sabéis...)

Espero que os haya gustado este capítulo que tantos dolores de cabeza me ha dado... gracias por leer...y...

¡nos vemos en el siguiente capítulo! ¡nyaaaaa! =^0^=


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