Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

-{Legacy}- por Reiko-chan

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

no recuerdo en qué capítulo dije que "en la vida había escrito tan rápido"... bien, pues mentí. en éste capítulo me he superado a mí misma en velocidad de escritura. ¡qué estrés! este capi tiene mucho... muuuuuucho estrés. así que acabaréis en seguida de leerlo... vaya.

en fin. se desvela una cantidad ingente de información... espero haberlo narrado bien. ^^U

disfrutadlo!! espero que os guste! y siento el retraso, nya!!

 

Capítulo 6: Sacrifice.

 

-          Vaya… vaya… ¿ya te has despertado…? Excelente…

El Kitsune miró a la figura alta y esbelta que se había presentado ante él. Entrecerró los ojos… tanta luz de repente le estaba haciendo daño. Intentó vislumbrar su rostro… pero le fue imposible, ya que estaba en medio de la puerta y la luz le daba en la espalda, así que sólo veía una sombra negra… y el brillo siniestro de su mirada…

El zorro gruñó más fuerte… esa voz… no le daba muy buenas vibraciones, por no hablar del aura maligna que le llegaba por su parte… sin embargo… sus gruñidos no sirvieron de nada. Solamente consiguió que su captor le mirara con curiosidad y se riera a carcajadas. Después… la sombra se acercó a la jaula, muy despacio… y sin quitarle la vista de encima.

-          Vamos… vamos… no te pongas así… zorrito.-le murmuró, acariciando los barrotes de la jaula con la mano derecha… como si los tuviera cariño. El Kitsune lanzó un zarpazo y le arañó la mano, dejándole tres surcos bien anchos que sangraban a chorros… pero al parecer al otro no le importó, ni se quejó… es más… seguía sonriendo… y el zorrito reculó como pudo hasta que chocó con la pared del fondo de la celda, aterrorizado. Casi le había arrancado la mano de cuajo… ¿cómo era posible que ni siquiera la retirara?- veo que tienes muchas energías todavía… aunque ese comportamiento… te durará poco.

Entonces, su captor se giró y se dirigió a la puerta de nuevo, sin mirarse ni una sola vez la mano ensangrentada, y silbó, como quien llama a un perro. Otra sombra en contraluz apareció en la puerta… y después otra. Y otra más. el Kitsune abrió los ojos como platos… acobardado… y aguzó el oído.

-          Encargaos de él… y cuando no tenga fuerzas para oponerse a vosotros… encadenadle y traedle a… ya sabéis dónde, ¿para qué repetíroslo, inútiles…? Y esta vez… no falléis.

El Kitsune se levantó como pudo y se puso en guardia. Sin embargo… las palabras “esta vez” resonaban en su mente… ¿a qué se referiría con “esta vez”? ¿Acaso… ya había intentado cazarle antes? O… lo que fueran a hacerle… ¿se lo habrían intentado hacer ya a otro ser…? En todo caso… no se lo iba a dejar nada fácil… Él solo había sido capaz de derrotar a un ejército entero para defender la aldea de Sasuke… un mero grupo de siete o diez personas no podrían vencerle. Como mucho… recibiría algún arañazo… y se escaparía de allí tan rápido como pudiera. Tenía que asegurarse… de que Sasuke estaba bien…

Con lo que no contaba… era que sus oponentes no iban a acercarse a él para dejarle exhausto. Cuando la sombra principal desapareció de la escena… nueve personas más, ocultas igualmente por la contraluz, entraron en la mazmorra y se situaron en semicírculo delante de su celda. Todos llevaban un fragmento de lo que parecía una piedra luminosa que brillaba como el fuego flotando sobre sus manos.

El Kitsune aplanó las orejas hacia atrás… en actitud agresiva y amenazadora… pero de nada le sirvió: en cuanto las nueve piedras formaron un semicírculo perfecto… comenzaron a brillar, más y más… y un rayo dorado las unió a todas… formando algo muy parecido a un collar de perlas… y de repente… de todas ellas salió otro rayo, esta vez escarlata, hacia el zorro.

 El Kitsune chilló y cayó al suelo, retorciéndose de dolor. Era horrible, esos rayos… le quemaban, le electrocutaban… no sabía exactamente qué le estaban haciendo, el caso era que le dolía todo el cuerpo de una forma insufrible. Le daba la impresión de que sus huesos estaban girando dentro de su cuerpo, de que sus garras… estaban clavándosele por dentro… de que mil espadas le habían atravesado el pecho pero no sangraba… intentó resistirse, revolviéndose en el suelo como si le hubieran echado una red de agujas por encima… pero no lo pudo soportar. Al poco rato, que se le hizo eterno… se rindió al dolor y se derrumbó en la celda… semiinconsciente… respirando con dificultad y notando cómo su visión se volvía borrosa por momentos. Cuando el dolor cesó… le daban espasmos y temblores incontrolables… y sus pupilas… estaban dilatadas al máximo…

Ya no podía reaccionar. Escuchó cómo se abría la puerta de su celda y los hechiceros entraban en ella, rodeándolo y formando un círculo. Las piedras volvieran a unirse por un rayo, esta vez azul, que no solo las unía en círculo, sino que formaba un entramado de rayos entre ellas, como si de una tela de araña se tratara. Uno de ellos pronunció un conjuro extraño… y sintió cómo su cuerpo se elevaba del suelo… y caía cuidadosamente encima de una red congelada… intentó abrir un poco más los ojos… pero a través de esas pupilas dilatadas lo único que discernía era que con esa red luminosa… se lo estaban llevando.

Entonces… una corriente de aire sofocante le golpeó. No sabía dónde estaban… ni si quiera si era de día o de noche… el caso es que ese lugar de paredes de piedra y pasillos alumbrados por antorchas… parecía muy antiguo… no recordaba que hubiera nada parecido en el Bosque… pero ese calor… le sonaba de algo…

No pudo darle más vueltas a la cabeza. Los hechiceros se habían detenido… en una sala gigantesca… y hacía un calor… horrible. El Kitsune empezó a hiperventilar, con la lengua fuera… era lo único que podía hacer… mantenerse vivo y todo lo consciente que pudiera… para poder reencontrarse con Sasuke y salía de allí en algún momento…

-          Bien hecho… traedle aquí… ju, ju, ju…-escuchó de nuevo la voz sinuosa de su captor. Parecía estar metido… en un lugar más profundo… había eco.

Sintió cómo le movían de nuevo. Al llegar donde fuera que le estaban llevando… la red desapareció y cayó al suelo con un golpe sordo. Le dolió muchísimo… pero no pudo siquiera quejarse… ya no tenía fuerzas… era como si esa red azul heladora… la hubiera arrebatado las pocas fuerzas que le quedaban… ahora no era muy diferente a un muñeco… Abrió los ojos de nuevo… los hechiceros, con el rostro cubierto se estaban colocando en círculo de nuevo a su alrededor… de las gemas salieron varios rayos hacia sus patas y sus colas… tirando de ellas hasta que le colocaron boca arriba, completamente estirado… esos rayos… le quemaban… pero no podía hacer nada para evitarlo…

-          Muy bien… ya está todo preparado… ahora sólo falta… que las nubes se aparten lo suficiente para que la luz de la luna roja nos honre con su presencia… ju… ju… ju…

El Kitsune giró la cabeza… y miró al techo: creyó ver un agujero… por el que se veía el cielo… un agujero justo encima de su pecho… apuntando a su corazón. Según las nubes… extrañamente moradas… se fueron apartando… una luna redonda y roja como la sangre apareció en el hueco… entonces… las gemas que le sostenían comenzaron a brillar más y más… su captor echó a reír a carcajadas y gritando “¡al fin será mío…!”, y de cada gema salió un rayo como el fuego hacia el cielo por el agujero. Al segundo, desaparecieron… se hizo un silencio expectante… y las pupilas del zorro se contrajeron de golpe al ver que de la luna roja… caía un rayo directamente hacia él, como si hubiera agrupado los de las nueve gemas en uno solo.

El rayo cayó. Atravesó el hueco del techo y… sintió dolor. Mucho dolor. Los ojos se le desorbitaron y los músculos se le tensaron. Sintió como la energía abrasadora del rayo le atravesaba hasta llegar al corazón… que se le detuvo un instante para luego seguir latiendo… esparciendo esa energía por todo su cuerpo. Le ardía la sangre. Intentó retorcerse… pero no pudo. Le daba la impresión de que se le iban a derretir las venas… todo su cuerpo ardía. Quemaba. Si seguía así… moriría.

Y entonces… notó un pinchazo en su cabeza y le empezó a doler… tanto que aunque las fuerzas le hubieran abandonado hace rato empezó a convulsionar, a tener espasmos a luchar contra las ataduras que le mantenían tumbado… a gemir y a chillar… una imagen la vino a la mente y una voz familiar resonó en su cabeza… “en lo que descubrimos tu verdadero nombre… te llamaré Kitsune. ¿Te gusta?”… la imagen de un niño pequeño de ojos y pelo negros que le miraba con alegría se presentó delante de sus ojos… y se fue difuminando… “Sasu…ke…” pensó el zorro… y sintió una furia insólita creciendo en su interior… esa energía abrasadora… le estaba poseyendo… pero si le servía para escapar de allí y ver de nuevo al pequeño azabache… lo aprovecharía.

Su visión se emborronó y cambió. Todo se volvió más definido… pero a dos colores: sólo veía sombras negras y rojas que brillaban en distintos tonos… y perdió el control de sí mismo. Sólo sentía furia. Odio. Dolor. Pero sobretodo… unas ansias de matar incontrolables. A quien fuera… le daba igual… tenía sed de sangre…

-          ¡¡¡jaaaaaa, ja, ja, ja, ja!!! ¡¡lo logramos!! ¡¡hemos convertido al protector del Bosque… en una bestia asesina!! ¡¡el Demonio de Nueve Colas es míoooo!!-gritaba como un loco su captor… no entendía qué estaba diciendo… ¿protector?... ¿de quién?, ¿él?... lo dudaba mucho…

Con esos ojos… veía con una claridad que antes nunca había experimentado. Giró la cabeza y vio un espejo gigantesco a su derecha en una pared muy lejana… pero le sirvió para ver que sus pupilas eran ahora rojas como la sangre… la sangre… deseaba verla correr… miró a la figura roja que era en esos momentos su captor… sí… su sangre serviría… intentó lanzarle una dentellada… pero estaba demasiado lejos y falló. Entonces… le dolió la cabeza de nuevo… y la imagen de un niño pequeño de ojos y pelo negros… parpadeó delante de sus ojos… le era familiar… ¿quién sería?... no entendía por qué… pero sentía algo especial hacia él… y cada vez que pensaba en acabar con su tierna y joven vida… le dolía el corazón y le daba un pinchazo en la cabeza que le dejaba paralizado…

-          Tranquilo…-escuchó de nuevo al captor.- no durarás mucho ahí dentro… ahora empieza lo bueno… espíritu de la Guerra y la Desesperación… sal de ese cuerpo… ¡¡¡y entra en el mío!! ¡¡ahora!!

Y según dio la orden… las gemas brillaron y un dolor horrible le recorrió el cuerpo de nuevo. Gruñó, enfurecido… y chilló lo más alto que pudo. Esas gemas… estaban tirando de sus extremidades y de sus colas… como si quisieran desmembrarlo… a la vez que un nuevo rayo se enredaba en su cuello y lo intentaba estrangular. Se estaba asfixiando. Le dolía todo… sus huesos… iban a romperse… su corazón… no podía latir ya más rápido… y su sangre ardía en furia cada vez más…

-          ¡Vamos… no te resistas! ¡sabes que si ese cuerpo muere tú morirás también! ¡esa vida… llévatela! ¡será tu sacrificio! ¡y toma esta para realizar tus planes!

Un nuevo pinchazo en la cabeza le trajo nuevas imágenes… el mismo niño… ¿quién demonios era…? Sólo sabía… sentía… que tenía que salir de allí y verle… su imagen… se fue difuminando… y sólo se quedó con una palabra resonando fuerte en sus oídos… “Sasuke… Sasuke… ¡SASUKE!”

Entonces, chilló y empezó a convulsionar de nuevo. Su visión se volvía normal por momentos… y el cuerpo le dolía a más no poder. Tenía por seguro que no saldría vivo de esa… pero lo que no iba a dejar era que un espíritu maligno que se había adueñado de su cuerpo hiciera daño a Sasuke… Sasuke… ¿Quién era…? Ya no lo recordaba… pero sentía una urgente necesidad de protegerle… encerraría a ese ser perverso en el fondo de su corazón… y se lo llevaría al otro mundo con él. Así… salvaría… ¿a quién?...

-          ¡no, no, no! ¡el zorro se resiste! ¡¡maldito sea… está pasando igual que la última vez!!-resonaba la voz desesperada de su captor en sus oídos… je… le estaba destartalando los planes… aunque ya no sabía por qué… pero tenía que seguir luchando… por morir…

-          ¡Señor!-escuchó decir a una nueva voz, más joven.- ¡Señor, hay que darse prisa! ¡séllelo! ¡esta vez no es como la otra! ¡este zorro… quiere llevárselo consigo a la tumba! ¡si eso ocurriera ya no podría invocarlo de nuevo!

-          Tienes razón… ¡vosotros! ¡¡mantenedle vivo!! ¡y tú! ¡trae el libro, ¿a qué esperas?!

-          ¡¡sí, Señor!!

El Kitsune sintió una nueva energía recorrerle por entero… sólo que esta vez… no le hacía daño. Le estaba curando… le ataba a la vida… pero no, ¡no debía seguir vivo, debía morir…! La cabeza empezó a darle vueltas… “muy bien, lo has logrado…” “ahora que lo pienso, no tienes nombre…” “te llamaré Kitsune, ¿te gusta?” “eres un patoso…” “¿cómo has podido crecer tanto?” “si mi padre te encuentra te matará…” “Sasuke…”

-           “vaya… vaya…”-escuchó una voz en su cabeza. Era maligna, perversa… sin duda el espíritu ese que habían invocado…-“curiosos recuerdos…”

-           “¿qué… quieres…?”- le respondió en su cabeza… en su idioma zorruno.

-          “¿tú qué crees?... enano debilucho… destruir… asesinar… sembrar el miedo y el odio por todo este mundo de mortales… crear un reino de terror… y tú estás en mi camino…”

-          “je… pues lo llevas claro… por mucho que se empeñen en mantenerme vivo… ¡pienso llevarte conmigo a la tumba…!”

-          “ah… ¿sí?... para proteger a este canijo mortal del que tienes tanto recuerdos, ¿verdad?”

-          “¡ni se te ocurra nombrarlo!”

-          “te propongo un trato… le dejaré en paz… si me prestas tu cuerpo… así, los dos tendremos lo que queremos. Seguiremos vivos… yo sembraré el terror… y tú vivirás con tu querido niño…”

-          “jamás… el mundo de Sasuke también es el mío… no pienso destruirlo…”

-          “grrrr… eres más terco que tu madre…”

-          “¿qué? ¿de qué estás hablando?”

-          “ah… claro… que tú no lo sabes… la última vez que intentaron invocarme… hace apenas una semana y algo… capturaron a la Gran Protectora del  Bosque… tu madre… odiada y temida por los humanos que desconocen su leyenda… y la trataron como a ti, si no peor… pero logró escapar…”

-          “mi… madre…”

-          “exactamente… tu madre… tantas ganas tenía de protegerte… que sacó todas las reservas de energía que tenía, me echó de su cuerpo… escapó… y murió… imagino, por lo que veo en tus recuerdos… que junto a ti…”

-          “maldito… ¡sal de mi cabeza! ¡deja mis recuerdos! Acabaré contigo… te llevaré conmigo a la tumba…

-          “No lo creo…”

Al terminar la frase… la sangre le empezó de nuevo a arder. Ese espíritu… volvía a la carga… quería dominarlo… hacerse con su cuerpo…su cabeza… le dolía tanto… sus recuerdos… se… ¿se los estaba llevando?

-          “si no tienes recuerdos… no sabrás a quién debías proteger… y caerás en mis manos…”

No… no podía dejar que se los arrebataran. Era pocos… pero eran lo más preciado que tenía en la vida… y aunque no le quedaba mucho… se los llevaría consigo. No iba a permitir que se los arrebatara… Sasuke… tenía que protegerle… él le había salvado la vida, había arriesgado la suya para salvarle llevándole a su casa… le había alimentado, enseñado… encontrado escondite… había estado con él todo ese tiempo… Sasuke… Sasuke… ¡Sasukeee!

Una energía que no sabía de dónde había salido le recorrió el cuerpo y le hizo arder la sangre… pero de otro modo… sintió una libertad un tanto curiosa… podía mover una cola… ¿una cola? ¿le había crecido una cola nueva? Ahora tenía energía suficiente como para aplastar a ese espíritu con ella… y dominarlo. Pero su entusiasmo… no duró demasiado…

-          ¡¿qué hacéis, idiotas?! ¡¡sujetadle!! ¡¡hasta que no realice el conjuro tiene que estar inmóvil!!-escuchó… y de nuevo le agarraron con más fuerza, absorbiendo su energía vital…

-          ¡Señor! ¡ya sé por qué no funciona el conjuro! ¡tiene que tener nueve colas completamente desarrolladas! ¡si es una cría… no nos sirve! ¡se fusionarán ambos espíritus y no obtendrás su esencia pura!

-          ¡¿y qué quieres que hagamos, entonces?!

-          ¡hay que sellarlo! ¡Separándolos! Cuando crezca… ¡lo recuperaremos!

-          ¿sellarlo? Pues venga, ¡date prisa! ¡mira ya en el estado en que se encuentra!

En verdad… el Kitsune estaba hecho polvo. Sus ojos, que parpadeaban entre el azul celeste y el rojo sangre… estaban perdiendo su brillo y se volvían opacos por momentos. Gruñía por hacer algo… porque ya no le quedaban fuerzas. Se estaba asfixiando, luchaba por respirar… o por dejar de hacerlo, intentando acabar con ese espíritu maligno casi por su cuenta… estaba empapado en sudor, su pelaje… chorreaba sudor blanco. Las cinco colas que tenía no se movían, colgaban hasta el suelo como si no tuvieran vida… ya ni parpadeaba…

Creía que ya no podría sufrir más… cuando el otro personaje, el siervo de su captor, se acercó a él con un libro enorme en una mano… y con la otra iluminada con un resplandor morado. Entonces, en su dedo índice de la mano libre… salió una única llama morada y azul… y el chico comenzó a hablar en un idioma desconocido para él. Se acercó a su abdomen, con el dedo de la llama por delante… y siguió hablando… entonces, le tocó con el dedo en la barriga.

El Kitsune se tensó. Abrió los ojos como platos y sus pupilas se contrajeron. Las lágrimas los inundaron y los cerró fuerte… para chillar todo lo alto que sus restantes fuerzas le permitieron… era horroroso: esa llama morada… le estaba quemando el pelaje… y por dentro. Atravesaba todo su ser casi hasta la espalda… y sintió cómo todo ese calor abrasador que le recorría las venas… el calor del espíritu intruso… se arremolinaba alrededor de esa llama, en el mismo punto. Era horrible, tan doloroso como si le estuviera atravesando con una lanza al rojo vivo… el zorro se retorció y los hechiceros de las gemas hicieron más fuerza para mantenerle quieto… se ahogaba… le dolía todo… y cuando pensaba que todo había terminado… el chico empezó a trazar una espiral con el dedo… muy despacio… quemando todo a su paso… y moviendo ese calor abrasador por donde lo trazaba.

El bicho gritó de nuevo… estaba hiperventilando… su corazón latía rapidísimo… su sangre estaba hirviendo… de esa no salía vivo… “Sasuke…” no… tenía que vivir… para advertirle… verle una vez más y acabar con su vida luego… asegurarse de que ese espíritu no volvía a la vida nunca… protegerle… “Sasuke…” repetir su nombre era lo único que le mantenía consciente… tanto dolor… tanto sufrimiento… no lo soportaría mucho más tiempo. Entonces… el dedo se detuvo y suspiró de alivio… aunque aún no lo separaba de su piel.

-          ¡¿qué ocurre ahora?! ¡termina!-resonó la voz de su captor en sus oídos… ya no lo veía, su mirada estaba borrosa… solo veía colores… tenía que recaer en sus oídos, aunque también escuchaban con eco… se estaba yendo…

-          Mi Señor… algo va mal. El Espíritu… se ha aferrado a él…

-          ¡pues sella también esa parte de él!

-          Pero… mi Señor… eso podría matarle… son… sus recuerdos…

¿Sus recuerdos? Maldito espíritu rastrero… ¿se había vinculado a sus preciados recuerdos? Las imágenes del pequeño Sasuke volvieron a desfilar por su mente… Sasuke… si se olvidaba de él… podrían sellar al demonio… y aún cabía la posibilidad de que se vieran en el futuro… “Sasuke…” un dolor enorme se adueñó de su corazón… y los ojos se le llenaron de lágrimas… si se olvidaba de él… estaría a salvo. Crecería pensando que habría muerto y se olvidaría de él… era… la única manera… tenía que… sacrificar sus recuerdos para poder salvarle… por mucho que le doliera… era… su deber… se lo debía… era… su razón para vivir…

Tragó saliva y clavó una mirada llena de decisión y dolor al chico del libro… que le vio y se quedó de piedra. “¿quieres… hacerlo?” murmuró el chico, en una voz que sólo llegó a los agudizados oídos del Kitsune… y éste asintió y cerró los ojos con fuerza para no llorar… “Sasuke…” su pequeño azabache… todo fuera por que viviera en paz… todo fuera por él… sería la última vez que le recordara… “Sasuke… Sasuke… Sasu… ke…”

-          Señor… lo haré.

-          ¡Pues venga! ¡que se nos muere, idiota!

El dolor aumentó. El chico le miró y comenzó de nuevo a pronunciar palabras raras… se sintió desfallecer… “Sasuke…” las lágrimas rodaron por sus mejillas empapando su pelaje… no volvería a verle… dolía tanto… dolía más que toda esa tortura que estaba viviendo… “Sasuke…” le empezó a doler la cabeza… chilló… sus ojos se emborronaron… y el dolor cesó. Su cuerpo se tensó… todo se volvió negro… y cayó inconsciente. Sin embargo… su cerebro registró la conversación que tuvo lugar en ese tiempo que no sentía nada… aunque no se enterara de lo que ocurría… ahora su mente era una hoja en blanco… y aceptó esa información como nueva.

-          Señor… ya está… aunque… creo que deberíamos realizar un conjuro más.

-          ¿Otro? ¿para qué?

-          El zorro… las colas que le quedan tardarán años en salirle. No podemos mantenerle cautivo.

-          Te sigo… continúa…

-          Sería buena idea que lo soltáramos y le dotemos con un conjuro de protección… vinculado al sello. Será como otro sello más… que no se ve.

-          Está bien… haz lo que creas apropiado y suéltalo en lo más profundo del Bosque… ya se las apañará solo a partir de ahí…

-          Sí… Señor… como deseéis…-dijo el chico… y cuando se marchó su amo, miró al zorro y se dirigió a él.- escucha… yo no quiero que tú mueras. Me interesas muchísimo. Así que… voy a darte una especia de “bendición”. Es un conjuro de magia blanca que dormirá dentro de ti y sólo se activará cuando estés muy débil. Te dolerá bastante… es lo malo… pero así me aseguraré de que si te encuentran tirado en el suelo… no te maten y sigas con vida.

Entonces… un calorcillo agradable le entró en el cuerpo trazando la misma espiral que el sello que se había grabado en su piel… y ya no sintió nada más. Al rato… se despertó en…

Se despertó de repente en la cama de Sasuke, tirado cuan largo era, empapado en sudor frío… estaba hiperventilando. Sus pupilas estaban contraídas… y buscaron a su alrededor… no era posible… ¿dónde estaba? “Sasuke… Sasuke… Sasuke…” pero el azabache… no estaba con él. Sin embargo… tenía un trapo con agua fría en la frente. Le había estado cuidando para bajarle la fiebre… Naruto suspiró  y se relajó… cerrando los ojos. Aguzó el oído… sí… estaba en la cocina, cambiando el agua… que imaginaba sería del paño… subiría enseguida…

Itachi, por su parte, corría sin descanso a través de la aldea… siguiendo las instrucciones que uno de sus cuervos blancos le mandaba mentalmente. Tenía que encontrar a la Hechicera… pero no llegaba nunca. Los ojos le empezaron a doler… llevaba ya hora y media por lo menos corriendo y deteniéndose cada poco para consultar al cuervo, que le esperaba posado en un árbol, frente a la casa donde se encontraba la mujer… pero no llegaba... ¿sería posible que el cuervo se estuviera burlando de él? Se detuvo en una esquina y se apoyó contra la pared… concentrándose.

-          “hey… Tsukiyomi… ¿puede saberse hacia dónde me llevas?”-pensó, dirigiéndose al pájaro blanco que le respondió e inmediato con una voz cantarina…

-          “hacia unas cuadras de posta. Vas a tener que coger un caballo fuerte y rápido para llegar hasta aquí.”

-          “¿cuadras de posta? ¿para qué? ¿y para qué dar tantos rodeos?”

-          “ju, ju, ju… Itachi… te estoy desviando para que no te encuentres con nadie que pueda distraerte y retenerte… y el caballo… es para venir a la aldea de la apuestas… al otro lado de la loma del castillo, cruzando…”

-          “sí, sí… ya sé dónde es… ¿no me digas que se ha ido hasta allí?”

-          “bingo…”

-          “si está lejísimo… bueno… ¿y tú cómo has llegado hasta allí? Los Tsukiyomi sois los cuervos más lentos de Mangekyou… un Amaterasu hubiera llegado antes…”

-          “Idiota… ¿con quién te crees que estás hablando? Ni se te ocurra faltarme el respeto o te reviento la cabeza a pinchazos, sabes que soy capaz. No debería revelar mis habilidades a alguien como tú… pero lo haré, por mi bien futuro… entre todos los Tsukiyomi… escaneamos todas las mentes de los aldeanos en busca de información relevante de la hechicera. Averiguamos que se encontraba aquí… y como yo estaba más cerca volé tan rápido como pude… no sin antes avisarte de que la teníamos localizada… ¿ya estás satisfecho?”

-          “…”

-          “pues venga… cógete el caballo marrón de crines negras… el que tiene una mancha blanca en los cuartos traseros… que es el más veloz… y ven para acá siguiendo mis instrucciones y… a ser posible… sin cuestionarlas…”

Itachi recibió la imagen del caballo en su mente… y el principio del camino, y salió corriendo hacia la casa de postas a cogerle, sobándose los ojos. Le escocían. No se imaginaba que tendría que estar vinculado con Mangekyou durante tanto tiempo… aunque dentro de lo malo… los Tsukiyomi eran menos dañinos. Pensando esto, llegó a las cuadras, cogió el caballo, pagó al propietario… y salió a galope tendido en busca de la Hechicera…

Por otro lado… Sasuke subía a toda velocidad y al borde de un ataque de nervios las escaleras hacia su habitación. Itachi estaba tardando más de lo previsto… no podía ser tan difícil encontrar a una mujer en una aldea tan pequeña… ni registrando casa por casa se tardaba tanto. Entonces cayó en la cuenta: ¿y si no se encontraba en la aldea? “mierda… capaz que ha salido a buscarla fuera… cuando vuelca estará exhausto. Lo que me faltaba… si no suele ser pesado cuando está sano… cegato me va a matar… un momento. Naruto. ¡No le oigo! ¡Si hace un segundo se le escuchaban los gritos desde abajo!” pensó el azabache… acelerando el ritmo y abriendo la puerta de un golpe.

-          ¡Kitsune!-gritó nada más entrar. Miró a la cama… y vio al chico rubio desperezarse, girar la cabeza hacia él y mirarle con curiosidad.

-          Sasu… ke… ¿qué te pasa?-le dijo el muchacho, con unos ojos azules enormes clavándose en los suyos.

-          Naruto… estás bien…

-          Sí… solamente… he recordado algo.

El azabache se acercó a él despacio y se sentó en la cama a su lado. Le miró… y como impulsado por una extraña fuerza le envolvió con sus brazos y le atrajo hacia sí… abrazándole tan fuerte como pudo. El rubio se ruborizó… pero no se apartó de él. Todo lo contrario, se abrazó a él aún más fuerte. Le necesitaba… ese calor que desprendía el cuerpo de Sasuke… hacía que su respiración acelerara y que su corazón brincara de alegría… le gustaba sentir ese calor.

De repente, Sasuke se apartó de él y le agarró el rostro con ambas manos, mirándole fijamente a los ojos, serio… muy serio. A Naruto se le encogió el corazón… no podía dejar de mirarle… estaba como hipnotizado…

-          ¿sabes… el susto que me has dado?-le dijo el pelinegro, sin soltarle.

-          Yo…-Naruto no sabía qué responderle… el eco de sus nuevos recuerdos aún retumbaba en su cabeza y no podía pensar con claridad… además… con Sasuke tan cerca…- yo… lo siento…

-          ¿Eh?- a Sasuke se le encogió el corazón y le soltó, dándole la espalda.- no hace falta que te disculpes… no te lo decía por eso… tú no tienes la culpa de nada…

Naruto le miró y se sintió extraño. Se incorporó y le abrazó por la espalda… no entendía por qué… pero sabía que eso le haría sentir mejor. El azabache se tensó. Tenía… un mal presentimiento. Se levantó de golpe y el rubio cayó en la cama hacia atrás, sorprendido.

-          ¿nya? ¿pero qué te pasa…?

-          Itachi. Algo va mal.

-          ¿tu hermano, nya? ¿no había ido a comprar verduras?

-          Tonto… llevas dos horas con fiebre y convulsiones. En cuanto llegó a casa le mandé a buscar a le Hechicera del pueblo para que la trajera y te mirara… a ver si sabía algo sobre ese sello tuyo.-a Naruto se le abrieron los ojos como platos. El sello. No debían averiguar nada aún sobre él.

-          ¡¿nani?! ¡no debe verlo!

-          ¿cómo? ¿por qué?

-          Ya lo he recordado… pero ahora no hay tiempo, nya… la Hechicera no debe verlo todavía…-Naruto le miraba con ansiedad en los ojos. Sin duda… era serio.

-          Está bien… pero aún así… hay algo que va mal… ¿recuerdas que cuando te traje… estaba vinculado a un caballo?

-          ¿Sharingan?

-          Exacto. Bien, pues mi hermano… también se puede vincular con un… “ser” especial… por llamarlo de algún modo. El problema es que le agota físicamente y acaba quedándose sin ver. Pero si lo fuerza demasiado… podría desmayarse en cualquier lugar… o morir. Y al ser hermanos… tenemos un lazo que nos une. Desde la muerte de nuestros padres siempre hemos sabido cuándo uno está en peligro… y yo presiento que algo va mal…

-          ¿y qué vas a hacer…?

-          ¿tú qué tal estás?

-          ¿yo?

-          Sí, tú.

-          Bien. Desde que he despertado estoy mucho mejor.

-          Perfecto. Porque me voy a buscar a mi hermano… y tú te vas a quedar aquí.

-          ¡¿cómo?! ¡de eso nada-ttebayó! ¡te acompaño!

-          ¡¿pero qué estás diciendo, baka?! ¡aún estás muy débil, una galopada así podría matarte!

Entonces, Naruto le miró directamente a los ojos, con decisión. se le había ocurrido una idea… y pensaba llevarla a cabo. No sería fácil… además del riesgo que suponía tanto para Sasuke como para él… pero si era para salvar al hermano de su azabache… su tan querido azabache… que tanto tiempo había pasado sin recordar… se arriesgaría. Sasuke tragó saliva. Ese Naruto… ese Kitsune… le recordaba a cuando de pequeño se le ocurría hacer una locura. Le aguantó la mirada… hasta que el rubio abrió la boca y dijo:

-          ¿y quién ha dicho… que vaya a ir montando a caballo contigo?

 

Continuará, nyaaa! =^0^=

 

Notas finales:

¿qué tal...? (esperando críticas con las orejas planas) ¿quedó bien...? Espero que no haya muchos errores, onegai, decidme si habéis encontrado alguno, que lo corrijo al instante.

¿qué de información, eh? cuervos diferentes... Itachi medio cegato... PEDAZO de flashback que ha tenido el Kitsune... que por cierto... ¿qué pretende hacer?

ya habla. a una velocidad... ese sueño le ha puesto las pilas, nya!

bueno... espero que haya sido de vuestro agrado... nos vemos en el capítulo 7! ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).