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-{Legacy}- por Reiko-chan

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Notas del capitulo:

¡waaaaaaaah! lo siento, lo siento, lo siento, lo sientooooooo!!! ya sé que llevo ni se sabe el tiempo sin actualizar, pero os juro que no he podido hacerlo antes! entre examen arriba, examen abajo, jaleos familiares varios y los otros dos fics que tengo abiertos no he podido, gomeeeeen! no me mateis... T.T

al menos... más vale tarde que nunca, no...? ^^U aquí os traigo la continuación de Legacy!! wiiiiii! X3 Hagamos memoria! Estábamos con que Sasuke se había metido en el bosque en busca de Itachi... y con que Sharingan había salido corriendo disparado detrás al rato, seguido de Kitsune, temiendo que Sasuke estuviera en peligro.

¿Qué le habrá pasado? ¿Estará bien? ¿E Itachi? Leed y descubridlo! a disfrutar!! ^^

 

Capítulo 8: Strength.

 

-          ¡¡¡NYAAAAAAAA…!!!

Rugió el Kitsune tan alto como pudo en lo que se metía en la espesura del bosque siguiendo a Sharingan, que relinchaba sin cesar. Sasuke estaba en peligro… ese ser maligno estaba allí, y fijo que quería algo de él, ya que si no, no se hubiera presentado. Y cada vez que deseaba algo… ocurrían desgracias. “Esta vez no…” pensaba el zorro, acumulando energías de nuevo. Estaba seguro de que iba a necesitarlas todas.

Los cascos de Sharingan cada vez se oían menos. O se alejaba de él… o simplemente había tanta hierba que no hacían ni ruido. ¿Dónde demonios se habían metido, acaso no había un lugar más accesible para perderse? Entonces… a lo lejos, delante de él… vio un foco de luz y la figura de Sharingan negra. Un claro.

Cuando llegaron, ambos animales frenaron en seco. No había… ¿nadie? Bueno, sí, alguien había. Estaba Itachi, inconsciente y boca abajo, tirado el fondo del claro, donde la luz de la luna le daba de pleno. Y nadie más. Se quedaron callados… nada, ni un solo ruido. El caballo fue a adentrarse un poco, pero el Kitsune le detuvo rodeándolo con una de sus colas. Eso olía a trampa… por todas partes. Sharingan se concentró e intentó contactar con Sasuke… pero nada, no era capaz de localizar el vínculo que los unía. ¿Se habría partido?

Los dos bichos se miraron y asintieron, separándose para rodear el claro, uno por la derecha y otro por la izquierda, con el fin de llegar hasta Itachi y ver si se encontraba bien. Lo más probable es que el propio muchacho fuera el cebo… pero no podían dejarlo ahí sin más. Si Sasuke había llegado hasta él… quizás hubiera alguna pista cerca suyo de por dónde podría haber tirado.

Con muchísimo cuidado… caminaron por la linde del bosque, apenas pisando el interior del claro. Si habían puesto algún conjuro en el suelo saltaría a la mínima que lo pisaran, así que había que ser cuidadoso. Igualmente, intentaron controlar su respiración para que no hiciera ruido. Así, poco a poco, fueron acercándose. Ya habían recorrido la mitad del trayecto y se detuvieron, mirándose. Había algo extraño en el aire…

Entonces, el zorro abrió los ojos como platos y saltó hacia Sharingan, cruzando el claro sin pisarlo y dándole de lleno, echándolo hacia el bosque, esquivando por milímetros un conjuro de captura como los que le habían hecho a él de la red. “¡Mierda!” pensó el Kitsune, levantándose inmediatamente mientras el caballo luchaba por hacer lo mismo. Relinchando y con los ojos desorbitados, se descontroló y empezó a dar coces y brincos, metiéndose en el claro.

-          “Redes no… ¡Redes!”

Y en uno de eso saltos desbocados, sus patas traseras golpearon algo. O más bien, a alguien. Se escuchó un sonoro quejido y el sonido de un hueso al partirse. Naruto desvió la vista del caballo y la dirigió a su origen. Donde no había antes nada… ahora había un hombre arrodillado en el suelo, quejándose de dolor en lo que se acariciaba el brazo que Sharingan le había roto de una coz. A sus pies… un libro de conjuros. “Eso es… ¡el conjuro les cubría a ellos! ¡Estaban ocultos en el centro a sabiendas de que bordearíamos el claro!”

Y con esas, el zorro extendió las cinco colas cuan largas eran, saltó y giró como una peonza… golpeando varios obstáculos invisibles en el claro que debían haberse ido moviendo conforme se les acercaba Sharingan, que seguía sin poder controlar su miedo. Bingo… había golpeado de lleno a tres hechiceros más. Fue entonces cuando miró alrededor y se fijó en que había algunas figuras que no se veían bien del todo pero que estaban ahí… parpadeando. Había otros dos hechiceros… y un chico con el pelo clarísimo recogido en una coleta… con gafas… concentrado en el centro, sentado en el suelo con las piernas cruzadas. Era…

-          “¡Aparta!”-escuchó a Sharingan gritar, lanzándose a galope con la cabeza gacha hacia el chico, dispuesto a embestirle.

-          ¡¡Nyaaaaa!!-gritó el zorro, negando con la cabeza.

Pero fue demasiado tarde. Una bola de energía oscura apareció encima del chico y salió volando hacia Sharingan, que no pudo esquivarlo y lo encajó en el pecho. Kitsune chilló. El caballo se elevó sobre sus patas traseras, relinchando de dolor, envuelto en rayos de color morado mientras sus crines se volvían grises, casi negras. Él entero se había oscurecido a causa de la oscuridad que le había dado de lleno. Pataleó en el aire, con los ojos desorbitados y las pupilas contraídas en dolor… Retrocedió, sin dejar de gemir… y cayó al suelo de espaldas, donde se quedó tumbado, respirando con dificultad, temblando y coceando al aire.

El zorro se acercó a él corriendo y acercó su hocico a su morro, oliéndole y dándole ligeros golpecitos, con las orejas inclinadas hacia atrás por la preocupación. Sharingan le miró, roncando de lo que le costaba respirar. Hizo por levantarse, pero no pudo. Y entonces, en la mente de Naruto resonó su voz:

-          “Sasuke… está más adelante… por el camino… detrás de Itachi… sálvale… tú.”

-          “¡Pero...!”

-          “¡Estaré bien! No he encajado ese conjuro por gusto, ¿sabes?... Idiota… Los hechiceros… poderosos… se entregan por completo… a su magia. Sus pensamientos… también.”

-          “Los has leído en el conjuro…”

-          “Eso ahora da igual… ¡¡vete!!”

Y con ese último pensamiento, relinchó y el Kitsune salió corriendo en la dirección en la que le había indicado el caballo. El muchacho del centro se giró, creando otra bola de energía apuntando a Naruto, pero un pensamiento inundó su mente en ese momento, a la vez que un relincho cargado de ira y cansancio resonaba en el claro. Volvió a girarse y sus ojos se desorbitaron tras sus gafas redondas. Sharingan había conseguido levantarse. Sus patas temblaban, separadas, su cabeza estaba gacha y roncaba al respirar. Pero su mirada estaba cargada de odio… y sus colores brillaban de nuevo. Estaba rodeado de energía azul.

-          “Tu rival… soy yo…”

Mientras tanto, Kitsune corría tan rápido como podía. Estaba agotado… se le estaban yendo las fuerzas… esa energía que le había llevado hasta ese nivel estaba desapareciendo. Pero no podía detenerse. No podía permitirse volver ahora a su forma humana… o Sasuke estaría perdido. Sharingan se había quedado atrás luchando y no sabía siquiera si iba a vencer o no. Él no podía quedarse atrás. “Sharingan… ¡no te me mueras! ¡Y menos ahora que sé quién eres!” pensaba, siguiendo el rastro cada vez más fuerte del azabache.

De repente… un gemido de dolor resonó en la oscuridad de la noche. Se quedó helado, quieto en el sitio, petrificado. Los pájaros salieron volando entre los árboles del susto y volvieron a refugiarse. No. No era posible. Pero volvió a sonar. Un grito desgarrado de dolor sin igual que rompía el alma y taladraba los tímpanos con sólo escucharlo. Y lo peor… era que reconocía al dueño de esa voz.

-          ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAARRRRRRRGGGGG!!!!!

“Sasuke…”

-          ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRGGGGG!!!!!

“Ya basta… ya basta… ¡DÉJALE EN PAAAAAAZ!”

Y con esas, Naruto salió corriendo hacia el origen de los gritos, enfurecido. Ese tipo… se había atrevido a tocar a Sasuke… SU Sasuke… y se iba a arrepentir. El pelo se le erizó, aplanó las orejas había atrás, enseñó los dientes… y sus ojos se volvieron de un rojo intenso. Con cada grito de dolor del azabache se le encogía el corazón y crecía su ira. Estaba furioso. Sus patas golpeaban el suelo con fuerza, levantando el terreno conforme sacaba más y más las garras. Con cada galope, gruñía. No esquivaba ningún obstáculo, simplemente se lo llevaba por delante de un zarpazo o con las colas, moviéndolas en espirales a su alrededor… nada ni nadie iba a detenerle esa vez.

Entonces… se salió del bosque. Se paró en seco justo en el momento que sus zarpas rozaron el agua. Un río. El mismo río que antes cruzaron por el puente… sí que hacía eses, sí.  Gruñó por lo bajo. Levantó la vista… y sus pupilas se contrajeron. Al otro lado del río había una serpiente gigante de color morado con rayas negras y cuernos en la cabeza, enrollada, de espaldas a él. La serpiente se giró… y le clavó una mirada de odio contenido que le habría fulminado de ser posible. Kitsune olfateó, sosteniéndole la mirada, enseñando los dientes… y sus pupilas se contrajeron al reconocer al propietario de ese olor asqueroso.

En ese momento… la serpiente sonrió mostrándole sus largos colmillos y se irguió, orgullosa, pero sin desenrollarse del todo. Le miró directamente a los ojos… y le transmitió un pensamiento que le heló la sangre, con una voz que reconocía muy bien pero que habría preferido no escuchar.

-          “Cuánto tiempo… Zorro de Nueve Colas… ¿a qué vienen tantas prisas…? ¿Acaso… buscas algo…? ¿Algo como… esto?”

Y en lo que terminaba de hablar elevó la cola, enrollada alrededor de un cuerpo humano. Kitsune aguzó la vista y se quedó petrificado al distinguir una piel nívea y un pelo negro azabache: Sasuke. La serpiente lo agitó delante de sus ojos… no reaccionaba. Estaba como ido… drogado… o agotado. No habría los ojos, pero sí que se quejaba… estaba vivo.

Naruto se enfureció aún más y gruñó por lo bajo, erizando su pelaje. Maldito desalmado… ¿no tenía ya suficiente con la que había liado años antes en la aldea que ahora quería cobrarse una vida más…? O acaso…

-          GRRRR…

-          “¿ah? ¿Entonces, sí? Muy bien… si quieres que te lo devuelva… ven a buscarlo…”

De repente, la serpiente le dio la espalda y se esfumó en la espesura del bosque del otro lado llevándose a Sasuke con ella. EL zorro tembló de ira, mirando el río que los separaba y el margen del bosque alternativamente, histérico. Sus rojas pupilas calculaban la energía que le quedaba en el cuerpo para mantener esa forma. Estaba seguro que le llegaría para cruzar de un salto y alcanzarlo… pero después… “¡Bah! ¡A ello! ¡Ya veré luego cómo me las apaño-ttebayó!”

Y sin pensarlo más, cogió carrerilla, hundió las patas en el terreno y saltó con fuerza, aterrizando al otro lado sintiendo que sus patas se estremecían de dolor. Olfateó el aire, dispuesto a seguir a la gran serpiente, pero entonces notó algo pegajoso sobre sus dedos. Miró abajo y vio que múltiples serpientes negras estaban saliendo de agujeros en el terreno y le estaban trepando, anclándole al suelo e impidiendo que se moviera.

“¡No tengo tiempo para juegos!” pensó, levantando una mano y quitándoselas a zarpazos, partiéndolas en pedazos con sus afiladas garras. Pero cada vez que intentaba dar un paso, salían más del suelo y volvían a subirle por las patas, las colas que tocaran el suelo… así no avanzaría nunca. Y de repente…

-           ¡¡¡¡ YAAAAAAAARRRRRRGGG!!!!

… Sasuke. Otra vez. La ira comenzó a condensarse a su alrededor en forma de energía anaranjada… y rugió, inclinándose hacia atrás. Y sin saber cómo, su pelaje se prendió fuego. Entero. No le dolía, ni le afectaba… pero logró que las serpientes se le desprendieran y no se le acercaran más. No sabía qué le estaba pasando, su cuerpo reaccionaba solo… con el fuego se había hecho más ligero… y su furia pensaba por él. Lo único que quedaba sin arder eran sus zarpas para no prender el suelo.

Como una bola de fuego se introdujo en el bosque, curiosamente sin quemar nada de lo que le tocaba. Parecía… que sólo ardía lo que él quisiera… “Claro… es mi propia energía, nya… a saber cómo salimos de aquí cuando se me acabe.” Pensó. Aunque lo único que sabía en ese momento… era que estaba furioso. Muchísimo. Si pillaba a esa serpiente la destrozaría, acabaría con ella y la despedazaría después, no quedaría nada para los buitres después de lo que le había hecho a Sasuke.

Siguiendo el rastro que había ido dejando la bicha y con el apoyo de su olfato, aceleró todo lo que pudo, saltando de árbol en árbol si era necesario, pasando sobre rocas, o rompiéndolas de un coletazo en llamas. No podía perder más tiempo. Otro grito. Esta vez, mucho más cerca de dónde estaba. Ya faltaba poco…

Y entonces, justo en lo que su corazón se encogía al escuchar otro grito desgarrador de Sasuke, los alcanzó, y casi le da un infarto por lo que vio. Había llegado a otro claro, este muchísimo más extenso… pero no se atrevió a pasar. En el centro, estaba la gran serpiente, de frente a él. Sus ojos estaban en blanco y sonreía, mirando a Sasuke, al cual sujetaba con su cola por la cintura, manteniéndole arrodillado y mirándola fijamente.

Pero… lo terrorífico era que el chico estaba en el interior de una especie de esfera negra semitransparente rodeada de rayos también negros que se movían a su alrededor, destrozando todo cuando tocaban menos a ellos… y uno de esos rayos había penetrado en la esfera y se le estaba clavando a Sasuke en el hombro, cerca del cuello, como metiéndose… fundiéndose son su cuerpo.

El chico gritaba de dolor, se revolvía contra el agarre de la serpiente, pero no podía escapar. Y Naruto… no aguantó más. Con otra explosión de fuego se lanzó hacia adelante, galopando tan rápido como podía, dispuesto a embestir a la serpiente. Su pelo estaba erizado bajo las llamas, rojas ya de la ira que soportaba, tan rojas como sus ojos inyectados en sangre, que centelleaban entre ellas. La serpiente parpadeó al escuchar el sonido de sus zarpas levantando el terreno y de sus gritos de furia y sus ojos volvieron a retomar su color original.

Pero no pudo esquivar. Kitsune había saltado y se le había tirado encima envuelto en un torbellino de fuego que había creado al hacer girar sus colas en espirales… y las llamas le dieron de lleno en el rostro, para luego recibir un golpe fortísimo por parte del zorro, que le dio con la cabeza para apartarla de allí.

El reptil chilló de dolor, soltando a Sasuke y cubriéndose con la cola. Aunque fuera mucho más grande que él… el fuego le había quemado los ojos. Así que huyó hacia el bosque, chillando y dando coletazos al no ver nada de por dónde iba. Sólo quería alejarse de esa fuente de calor infernal.

Naruto rugió y se dispuso a perseguirla, pero un gemido mucho más cercano le llamó la atención, clavándole en el sitio. Sasuke. Se giró a mirarle… y vio que parpadeaba, arrodillado en el suelo como estaba antes. Sus labios se movieron y formaron la palabra “Kitsune” sin emitir ningún sonido… para después cerrarlos y caer de bruces contra el suelo con un golpe seco.

Al zorro se le congeló la sangre. Es verdad… estaba allí por Sasuke… no por una venganza personal. Las llamas desaparecieron poco a poco conforme sus ojos volvían a recuperar ese color azul cielo que les caracterizaba. La ira fue desapareciendo despacio… y sustituyéndose por preocupación según miraba a Sasuke desde dónde estaba. Casi le da algo. Sasuke… no se movía. Tenía la camisa hecha girones… y parecía sangrar por el hombro… o el cuello…

En ese momento, las lágrimas comenzaron a caer por las mejillas del animal y empezó a gemir de pena. Se sentía culpable por lo que le había pasado, si no hubiera echado esa carrera con el caballo habría tenido más fuerzas y le habría alcanzado a tiempo. Había llegado tarde… se había… se había… Fue cuando levantó la vista de nuevo y vio que Sasuke… se movía. Levantó las orejas y fijó la vista en el azabache… sí… movía la mano… movía… la… mano… seguía… ¡vivo!

Ahora tenía llevárselo de allí. Echó a correr hacia él y notó calambres en las patas y por todo el cuerpo… se le estaba agarrotando. No tardaría en volver a convertirse en humano... sólo… tenía que aguantar un poco más. Con dificultad, logró acercarse a él y girarle para dejarlo boca arriba.

-          Nyaaaaa… ny, nya, nya… ñyuuuuu…-gemía el Kitsune dándole con el hocico en la mano para ver si reaccionaba.

-          Ki…tsune…-murmuró el chico, acariciándole con los dedos en la gigantesca nariz, sin siquiera abrir los ojos. Simplemente… no podía.

El Kitsune se apartó y se tumbó a su lado. Le agarró con las colas y le empujó suavemente sobre su lomo, sujetándole con ellas de la cintura y de las piernas, contrayendo el rostro con una mueca de dolor. “Por favor… que funcione…” pensó, resollando. Estaba tan cansado… entonces escuchó los relinchos de Sharingan resonar a lo lejos. Bien lejos. Seguía peleando… no podía rendirse. Por Sharingan… por Sasuke. Y por Itachi, que había arriesgado su vida por él.

Concentrándose todo lo que podía empezó a caminar, temblando y pensando todos sus movimientos. Primero una pata, luego la otra… respirar… bien… así llegaría de vuelta al río. Eso sí que le daría problemas. No podía saltar el río en el estado en el que estaba, si volvía a ser humano en el aire, ambos caerían al agua y estarían perdidos. Por no hablar, que si lo lograba… la leche no sería precisamente pequeña, y Sasuke no estaba para recibir más golpes. Sólo le quedaba una alternativa: Cruzar a nado.

Cuando al fin llegó al río, suspiró. El agua era muy brava… le costaría cruzar. Sólo esperaba que le quedaran energías para ello. Miró la orilla, miró el agua… y poco a poco se fue metiendo en ella, con delicadeza, empapándose despacio conforme su pelaje absorbía el agua. Estaba helada… normal, invierno y de noche… Empezó a tiritar. Acababa de caer en la conclusión de una cosa… si él tenía frío… con la capa de pelo que llevaba encima y esa piel tan gruesa que le protegía… Sasuke… se le congelaría antes de llegar al otro lado. Y ahora… le dolía todo el cuerpo… pero tenía que seguir y lograrlo.

Entonces, cuando el agua ya le llegaba a la barriga, escuchó un sonido entre los arbustos del otro lado y se detuvo, dispuesto a huir cargando con Sasuke en dirección contraria en caso de que fuera un enemigo… pero suspiró de alivio al ver a un Sharingan agotado y empapado en sudor, lleno de arañazos en las patas en los cuartos traseros, con las crines y la cola enredadas y manchadas el sangre.

-          “Ah… ¡le has encontrado! ¡vamos, cruza rápido…! ¡antes de que te quedes sin fuerzas!”

El zorro asintió, tragando saliva. Eso iba a ser una tarea difícil, pero tenía que conseguirlo. Por mucho que sus músculos se resintieran. Agarró bien a Sasuke, cogió aire… y se zambulló en el agua. Abrió los ojos como platos de la impresión y abrió la boca para respirar, sacando la lengua. Empezó a nadar tan rápido como podía, contando los segundos. En dos minutos aproximadamente el cuerpo humano se congela. No podría tardar más. Nadó y nadó… peleando contra la corriente y sujetando bien fuerte a Sasuke con sus colas a su lomo, sin dejar de escuchar las voces de un cada vez más histérico Sharingan en su cabeza.

Y al fin… cuando creía que no lo contaba… su pata tocó tierra firme. El caballo le mordió del flequillo y tiró de él para fuera… y consiguió salir. Se quedó tumbado en el suelo, Sasuke se le resbaló y cayó a su lado delicadamente, al estar aún sujeto por las colas. Entonces, sin previo aviso, Sharingan pronunció unas palabras… y su pelaje se secó de repente en un “puff” de vapor, al igual que las ropas de Sasuke. El zorro le miró, desconcertado. Ahora parecía un pompón con todo el pelo de punta…

-          “No es cuestión que os heléis por el camino, ¿no crees…?”

-          Nya… -respondió el Kitsune, agitándose y rascándose el cuello con la pata trasera.

-          “Vamos. Tenemos que ir a por Itachi y llevarlos a que los vea la Hechicera. Estamos demasiado lejos de casa, es la única opción que tenemos.”

Naruto asintió, cargándose de nuevo al chico a la espalda. Pero, según empezó a caminar, sintió un dolor enorme por todo su cuerpo y un pinchazo en el pecho. Cerró los ojos con fuerza, y cuando los volvió a abrir, volvía a ser del tamaño de Sharingan y tenía cuatro colas en vez de cinco. El caballo le miró con preocupación… pero él negó con la cabeza como para quitarle importancia y siguió caminando, dolorido. Aunque él mismo sabía que su transformación no duraría mucho más… ya se estaba revirtiendo…

Cuando llegaron al claro donde estaba Itachi… estaba todo hecho un cisco. Sangre por todas partes, las ramas de los árboles que lindaban con él, destrozadas… y los cuerpos de los hechiceros que había visto antes, desmembrados. El único que faltaba… era el del que tenía las gafitas puestas.

-          “Sha…Sharingan… ¿Qué ha pasado aquí…?

-          “Lo siento, no puedo contártelo, secreto profesional.”

-          “Vamos, no me seas así, nya…”

-          “Que no te lo digo.”

-          “¡Vale, pues al menos dime que ha sido del tío con gafas que te había dejado medio K.O. cuando yo me fui!”

-          “… Se teletransportó y huyó… después de invocar un montón de serpientes negras.”

-          “Entonces… sigue vivo…”

-          “…Sí.”

Tras la charla, se acercaron a Itachi y vieron cómo se encontraba. Estaba inconsciente. Estaba vivo, pero no reaccionaba a ningún estímulo externo. Sharingan se ofreció a tirarle del pelo para ver si le dolía, pero ni siquiera se quejaba, para disgusto del caballo y desconcierto del zorro, que no sabía del odio que sentía Sharingan por el chico. Entonces, llegó lo que ambos temían. Era hora de cargar con los dos.

-          “Sharingan, te subo a Itachi a la espalda, que yo cargo con Sasuke.”

-          “¡¿Eeeeeeh?! ¡Ni loco cargo yo con ese!”

-          “Escucha, no sé qué tendrás en contra de él, nya, pero yo no tengo fuerzas suficientes para hacerlo, bastante que puedo con Sasuke. No es cuestión de querer… sino de deber. TIENES que hacerlo.”

Después de mucho soltarle charlas de moral al caballo, apelar a sus sentimientos, a los de Sasuke, a los de él, recordarle las normas del deber, lo que es ser una buena persona, o un buen elfo en su caso, o caballo, lo que sea… al final el zorro consiguió convencer a Sharingan de que cargara con Itachi SÓLO hasta la casa de la Hechicera y nada más, que a la vuelta ya le buscarían otro caballo. Supuestamente, el chico habría salido a caballo de la aldea, así que a caballo y por su propio pie volvería.

Al terminar las negociaciones, Sharingan se agachó y se tumbó en el suelo mientras Kitsune alargaba dos colas y le colocaba a Itachi en la silla, inclinado hacia adelante para apoyarse en su cuello. Después, el animal se levantó, resollando, y se quedó de pié con el cuello gacho, temblando. Él también estaba agotado y cargar con un “peso muerto” en esos momentos era demasiado para él. Pero por orgullo propio, lo lograría. Con el hocico, el zorro le colocó los pies a Itachi en los estribos para que no se fuera de lado y le pasó las riendas atándole los brazos para que no se cayera.

Después, Sharingan intentó dar unos pasos… y casi se cae. Pesaba demasiado para el estado en el que estaba. Miró a Naruto, sudando a chorros y respirando fuerte por los hollares, ya no podía ni comunicarse por telepatía con él. Sólo le quedaban los sonidos y la comunicación corporal. El zorro lo entendió y mordió las riendas suavemente para no partirlas con los afilados dientes. Echó a andar y tiró del caballo como buenamente pudo, cargando con Sasuke. Ambos animales estaban agotados… pero así, aunque el zorro hiciera más esfuerzo… al menos avanzaban algo, aunque no sabían cuánto aguantarían así.

Y de repente, un pinchazo en su pata obligó a Kitsune a detenerse, soltando las riendas y abriendo la boca en un quejido de dolor. Miró atrás y vio, enganchada a su pata trasera, una serpiente negra con la cabeza triangular, muy pequeñita, clavándole los colmillos con saña. Una víbora. “Mierrrrrrrrda… estas son venenosas, dattebayóóóóó…” pensó, alargando la pata hacia adelante y quitándosela de un mordisco, lanzándola al suelo. Y por acto reflejo, el caballo se levantó un poco sobre sus patas traseras, juntó ambas manos y cayó cobre la cabeza y la mitad del cuerpo de la víbora, aplastándola y matándola del todo.

-          “Kitsune… esa serpiente…”

-          “Ya lo sé… a mí en veneno no me matará… pero me disminuye las fuerzas. ahora sí que no voy aguantar con esta forma por mucho más tiempo. ¡vamos! ¡tenemos que darnos prisa, nya! Estos dos están peor que nosotros, ¡tienen que curarlos ya! Además… Sasuke… no sé qué le pasa, pero su cuerpo está ardiendo, y le escucho quejarse en sueños.”

-          “Eso que tiene en el cuello…”

-          “¿Qué tiene? Antes no tenía nada, sólo sangraba.”

-          “Es una especie de sello, no lo veo bien con este encima…”

-          “Pues con más razón. Vamos, ánimo, nyaaaaa…”

Y así, el zorro volvió a sujetar a Sharingan de las riendas, bajó la cabeza para tirar mejor, y echó a caminar de vuelta al camino que habían dejado antes. Una vez allí, se orientó y tiró en la dirección en la que iban antes cuando corrían. Estaba casi seguro de que por ahí se llegaría a su aldea. Sólo esperaba que no tuviera muralla, o tendría que revertir la transformación previamente, y si lo hacía por voluntad propia… a saber qué le ocurriría.

Caminando y caminando fue pasando el tiempo… las horas… Sharingan iba con el cuello todo lo bajo que podía considerando que estaba atado a Itachi para sujetarlo, con pasos lentos, pesados, tropezándose y respirando fuerte con la esperanza de que al tomar aire se recuperara un poco y el dolor de sus patas y espalda disminuyeran. Kitsune, por su parte, estaba que no podía con su alma. Sujetaba a Sasuke con una sola cola, arrastrando las otras tres, tirando de Sharingan cada vez más porque el pobre bicho ya no era capaz de andar por su cuenta. Estaba empapado en sudor… respiraba agitadamente, entrecortándose cada vez que un calambrazo le subía desde las zarpas a la columna y desde allí a todo el cuerpo.

Paso a paso… los dos animales fueron avanzando por el camino, sin encontrarse, gracias a Dios, con nadie. Les daba la impresión de que no avanzaban, el paisaje era siempre el mismo, no cambiaba para nada, bosque, bosque, bosque, una piedra para bordear, bosque. La propia monotonía del lugar los estaba instando al sueño, a descansar… de forma que terminaron caminando de forma automática, sin pensar en nada, sólo concentrados en dar un paso y luego otro.

Y al final, cuando el cielo oscuro y negro de la noche comenzaba a aclararse con los primeros rayos de luz… el zorro se derrumbó. El caballo relinchó, agachándose súbitamente por el tirón… el Kitsune se había quedado completamente estirado en el suelo con Sasuke encima. Sharingan fue a morderle la oreja para que reaccionara, pero no le dio tiempo al verse rodeado el animal de una luz anaranjada… y en una explosión luminosa que lo cegó, el zorro desapareció y dejó lugar a un humano Naruto, con los ojos desorbitados, intentando respirar bajo el peso de Sasuke sobre su espalda, y con las riendas del caballo aun en la boca.

-          “Hasta aquí hemos llegado…”-escucho a Sharingan decir, cansado, suspirando.

-          N… no… hay… que… seguir…

-          “¿Y cómo pretendes hacerlo…? Yo… no puedo cargar con los dos…”

-          ¿Quién ha dicho… ah… que… lo harás…?

Y así, escupió las riendas de Sharingan, colocó los brazos de Sasuke sobre sus hombros, pasó los suyos bajo sus piernas, le agarró fuerte… y tambaleándose y quejándose del dolor de sus músculos agarrotados, logró levantarse con Sasuke a su espalda. Después, alargó una mano como pudo, agarró las riendas del animal y volvió a sujetar al azabache como pudo.

Y echó a andar de nuevo, como antes, sólo que más despacio y más cansado que antes. Sharingan no podía creerse lo que estaba viendo. ¿Cómo un chico tan pequeño (en comparación con él, claro está) era capaz de tener una fuerza de voluntad tan sumamente grande? No podía quedarse atrás. Por su orgullo… por ellos.

Al cabo de quince minutos más así, de dolor insufrible, de quejidos, de tropezones, de caídas… Sharingan levantó las orejas y miró al frente, quedándose parado en el sitio con los ojos desorbitados. Naruto tiró, pero no se movía. Entonces, se giró dispuesto a gritarle con las pocas fuerzas que le quedaban, pero no lo hizo al ver su estado. Estaba… ¿animado?

Volvió a girarse y centró la vista en el camino. Juraría haber visto… ¿luces? Luces… ¡Luces! ¡El pueblo! ¡Estaba justo ahí, a dos pasos! Con la esperanza brillando en sus ojos, siguieron andando, algo más rápido esta vez, ignorando los quejidos de su cuerpo. Ya estaban llegando, estaban justo al lado…llegarían antes de que amaneciera del todo, eso estaba seguro, y les venía de perlas, ya que les verían menos personas.

Según fueron acercándose y el cielo se iba aclarando, vieron aparecer ante sus ojos los altos postes de una muralla protectora. Naruto suspiró de fastidio… aunque aun recordaba la jugarreta de Sasuke cuando le coló en su villa… con un poquito de suerte funcionaba de nuevo allí.

Al alcanzar el punto en el que los guardas, que estarían en las torres escondidos, podrían verles, le susurró al caballo que se hiciera aún más cansado, para fingir agotamiento extremo. A él, por su parte, ya no le hacía falta, no podía con su alma. Por el camino se le habían ido rasgando las ropas con las zarzas, tenía heridas… una mordedura de serpiente en la pierna que sangraba a base de bien, estaba lleno de polvo, sudor… y bueno, Sasuke e Itachi… estaban los dos K.O.

Antes de llegar, dos guardas ya habían bajado y les esperaban fuera con cara de susto.

-          ¿E-Estás bien? ¡¿Qué os ha pasado?!-le preguntaron a Naruto cuando les alcanzó y se paró delante de ellos, luchando por respirar. A Sharingan le temblaban las patas y roncaba.

-          Nos… asal…taron. La… La Hechicera… tengo que… tengo que verla… por favor… necesitan… ayuda…

-          ¡Por supuesto, está aquí, llegó ayer! Desgraciadamente no podemos acompañarte, justo ahora se hace el cambio de turno. Sigue recto, y en la segunda calle a la derecha, justo en la esquina, está la casa que solemos prestarle.

-          Gra…cias…-murmuró el chico, sonriendo para sí cuando los guardas se giraron a abrirles las puertas y les hicieron gesto de pasar.

Las calles aun estaban vacías. Con suerte, el bullicio empezaría en una hora o dos, suficiente para que nadie se enterara de que estaban allí. Siguiendo las indicaciones de los guardas, tomaron la segunda calle a la derecha y vieron en la esquina, sobre una puerta, un cartel colgando con unos frascos dibujados, como si fueran pociones, y un par de hierbas. Fijo. Era ahí.

Naruto soltó las riendas del caballo y levantó la mano, llamando a la puerta con el puño tres veces. Se escucharon los gruñidos de una mujer por dentro, y vieron las luces encenderse. A los cinco minutos, la mujer se hacía de rogar… se abrió la puerta, y delante de ellos apareció una chica alta, con el pelo rubio o castaño muy claro, recogido en dos coletas que le caían sobre los hombros, ojos marrones, grandes pechos y aparentaba ser muy joven. Tenía en la frente una gemita pequeñita que centelleaba a la luz del amanecer. Vestida con unos pantalones azul marino que le llegaban a las rodillas, sueltos, y una camisa clara atada con un cinturón también azul a la altura de la abdomen, les miró primero con mala leche y sueño, y después con sorpresa y preocupación.

-          ¿qué… os ha…?-murmuró, llevándose la mano a la boca.

-          Ayúda… los…

Y según dijo esto, Naruto se desmayó, cayendo completamente inconsciente a los pies de la Hechicera, con Sasuke encima… y un dolor insoportable en el pecho.

 

Continuará! X3 

 

Notas finales:

(mordiéndose las uñas de los nervios) esto... me vais a matar por dejarlo ahí, verdad? si es que yo misma me lo busco... ^^U bueno, os ha gustado? después de tanto tiempo, me ha costado mucho escribir este capi, espero que saliera bien, vosotros diréis.

ayyyyy!! Menudo par de luchadores que hay en la familia! (me refiero a los animales, por si había alguna duda.) pobrecitos, a ver cómo se las apaña nuestra querida Hechicera para salvarlos a todos, caballo incluido. ^^U

en fin... lo veréis en el próximo capítulo, y os prometo que no tardaré tanto en publicar. tardaré... pero no tanto. ^^U

ah! otra cosa. no sé si me quedaba algún rev por responder, si es así, lo siento mucho, los he leído todos, pero hay veces que no me da tiempo a responder en el momento, lo dejo y se me olvida, perdonadme! ^^U

asi que... para redimir mi culpa... voy a dejaros un par de dibujicos que me hizo me queridísima neko-chan, sin su empeño no habría terminado el capi tan rápido. (me puse hace nada a escribirlo...) Espero que os gusten!

Encuentro: http://i832.photobucket.com/albums/zz246/reikocreations/drawings/09072010564.jpg

Diversión: http://i832.photobucket.com/albums/zz246/reikocreations/drawings/09072010562.jpg

nos vemos en próximo capítulo, nyaaaaaaa!!! =^w^=

 

 


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