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Destino por maiikaulitz

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Notas del capitulo:

Al fin la contiiii

dejen reviews para ver que les parecioooo n.n

a leer!

Capítulo 2: Así es como todo comenzó.

 

Abrió la puerta blanca que tenía colgada el número 65 y se adentró silenciosamente en la habitación. Una camilla blanca con sabanas color crema en el centro del lugar. Junto a la ventana un mueble con cajones y otra puerta a la derecha que al parecer conducía al baño. Todo era demasiado blanco para su gusto. Caminó hasta la camilla y se sentó en una silla de madera junto a esta. Miró al niño. Estaba dormido. Sus facciones angelicales lo hacían parecer vulnerable. Una de sus delgadas y largas piernas totalmente enyesada e hinchada. Su piel era exquisitamente blanca. Sus mejillas un poco sonrosadas, al parecer por el calor. Algunas perladas gotas de sudor en su frente evidenciaban la fiebre. Su cabello perfectamente lacio cayendo hasta la altura de sus orejas de un perfecto color azul grisáceo. Las espesas pestañas negras del menor, con restos de lo que definía como lágrimas.

 

Y ahí estaba otra vez, ese sentimiento de culpa. Había atropellado a ese pequeño niño, solo por no cumplir la velocidad máxima. Además acababa de comprar su nuevo BMW y ese había sido su primer viaje, acababa de estrenarlo, y por un descuido ahora tenía casi toda la trompa echa pedazos. Además del sufrimiento que había pasado su pobre víctima.

 

Miró su piel lechosa nuevamente. Quería comprobar si era tan suave como parecía. Acarició la parte superior de su pierna sana, subiendo por el camisón blanco, incluso rozando uno de los suaves glúteos. Pero si era incluso más suave de lo que parecía.

 

En esos momentos, sin que el mayor se diera cuenta, los hermosos obres azules se abrieron, cuando el joven se despertó. Miró a su lado. Un hombre sentado en una silla, de alrededor de 35 años con cara de satisfacción y una de sus manos acariciando y pellizcando su pequeño trasero. Carraspeó molesto para que el apuesto hombre le prestara atención. El mayor inmediatamente dejo de tocarlo y lo miró más seriamente a los ojos.

 

-Lo siento si te incomodé, el doctor me dijo que te despertara y bueno…yo..ee-El hombre fue interrumpido por la risita burlona del adolescente.

 

-Hola soy Ciel.-Saludó cordialmente el hospitalizado mientras miraba los ojos curiosamente rojos del demonio.

 

-Hola soy Sebastian…-Tomó la pequeña mano que le ofrecía y la estrechó suavemente, para no causarle dolor.

 

-Por cierto, ¿Dijiste doctor?-Preguntó confuso el de ojos azules mientras se incorporaba un poco en la cama, notando el estado deplorable de su pierna. Rápido como un rallo todos los recuerdos del accidente le volvieron a la mente. (Creo que hice una rimaJ)

 

-Si, estas en el hospital por el accidente…-Ciel lo miró sonriente.

 

-Y tu me ayudaste, ya me acuerdo…Por cierto gracias-Se acercó un poco al oído de Sebastian-Por haberme ayudado no le diré a nadie donde estabas tocando…-Sebastian lo miró de reojo. Ese chico era la cosa más sexi que había visto jamás. Incluso más que el mismo.

 

-Si bueno, yo te ayude, pero también fui quien te atropelló-Admitió ya más serio el adulto. No había caso, ya con esa realidad lo había perdido. Una verdadera lástima, porque era un chico hermoso.

 El niño se quedó sin palabras. Esa persona tan agradable que acababa de conocer lo había atropellado. Es que acaso no podía tener suerte nunca.

 Aunque ciertamente, analizando más a fondo la situación, al menos la mitad de la culpa era suya. El era quien había cruzado la calle corriendo, sin mirar si venía alguien, y lo peor, cuando el semáforo estaba en verde. Esas eran ciertamente causas graves. Además, Sebastian lo había llevado a uno de los mejores hospitales de la ciudad, con la mejor de las voluntades, y eso ciertamente era suficiente razón para perdonarlo.

 

Lo que importaba ahora, es que todos estaban a salvo, salvo por su pierna rota, pero eso se sanaría con el tiempo.

 

Sebastian debe estar pasando por un momento horrible, no voy a reclamarle nada.

 

Reflexionó lo que había pasado para saber como reaccionar.

 

Miró de soslayo a su acompañante y le regaló una sonrisa alentadora.

En ese mismo instante la puerta se abrió rotundamente. Era su padre. Y lo más impactante, era su padre, llorando. Nunca, absolutamente nunca desde que era pequeño lo había visto llorar. Una pequeña punzada en su corazón. Eso por un lado lo hacía sentir mal, pero también feliz, porque estaba preocupado por el. Y eso lo hacía sentir importante.

 El hombre de cabellos grisáceos se acercó a la camilla y lo miró con ternura como si estuviera viendo un bebe de apenas 3 meses. Y es que para Vincent Phantomhive, Ciel Phantomhive era su pequeño bebe. Sebastian se apartó un poco de la camilla para darles privacidad. El de ojos azules le acarició el cabello a su hijo y susurró algo apenas audible.

 

Gracias a Dios que estas bien…

 

Le depositó un beso en la frente. El niño abrió la boca para decir algo, pero el hombre lo calló.-Descansa-El niño cerró los ojos para hacer lo que le dijo su padre, que necesitaba con ansias. El hombre se retiró un poco de la camilla, para hablar con el otro adulto y el doctor en privado.

 

-Bueno señor Phantomhive…-Habló el médico, que estaba atendiendo a Ciel.

 

-Si…-Respondió algo asustado, para escuchar el diagnostico del experto.

 

-Su hijo hoy por la tarde padeció un accidente automovilístico, provocando la fractura expuesta de Tibia y Peroné, simultáneamente. Como consecuencia de que ambos huesos se movieron de sus lugares respectivos, tuvimos que operar de urgencia, para evitar problemas menores.-

 

Le costó un poco procesar toda esa información. Y aunque no había entendido en su totalidad el diagnóstico, ciertamente, era algo grave, y estaba preocupado.

 

-¿Pero ahora se encuentra bien?-No pudo evitar preguntar, para cerciorarse de la salud de su hijo. Sebastian también miró al médico esperando la respuesta.

 

-Ahora esta bien, pero lo dejaremos unos días más para observar el progreso-El joven padre asintió.

 

-Bueno, ahora con su permiso, me retiro.-El doctor se fue dejando a los dos adultos solos. El empresario miró al de ojos azules.

 

-Señor Phantomhive…-Empezó a hablar nervioso. El hombre asintió para que continuara.

 

-Yo… Le debo una disculpa, ya que yo fui quien atropelló a su hijo-El del lunar bajo el ojo, miró hacia un lado con cara de tristeza.

 

-Pero quiero que sepa que lo siento mucho, fue un accidente.-El hombre se dirigió al de ojos carmín y lo miró a los ojos.

 

-En realidad, no estoy enojado con usted, lo que importa ahora es que mi hijo esta bien.-Continuó.-Además se que también es una situación horrible para usted.-

-Muchísimas gracias por la comprensión, de echo para compensar mi error, estoy dispuesto a pagar los gastos que sean necesarios en la hospitalización.-El padre asintió, era lo único que podía hacer, los costos de las tarifas eran bastante elevados. Y por suerte Sebastian era una buena persona.

Notas finales:

Reviewsss!


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