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La pintora ciega por AnSaGuCa

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Notas del fanfic:

Hice esta historia como un trasfondo para un juego de rol de vampiro; me gusto como quedo y la comparto con ustedes. Espero que sea de su agrado.

Notas del capitulo:

Esta historia esta planeada para ser de 3 capitulos. Espero poder terminar de subirlo todo lo más pronto posible.

Ligero lemon... en realidad yo no concidero esto como lemon pero algunos si, asi que lo advierto.

 

Aarón y Karla se casaron jóvenes, ambos tenían poco más de 20 años cuando decidieron hacer su vida juntos, sin embargo la vida era dulce con ellos. Él era dueño de una famosa joyería que se especializaba en la plata. Ella había estudiado gastronomía, pero su sueño era dedicarse a su casa y cuidar de sus hijos, los cuales no tardarían en llegar.

Rachel nació un año después. No tuvo problemas, todo fue bastante rápido. Una hermosa niña, fuerte y saludable. Excepto por un inconveniente, Rachel era ciega.

Ellos querían mucho a su hija, por lo que decidieron dedicarse totalmente a ella y no tener más hijos, de esa forma toda la atención la tendría Rachel.

Tiempo después, cuando Rachel aprendió a caminar Karla observo que a pesar de que su hija era ciega parecía no tener problemas en seguirle atreves de toda la casa sin ningún problema y se pregunto si la niña realmente no podía ver.

Ella no podía ver los objetos inanimados como una silla o una televisión. Pero  podía percibir a las personas, a los animales, incluso podía ver un amanecer o las estrellas. Aunque claro, no como todos nosotros lo vemos, no, ella veía colores y manchas, seria más fácil describírtelo si te dijera que ella podía ver el aura.

Cuando tenia 5 años Rachel se dio cuenta de que podía ver a las personas y diferenciarlas una de otras por la cantidad de energía que poseían, también se dio cuenta de que el tamaño del color de estas personas era más grande o pequeño según su estado de ánimo.

Al cumplir los 10 años Rachel ya sabia reconocer a muchas personas y recordar que colores eran buenos y cuales no. Por ejemplo, las personas con el aura amarillo eran muy vivaces y alegres, casi nunca se quedaban quietos, las personas de aura azul eran las mejores para platicar porque eran tranquilas y comprensivas, así era su madre.

Cuando tenia 13 años Rachel aprendió que a veces las personas al tocar un objeto dejaban un poco de esa energía en el, y este conservaba el color por un tiempo. De esta forma supo que el cuaderno que encontró en el patio de la escuela pertenecía a la maestra Abril, quien daba clase de arte y cuyo color era verde. Un verde tan bello que dejo marca en Rachel.

A los 16 años Rachel sabía leer perfectamente, podía escribir sin fallas de ortografía y era de las mejores en sus clases, a su padre le hubiera gustado que se interesara por el negocio de la plata, pero a Rachel no le llamaba la atención algo que no podía ver.

A los 17 años Rachel se volvió a topar con ese color verde que tanto le había gustado en el pasado.

-¿Rachel? ¿Eres tú? ¡Pero mira que bella te has puesto! ¿Como has estado?

-Buenos días maestra Abril.

-¿Maestra? Jamás fui tu maestra. No tienes porque llamarme así. Somos amigas, tú me devolviste el cuaderno que perdí, ¿Lo recuerdas?

-Si, lo recuerdo. No podría olvidar el color verde que usted desprende, es muy bello.

Verde. Un verde brillante, alegre. Para Rachel ese color era especial. Algo que le hacia sentir feliz y en calma. Pero a la vez le mantenía alerta, pendiente de cualquier cambio en ese color. No es que no se hubiera topado con otras personas "verdes", pero sencillamente no había comparación. Abril poseía un color tan bello que le hacia sonrojar cuando pensaba en el.

El verde de Abril era decidido, muy alegre y fresco. Una maestra de arte muy apasionada.

-¿Maestra, podría darme clase algún día?

-¿Clase? ¿Que quieres aprender arte?

-Arte, claro. ¿No es eso lo que usted imparte? Me gustaría poder pintar.

-Pero... ¿No seria un problema para ti?

-Jamás e intentado pintar.

No importaba como, lo importante era seguir viendo ese color.

Le tomo tiempo poder aprender. Rachel no conocía el lienzo, no podía verlo, no sabia lo que dibujaba en el, solo movía el lápiz tratando de poner algo sobre el pero nada tenia forma hasta que Abril tocaba los pinceles, las pinturas, entonces adquirían ese pequeño destello verde que Rachel adoraba. Aprendió las formas de los pinceles y que hacia cada uno. Aprendió a medir su lienzo y dibujar en el.

Cuando Rachel tenía 23 años era una gran pintora, tal vez no fuera la sucesora de Picasso pero era bastante buena para ser ciega.

Cerca de su cumpleaños 24, Rachel pensaba declararle sus sentimientos a Abril. Quien para ella era la persona más hermosa que había conocido nunca.

-¿Qué dices? Rachel, no juegues conmigo, debes estar bromeando.

Rachel guardo silencio, ella no bromeaba, ¿Porque lo aria? ¿Abril era lo más bello del mundo, que tenia de malo querer estar con ella el resto de su vida?

-Rachel, esto esta mal, yo soy tu maestra, soy mucho mayor que tu y ambas somos mujeres, esto no se vería bien.

-Yo no puedo ver.

-¡Rachel! ¡Deja de estar bromeando! ¡No! No voy a salir contigo, tú eres mi alumna y eso será todo entre nosotras.

Rachel comprendía el pensamiento de Abril, pero le entristecía que ella no comprendiera el suyo. Rachel no quería que Abril se casara con ella, solo buscaba la forma de ver ese color todos los días, ahora dependía de ese color para ser feliz. Rachel solo quería poder ver todo el tiempo ese destello verde.

 

Ese día Rachel abrió la puerta de su casa y encontró el color verde que tanto amaba cubierto por una cortina de pesadumbre. Rachel supo enseguida lo que sucedía pero dejaría primero que Abril se explicara.

-Víctor consiguió trabajo en Canadá, es un buen trabajo... y yo... vine a despedirme.

Abril estaba casada con Víctor, un hombre de color beige según Rachel. El era un buen hombre, confiable, pero no podía mantener ardiendo ese color que era Abril, no, ella necesitaba algo mas fuerte y candente para su belleza.

-Pero... las clases...

-Ya e dado aviso de que me voy. Solo vine a despedirme de la mejor alumna que e tenido, realmente espero que continúes trabajando tan bien como hasta ahora.

Rachel sabía que Abril necesitaba cambios para mantener ese color. Por eso había aceptado ir a Canadá aun cuando no conocía nada de ese lugar. Abril no era feliz con Víctor, estaba insatisfecha. Pero era confiable y por eso pertenecía con el. Abril había agotado todo lo que este lugar le ofrecía, necesitaba un cambio.

Rachel sabia que Abril no se quedaría mas, no podría evitar que se fuera.

-Lléveme con usted.

El aura color verde que había estado triste desde algún tiempo brillo de pronto dejando a Rachel asombrada, ¿Cómo nunca había visto ese verde tan excitante?

-Rachel...

Sintió unos labios sobre los suyos y el color verde se intensificó, ¿Aun podía ser mas bello?

Rachel trato de continuar el paso de Abril, ¿Cómo se vería su propio color ahora? ¿Brillaría tanto como el verde?

Abril, igual que su forma alocada y decidida de ser, besaba a Rachel. No sabia exactamente porque, y no tenia idea de lo que haría después, ella tenia que ir a Canadá pero en ese momento, todo lo que deseaba era tener un poco más de la única persona que a pesar de ser ciega fue la única en ver su estado en cada momento, la única que supo que hacer y comprendió cada parte de lo que necesitó.

Besaba el cuello y todo lo que le iba dejando ver la ropa que se desprendía con demente lentitud, casi rompía las prendas, pero debía de ser dulce con Rachel.

¡Cielos! ¡Jamás se había imaginado tener sexo con una mujer! ¿Qué debería hacer?

Beso la piel, toco, acaricio cada parte que tenia a su alcance. Solo podía saber que iba bien porque Rachel gemía descuidadamente y eso le daba un calor placentero que quería continuara por el resto de la tarde.

-¿Porque me a besado hoy?

¿Solo se preocupa por el beso? ¿El resto no le molestaba?

-Los humanos hacemos cosas tontas por miedo... y por amor.

-Pero igual piensa dejarme.

-Esto no debió suceder. Yo... no estoy segura porque reaccione así.

-No se disculpe por favor. El de hace un momento fue el color mas bello que vi nunca, no pensé que fuera posible que usted se viera más hermosa.

-Rachel, no digas esas cosas. Esto no esta bien.

Abril se iba. Jamás volvería a ver ese color. Nunca tendría la oportunidad de sentir nuevamente como el verde brillaba y se agitaba con sus besos.

Y comenzó a sentir el abismo, se mareaba, perdería la única luz de esperanza. ¿Qué haría ahora? Ya no tendría razón para pintar, no tendría razón para seguir asistiendo a la escuela, no tendría razón para seguir haciendo nada. Sin ese color todo era simple, solitario, tan insignificante que no valía la pena. Ella debía buscar la forma de tener ese color, de no perderlo. Ella debía hacer inmortal ese color. Debía tenerlo consigo siempre, pero... ¿Cómo?

-Abril

Ella se detuvo y volteo, era la primera vez que le llamaba por su nombre... y probablemente la ultima.

Rachel se arrojo sobre Abril, tratando de retenerla un poco mas en lo que conseguía pensar en algo más duradero, en lo que buscaba como hacer que nunca se fuera.

Abril retrocedió, tirando un jarrón de cristal que callo al suelo haciéndose pedazos.

-¡Ahh! ¡Rachel! ¿Que demonios te sucede? ¡Me e cortado con esto!

Y la sangre aunque poca, fluía con calma sobre el brazo de su dueña.

Rachel lo comprendió por fin. Lo vio cuando la sangre de Abril caía. Hasta ahora todo habían sido manchas de colores y por fin podía ver una consistencia diferente. Las manchas habían sido los cuerpos que mantenían la energía que tanto llamaba su atención. Una vez roto ese cuerpo el líquido fluía con intensidad dejando marca en los pensamientos de Rachel, impregnando su belleza en el lienzo.

-Dame ese color.

-¿Qué?

 

Cuando Rachel tenía 27 años era conocida por casi todo el mundo. La pintora ciega. Sus obras eran sin duda de lo que más se hablaba. Todo aquel que tenia la fortuna de mirar sus cuadros era indudablemente absorbido por ellos.

Algunos decían que era un arte absurdo de una artista con poca imaginación. Reiterativo en el color. Todos sus cuadros llevaban ese color tan perturbador, el color de la sangre. Pero, ninguno era igual a otro.

Ella decía que cada cuadro tenía un color diferente y muchos juraban que por unos segundos podían ver, efectivamente ese destello incomparable a ningún otro. Los más escépticos, afirmaban que todo eran juegos de luces. Sin embargo, este arte era sin lugar a dudas perturbador.

Cuando entrabas a la exhibición lo primero que llamaba tu atención era el cuadro protagonista de la sala. "Verde" como era llamado, era el cuadro que captaba la atención de todo el que pasara por ahí. Primero observabas la espiral roja que te llevaba de un lado a otro del lienzo y luego, si eras lo suficientemente listo para darte el tiempo de apreciarlo lograbas distinguir ese color verde que se impregnaba. Cuando llegabas a ese punto te dabas cuenta que no es parecido a nada, que no hay descripción para la sensación que te llena. Simplemente te sumerges en la espiral que cada segundo va perdiendo la marea roja para volverse verde. Y entonces, solo después de eso puedes apreciar su verdadera belleza. Porque justo en ese momento sientes la alegría, la calma y la frescura. Y a partir de ahí, como la espiral se hiciera mas pequeña y girara mas rápido sintieras el vértigo de ver desaparecer todo en un instante, de ver morir cada sonrisa y el terror de que la calma jamás estará nuevamente contigo, nunca serás capas de conservar nada.

Para aquellos que han llegado a ese punto solo existen dos salidas. Ser los suficientemente fuertes para soportar las pesadillas que tendrán por el resto de sus patéticas vidas mortales... o destrozar sus mentes y disfrutar de aquella verde espiral que te envuelve al más oscuro fondo de tus deseos.

Los segundos están de acuerdo en que "Verde" es un nombre adecuado para esta obra de arte.

Los primeros aseguran que una dulce joven es asesinada noche tras noche en sus pesadillas.

Y eso no es todo, porque después de "Verde", ¿Cuantos serán capases de apreciar toda la colección de cuadros que están dispuestos a contar una historia de amor, aventura y terror?

¿Acaso crees saber de lo que son capaces el Azul, tan vibrante que lastima, el Amarillo, tan cegador que hipnotiza o el Naranja, lleno de esperanzas que jamás se cumplirán?

¿Te gustaría ver mi colección de arte?

 

 

 

Notas finales:

Se que tengo aun muchos defectos en mi escritura pero trato de mejorar, por favor no sean demaciado crueles con sus comenterios ^^


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