Vos y yo. por avalon123

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VOS Y YO

Una de las pocas veces en que Laura miaba directo a los ojos a su mejor amiga, sin siquiera pestañar y con la más seria expresión que se le haya visto en el último tiempo. Algo que despertaba estremecimiento en esa mejor amiga, llamada Julieta, porque las pocas veces en que a Laura se la veía de esa manera era por algo importante, trascendente o preocupante. “¿Tenés un momento de tu tiempo para mi?”, le preguntó con suavidad y delicadeza, cuando se había acercado lo suficiente a ella como para que los labios de una quedaran separados de los de la otra por menos de medio metro.

Era ese el horario de salida en la escuela secundaria, en la que las dos estaban cursando el último año de dichos estudios.

_Tenemos que hablar… al menos yo tengo que hacerlo, y decirte algo_ dijo Laura, nerviosa y temblorosa_. No puedo continuar ocultándolo.

_ De acuerdo, pero que sea rápido, por favor _accedió Julieta, contenta de que su amiga estuviera atravesando el mismo sentimiento_. No es porque me desagrade tu compañía, sino porque el último examen tiene aspecto de ser complicado y justo es de la asignatura que más me cuesta…necesito prepararme todo lo que pueda o chau universidad el año que viene.

_Gracias.

Laura estaba atravesando un estado que no era para nada relajado o despreocupado, algo nada habitual en ella. En su mente vagaban constantemente dos símbolos femeninos, danzando uno alrededor del otro, el ritmo cardiaco estaba acelerándose rápidamente y respiraba y expiraba entrecortadamente. Entonces, ¿eso pasaba en una persona cuando estaba enamorada?... si, eso pasaba.

_ Pasado mañana voy a quedarme sola en casa, porque mi mamá sale de viaje por tres días al interior para cerrar una inversión en la región patagónica_ informó Laura, todavía sin poder, al menos, disimular ese alarmante estado nervioso_. Voy a estar sola como pocas veces en una casa tan grande, y muy aburrida, por supuesto. Solo con mi mamá como única familia y en un barrio donde todos y todas me odian porque desconocen cual es mi gusto en cuanto a la sexualidad, o sea mi orientación sexual_ dijo, con un gesto de desagrado en la voz que fue demasiado notorio como para llamar la atención de su mejor amiga y la de las personas que pasaban cerca de ella_. ¿Podrías venir aunque sea a visitarme?, es un plomo quedarse sola en un tiempo así. Podría ayudarte a repasar para ese examen, de paso. Y las dos obtendríamos un beneficio.

_ Está bien, si eso te hace feliz_ accedió Julieta, con una sonrisa. Tal vez fuera cierto eso que pensaban los vecinos, porque Julieta empleaba ese tono cada vez que sentía por una persona algo más que deseo y ganas de entablar una amistad_. Pero como vos dijiste, en una casa atan grande el plomo se mantendría incólume… creo que solo yo obtendría el beneficio, cuando me ayudes a repasar.

_ Salgamos a pasear entonces…_ propuso Laura_. Hay lugares que valen la pena en mi barrio, y en su casco histórico.

_ Como vos quieras_ volvió a acceder Julieta_. ¿A dónde podríamos ir?, porque, aunque parezca raro para dos amigas intimas, solo estuve seis veces en tu barrio en estos últimos tres años.

_ ¿Qué tal a la galería comercial?... abrieron locales nuevos y se que eso va a gustarte.

_ ¿Por qué?

_ Porque en la mitad de ellos venden todo tipo de cosméticos y productos de belleza.

_¡¡¡ACEPTO!!! , exclamó Julieta, demostrando de esa manera lo mucho que le gustaban los cosméticos y productos de belleza.

_ ¡No tan alto, bestia!_ volvió a reír Laura_. Nos están viendo todos.

_Lo siento., se disculpo Julieta.

Se despidieron en la entrada a la estación de ferrocarriles con el típico beso de amigas, en al mejilla derecha.

Así pasaron los días y Laura se quedó sola en su casa, con el perico que tenia como mascota como única compañía. O al menos como tal hasta el momento en que Julieta llegara a su casa. E hicieron la misma rutina de todas las veces en que se quedaban solas. Estudiar por la mañana y divertirse por la tarde. A eso de las dieciséis horas en punto estaban listas para salir a recorrer el casco histórico del barrio y la galería comercial de la que había hablado Laura el día de la propuesta: calzado y ropa informal (esta última, además, ajustada… y mucho. De seguro iban a despertar pasiones, y no solo en el sexo opuesto).

Había comercios en abundancia en esa galería, tan tos como para satisfacer las más alocadas necesidades de cualquier o cualquiera compradora compulsiva que pudiera haber por allí en todo momento. Ropa, productos de belleza, libros, alimentos, juguetes y decenas de productos más dispuestos en una treintena de locales comerciales de doble piso. Julieta había encontrado sine esfuerzo lo que buscaba y como resultado acarreaba ahora cinco bolsas llenas con maquillaje, lápices labiales, cremas y otras mercancías parecidas. Y era evidente que los vecinos de Laura, de verla ahora, podrían confirmar la sospecha que venían teniendo desde que la amiga de Julieta empezara a crecer hormonalmente.

Recién a eso de las diecinueve horas en punto habían hecho un parate, en la plaza pública del lugar, para comer comida rápida y descansar los pies agotados ya por haber permanecido tanto tiempo de pie. Gaseosa de naranja y sánguche de jamón y queso en mano, Laura no demoró mucho en expresar con gestos manuales y faciales y palabras lo que sentía por Julieta, y sorpresa fue la suya cuando Julieta confesó que sentía exactamente lo mismo. Declaraciones que, explicadas a fondo, habían demandado alrededor de treinta minutos, tras los cuales Laura, nerviosa por habérsele declarado a su mejor amiga, por haber confesado que era la primera vez en su vida que tenía un sentimiento como ese hacia una persona de su mismo género sexual, dijo:

_ No se como haya empezado tu caso, “Juli”, pero el mío es desde que te conocí, prácticamente. No como amor, claro, sino como… bueno, en realidad si era amor, pero no sabía lo que ello significaba hasta que empecé a crecer hormonalmente y pasé de ser una nena a una adolescente que descubría lo que era el amor.

_ El mío también, así que ya tenemos otro punto en común, “Lau”_ coincidió Julieta, con las mejillas sonrosadas. Le hubiera dado vergüenza declarársele a una mujer en privado… ¡pero ahora estaban en un lugar público rodeadas de personas que iban y venían!_. ¿Qué pasa?, ¿en qué te quedaste prensando?

_ En la declaración de amor., informó laura, sumergiéndose en el bello recuerdo de hace menos de media hora…

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_Julieta, ¿Puedo decirte algo?... espero que no vayas a tomártelo a mal., estaba temblando tanto que hubiera sido raro que no llamara la atención de los transeúntes y conductores.

_ ¿Sí?_llamó su amiga_. No importa. Viniendo de vos nada puede molestarme. ¿De qué se trata?

Demasiado cerca una de la otra…

_ De lo que siento por vos, desde aquella vez en que nos conocimos. ¿Te acordás?

_ Como si hubiera sido no hace más de cinco minutos_ rememoró Laura con nostalgia y alegría_. Es uno de los recuerdos más gratificantes que tengo de los últimos años_ ¿por qué tan cerca?, la gente estaba comentando por lo bajo e incluso algunos señalaban_. Si vas a preguntarme por…

_ Ese día supe que algo había cambiado en mí, y lo confirme en cada momento de los que siguieron a ese en que vos y yo estuvimos juntas.

_ ¿Estás enamorada de mí, no?_ adivinó Laura_. Podés ahorrarte las explicaciones, “Juli”… lo entiendo, y lo comparto. Se te nota en la cara cuando te gusta algo… aunque en este caso no es algo, sino alguien. Y digo eso de sentimiento compartido porque yo siento lo mismo por vos. No desde el día en que nos conocimos, sino de más adelante en el tiempo.

Ya estaban cara a cara y sus prominentes atributos delanteros chocaban entre ellos.

_ Si, es verdad. Estoy enamorada de vos, y mucho. No puedo ni quiero seguir ocultándolo porque eso me produce una sensación desesperante y angustiosa que me deprime. Tenía que confesarlo o seguir amargándome, así que opté por lo único viable… y ya que está dicho lo importante, ese amor que yo siento por vos, creo que lo que queda por hacer para confirmarlo es esto.

_ ¿Qué?

_ Esto.

Un beso más que apasionado a la vista de al menos una centena y media de transeúntes que no hacían otra cosa que comentar y mirar, como si nunca hubieran visto a una pareja de lesbianas en sus vidas, con todo lo que tenían en los medios. La televisión estaba llena de mujeres que, en serio o en broma, se besaban y tocaban entre ellas, así que so podía servir de ensayo. ¿Por qué estaban tan asombrados? Pero este no había sido un beso que representara el punto de partida para el sexo, sino uno normal, como los de cualquier pareja de enamorados, ya fuera los de una relación entre mujeres o no.

Incorporándose ambas una vez más, reemprendieron la marcha de camino a la vivienda de Laura, con el firme e irrenunciable convencimiento de que las cosas iban a ser diferentes de aquí en adelante.

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