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Beast of blood por Draconifors

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Notas del fanfic:

No me pertenece KHR!, ni los personajes, y todas esas cosas que se dicen. El título es de la canción Beast of Blood, de Malice Mizer. Aquí la canción con subtítulos en castellano: http://www.youtube.com/watch?v=PVTIRyhzgIY

 

(¿por qué he puesto sadomasoquismo en las advertencias? xD)

 

Empapado, en posición fetal, tirado en unas baldosas ennegrecidas y bañado en un charco de sangre propia y de algún patético humano anónimo que desaparecía por el desagüe, con el pelo que últimamente se había dejado crecer enmarañado sobre la cara, parecía más un perro abandonado a su suerte bajo una cruda tempestad que un príncipe. En su rostro, o en la parte que de éste se podía apreciar, una sonrisa desquiciada acompañada de una débil risita.

 

Ni siquiera se había quitado la ropa antes de meterse a la ducha. Eso, quién sabía el qué, dolía tanto que le había faltado tiempo para abrir el grifo del agua caliente y soltar un alarido al entrar ésta en contacto con su piel. Un escozor tan agudo, un dolor tan penetrante. Un dolor físico, por supuesto. Resultaba una auténtica delicia, el arma más poderosa para aplacar la tormenta del interior de un alma demasiado joven y demasiado corrompida.

 

La sangre de su última víctima terminó de escurrir de sus ropas. Más. Necesitaba más. Más de su particular néctar, más de aquel líquido carmesí cuyo aroma, aun cuando el vapor embotaba su nariz, se le antojaba tan adictivo. Rojo como un atardecer, el atardecer de una vida. Rojo como el color de la llama de la tormenta. Rojo como el color de la sangre azul que se derramaba por el hondo tajo que desde hacía unos pocos segundos recorría su antebrazo, abierto como adición al enfermizo placer que le brindaba la carne enrojecida por el agua ardiendo.

 

Estiró el brazo para cerrar el flujo del agua y unas gotas cayeron sobre su boca. El menor de los Varia - exceptuando a la rana - se relamió de gusto y pasó la lengua sobre su brazo con infinita gula. La hoja del cuchillo se deslizaba con precisión sobre la tela húmeda de su camiseta y cortaba la carne. Una vez. Y otra. Y una vez más. Su propia sangre, aquel sabor, aquel olor, aquel color, aquel sonido monótono de cada gota rompiéndose contra el suelo, incluso cómo acariciaba tan suave su piel al teñirla de rojo, resultaba tan... endemoniadamente excitante. Y tan parecida a la de aquel hermano que había asesinado años atrás, el signo indiscutible de su victoria absoluta sobre su único rival. Conforme iba perdiendo sangre, la débil risita iba cobrando fuerza hasta convertirse en carcajadas descontroladas e histéricas, y la cabeza se le iba yendo cada vez más.

 

Antes de perder el conocimiento la puerta se abrió, y pudo escuchar un grito furioso, y ver como un hombre de cabello albino se agachaba y lo tomaba en brazos.

 

- Lo maté, Squalo... maté al hijo de puta ese. Y los... y los mataré a todos.

 

Una suave risita, y la cabeza le cayó hacia atrás. El flequillo mojado no tapaba por una vez la cara del chico, que mostraba una expresión serena, tan poco habitual en él. El mayor rozó con el dedo su mejilla.

 

- Pobre Bel-chan, ya se ha desmayado otra vez - comentó Lussuria al ver al espadachín ir a su cuarto con el rubio en brazos.

 

Notas finales:

Espero que os gustase~


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