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Entre lazos. por Shadow_

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Notas del fanfic:

 

Bueno, tal vez alguien aqui me recuerde (aunque no lo creo) ha pasado demasiado tiempo desde que no publico nada.

Asi que por lo mismo no tengo nada que decir mas que adelante, pasen y lean xD!!

Notas del capitulo:

Ola! esto es como si fuese nueva aquí otra vez.Asi que sere breve...

Diclaimer: Bueno Naruto no es mio, pertenece a Masahi Kishimoto-sensei, yo solo me dedico a pasar el tiempo escribiendo estas cosas xD!!

 

Sin mas que decir, al ATAQUE!!!  xD!!!

 Entre lazos...





Capitulo 1:






            Era una noche de tormenta, la lluvia arreciaba las cercanas praderas y los bosques junto a las montañas con fuerza y pasión, nada parecía escapar entonces a su poderoso y húmedo yugo, a su suave dominio sobre las templadas tierras del sur. Los pobladores, precavidos del posible peligro, se hallaban por esas horas ya ocultos y bien guarecidos en la integridad de un hogar cálido en compañía del resto de su familia, esperando poder reanudar el trabajo interrumpido muy temprano aquella misma mañana y así servir a su justo y leal señor.


 



            La mansión Uchiha, ubicada sobre una suave loma descansaba parcialmente oculta entre la pared verde de un bosque frondoso y al amparo del pequeño pueblo de Konoha, poseía buena fama y era dueña de más de la mitad de las tierras y bosques del sur, su señor y cabeza de familia, Fugaku Uchiha se había ganado junto a su dulce esposa Mikoto Uchiha el respeto de toda la corte oriental además de contar con los favores del mismísimo emperador. Era por ello y toda la nobleza de su casta que se les había asignado el lugar de reposo más tranquilo y protegido de toda la región, ambos aún en buena edad lo había preferido y ya luego de más de veinte años solían festejar, con una reunión familiar, esa sabia decisión que les había permitido ver crecer a sus dos pequeños hijos, dueños del siguiente legado en la familia. Eran así muy felices y no esforzaban en ocultarlo a un pueblo que les agradecía, en conjunto, todas las reformas y la paz que podía respirarse desde hacia tanto.



 


            El mayor de los hijos, Itachi, había regresado hacia cerca de cinco años del internado para comenzar a aprender a hacerse cargo de las tierras que pronto le pertenecerían, aunque era constante fuete de los dolores de cabeza de su padre, pues solía ser, a pesar de sus años de educación, demasiado alegre y alborotador, centro de las continuas alegrías de Mikoto. El segundo de los hijos, Sasuke, tenía un par de días de haber terminado su educación y había sido llamado enseguida de regreso a la mansión donde le esperaba ya una ansiosa familia.




 


*******************************************




 


- Shizune!!!!- un par de ojos castaños se volvieron entonces hacia la figura que corría a toda carrera hacia ella.



 


- Si joven It…



 


- Dónde, dime dónde esta Kakashi!!- soltó de sopetón un joven de largos cabellos negros ahora un tanto enmarañados.



 


- E-en las caballerizas, revisan…



 


- Arigato, Shizune-chan eres un sol!!!- acto seguido reemprendió la marcha a toda carrera escaleras abajo.



 


- Ahh…. – suspiró la chica negando suavemente con la cabeza, resignada, su joven señor era siempre tan alborotado que, estaba segura, nuevamente intentaba huir de las enseñanzas de su padre.



 


- Shizune!!



 


            Y hablando de él.



 


- S-si, señor – se sobresaltó la chica al ver aparecer de la nada a Fugaku Uchiha en persona y no con muy buena cara.



 


- Donde está Itachi… y no intentes ocultarlo – advirtió.



 


- Fue por Kakashi-san… a las caballerizas – repuso la chica inclinándose brevemente.



 


- Ese…-masculló el mayor haciendo un gesto para que la joven se marchara – así nunca podrá hacerse cargo de la mansión… ni conseguirá un compromiso!!!



 


            Y gruñendo comenzó a bajar las escaleras en busca de su hijo descarreado.




 


*******************************************




 


             Por otro lado Itachi llegaba ya al portón que daba a las caballerizas cubriéndose como podía de la intensa lluvia que amenazaba con calarle por completo.



 


- Maldición- masculló cuando sin darse cuenta hundía un pie hasta el fondo de una poza de agua – estúpida lluvia!!!



 


            De improviso un ruido como de algo chapoteando bruscamente contra el suelo empapado logró hacerle callar, se volvió en todas direcciones apartando la mano del pomo y redirigiéndola al frente, buscando con la mirada alguna pista entre el ruido ensordecedor que producía la lluvia contra sus oídos.



 


- Que demonios…!!! – soltó al ver tras el resplandor de un rayo una silueta semioculta entre un pequeño y estrecho callejón.



 


            Se apartó de prisa desviando el camino apresurado al distinguir una cabellera rubia un tanto sucia derramarse sin tregua sobre las baldosas de cemento. Corrió el trecho que quedaba sin importarle quedar totalmente empapado, hasta encontrarse de rodillas junto a ese cuerpo inconciente. La silueta de un chico se dibujó ante sus ojos, un niño que no parecía pasar de los dieciséis muy delgado y bastante malherido.



 


- Itachi…



 


            Se volvió enseguida, con el corazón desbocado, sonriendo suavemente al ver a un peligris que ahora dirigía preocupado su único ojo visible al muchacho inconciente junto al Uchiha.



 


- Kakashi, tienes que ayudarme – soltó el moreno saliendo del shock inicial y dirigiendo su mirada al pequeño rubio tomando una drástica decisión cogiéndolo  rápidamente entre sus brazos.



 


            Se alzó entonces, sorprendiéndose secretamente al no sentir casi peso alguno dirigiendo una preocupada mirada a ese rostro dormido y semioculto contra su pecho notando repentinamente su respiración irregular.



 


- Ven aquí Itachi, date prisa!!- soltó el peligris asiendo al Uchiha por el antebrazo y ayudándole a regresar al interior de la mansión, no deseaba tener que informar a Fugaku de dos personas enfermas en la mansión.



 


            El escándalo que montaron las preocupadas sirvientas al verles entrar tan precipitadamente  en las cocinas, y las condiciones en las que se encontraban fueron suficientes para llevar toda la atención de la mansión a las habitaciones en las que ahora descansaban.



 


- Que fue lo que sucedió exactamente Kakashi!!- exigió saber un joven de tez morena con una cicatriz en su rostro y preocupada mirada castaña mientras atendía con sumo cuidado al chico rubio.



 


- No lo sé – musitó a cambio el peligris recibiendo una mirada escéptica por parte del moreno -… de verdad, no lo sé…



 


- Kakashi.



 


            Se volvió para ver tras de sí la preocupada mirada azabache de Mikoto Uchiha que ahora parecía atenta al joven rubio tendido sobre la cama.



 


- Mikoto-sama – susurró el peligris inclinándose respetuosamente- no debería estar aquí.



 


- Fugaku quiere verte – comentó mientras dirigía su atención por primera ver al peligris - ¿Qué sucedió? Itachi no ha dejado de repetir que desea ver a este chico… no lo comprendo.



 


- Ni yo, mi señora – concedió el peligris inclinándose brevemente – el único que sabe algo al respecto es Itachi, después de todo fue él quien le encontró, ahora con su permiso, si me disculpa debo ir a ver a Fugaku-sama.



 


            Se retiró de la estancia entonces, mientras ahora Mikoto daba un par de pasos introduciéndose resulta hasta llegar al pie de la cama.



 


- ¿Cómo se encuentra, Iru-chan? – preguntó dirigiendo su preocupada mirada nuevamente al pequeño rubio que ahora respiraba con dificultad.


 


 


- Por su estado puedo decir que ha pasado demasiado tiempo durmiendo a la intemperie, no estoy muy seguro, pero parecer estar bajo peso – comentó mientras posaba una compresa fría sobre la frente canela perlada de sudor - … estoy muy preocupado, la fiebre no baja…



 


- Pobre… - susurró Mikoto mientras repentinamente una idea acudía veloz a su mente – porque entonces no haces ese caldo especial para los resfriados, Iru-chan!!



 


- Es que… no quiero dejarlo solo - comentó el moreno preocupado.



 


- Me quedaré con él -  agregó Mikoto decidida ganándose una mirada más que sorprendida por parte del moreno – no creo que este angelito pueda hacerle daño a nadie – terminó, posando una mirada amorosa sobre el rubio.



 


- H-hai… con su permiso.



 


            Una vez solos volvió nuevamente su mirada hacia el lecho, sonriendo maternal y es que hacía mucho no tenía la oportunidad de recordar lo que era cuidar de un enfermo, desde que sus propios hijos habían decidido dejarla y perseguir el prestigio y respeto de la familia, buscando llenarles de más orgullo y crear sus propios caminos, desde ese entonces hacía más de diez años. No podía permitirse desperdiciar esta oportunidad.



 


- Sí, de ahora en adelante no volverás a estar solo jamás – sentenció con una sonrisa, solo esperaba que el resto de la familia estuviese de acuerdo.



 


            Aunque no importaba demasiado, cuando un Uchiha tomaba una decisión, aquella era su última palabra.




 


***********************************************************




 


            Cuando abrió los ojos por primera vez, el resplandor de una mirada azul no pudo evitar reflejar cierta confusión, y es que la última imagen grabada en su mente no tenía nada que ver con lo puesto ahora antes sus ojos. En la soledad de una habitación vacía el miedo y el sordo silencio lograron hacer mella rápidamente en su cuerpo y tras un suave gemido de angustia inició, precipitado, torpes y vanos intentos por levantarse y marchar, marchar nuevamente a las profundidades del bosque del que había sido tan sorpresivamente apartado.



 


            No tomó en cuanta las vendas ni compresas, las apartó, pues, rápidamente de sus brazos y frente, sintiéndolas tan ásperas y extrañas, tan ajenas a sí mismo que sin importar demasiado se infringió nuevas heridas y arañazos aún demasiado inmerso en su desesperación.



 


- Con p… detente!!! Que estas haciendo!!! – palabras atropelladas inundaron la estancia frenando cualquier posible movimiento mientras un par de ojos castaños se agitaban presurosos buscando nuevas vendas y compresas deteniendo y limpiando la sangre que ese par de orbes azules parecía negarse a ver.



 


            Se agitó aún más, asustado, intentando vanamente apartarse logró retroceder hasta tocar su espalda contra el respaldo de la antigua madera forjada y grabada buscando apoyo entre almohadas manchadas de sangre.



 


- No por favor, vas a hacerte más daño – susurró el moreno mientras la mirada azul se apartaba tímida, aún demasiado abrumada.



 


- Iru-koi – la puerta ahora entreabierta dejó al descubierto el único ojo visible de Kakashi quien después de una primera y confusa impresión, se apresuró en ayuda y auxilio del moreno, sosteniendo al joven rubio por los antebrazos, inmovilizándolo, mientras Iruka intentaba  calmar los temblores y la ansiedad que esa mirada zafiro insistía en reflejar.


 


 


- Arigato, Kashi – susurró el moreno mientras ambos acomodaban nuevamente al joven rubio arropándolo con las mantas, permitiéndose incluso acariciar las suaves hebras doradas mientras los ojos azules parecían prestarle mayor atención -… debes estar asustado…



 


            Mas sin embargo no hubo respuesta a cambio, y ahora ambos tanto Iruka como Kakashi intercambiaban miradas preocupadas.


 


 


- No eres de esta región ¿verdad?- trató ahora el peligris acercándose hasta sentarse a los pies de la cama -  ¿recuerdas como llegaste aquí?



 


            Las orbes azules parecían confusas dirigiéndose alternativamente de un preocupado rostro al otro, sin emitir sonido ni señal alguna, ni tan siquiera en otro idioma, como si…



 


- ¿Acaso… n-no puedes hablar? – susurró Iruka entonces, mientras a su lado Kakashi apartaba la mirada del rubio hasta posarla sobre las preocupadas facciones del moreno percibiendo cierta inconfundible certeza que dio al fin toda respuesta a sus dudas - … no puedes ¿verdad?



 


            Una suave negativa por parte de esos ojos azules fue todo lo que necesitaron.



 


            Las cosas se habían complicado tanto. Alguien debería informarle al resto de la familia.


 


 


 


********************************************************


 




- Joven Sasuke, el pueblo de Konoha – anunció el cochero desde las alturas de una carroza tirada por cuatro caballos pura sangre.



 


            Un par de orbes azabache se alzaron prestas del libro que hojeaba desde hacia ya un par de horas, el viaje desde la capital había sido parte de una molestia más que inevitable, pero ya no podía postergarlo más, no cuando su madre insistía con cada nuevo argumento para su pronto regreso, ahora al fin tendría la oportunidad de verla después de casi diez años de ausencia.



 


            El suave ajetreo de la calle principal le hizo sentir extrañamente en casa, y bastó con ver el ir y venir de los aldeanos para olvidar el ruido propio e insoportable de la capital. Ya no podía negárselo más, había extrañado por muchos años el estar en su casa junto a su familia y los amigos que solía tener por ese entonces.



 


            El carruaje pronto abandonó las calles de la feria principal para comenzar a subir la suave loma donde ya se podía distinguir las extensiones de la mansión Uchiha, sonrió brevemente, la primera sonrisa en años, y es que todo seguía tal y como lo recordaba, tan perfecto como hacía diez años…



 


- Joven, ya llegamos.


 


 


- Domo arigato, Kabuto -  susurró abriendo una de las pequeñas puertas descendiendo por la escalera hasta posar sus pies sobre la tierna hierva.


 


 


- ¿Sasuke?... Sasuke!!... Fugaku, Sasuke está aquí!!


 



            No alcanzó a volverse del todo cuando un par de brazos ya se enredaban gentilmente contra su cuello obligándole a descender un par de centímetros dejándose abrazar por una efusiva Mikoto que no hacía tras cosa más que soltar felices exclamaciones llenas de alivio.



 


- Hijo… hijo, estoy tan feliz de tenerte con nosotros otra vez -  susurró la señora Uchiha mientras se apartaban finalmente comenzando a reacomodar el haori de su hijo – mira cuanto has crecido… y estas tan guapo…



 


- Oka-san – susurró el moreno apartándose y cogiendo las manos de su madre permitiéndose observarla con dedicación, el rostro igual de sereno, tal vez un poco más pasado en años, la sonrisa de siempre y el precioso kimono gris plateado -… estas igual…



 


- Oh, Sasuke… solo espera a que tu padre te vea, se pondrá tan contento… e Itachi… - comentó Mikoto mientras dirigía al menor de sus hijos al interior de la mansión.



 


- Sasuke… - ambos detuvieron entonces sus pasos para enfrentar la inconfundible figura de Fugaku Uchiha de pie junto al salón, mirándolos atento.


 


 


- Oto-san – se adelantó unos pasos hasta acortar la distancia a solo un metro para seguidamente hacer una reverencia.



 


- Bienvenido – concedió el mayor mientras anulaba toda distancia permitiéndose abrazar a su hijo que ahora respondía sorprendido a tan repentina muestra de afecto y cariño.



 


            La tranquilidad y alegría sin embargo duró muy poco. Un repentino estruendo escaleras arriba logró poner a todos sobre aviso mientras por los pasillos de la segunda planta se oían gritos y llamados.



 


- Pero que sucede -  soltó Mikoto asombrada mientras a su lado Fugaku parecía más resignado que de costumbre.


 


 


- Itachi, estoy seguro – afirmó resuelto, ganándose una mirada comprensiva por parte del resto de la familia Uchiha.


 



            Escasos segundos después sus sospechas se vieron confirmadas al ver aparecer al mayor de los hermanos corriendo a toda carrera escaleras abajo siendo perseguido muy de cerca por Iruka quien enarbolaba férreamente un par de gasas en actitud desafiante.



 


- Ven aquí, pervertido!! – gritó mientras el resplandor de esa tierna mirada castaña se oscurecía, furiosa.


 


 


- Iru-chan te juro que no fue mi intensión!!! – se defendió el moreno bajando los escalones precipitadamente – si quieres pregúntale a Kakashi, él lo vio todo!!!



 


- Con mayor razón, espera a que te atrape!! – soltó el otro, deteniéndose de pronto al darse  cuenta del publico presente mientras tres pares de orbes azabache se posaban acusadoras sobre un Itachi ahora quieto al pie de las escaleras - … oh, sumimasen Fugaku-sama, Mikoto-san, ¿Sasuke-kun?



 


- Sasuke-chan!!!-  gritó Itachi de pronto lanzándose sobre el menor en un abrazo de oso.



 


- Argh!! Suéltame Itachi!! – refunfuñó este intentando apartar a su hermano -… y ya no me digas así!!!



 


- Como así?? … ahh!! Te refieres a Sasuke-chan?? – preguntó intencionadamente ganándose una mirada poco agradable por parte del menor - … esta bien, Sasu-chan!!



 


- It… - comenzó molesto y cabreado por los estúpidos diminutivos de su ni-san.


 


 


- ¿Qué fue lo que sucedió esta vez Iru-chan?- interrumpió Fugaku obligan a ambos hermanos a guardar silencio otra vez.



 


- E-es que – el  repentino enojo de Iruka volvió a aparecer tras su expresión ceñuda – el pequeño ha despertado temprano esta mañana…



 


- Oh, eso es maravilloso – soltó Mikoto mientras su mirada se iluminaba de pronto ganándose una confusa mirada de soslayo por parte de Sasuke, y es que hacía mucho no veía esa expresión de alegría y alivio en el rostro de su madre.



 


- Hai,  demo estaba un poco asustado… y cuando al fin logramos calmarlo junto con Kakashi fui a por nuevas vendas y el desayuno y cuando regrese a la habitación – soltó con un tono de voz cada vez más molesto -… me encontré a ambos intentando cambiar al pequeño con aquel haori que Mikoto-san había dejado para cuando se sintiese mejor… cuando logré apartarlos me di cuenta que el pequeño temblaba como una hoja y lloraba asustado, demo aún así Itachi insistía que no había echo nada.



 


            Bastó con ver las miradas acusadoras por parte de todos para hacerle sudar, se retiró un tanto… solo por si acaso.


 


 


- Quiero una explicación, ahora – soltó Fugaku con aire gélido – y que sea buena…


 


 


- Yo no hice nada, lo juro!!! – se defendió el mayor de los hermanos – solo quería llevarle de paseo por los jardines, no pensé que se asustaría tanto!!


 


 


- Como creías que se sentía si no te conoce?? – preguntó entonces Fugaku - … ya, vete antes de que planee un castigo para ti – terminó con un suspiro - … pero antes, te quiero a las cuatro en la biblioteca para ver los negocios de la familia.



 


            Itachi se marchó con la mirada gacha gruñendo y refunfuñando cosas sin sentido seguido de cerca por un sonriente Iruka, sin duda alguna aquello era el mejor castigo posible para ese… ese hentai!!.


 


 


 


***************************************************


 




            Era ya muy tarde y habían vuelto a reunir a la familia para una cena tranquila, Sasuke había tardado gran parte de la tarde en establecerse nuevamente en su antigua habitación e Itachi y su padre se habían encerrado después del almuerzo para desgracia del primero y no habían vuelto a salir hasta ahora, en tanto Mikoto había pasado el resto del día en compañía de Iruka atendiendo al pequeño rubio. Esa noche la conversación entre todos fue amena aunque tantos años en soledad y fuera de la mansión habían hecho mella en Sasuke, que ahora, se daban cuenta, se había vuelto más serio y reservado respondiendo a preguntas en especifico y con las palabras justas, casi forzadas y con la ausencia de esa gran sonrisa que solían recordar de tantos años.



 


- Con su permiso, Oto-san, Oka-san, nii-san – susurró apenas, levantándose del lugar que ocupaba a la mesa – me retiro…


 



            Tres miradas se encontraron entre sí, preocupadas, mientras le veían marchar.


 


 


- Tal vez solo necesita descansar… - comentó Mikoto.



 


- No, ese no es el Sasuke que conozco – susurró Itachi para sí viendo el lugar por el que su hermano había desaparecido.



 


 


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            No estaba del todo seguro, pero por algún motivo que desconocía, estar con su familia le provocaba una sensación de incomodidad, como si estuviese de más entre ellos, era molesto, y por eso ya incapaz de soportarlo un segundo más había decidido marchar de regreso a su habitación.



 


            Y en eso estaba ahora, recorriendo los oscuros pasillos cuando pudo distinguir algo de reojo arrastrándose con dificultad, gimoteando, frunció el entrecejo confuso acercándose sin sentir temor alguno mientras la pequeña y borrosa mancha blanca tendida en un oscuro rincón comenzaba lentamente a tomar ya una forma más definida, descubriendo en la penumbra cuatro patitas y un pequeño hocico alargado mientras la alba y peluda cabeza era coronada por dos grande orejas, se acerco un poco más notando como el animalillo se agitaba sobrecogido al dar cuenta de su presencia gimiendo más agitadamente mientras un par de ojos fluorescentes le enfrentaban con temor.



 


- Tranquilo, pequeño, no te haré nada – susurró haciendo ademán de cogerlo entre sus brazos mientras las peludas orejas se alzaban agudas y un par de filosos dientes se mostraban temerosos – tranquilo, shh… ven aquí, déjame cargarte…



 


            Y sin lo que fuese a simple vista razón aparente el pequeño animal se calmó dejando que Sasuke le cargara cuidadosamente entre sus brazos, cobijándole y dándole calor.



 


- Bien, pero mírate si eres un pequeño kitsune – susurró el moreno acariciando la alba cabeza del zorrito desordenando su blanco y suave pelaje.



 


            Retomó nuevamente el camino a su habitación con el zorrito ahora seguro entre sus brazos y ya una vez ante la puerta se introdujo dentro de la estancia permitiéndose apreciar el amplio balcón a unos metros y la cálida estancia finamente decorada. Caminó hacia la cama de amplio dosel dejando a su pequeña carga sobre las suaves sabanas arrodillándose lo justo para quedar cara a cara. Al instante un par de grandes ojos azules le dieron la bienvenida dejándole aturdido un par de segundos, y es que parecían mirarle tan agradecidos que un extraño hormigueo se extendió inevitable por toda la zona de su vientre.



 


- Pero que me pasa, si es solo un kitsune – susurró comenzando a rascarle tiernamente las orejas logrando del pequeño un suave ronroneo satisfecho, sonrió – eres muy consentido para ser un simple kitsune ¿sabias?



 


            Un gimoteo en respuesta logró arrancarle su segunda sonrisa, y es que era como si el pequeño le reprochare de pronto por haberse detenido en su faena.



 


- Ya tranquilo – repentinamente dio cuenta de todas las vendas que llevaba mal puestas alrededor de sus patas -… hey!! estas herido – intentó retirarlas pero un agudo gemido dolorido logró hacerle desistir - … ya sé, creo que un baño te ayudará con el dolor…



 


            Y sin más se retiró con el albo kitsune nuevamente entre sus brazos abriendo cuidadosamente una puerta lateral que daba a un gran cuarto de baño, dejó al kitsune sobre una cesta y le dio al agua caliente mientras se retiraba en busca de unas toallas y la ropa que necesitaba.


 



            Cuando volvió, cerró la puerta, comenzando esta vez a desvestirse con rapidez mientras la confusa mirada zafiro se apartaba bruscamente al ver despojado al Uchiha de toda la ropa que le cubría del torso hacia arriba, apenas unos segundos después se vio nuevamente entre sus brazos mientras ahora el cuerpo tibio y desnudo hacia pleno contacto con su peluda piel haciéndole sentir extrañamente asustado.


 


 


- Que pasa kitsune-no baka – susurró el moreno un tanto molesto al sentir un furtivo arañazo por parte del zorrito.


 



            Aquel simple comentario pareció hacer volver al kitsune a la realidad dejándole obedientemente quieto y sumiso mientras ahora sí, Sasuke se permitía sumergir todo su cuerpo en las cálidas aguas cobijando al zorrito sobre su pecho acariciándole el lomo humedeciendo el albo pelaje hasta las orejas.



 


- Déjame ver… - susurró una vez vio nuevamente las vendas enrolladas sobre las pequeñas patitas mientras dos pares de orbes zafiro seguían cada uno de sus movimientos con atención - ¿cómo llegaste a esta mansión, pequeño? – susurró más para sí mismo que para el kitsune.



 


            Retiró los vendajes con cuidado cogiendo las afelpadas patitas acariciándolas con ternura mientras los ojos azules seguían cada expresión en ese rostro sintiendo un calor inexistente sobre sus peludas mejillas. Una vez el agua ya fría volvieron a levantarse mientras ahora Sasuke envolvía con una toalla el tibio cuerpo del kitsune siguiendo poco después el mismo camino y guiándolo luego con sumo cuidado de vuelta a la recamara principal, recostándole en su lecho.


 


 


- Ven aquí, kitsune-chan – susurró alentando con un gesto al pequeño de mirada azul, instándole a acercarse hasta finalmente descansar sobre el pecho del moreno dejándose arrullar por sus tibios latidos y la pausada respiración obligándole poco después a cerrar los ojos y dejarse caer rendido a los brazos de Morfeo soltando ronroneos satisfechos que acabaron con cualquier posible resistencia de parte de Sasuke, quien a los pocos minutos se encontró siguiendo los tiernos pasos de su pequeña visita nocturna.













Continuará. 

Notas finales:

Me gustaria que dejasen algun comentario respecto al fic, ya saben: dudas, correcciones, sugerencias, animos, ustedes mandan aquí.

 

Y estaré conforme si les he arrancado al menos una sonrisa asi es que espero verlos en la continuación!


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