Black orden era un grupo musical que poco a poco había ganado reconocimiento; si bien eran nuevos en el negocio, estaban sonando con gran fuerza y su popularidad había crecido considerablemente.
Ya habían lanzado su primer sencillo, a la par de su álbum. Las ventas eran elevadas y no había quienes no le hubiesen escuchado por lo menos una vez.
Sus miembros: Lenalee Lee la única chica dentro del grupo, era sencilla, tierna y dispuesta a ayudar a sus compañeros; ella tocaba el bajo. Arystar Krory un hombre calmado que de vez en cuando mostraba una doble personalidad muy distinta al que todos conocían; tocaba la batería. Lavi Bookman; definitivamente el miembro más alegre de todos; guitarrista y segunda voz; todo un encanto con las mujeres. Y por último y no menos importante; Yu Kanda, vocalista principal del grupo y el miembro más seco y frio de todos, no hablaba demasiado, a no ser para entrevistas y para cantar.
Después de unos cuantos meses; salieron en lo que sería su primer gira; la cual los había llevado a un pequeño pueblo costero.
Fue en un pueblo con mar
Una noche
Después de un concierto
El concierto había sido todo un éxito; todos estaban felices y agradecidos por el apoyo recibido por parte de los fans.
El concierto había terminado y decidieron ir a festejarlo; claro que cierta persona cofcofkandacofcof se había rehusado; pero al final fue arrastrado por una Lenalee un tanto molesta y fueron a dar a un bar muy conocido.
Había entrado al lugar, discretamente vestidos, no quería causar un alboroto entre la gente; por lo que optaron por pasar desapercibidos.
Así empezaron el festejo; todos se divertían bromeando y bebiendo; todos excepto uno (si adivinaron...). El japonés se encontraba sentado mirando como sus amigos bailaban en la pista; varias mujeres se acercaron a él pero a todas y cada una de ellas las rechazaba “amablemente”.
-vamos Yuu-chan, no puedes seguir rechazándolas a todas, mira que aunque sea un pequeño pueblo, las lugareñas no están nada mal- se acerco un alegre pelirrojo.
-che- fue lo único que tuvo por respuesta junto con una mirada made in Kanda (si esas de “o dejas de joder o te mato”)
Seguía sentado en aquella mesa, solamente observando a todos en el lugar. Siendo sinceros, si, había chicas muy lindas y bien proporcionadas, pero no había una que le llamase la atención; todas le parecían muy “superficiales”.
De repente su vista se fijo en alguien…
Tú reinabas detrás
De la barra del único bar
Que vimos abierto
Nunca había visto tal color de cabello; es decir ¿Cuántas personas tenían el cabello blanco?
Ninguna se respondió. Sin saber porque, sintió una enorme curiosidad por aquel ser que tanto le había llamado la atención y se acerco al lugar donde éste se encontraba.
-ey moyashi- se sentó frente a él en la barra
-por favor, tenga la cortesía de no llamarme así- dijo el peliblanco con un tic en el ojo y con una clara molestia
-che quiero que me sirvas un trago moyashi- esbozo algo parecido a una sonrisa
-deje de llamarme así, mi nombre es Allen A-L-L-E-N- era obvio que estaba molesto por el apodo, pero trataba de ser lo más amable posible ya que, a pesar de lo molesto que era, era un cliente y no se podía dar el lujo de tratarle mal y ser grosero o podría ser despedido.
Cántame una canción
Al oído
Y te pongo un cubata
Con una condición
Que me dejes abierto
El balcón de tus ojos de gata
Al estar más cerca, Kanda pudo notar el hermoso color de ojos que el otro poseía, nunca había visto ese color de ojos antes; definitivamente el “moyashi” como le había bautizado había resultado ser alguien muy interesante en muchos aspectos.
-¿su…sucede algo?- pregunto con nerviosismo al sentir la mirada oscura fija sobre él.
Loco por conocer
Los secretos
De tu dormitorio
Esa noche cante
Al piano del amanecer
Todo mi repertorio
-eres extraño moyashi- se fue acercando poco a poco a su rostro; haciendo que el albino se tensara y sus mejillas adquirieran un tono rojizo por la cercanía –me gusta lo extraño- le susurro al oído en un tono que denotaba sensualidad y picardía. Luego le miro a los ojos sin alejarse demasiado de él.
-cr…eo..q..ue..estas…muy ebrio…- atino a decir sin quitar ese claro sonrojo.
-tal vez lo esté pero no has escuchado el dicho “¿los borrachos y los niños dicen la verdad?”- le contesto pero sin dejar de verle.
Allen se sentía nervioso; es decir, no es como si fuera la primera vez que algún cliente le coqueteaba; de hecho era muy frecuente aquello, y sabía perfectamente cómo manejarlos a todos y cada uno de ellos pero…
¿Por qué con el tipo frente a él no podía hacerlo?
¿Por qué se sentía tan extraño con su sola mirada?
Los clientes del bar
Uno a uno
Se fueron marchando
Tu saliste fuiste a cerrar
Yo me dije
Cuidado chaval te estás enamorando
Las horas pasaron y al final, solo quedaron ellos 2 solos.
-tiene que irse, ya vamos a cerrar…- dijo con nerviosismo a la persona frente a él. El japonés entendió, pago la cuenta, se puso de pie y se dirigió a la salida.
El albino se sintió un poco aliviado, pero también se sintió un poco desilusionado…muy en el fondo tenia la leve esperanza que Kanda se negara a irse y se quedara por el…
Movió la cabeza negando lo que había pensado…no era posible en lo absoluto…
-hasta mañana- se despidió saliendo del lugar a altas horas de la madrugada.
Camino con destino a su hogar, el cual se encontraba algo retirado; pero él estaba bien, no era la primera vez que se iba solo y a esas horas, además sabía defenderse muy bien.
La noche era fría y helada; se abrazo a sí mismo, a pesar de traer puesto su abrigo, hacia demasiado frio.
-¿tienes frio moyashi?- pregunto una voz ya conocida para él, mientras unos brazos rodeaban su cuerpo.
Luego todo pasó
De repente
Tu dedo en mi espalda
Dibujo un corazón
Y mi mano
Le correspondió debajo de tu falda
-¿pero qué…?- pregunto bastante sorprendido mientras su corazón latía con fuerza. No pudo terminar su pregunta ya que el japonés había atrapado sus labios en un beso.
Sabía que debía rechazarle, lo sabía, pero su mente y su cuerpo al parecer no estaban de acuerdo, ya que cuando ya se había percatado de ello; se encontraba frente a frente besándole con extremada pasión y lujuria.
Caminito al hostal
Nos besamos
En cada farola
Era un pueblo con mar
Yo quería dormir contigo
Y tú no querías dormir sola
No sabían el cómo ni cuándo era que habían llegado al cuarto de hotel donde el japonés se hospedaba. Y francamente no les importaba.
Entraron al cuarto azotando la puerta mientras la ropa de ambos volaba a un destino incierto. Kanda recostó al albino sobre la cama empezando a recorrer su cuerpo con su lengua y manos.
Lamia el rededor de sus pezones mientras que con su mano empezaba a estimular el miembro del menor, Por su parte el albino se mordía el labio inferior evitando soltar gemido alguno.
Kanda lo noto y quito su mano para poder besarle mientras aun le tocaba; le mordió un poco el labio inferior para poder profundizar el beso.
Y nos dieron las diez
Y las once
Las doce y la una
Y las dos
Y las tres
Y desnudos al amanecer
Nos encontró la luna
Las embestidas eran cada vez más fuertes y rápidas; ninguno de los 2 podía reprimir ya sus gemidos de placer.
Pronto ambos llegaron a su límite, el japonés termino corriéndose en el interior del albino y este se corrió sobre la mano de Kanda y el vientre de ambos.
Kanda se dejo caer exhausto sobre el cuerpo del menor. Ambos intentaban regularizar sus respiraciones.
Cuando se había repuesto un poco, el mayor se acerco de nuevo al albino para atrapar sus labios en un nuevo beso.
-ka…Kanda…- intento hablar el moyashi
-shhhh…guarda tus palabras porque esto aun no termina- le miro con una sonrisa lasciva y el menor trago saliva nervioso.
Continuaron aquello hasta mucho tiempo después….
Nos dijimos adiós
Ojala
Que volvamos a vernos
El albino abrió sus ojos con pesadez y frente a él pudo visualizar al mayor. Volvió a cerrar los ojos con una clara sonrisa y acercando su cuerpo al del otro. Kanda lo noto y con un brazo rodeo su cuerpo volviendo a los brazos de Morfeo junto con su moyashi.
Pero no todo podía ser tan perfecto…
Llamaron a la puerta de la habitación con unos fuertes toques.
- ¡Yuu-chan! ¿Yuu-chan estas ahí?- se escucho la voz detrás de la puerta, Kanda bufo molesto y maldijo audiblemente al pelirrojo.
El menor despertó de nuevo al escuchar que llamaban a la puerta
-¿no piensas abrir?- le pregunto
-che dejare que se canse y se largue-
-pero te está llamando de seguro es algo importante-
-no es nada importante de seguro son sus acostumbradas estupideces- dicho esto volvió a recostarse
El albino suspiro, se puso de pie y comenzó a vestirse; Kanda le observaba
-¿A dónde crees que vas?- no obtuvo respuesta pues el menor se dirigió a la puerta abriéndola y mostrándole una sonrisa al que afuera se encontraba.
-¡strike!- grito con gran emoción el pelirrojo al ver al albino.
-¿Qué mierda haces aquí?- pregunto molesto el japonés desde dentro
-¡Yuu-chan te olvidabas que teníamos que salir hace 15 minutos! ¡Todos estamos esperándote y tu aquí con esta lindura!- señalo sin disimulo al menor el cual se sonrojo visiblemente
-che- exclamo con enfado –lárgate para que pueda cambiarme- le dijo al pelirrojo
-yo…tengo que irme…espero podamos vernos de nuevo- dijo con una sonrisa el albino y se marcho sin mirar atrás.
¡ha, espera…!- salió detrás de él el japonés pero con su traje de Adam.
-¡Yuu-chan hentai!- grito con fingida vergüenza el oji verde…
Sobra decir que ese día hubo conejo asado para todos….
El verano acabo
El otoño duro
Lo que tarda en llegar el invierno
Había pasado un año desde aquello y Black orden no había vuelto a pisar aquel pueblo costero, el humor de Kanda desde entonces había empeorado y se podría decir que el Kanda de antes era un santo a comparación del actual.
-¡Yuu-chan! ¡Adivina!- se acerco con gran emoción el pelirrojo
-me importa una mierda- fue sus respuesta
-Kanda-kun iremos de nuevo a aquel pueblo donde fue nuestro primer concierto- se acerco la china con una sonrisa -¿no estás feliz? Volverás a ver a aquella persona-
-che- se puso de pie y se marcho sin decir nada
-pensé que le alegraría la noticia…- dijo algo afligida la chica
-jeje ya conoces a Yuu-chan, aunque no lo parezca yo creo que está emocionada- contesto con una sonrisa el oji verde
-tienes razón- sonrió ella
Era cierto que Kanda era una persona difícil pero no era del todo frio e indiferente; y la verdad es que la noticia le había hecho realmente feliz.
El japonés caminaba por los pasillos de la disquera con una clara sonrisa en el rostro.
Volvería a ver al moyashi que tanto le había cautivado…
Y a tu pueblo el azar
Otra vez
El verano siguiente
Me llevo y al final
Del concierto
Me puse a buscar tu cara entre la gente
El concierto había empezado en ese pueblo que un año atrás les había recibido con gran entusiasmo.
Kanda canto como nunca antes lo había hecho porque tenía la idea de que el albino estaba ahí, en alguna parte escuchándole. Busco con la mirada atentamente en cada rincón visible del estadio, buscando una cabellera blanca, la cual era inconfundible.
Más sin embargo, no pudo visualizarle…
Y no halle quien
De ti me dijera
Ni media palabra
Parecía como si
Me quisiera gastar
El destino una broma macabra
-felicidades chicos, fue el mejor concierto de todos- se acerco un hombre de gafas mientras aplaudía con gran felicidad –esto amerita una celebración-
-che- bufo molesto retirándose del lugar. Salió sin siquiera cambiarse de ropa y caminando a toda prisa sin dirección.
Pero sin darse cuenta, fue a dar a un lugar que fácilmente pudo identificar.
-esto es…-
No había nadie detrás
De la barra
Del otro verano
-tiene que ser una broma- exclamo con ironía; de repente tomo por el cuello a un transeúnte que por ahí pasaba.
-¿Qué paso con el bar que estaba aquí?- pregunto amenazante
-lo cerraron hace un tiempo…- contesto con algo de miedo el pobre hombre
-che- lo soltó y lo aventó sin consideración alguna; el hombre salió huyendo despavorido
Miro de nuevo el lugar, observando que era lo que ahora ahí se encontraba
Y en lugar de tu bar
Me encontré
Una sucursal del banco hispanoamericano
No podía ser cierto aquello…tenía que ser una broma de mal gusto…o tal vez se había equivocado de dirección, sí, eso era.
No podía ser cierto….apretó con fuerza los puños sumamente molesto.
Tu memoria vengue
A pedradas
Contra los cristales
Levanto la vista mirando su reflejo en los cristales de lugar, de repente tuvo una visión del albino mirándole con una sonrisa. Se acerco intentando tocarle pero el reflejo se desvaneció enseguida.
Cerró los ojos con fuerza apretó de nuevo los puños y con gran fuerza impacto el cristal rompiéndole en miles de pedazos.
Sé que no lo soñé
Protestaba
Mientras me esposaban los municipales
-¡es ese hombre oficial!- señalo el hombre que minutos atrás había sido cuestionado por el japonés. Varios hombres se acercaron a él para detenerle pero Kanda puso mucha resistencia y al final fue arrestado gracias a la ayuda de muchos.
En mi declaración
Alegue
Que llevaba tres copas
-puedes salir, han pagado tu fianza- se acerco un policía para abrir la reja de donde se encontraba el pelilargo; el cual se encontraba sentado con sus manos juntas apoyadas sobre su cabeza. Levanto la vista al escucharle y se puso de pie saliendo del lugar.
-nee Yuu-chan ¿has bebido? ¿Lo hiciste porque no le has encontrado?- comenzó a cuestionarle el oji verde mientras ambos iban de regreso al lugar donde un año atrás se habían hospedado.
Kanda por su parte no respondió nada. Camino tranquilamente a su habitación y se encerró sin más.
Y empecé esta canción
En el cuarto
Donde aquella vez te quitaba la ropa
Observo atentamente el cuarto y se percato que era igual al que, un año atrás, había estado con el albino.
Empezó a recordar todo lo que había vivido ahí; recordó su cuerpo, su aroma, su voz…jamás había sentido tal deseo por alguien antes…
Esbozo una sonrisa…
Lo encontraría, definitivamente lo haría, aunque muriese en el intento…
Y nos dieron las diez
Y las once
Las doce y la una
Y las dos
Y las tres
Y desnudos al amanecer
Nos encontró la luna