Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Like a virgin touched for the very first time por SarahKaulitz

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero que les guste, lamento si hay errores gramaticales...hice lo mejor que pude. Y espero ante todo que se entienda :)

La luz blanca y pura de la luna se filtraba inocentemente por entre las abiertas cortinas venecianas que adornaban cálida y delicadamente la habitación del moreno, el cual reposaba con su respiración acompasada, levemente enredado en las sedosas y rojas sábanas que vestían su cama adoselada.

El único y agradable sonido que embargaba la habitación, era su suave respiración entrando y saliendo de su cuerpo paulatinamente, provocando que su delicado y masculino pecho se hinchara de a momentos, ocasionando que la sábana fuese deslizándose hasta destaparle el torso por completo.

Dejó escapar un leve, casi insonoro, suspiro, entreabriendo sus perfectos labios color de baya, levemente brillantes por su saliva. Sonrió de lado algo adormilado y se contorsionó despacio en la cama, como si esperara a que cada hueso se ubicara en un lugar exacto, moviendo con más énfasis su pelvis, hasta suspirar más ruidosamente y morder su labio inferior.

-Tom…- susurró su gemelo, entrando silenciosamente a la habitación, sin notar el crujir de la madera bajo sus pies a cada paso, hasta alcanzar la cama del moreno e inclinarse.- Tom.- repitió en su oído, sintiendo como sus labios podían rozar los pequeños y rubios vellos que portaba su piel.

El moreno de trenzas se estremeció de manera imperceptible, ladeando su rostro con suavidad. La almohada se amoldó rápidamente a la forma de su rostro, el cual ahora miraba a través de sus cerrados ojos, a su gemelo. Éste se quedó mirándole quedito y silencioso, como examinándole. Desvió lentamente su mirada, recorriendo sin notarlo, la anatomía de Tom. De manera muy lenta paseó sus ávidos ojos por el pecho casi perfecto del mayor, sus algo marcadas costillas que le hacían extrañamente atractivo. Se deslizó como una serpiente hasta su abdomen, mordiendo su labio inferior inconscientemente; levantando despacio uno de sus brazos, para con la yema de sus dedos, recorrer con suavidad los abdominales del de trenzas, a penas si rozándolos, pudiendo sentir el calor de su cuerpo…como se hinchaba al respirar y como luego volvía a la normalidad. Apoyó la mano enteramente y se ruborizó apenas, lamiéndose los labios.

Tom se removió un poco ante el contacto, haciendo que Bill se echara hacía atrás enseguida, haciendo un espantoso ruido a crujido de madera y pisotones bruscos. Se quedó quieto como una estatua, observando a un Tom totalmente dormido.

-Joder…- murmuró llevando una mano a su corazón, el cual latía fuertemente, haciéndose notar. Sonrió de lado y se dispuso a salir de la habitación, en el instante en el cual sintió su muñeca ser rodeada por una cálida y algo áspera mano. Oh oh…

-Te ha faltado algo- dijo el de trenzas, sin un ápice de la voz pastosa que solían tener las personas que recién despertaban.

-Solo he venido, porque creí haber dejado aquí mi…mi…- miró hacía todos lados hasta dar con un delineador.

El mayor tiró hacía sí del brazo de Bill, haciéndole perder el equilibrio. Éste se puso tenso; estaba que se moría de los nervios. Su hermano siempre le había prohibido entrar a su habitación por la noche. Últimamente todo le daba curiosidad. Y al verle dormido le incitaba a revisar sus cosas, o sencillamente observarle dormir, y hablar con él mientras dormía.

-Lo siento.- dijo algo sumiso.

-No tienes porque sentirlo.- sonrió de lado Tom, instándole a sentarse a su lado.- Creo que te ha faltado algo.- repitió en algo similar a un siseo, haciendo que Bill se erizara.

-¿Ah…sí?- rió nerviosamente

Tom sonrió y se rió silenciosamente, tomando la mano de Bill en la suya, para posarla delicadamente sobre su propio abdomen. El menor algo reacio, como acto reflejo la quitó; y esta vez, el de trenzas fue algo más dominante, y se la tomó con algo más de fuerza, depositándola otra vez en el mismo y exacto lugar. Su reflejo, no la quitó.

-Oye, no voy a comerte…- rió Tom.- por ahora.- agregó, sonriendo de manera traviesa

-No entiendo de qué vas.- confesó Bill mirándole con los ojos entrecerrados, dejando un poco de lado el nerviosismo. No tenía de que preocuparse.

-Antes.- comenzó.- Estabas mirándome.- agregó, haciendo que Bill hiciera un puchero inconsciente.- Y no lo niegues.

-No lo hice.- dijo de manera rebelde, y como si hubiesen tirado de una cuerda, Tom le apretó la muñeca.- ¡Jodido duele!- chilló enseguida atinando a quitarla, aunque solo logró que le doliera aún más.

-Me estabas mirando.- continuó.- Y no solo lo hiciste, sino que hasta me tocaste.- agregó como si aquello fuera una fatalidad.- Ibas a continuar.- esto último fue más una orden, que un comentario.

-No iba a hacerlo.- susurró sintiendo como otra vez los nervios le embargaban.

-Sí ibas.- le contradijo, dejando de apretar su muñeca, alejando sus brazos de la mano de Bill, la cual seguía posada en su abdomen, cerrándose un poco.

-Eres mi hermano.- volvió a susurrar, con el rostro pensativo.

-Soy tu hermano, porque te dijeron que lo era.- dijo con rapidez.- Si nadie te lo hubiese dicho, solo sería Tom, el chico que vive contigo. Podríamos ser cualquier cosa, menos hermanos, Bill.- antes de decir esto, se sentó en la cama, siseándoselo al oído.- Si no estuviera el tabú de somos hermanos quien sabe las cosas que haríamos, ¿no?- rió suavemente, y besó el lóbulo de su oreja, haciendo que Bill tomara una brusca bocanada de aire.

El menor cerró los ojos despacio, sintiendo como una pequeña parte de su mandíbula y su lóbulo eran besados con efusividad, Besos secos, cortos, provocadores. Sí, provocadores.

-Pero sí sé que eres mi hermano. Y no puedo evitar saberlo.- susurró apoyando una mano en el pecho de Tom para apartarle, vaya, se estaba comportando como la condesa de las maricas.

-¡Joder! ¡Es un puto polvo!- chilló Tom apartándose bruscamente.- ¡No vas a contraer sida, ni gonorrea Bill!

-Eres bastante desagradable cuando realmente te lo propones.- dijo el aludido, mirándole con molestia.- ¿Un polvo? ¿Con tu hermano? Anda, si eres toda una mariquita en celo.- se burló, haciendo que a Tom se le desapareciera cualquier gesto de diversión del rostro.

Bill dejó de sonreír y se puso serio al igual que Tom, quien parecía atravesarle con su mirada. ¿Cuánto estuvieron así? Perdió la cuenta del tiempo, en cuanto sintió la mano del de trenzas, sostener la suya, contra su abdomen.

-¿Prefieres que te la quite un don nadie o alguien que amas?- dijo mirándole

-¿Desde cuándo te preocupa mi sexualidad?- chilló Bill zafándose

-No me contestes con preguntas, me pone violento y no quiero lastimarte.- dijo con sencillez.

El menor carraspeó y desvió su mirada. ¿De verdad lo haría con Tom? Bah, estaba seguro de que tan solo era una treta para incomodarle. Vale, si Tom quería probarle, Tom le tendría. Y el único que quedaría mal sería él. Por provocador…y mal hermano mayor. Pero…no podía moverse. Algo tenía claro. Tom dominaba cualquier clase de situación. Le miró con perspicacia y deslizó la mano que tenía en el abdomen de Tom hacía ya un buen rato, hasta su pelvis, rozándole con la yema de sus dedos. Si aquello era une treta, no faltaría mucho para que su gemelo se asqueara y le quitara la mano.

-Veo que entiendes.- sonrió ampliamente, notando como una fresca brisa que se colaba por la ventana, movía los cabellos despeinados de Bill, dándole un toque tan…inocente, a no ser por su mirada segura.

El de trenzas volvió a recostarse sobre el algo hundido colchón, sintiendo la sábana deslizarse bajo su espalda haciéndole sentir un hormigueo en todo su cuerpo. Cruzó los brazos detrás de su cabeza y le observó, notando bajo la escaza luz, el rubor intensificándose en aquellas pálidas mejillas. Aquellas…pálidas, suaves y delicadas, mejillas…tan prohibidas al igual que todo su cuerpo.

-Tom, yo no estoy seguro de…- susurró Bill, sin poder evitar jugar con los vellos de su pelvis del nerviosismo, haciendo ondas.

-Me hace cosquillas.- rió bajito Tom, volviendo a sentarse, tomando el rostro de Bill entre sus manos.- ¿Hay a caso amor más puro que el de un hermano a otro?- susurró casi contra sus labios

-De hecho…sí.- dijo entrecortadamente, sintiendo el aliento de Tom chocar contra sus labios, como si fueran lo más delicioso y lejano de probar que tuviera en su vida.- El de una madre por un hijo.

-Pero si vamos al caso, eso sería realmente desagradable, porque todo ese hijo, ha salido por donde ahora inserta otra cosa.- rió bajito, haciendo que Bill sonriera, aún duro de la tensión.- Solo déjate llevar, ¿vale?

Bill tragó saliva y asintió humedeciéndose los labios, sintiendo en ese instante, los de Tom posándose sobre los mismos. ¿Cuántas veces había soñado el sabor metálico del piercing de su gemelo? Fue en ese momento en el cual recordó aquellos sueños que le hacían despertar pegajoso, sin poder saber cuál había sido el motivo. El de trenzas volvió a recostarse casi enseguida, en la misma posición, sintiendo las yemas de los dedos de Bill, pasearse por su pelvis, enredándose inocentemente en sus vellos. Más que excitarle, le daba ternura. Qué asco.

Se entretuvo haciendo el ridículo por algunos minutos, hasta que se hizo de coraje, y mordiendo su labio inferior con inseguridad, fue deslizando su mano hasta dentro del bóxer, rozando la base del miembro de Tom, que no estaba erecto, aunque sí algo despierto. Como algo mecánico, Tom se lo quitó sin apenas moverse, dejando a Bill un tanto pasmado y agobiado, notando que aquello comenzaba a hacérsele interesante.

Deslizó su dedo índice por su masculinidad, notando como Tom se movía en la cama. Estaba bien…sentía que todo marchaba demasiado lento, y que a ese paso se dormiría antes de llegar al orgasmo, pero estaba bien…no podía pretender nada más de Bill. Otra brisa, hizo que el menor se estremeciera, y se inclinara un poco hacia delante, dejando a Tom con los ojos abiertos de par en par; sobre todo al sentir los labios suaves y calientes de su gemelo sobre su miembro, recorriéndole con la bolita metálica del piercing que llevaba en su lengua. Bill miró a Tom como buscando su aprobación, pero su cara de placer fue la única respuesta que necesitó, antes de continuar con su recorrido, pasando también su labio inferior junto con su lengua. Tom dejó escapar un jadeo, y movió el piercing de su labio con la punta de su lengua, apoyándose en uno de sus codos, para con la otra mano acariciar la cintura de Bill.

-¿Qué…?- comenzó Bill desconcertado

-Sh. Sigue.- dijo moviendo su mano, al hombro de Bill para instarle a que continuara.

Éste se sonrojó bastante y al volver a su labor, notó que Tom ya estaba duro del todo, o eso parecía. Sonrió de lado y se movió un poco, para apoyar la punta de su lengua en la base, saboreando desde allí, hasta la punta con lentitud, disfrutando al oír los jadeos de Tom al verle. Y…y aquellas caricias y leves apretones en la cintura…le estaban cegando un poco.

Sin notarlo, tan solo dejándose llevar, estaba lamiendo, besando y succionando el miembro de Tom, con su boca, sintiendo el gusto agridulce que desprendía la masculinidad de su gemelo. Era exótico…pero increíblemente sensual y excitante. Sentía oleadas de enorme calor recorrerle el cuerpo con cada lamida, o roce de Tom, el cual ya no se contentaba con acariciarle o pellizcarle la cintura, sino que expandió su repertorio a donde fuese que su mano alcanzara.

-Ven.- dijo Tom con la voz algo ronca, sentándose y atrayendo a Bill por la cintura más contra sí, hasta que sus pechos se tocaron, llevando su otra mano a la nuca del menor para presionarle más y devorar sus labios con ansias, sintiendo su propio sabor. Ambos buscaron la lengua del otro, peleándose en una batalla pasional por dominar la situación, hasta que a ambos le dolieron los labios de tanta brusquedad y desesperación. Ansiedad del otro.

El de trenzas tumbó a Bill a su lado en la cama, sentándose sobre sus muslos, notando sin dificultad que su gemelo estaba en el mismo caso que él. Duro hasta la médula. Se apartó un poco y se deshizo del bóxer de éste, acariciando ya de paso con lentitud sus muslos, notando como se erizaba con cada roce. Dejó un camino de húmedas mordiscas en el interior de su muslo, y un par de besos en sus piernas, hasta deshacerse de la última prenda de ropa que les impedía friccionar su desnudez el uno con el otro.

-Tom yo no sé si pueda…- gimió Bill al sentirle ponerse entre sus piernas, a la par que sus miembros se rozaban bruscamente a causa de que Tom se inclinase sobre él para besar y morder su cuello con algo de violencia.- Me da miedo.- confesó apoyando sus manos en los omoplatos del mayor.

-Tendré cuidado.- dijo Tom sin siquiera oírse lo que decía, estaba demasiado excitado.- Habla menos y disfruta más.- le ordenó, fingiendo embestidas que en realidad solo hacían que sus muslos chocaran contra las nalgas de Bill, y sus miembros se friccionaran aún más, logrando que Bill se sonrojara y gimiera bajito, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa.

Esto es raro…estoy a punto de desvirgarme con mi gemelo…que asombroso pensó de manera estúpida a causa de la excitación.

Tom bajó de su cuello, recorriendo con su lengua y sus labios el pecho de Bill con ansias, deteniéndose a jugar con el piercing de su pezón izquierdo, lo cual hizo gritar del placer a Bill. Pasó la punta de su lengua por cada una de las bolitas, hasta moverlo de arriba hacia abajo, aprovechando con cada caricia, morder su piel. El menor estaba que enloquecía. Poco a poco, Tom fue moviendo su cuerpo hacia abajo, hasta quedar cara a cara con la anhelada estrella. La besó varias y prolongadas veces, disfrutando el contacto del bajo abdomen de Bill en sus labios. Traviesamente su lengua fue saliendo de entre sus labios, para así poder recorrer aquella fuente de excitación sin medida.

-¡Me estás matando!- gimió Bill, al sentir los labios de su gemelo en su miembro, celados de cerca por su lengua.

-Si con esto te mato, no quiero saber lo que sentirás cuando llegues al orgasmo.- admitió burlescamente, depositando un beso en su pelvis y retomando la posición inicial, dándole pequeños, salados y secos besos a Bill, quien no podía cerrar la boca, a causa de su respiración agitada.

Bill mordió su labio inferior, intentando corresponderle los besos, aunque realmente se veía incapaz de controlar siquiera los movimientos de su cuerpo. No era consciente de que estaba moviendo la pelvis hacia arriba, por el mero hecho de querer rozar su miembro contra el muslo de Tom. Éste por su parte, ya había deslizado su brazo hasta la mesita de noche. Abrió el cajón en silencio, y sin dejar de acariciar a Bill con su otra mano, fue rebuscando un pequeño frasquito.

-¿Vamos a hacerlo de verdad?- gimió Bill, sin poder evitar acariciar su miembro

-Sí Bill, vamos a hacerlo de verdad.- murmuró Tom poniendo los ojos en blanco y sacando el pequeño envase, abriéndolo con los dientes.

-¿Me va a doler?

-Sin dolor no hay placer.- dijo a modo de respuesta, sonriéndole fugazmente, más concentrado en no ser demasiado bestia.

El menor iba a hacer varias réplicas más, pero decidió callarse al ver el rostro tenso de Tom. Le restó importancia y cerró sus ojos, sintiendo como Tom se movía sobre él y entre sus piernas. Le dio mucho miedo en aquel momento, muchísimo miedo, pero no tenía ya nada que perder, y si a causa del pánico se iba, Tom no se lo perdonaría junto…pero es que en ese instante era cuando recordaba claramente que Tom era su hermano.

-Tom…- susurró cerrando los ojos aún más fuerte

-¿Hmm?- balbuceó éste, palpando la estrechez de su gemelo.

-¿Por qué haces esto?

-Porque…eres mi experimento.

Bill frunció el ceño, soltando un suspiro de placer que le hizo olvidar momentáneamente aquello. Experimento. Se quedó flojo sobre la cama, mientras sentía unas excitantes cosquillas en su entrada.  Por su parte, Tom estaba concentrado en distraer de algún modo a Bill, encargándose de acariciar su miembro, el cual de tan erecto que estaba, se encontraba casi pegado al abdomen del menor. Sonrió de lado al notar eso, e introdujo su primer dedo al prepararlo. Tan suave, tan caliente, con unas enormes ganas de no detenerse nunca, y eso que aún no comenzaba.

-¡Ah!- chilló Bill al sentir aquella intrusión en su cuerpo, en una de sus partes más íntimas; sintiendo como cualquier otro quejido era callado con los fuertes labios de Tom, en un algo violento beso…que le encantó.

Mientras le besaba continuó preparándole con ansiedad. Estaba que se moría por penetrarle de una vez, le dolía todo el tronco de su miembro a causa de que la piel estuviese tan estirada. Le urgía, follarse a su hermano, en aquel preciso instante. Bill no paraba de removerse y soltar algún gemido casual, seguido de cerca por una horda de suspiros y jadeos, que le instaban a mover su pelvis hacia arriba, de manera algo circular.

Poco a poco sentía como ya no le molestaban tanto aquellos finos y largos dedos que bien conocía. Los labios de él y Tom se encontraban pegados, sus lenguas eran cada algunos segundos bañadas por la luz de la luna, mientras sus cuerpos agitados y levemente sudados se movían el uno contra el otro; mientras poco a poco Bill perdía cada pizca de inocencia, la última pizca de inocencia que le quedaba, en aquel acto tan extraño de amor…o deseo.

-¡Oh Dios, oh Dios, oh Dios!- gemía aferrando las sábanas de seda entre sus manos, clavándose las uñas en las palmas, al sentir a Tom ya dentro por completo, sintiendo un dolor punzante e incómodo.- ¡Es demasiado!- chilló cerrando los ojos y levantando el pecho, retorciéndose de placer.

-Una de dos, o te toqué el punto G, o tienes el orgasmo fácil.- jadeó Tom sin poder evitar soltar una risa, arrodillándose en la cama ocupándose de colocar las piernas de Bill sobre sus hombros.

-¡No! ¡Me duele!- rugió de manera feroz mirando a Tom a la par que le clavaba a él las uñas en los brazos.

El de trenzas puso los ojos en blanco y movió las piernas de Bill hacía un costado, sin  despegar su pelvis del trasero de éste, y con cuidado de no hacer un mal movimiento se recostó tras de él.

-¿Mejor así?- susurró besando su hombro, moviéndose despacio.

-Oh sí, ya lo creo que sí…creo que ya sé que hacer…- sonrió Bill ladeando un poco su rostro hacia atrás, para inesperadamente, comenzar a mover su cadera de adelante hacia atrás, dejando a Tom atónito otra vez, jadeando irremediablemente.

El de trenzas pasó uno de sus brazos por la cintura de Bill rodeándole el abdomen, mientras ayudaba a Bill a hacer las suaves embestidas. Cálidos y anhelantes besos se iban desperdigando por el cuello de Bill, siendo atrevidos y escapándose alguna que otra mordida, que le hacía gemir de placer.

-No es suficiente.-gimió Bill comenzando a hacer las embestidas algo más rápidas y profundas, aunque no del todo.

-¡¿Qué?!- chilló Tom incrédulo, ahogando un gemido en el hombro de Bill.

-Tom…golpéame.- susurró con sensualidad.- Me excita lo sado.

-¿De qué vas?- dijo sorprendido, sintiendo como Bill tomaba su mano para rodear su propio miembro y apretarlo.

-¡AH!- rugió echando su cabeza hacia atrás de tal manera que la dejó apoyada sobre el hombro de Tom.

Las embestidas siguieron siendo pausadas y algo lentas, mientras que Tom apretaba quizás algo fuerte el miembro de Bill, haciéndole gemir. Éste, por su parte le arañaba y lamía a donde alcanzaba. Se sentía…totalmente…vulgarmente hablando, emputecido. Le encantaba como su hermano entraba y salía de él de aquella manera. Le encantaba como le mordía suavemente en el hombro y el cuello; adoraba como cortaba la circulación de su miembro, haciéndole doler de una manera excesiva que le llenaba de placer.

-Eres aburrido en la cama Tom…- susurró Bill

Como si eso hubiese tocado un interruptor dentro de Tom, de manera agresiva se salió del interior de Bill, poniéndole boca abajo y haciéndole reír de una manera un tanto enferma.

-Rawr chico malo…- gimió al sentir como Tom tomaba sus cabellos y mordía sus labios con frenesí al besarle, sin poder evitar gemir aún más fuerte.

Una vez le tuvo boca abajo, y su merced, le hizo levantar la cadera, apoyando las rodillas sobre la cama y el torso apoyado aún en ésta, y volvió a penetrarle, esta vez sin miramientos ni preparaciones lentas. Una buena y gran embestida.

-¡Jódeme!- gritó Bill mordiendo la almohada al sentir como todo su cuerpo se iba hacia delante con las embestidas bruscas de Tom.- ¡Jódeme como nunca has jodido a nadie!- esta vez se le oyó más amortiguado a causa de la almohada y los jadeos.

Tom se mordió el labio inferior y sonrió de lado, inclinándose sobre la espalda de Bill, para pasar su lengua por cada gota de sudor que encontró en el pequeño hueco que se hacía a causa de su columna. El menor se estremeció e hizo algo de presión con sus nalgas, ocasionando una serie de gemidos y jadeos histéricos por parte de Tom, quien estaba en aquel instante con la frente apoyada en uno de los omoplatos de él.

-¿Quieres que lo haga como a nadie?- jadeó contra su oído, apretando su cadera, quedando ambos quietos, solo oyéndose el ruido de sus agitadas respiraciones.

-Quiero…que me la metas hasta el fondo…- dijo atrevidamente, sintiendo como Tom le agarraba con fiereza de los cabellos tirando de ellos hacia atrás, lo cual le resultaba molesto para tragar, pero le estaba excitando sobre manera. Le puso más duro si cabía la posibilidad de que eso pasara.

-¿Hasta el fondo?- susurró lamiendo su cuello

-Sí…- dijo sin emitir sonido, sintiendo una algo brutal mordida en el pequeño espacio que había entre su hombro y su cuello, que le hizo gritar de placer.

-Tus deseos son ordenes hermanito.- sonrió y se enderezó aún sosteniéndole de la cabeza, la cual quedaba inclinada de una manera incómoda hacia atrás, como si estuviesen haciéndolo a lo perrito, pero más salvaje.- A ver si luego no te quejas de que soy un mal hermano mayor.- medio rugió, comenzando a embestir con fuerza.

Bill al principio creyó que luego de eso, no podría hablar por algunos días. La manera de embestir de Tom tocaba algo dentro de él que le hacía asfixiarse de placer y poner los ojos en blanco. Los tirones de cabello, las mordidas, las lamidas, las nalgadas…oh sí las nalgadas, sentía que le ardían de una manera increíble, pero como le gustaban. En algún momento de aquel revolcón, sintió la mano de Tom masturbándole y apretándole la base, lo cual realmente le dolía.

-¡Más…más fuerte!- gimió, y tal cual, sus deseos eran ordenes para Tom, y apretó aún más fuerte la base del miembro de Bill, quien soltó una lágrima de dolor, que no se comparaba para nada al placer que estaba sintiendo.

Tom aflojó su agarra y a base de nalgadas y embestidas, logró tener a Bill completamente perdido en el paraíso. Remató aquello masturbándolo algo flojamente, y haciéndole sufrir.

-Creo que me he cansado…- murmuró en broma, saliendo de a poco de dentro de Bill

-¡NI SE TE OCURRA!- rugió Bill moviendo todo su cuerpo hacia atrás.

El miembro de Tom entró de sopetón otra vez, y esta vez fue Bill quien se movía desde adelante hacia atrás para ser ferozmente penetrado, mientras el mayor se ocupaba de masturbarlo y hacerle cosas que le dolieran, como aquellas nalgadas que seguramente no olvidaría. Sintió como Tom se apoyaba más contra sí, y al sentir aquellos pellizcones en sus pezones, se sintió volar, y no pudo evitar correrse en la mano de su gemelo, mientras éste estaba en la recta final.

-Eres un chico sucio, me has…me has arruinado la mano…- rió bajito y jadeante, no podía casi respirar de lo viciado que estaba el aire, parecía que ni la brisa quería sentirse de sobra en aquel momento.

-¡Acaba de una vez!- gimió con un lloriqueo de pura gula.- Me vas a dejar el culo como el estrecho de Gibraltar…

-Ni tanto…no es tan gruesa…- se defendió, sintiendo como los testículos le cosquilleaban.

-No será tan gruesa pero…joder es larga…es…tiene un gusto tan especial.- comenzó Bill, sintiendo como Tom le pellizcaba aún más fuerte uno de los pezones, y con la otra mano le desperdigaba su semen por la cara, haciéndole lamerse los labios; al fin y al cabo, era el suyo propio.- Entre salado y amargo…sudada y con su piel estirada a causa de la excitación…esa excitación que yo provoqué…esa magnífica erección que está dentro de mi estrecho culo la provoqué yo solito y la disfruto yo solito…como buen…hermano menor.

-¡JO-DER!- gritó Tom corriéndose dentro de Bill, sintiendo como su semen se desparramaba en el interior de Bill y se salía por su orificio, goteando viscosamente hacia las sábanas y su propio cuerpo.- Eres un asco…- susurró

-Créeme que lo sé…- sonrió de lado.- Pero tú eres aún más asqueroso por follarte a tu propio hermano…

El de trenzas rió de manera ronca y poco a poco fue sacando su virilidad del interior de Bill, para recostarse a su lado y acariciar sus cabellos, aquellos que estaban pegados a causa de la transpiración, en su perfecto semblante.

-Me has desvirgado…felicitaciones…- murmuró

-Y pensar que al principio no querías.- rió divertido.- Y te has comportado como una puta cualquiera.

-Oye no te pases.- dijo serio mirándole y poniéndose de costado para verle mejor, notando que ya salían las primeras luces del alba.

-Ok, no me paso.- sonrió besando sus labios.- Eres como una virgen a la que tocan por primera vez.- mintió sonriendo.

-Eres un desgraciado.- rió bajito acomodándose sobre su pecho y tapando a ambos con la sábana.- Estoy exhausto.- suspiró cerrando sus ojos.

-Duerme.- le dio la solución, cerrando él también los ojos.

Ambos se quedaron dormidos enseguida, sin emitir ningún sonido. Al igual que en algún momento de la noche, solo se escuchaban sus pausadas respiraciones, como si fuera un coro de dulces ángeles.

Cuando el menor despertó, palpó la cama donde era el lado de Tom, sorprendiéndose al tan solo sentir su aroma. Miró el reloj y descubrió que era más tarde del medio día, y suspiró. Vaya…estaba seguro de que jamás tendría tan buen sexo con nadie. Aunque claro, Tom tampoco fue la gran cosa…pero cuando lo haces con amor siempre se siente diferente, ¿o no? Al palpar sintió un papel bajo su mano y se frotó los ojos, sentándose con dificultad, ya que estaba algo adolorido, y lo leyó.

Vaya Bill, ¿qué hiciste conmigo?
Jaja, nada, es una broma, oye me he ido antes, quiero una explicación de porque ambos estábamos desnudos en mi cama luego, se me ha hecho bizarro, nada más. Besos.


Bill se quedó mirando el papel y entrecerró los ojos.

-¿Estás de broma verdad?- murmuró arrugando el papel en su mano, sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas de enojo y rabia.- No puedo haberlo soñado otra vez, es…imposible, fue tan real…¡tan real!- rugió tirando la bolita de papel contra el suelo.

Mientras, en un café no muy lejos, Tom suspiraba. Sabía que lo que había hecho estaba mal…vaya, bueno, follarte a tu hermano no era precisamente un motivo para ganarte un Nobel…pero no podía permitir que Bill se sintiera como un enfermo por su culpa. Pasaba de eso…era mejor que creyera que lo había soñado. Como las incontables veces en las que fue al cuarto del menor y le corrió mano indiscriminadamente, y éste al despertarse creía que era un sueño muy vívido, solo eso…pero ya le resultaba común. Le resultaba fácil engañarle. Cambiar las sábanas y una carta que exprese lo anonadado que estaba y ya.

Porque Bill jamás dejaría de ser tan tonto e inocente.
Tal cual, como un virgen tocado por primera vez. No diferencia la verdad, de la fantasía.

Aunque lo que había hecho, era muy real…tan real, que Bill aún reflexionaba sobre su molestia al moverse.

-¡Jódeme!- gritó Bill

Notas finales:

Espero que hayan disfrutado la lectura :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).