Algo estaba tirado enfrente precisamente de mi casa, bueno, más bien era alguien…
-¡Oye!-grite y no pasó nada de nada- ¡despierta!
Comencé a mover a la persona, se veía de menos edad que yo, aunque no sabía su género porque no podía ver su cara. (Y para los que digan ``fíjate en su pelo´´ les aviso que su cabello era corto, tampoco lo podría saber así).
-¡Despierta!-me estaba comenzando a molestar, apenas hoy conocí a mi sensei y quiero irme a hacer algo productivo.
Lo que sea que estaba en la puerta comenzó a hacer ruido y supuse que por fin había despertado, y tenía razón, despertó.
-¿Dónde estoy?-dijo.
Al fin pude comprobar que era, por su voz me imagino que es mujer, aunque también hay chicos que tienen voz de niña, mejor espero a que suba la cabeza.
-Enfrente de la puerta de mi casa-le contesto.
Al fin subió la cabeza…en efecto…era una niña. La verdad, lo único que quería es que se quitara de la puerta y poder pasar de una vez.
-¿Te podrías quitar?-le pregunte.
No obtuve respuesta, solo unos movimientos lentos de su parte, cuando se pudo poner de pie me di cuenta que en la puerta había una gran mancha de sangre…
-¿Estas herida?-volví a preguntar.
Otra vez no tuve respuesta, solo se quedó allí de pie, intente ver si tenía algo pero no se veía absolutamente nada.
-Estoy bien-me respondió.
Como quiera ella, me metí a mi casa, aunque no es común de mi…me sentí preocupado por esa niña. Salí a ver si estaba, estaba en el piso tirada.
La cargue y la metí a mi casa, me puse a revisar que tenia…una gran cortada de unos diez veinte centímetros de profundidad.
-Entonces si estas herida-le dije, aunque prácticamente se estaba desangrando.
Me respondió aunque difícilmente, apenas se entendía.
-Cre-creo que es obvio-respondió con dificultad.
La puse en el sillón, busque algunas vendas, no se mucho de eso pero por lo menos puedo poner vendas y cosas así. Por desgracia, no soy muy habilidoso de todos modos en eso, por lo que no lo estaba haciendo tan bien y le dolía lo que estaba haciendo.
-Eres más quejosa que el dobe-el dobe…mi dobe…
Desde hace mucho me gustaba, no podía hacer nada contra eso, aunque a pesar de ello nunca se lo iba a decir, ni tampoco alejaba de mi los deseos de venganza. Bueno, tal vez lo hacía un poco, pero no mucho.
-¿De dónde eres?-o si, me puse a jugar a las mil y un preguntas con una extraña, nunca está de más saber información.
-A-aldea de…las nubes-vaya, pensé que era del país…me equivoque.
Iba a hacer más preguntas, pero recordé algo, tenía que ir a dormir, mañana era la maldita prueba, por Dios… ¿Qué clase de tontería será?
-Puedes dormir aquí-le dije a la niña, máximo tendría unos nueve años.
-Gracias-me dijo ella.
Sí, yo me las estaba dando de buena gente, en realidad no pero tal vez sospecharían de mí y dirían que hice algo...cosa que no hice y no haria.