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Nunca más por shizuka lee

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Notas del fanfic:

Bien, este es mi primer fic que escribo y el primer lemon también y en primera persona! Todo un desafío para la inocente personita de yo!!!, morí casi literalmente cuando lo hice, casi hiperventilando, con palpitaciones, sudor frío y mi lengua mordida (es que estaba mascando chicle como enajenada).

Kaname: uhm... creo que querías mascar otras cosillas jejeje

Zero: TT_TT a mi me hiciste sufrir desgraciada crees que no duele???

Kaname: pues yo me quedé con la impresión de que te gustó ^_^ (tocando a Zero de forma sugerente)

Zero: O.o deja!!! aquí no!!! Además Shizuka, el morderte la lengua no fué ni cercano a lo que te mereces, además pobre Sr. Poe, deesgraciaste su creación convirtiéndola en una suerte de fic sucio y prevertido...

EAP: Shizuka Lee!!!!!! Quién eres desgraciada!!!! porqué me haces esto, y tu que te dices mi admiradora!!!

Shizuka: Nooo, Sr. Poe no era mi intención, pero... pero es que las ideas surgieron y como escritor usted debe conocer ese delirio febril que nos obliga a escribir sin descanso!!! no me lleve a la ribera de la noche plutónica TT_TT

EAP: delirio febril! mis polainas!!! mejor me voy a colgar de la regadera que estos otros dos ya empezaron con sus cosas.

EAP y Shizuka observan hacia atrás y ven a Zero y Kaname besándose y en pleno faje ignorándo olímpicamente a los otros dos.

Shizuka: dejen!!!! ya mejor nos vamos con el fic que si no aqui van con sus cosas ¬¬ 

A leer se ha dicho!!!!!!! por cierto, la autoría de el genial poema El cuervo, como ya he dicho, pertenece a Edgar Allan Poe.

Notas del capitulo:

EAP: Mi poema es mucho mejor que el de esta demente pervertida ¬¬

"Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,

 meditaba sobre viejos libros de sabiduría ancestral

 y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,  

como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.

"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;

sólo eso y nada más."

Cansado, infeliz, casi muerto de tristeza recordando el diciembre desolado cuando los ángeles llamaron tu nombre y acudiste a ellos sin demora. Los días que se han ido después de tu partida no hacen más que destrozar la poca vida que me queda mientras te añoro en la soledad.

De repente, unos leves, casi inaudibles golpes en mi puerta me sacaron de la breve ensoñación donde te miraba una vez más, sonriendo para mí, con tus dulces labios curvándose en la eternidad de mi amor.

Sobresaltado por la inesperada visita, intenté calmarme.

- Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal; sólo eso y nada más.

¿Quién podría ser y qué buscaría en las altas horas de la negra noche? Con insistencia, se repitieron los golpes levemente más fuertes, como si la intención fuese que yo acudiera a su llamado.

- No es sino un visitante que ha llegado a mi portal; un tardío visitante esperando en mi portal. Sólo eso y nada más.

Con algo de vacilación me animé a abrir. Calmando mi corazón afligido y ansioso por la duda de conocer quién sería ese extraño visitante que venía a mí en una noche como ésta, de cielo lluvioso y fuerte viento susurrante en la oscuridad.

- Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal que dudé de haberlo oído...

Así que abrí de golpe pero mi sorpresa fue grande al descubrir sólo la oscuridad tras la puerta. Oscuridad y nada más. Entonces te llamé sin pensarlo siquiera:

- Yuki...

Y el eco susurró mi respuesta:

- Yuki...

Debía ser la falta de sueño de esos últimos días, o tal vez el hecho de que me faltaras tu, el aferrarme a tu recuerdo, aún si en eso se me fuera hasta el último aliento de vida del pecho. Cerré la puerta, dispuesto a regresar al sillón en el que me encontraba. Me acomodé de nuevo cuando sentí como si una presencia se hallara en el mismo lugar que yo, pero lo que encontré dentro de mi habitación era algo imposible.

Allí, sentado en un mullido sillón, bajo el busto de Palas sobre el dintel de mi puerta, una figura de ángel negro, de semilargos cabellos castaños, piel lustrosa de alabastro, esbelto y con grácil pose, me miraba con los ojos titilantes reflejando la luz fulgurante de la lámpara.

- ¿Qué es lo que busca o lo que quiere que se atreve a entrar en la habitación de un hombre consumido por el dolor? ¡Sin ser invitado! ¡Sin ser conocido!

Pero el ángel no respondió. Permaneció impasible mirándome, reflejando luz en sus brillantes ojos. Qué atrevimiento entrar en un lugar sin tener primero permiso de hacerlo y sin conocerlo yo siquiera.

- Dime entonces, si al menos eso puede saber mi alma carente de serenidad, ¿cuál es tu tétrico nombre en la ribera de la Noche Plutónica?

Dijo el ángel:

- Nunca más

Curioso y extraño nombre, para un ser como aquel, y hermosa la voz que me sonó conocida, tenía una dulzura que había escuchado en días felices de antaño. ¡Sí! ¡Como la tuya! Pero él no dijo nada más. Quieto y callado estaba, y mirándome seguía, me intrigaba. Así que colocando frente a él, el sillón en el que hubiere descansado si su presencia no hubiese penetrado, me dispuse a observarle también, y descifrar el misterio de que estuviese ahí. Qué oscuro secreto llevaría a mi existir, qué oscura encomienda tendría por cumplir.

Emanaba un efluvio atrayente, casi imperceptible, y sonreía conforme mi confusión sobre él aumentaba y mi pecho quemaba al mirar. Lentamente se levantó del sillón y caminó hacia mí con paso ligero, tan seductor que no pude reaccionar al momento cuando se detuvo frente a mí y mi mano temblorosa tomó, elevándola lo suficiente para besar el dorso. Me embargó una calidez extraña, viajando desde la mano hasta el centro mismo de mi cuerpo, pero sobreponiéndome a la extraña emoción, logré articular suavemente casi en un murmullo:

- Vi a otros amigos volar; por la mañana él también, cual mis anhelos, volará.

Y él contestó, bajando su cuerpo a la altura que me daba el sillón en el que me encontraba, quedando ambos rostros frente a frente:

- Nunca más.


Y pude ver en sus orbes castañas el mismo color que el tuyo, la misma dulzura y candidez, y me ví reflejado en ellos, y pude ver nuestro perdido amor. Tomó con su delicado índice mi rostro confuso y con su pulgar delineó suave y pausadamente mis labios, abriendo con el mismo movimiento mi boca levemente. Sentí un leve cosquilleo y luego unió sus labios con los míos tan lenta y suavemente que no pude regresar del mar de tu mirada en los ojos de él. Y en sus ojos te miré, en sus labios te besé, y al tocar sus manos, su espalda y su tersa piel, imaginando que te tocaba me encontré. Si tan sólo su profunda mirada no fuera como la tuya.

No podía respirar, pero sus labios no quería rechazar, era como tenerte aquí, su presencia malvada engañando la mirada. Y comenzó a bajar hacia mi pecho, con sus besos recorriendo cada lugar y no me pude negar. Me embargaba una profunda tristeza, no quería traicionar tu recuerdo, pero sin notarlo me fui abandonando a sus besos. El lamía y besaba y mordía cada zona donde su lengua deslizaba. Abrió la camisa de la pijama que usaba y expuesto quedé. Gemía bajo su toque de helados dedos que acariciaban cada vez más abajo. Llegaron hasta el pantalón y dejó la fascinante labor que hacía con su boca para mirarme y después mirar hacia un costado donde se hallaba frente a nosotros un inmenso espejo en el cual nos reflejamos los dos. Éramos como seres extraños, él un ángel de demoníaca sonrisa y yo un desconocido total con la boca semiabierta y jadeante. Sólo reconocí mis blancos cabellos y mi rostro era tan distinto, algo dentro de mis ojos se notaba luchando por conseguir un poco de paz.

Sin dar tiempo a nada sentí como la ropa restante era retirada de golpe, dejándome expuesto a él y una cálida humedad comenzó a recorrerme de nuevo, excitándome, confundiéndome. Dejé de mirarme y cerré los ojos. Era una sensación la que sentía tan diferente a cualquiera que hubiera experimentado, él delineaba con su lengua mis piernas, glúteos, pecho, mandando enloquecedoras sensaciones por todo mi cuerpo.

Comencé a tensarme sintiendo cómo algo se concentraba en la parte baja de mi vientre, estaba completamente hundido en el placer que él me brindaba aún sin que supiera porqué. No podía más y él lo supo. De algún modo, su ropa desapareció y se colocó sobre mí, bajándome primero con delicadeza al suelo.

Recostado, indefenso, negando mi situación, abrió mis piernas mientras seguía probándome y recorrió la pequeña distancia entre mi erguido miembro y la pequeña entrada. ¿Sería esta la misión encomendada a su impía alma que venía a cumplir, aún a costa de mi perdición? Se irguió majestuoso con sus ojos brillando en fuego y de golpe, sin ser preparado ni avisado en forma alguna hundió su palpitante y henchido miembro dentro de mí y el dolor que sentí fue mil veces más fuerte que si me matara clavándome un puñal en el corazón.

Lloraba, las lágrimas intentaron aliviar el sufrimiento, pero entonces comenzó un lento pero cada vez mas frenético movimiento entrando y saliendo de mi maltratado cuerpo. Con cada ida y venida, el dolor era más y más. Quería que todo acabara, morir, que él no estuviera aquí.

Pero sus manos comenzaron nuevamente a tocarme, y sus labios a besarme. Recorrieron nuevamente cada centímetro de mi acalorada piel, devolviéndome de nuevo a ese trance de pantanoso placer. Oh! ¡Qué habría hecho para merecer lo que me sucedía! Dio de golpe con un punto dentro de mí que al instante me hizo gritar y perderme lejos de la realidad. Sólo gemidos y la cansada lucha por el aire a mis pulmones cuando atrapó en un violento beso mis labios.

Seguía con su frenético vaivén y de algún modo, el dolor se había disipado, dejando en su lugar oleadas de caliente placer que no me sentía capaz de soportar. Con sus delicadas manos mis piernas fueron separadas más y subidas sobre sus caderas. Se separó del beso sin suspender sus movimientos y al mirarlo perdido en sus rojas orbes como si algo me lo ordenara susurré:

- Kaname...

Al instante abrí mis ojos casi desorbitadamente, ¿qué había dicho? ¿Quién era aquel al que había nombrado? Y él sonrió tan sardónicamente como sus embestidas se tornaban más y más violentas. No podía evitar gritar y gemir tan fuerte que la voz se me iba y el aire me faltaba. No quería admitir que lo estaba disfrutando, pero sabía dentro de mí que no duraría mucho y luego la culpa y el remordimiento caerían sobre mi conciencia como un manto oscuro, cubriéndolo todo hasta la eternidad. Me aferré a sus brazos, y comencé a tocarlo también, aferrándome luego a sus caderas, acoplándome a la cadencia de sus movimientos haciendo más profunda la penetración.

- Ka.. Aaahh!!!... Yu... k...

Y estuve a punto de nombrarte, mi amada, en el cuerpo del usurpador que me poseía y él lo notó y al parecer no fue bueno. Con enojo, como dolido por lo que estuve a punto de decir, violentó con más brutalidad de ser eso posible mi maltrecha entrada, con lo que consiguió que yo lo atrapara en mis brazos y piernas, estrechando más el contacto de nuestros cuerpos, aumentando la fricción de su vientre con mi miembro necesitado, aún cuando podía sentir la sangre que corría por mis glúteos y mi espalda.

- Ah! Kana... me...

Mientras besaba  mis labios de nuevo, los mordió y los hizo sangrar. No sabía por qué, pero repetí la acción mordiendo los suyos, y mientras la sangre saboreaba el final cada vez más cercano se veía. Espasmos de placer comenzaban a invadirme y temblando me encontré, yo en su cuerpo y él en el mío. Y al final, todo vueltas daba, invadiéndome su esencia, semilla maldita y la mía resbalando por mi vientre, manchándonos los dos. Agitado estaba, sudoroso, confundido, aún con el placer bailando en mi cuerpo, hormigueando mi espalda y su recién liberado miembro aún profanándome.

Separándose con calma, comenzó a recorrer nuevamente con sus manos mi marchito cuerpo como si dispuesto estuviera a comenzar de nuevo. Sorprendido y aliviado quedé al notar que lo que hacía era limpiar los restos de la demoníaca pasión que había desatado en mí. Me devolvió mi ropa y tan rápido como mi estado me fue permitiendo, me vestí. El se vistió igual y regresó con ese mismo andar tan provocador y sinuoso al sillón donde se acomodó con la vista de mi dolido ser apenas comenzando a comprender lo que acababa de suceder.

Y el aire se hizo denso y todo era tan confuso, mi amor, pero debes saberlo aunque doloroso sea, y por mucho, ya que de este aposento maldito no creo salir jamás, ni como cuerpo sin vida ni como alma marchita. Y cuando aún con algo de esperanza desesperado grité:

- ¡Profeta maldito, dime si acaso en la belleza del Edén, al final de los tiempos rodeados de ángeles a mi amada Yuki he de volver a mirar, he de volver a abrazar!

Dijo el ángel:

- ¡Nunca más!

- ¡Sea esa palabra vuestra señal de partida espíritu maligno! -le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta.

Dijo el ángel:

- "Nunca más"

Y torturando mi corazón y mi mente febril, con la ilusión de tu presencia, él ha osado permanecer aquí conmigo. Tienen el mismo color que el tuyo sus pupilas, como para torturarme y engañarme, sondeando la vasta oscuridad en que me he convertido...


Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que sueña.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

 

Notas finales:

Espero que dejen review, así sabré la clase de bodrio que soy por hacerle lo que le hice al poema. Si no les gusta, se aceptan tomatazos, cuchillos y katanas voladoras, incluso que un cuervo venga y me pique los ojos por el resto de la eternidad, de donde mi alma no se alzará "Nunca más"...

Sólo que por favor, sean civilizadas, si hay algo que no les guste, dejen su comentario, pero de forma educada, sin insultos que yo no las estoy insultando a ustedes, oki??? ^_^ Reviewwwwwwwwwwww...


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