Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Entre la Cocina y el Espacio Estelar" por Ddai

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No preparé ninguna nota para este así que.. sí.

Bueno, espero que le sguste este capítulo.

 

“Entre la cocina y el Espacio estelar”


 


Capítulo XII


Encuentros


 


Ishida Uryu llegó a la ciudad poco después de las diez de la mañana,  no estaba particularmente feliz de haber tenido que dejar sus prácticas, mucho menos porque no tenía una excusa real para haberlo hecho, pero al demonio, Ryuken bien podía meterse por donde el sol no le diera los formularios que quería que llenara, igual pensaba llenarlos cuando volviera y tampoco fue que dejó tirado sus prácticas; él sabía que tenía una cirugía al día siguiente, a las tres de la tarde, estaría de vuelta para ese momento y en plena forma para realizarla, después de todo el doctor responsable de la cirugía era alguien que lo estimaba y lo dejaría observar así como le daría la mayor información posible, como siempre.


Todos a su alrededor eran unos dramáticos… Por supuesto estaba obviando el hecho de que él mismo era una reina del drama también.


Ahora… ¿Dónde había dicho ese idiota que tenía por novio que estaba? En realidad nunca le dijo el nombre del hotel o en casa de quien iba a quedarse. Típico de él.


Uryu miró las calles mientras recordaba los días que vivió en Karakura. No había tenido una infancia feliz, no después de la muerte de su madre, sin embargo no pudo evitar la sonrisa nostálgica. Tenía apenas catorce años cuando su padre decidió que esa “pequeña ciudad” no era la adecuada para su formación, a pesar de que eran propietarios de un hospital ahí, por lo que lo mandó a estudiar al extranjero. Fue muy doloroso despedirse de Ichigo aquella vez muy a pesar de que ni siquiera eran amigos pero fue entonces cuando se dieron su primer beso, desesperado y herido.


Si cerraba los ojos le parecía que podía oír las palabra que Ichigo le dijera esa tarde.


Ellos habían salido de la escuela, habían caminado hasta la pequeña clínica del señor Kurosaki y él estaba despidiéndose de Ichigo, le había dicho que se convertiría en el mejor doctor del país y que si Ichigo seguía ese mismo camino se encontrarían de nuevo. Recordaba haber visto los hombros tensos del pelinaranja, lo recordaba muy bien porque no había querido mirarlo a la cara y ver su indiferencia o una sonrisa cuando él se sentía terriblemente adolorido pro tener que irse, ante la perspectiva de no verlo de nuevo. Ichigo le gustaba desde hacía más o menos un años atrás, aunque jamás pensó de decirle una sola palabra al respecto.


Yo no pienso convertirme en doctor”, había dicho con la voz tensa, parecía estar enojado. “Pero eso no me importa, algún día volverás a Karakura y yo seguiré aquí”, eso había hecho que él lo mirara directo a los ojos, porque eso había sonado como si Ichigo le dijera que iba a esperar, que iba a esperar por él.


Recordaba esa sonrisa triste, los ojos vidriosos, su respiración forzada, era un reflejo de sí mismo, ambos tratando de contener el dolor y las lágrimas. “Voy a esperarte, Uryu”, aquella fue la primera vez que lo había llamado por su nombre y eso había hecho saltar su corazón al mismo tiempo que lo había roto en pedazos. Las manos de Ichigo estaban sobre sus mejillas solo un segundo después, jalándolo para darle un beso rudo, chocando sus labios contra los suyos.


Uryu recordaba que había llorado la noche entera deseando quedarse pero su padre nunca iba a dejarlo salirse con la suya en ese tema, en ninguna en realidad. Ya habían pasado varios años de ese día, él sonrió de nuevo, Karakura siempre iba a ser su hogar sin importar lo que pasara. Ahora tenía que darse prisa y “adivinar” por donde podría estar su novio, eso de estar vagando por doquier para buscarlo no le apetecía en lo más mínimo y con el calor que hacía aún menos.


Después de que Ulquiorra se fuera Grimmjow permaneció en la cocina un poco más, mirando todas las cosas como si no las reconociera, lo que técnicamente hablando era cierto, porque esa no era su casa ni sus cosas, pero el sentimiento no era ese. Se sentía como si fuera la primera vez que estaba en una cocina, como si todo le fuera ajeno. ¿Cuándo fue la última vez que había cocinado algo por el simple hecho de que quería? Se sentía como si eso hubiera pasado en otra vida.


Él salió de la cocina y se tiró en el sofá de la sala, se había quitado la parte superior de la bata, siendo la parte inferior la que le cubría únicamente gracias el cinto de la misma, no le importaba estar prácticamente desnudo en la casa de alguien a quien apenas conocía, no sería la primera vez que estaba en esa situación.


Iba a estar solo por algunas horas y dormir todo ese tiempo no le hacía gracia alguna, tenía una misión ahora y debía de enfocarse. Por otro lado podría simplemente curiosear por el apartamento de Ulquiorra y ver qué cosas interesantes podía encontrar, quizás algún oscuro secreto que pudiera usar más adelante. Se levantó de un salto y regresó a la recámara, si el pálido mesero tenía algo que ocultar seguramente estaría ahí.


Todo lo que Grimmjow había encontrado fue una colección de revistas de investigaciones ovni, en japonés como en inglés. Fotografías de supuestos avistamientos impresas y etiquetadas con sus respectivos reportajes dentro de un álbum color café oscuro; una colección impensable de figuras de Star Trek, comenzaba a pensar que le chico estaba un poco tocado, tenía también todos los episodios de la serie, de todas las temporadas y versiones, algo escalofriante; entonces notó que también tenía la colección de Stargate, incluyendo los libros, las figuras e incluso la serie animada… ¿Con qué clase de lunático se estaba quedando? Oh ¡No podía ser cierto! ¿Lo era? Justo ahí, al fondo, estaba la colección completa de Alien y también la de Depredador.


Ok, tal vez era momento de dejar todas esas cosas como estaban, en las repisas, y pretender que no vio nada. De cualquier forma, si Ulquiorra tenía algún sucio secreto seguro estaría en su armario, el cual estaba justo a su derecha. Para su gran decepción el armario solo contenía ropa ¿Cómo se le pudo ocurrir que hallaría otra cosa que no fuera ropa? Porque todo lo que tenían ese chico en las repisas era tan normal.


Mirando mejor, su ropa también parecía un poco extraña, un toque entre “emo”, “casual” y “elegante”, desde luego no podían faltar las prendas con toque metálico o con insignias de sus temas preferidos. ¡Incluso tenía una camisa de Superman! No podía creerlo ¡Ulquiorra fan de Superman! El tipo era un completo lunático. ¡Astronómico lunático! Sí, bueno, ese había sido un chiste terrible, pero se estaba riendo como idiota ahora.


Notó que había un par de uniformes en el fondo del armario, estaban limpios pero arrugados. La ropa arrugada no parecía encajar muy bien en un armario en el que todo estaba dividido por colores y categorías, porque era dolorosamente obvio que estaba todo acomodado en un orden específico aunque no pareciera tener sentido para él. Miró hacia la izquierda casi sin pensar y ahí estaba, una preciosa y elegante arma mortal cuando sabías emplearla, nunca iba  a reconocerlo frente a otras personas, pero desde que su hermana le presentara a esa hermosura hacía muchos años la había amado con todo su corazón. Ahora ¿En dónde estaba el compañero de esta belleza? No podía estar muy lejos, el departamento era casi un huevo.


En una ciudad pequeña como Karakura, pequeña en ciertos sentidos, no era ilógico pensar que algunas personas se conocieran aun cuando sus posiciones económicas no fueran iguales… No, tachen eso, no era la manera correcta de decirlo. Rukia gritó y resopló de frustración pura, había sido difícil escaparse de la guardia que su hermano le había puesto, se había cambiado de ropa para que fuera más difícil buscara y todo parecía ser para nada, ella no tenía ni idea de en dónde podía buscar a Renji, ni siquiera le había pedido su número de teléfono y su hermano la iba a dejar castigada hasta el próximo milenio y eso estaba más allá de cincuenta años de llegar, solo por decir un número.


Ella recorrió nerviosamente la plaza en la que estaba, debía de irse ahora y buscar el restaurante o ver en dónde iba a perder su tiempo, porque iba a volver a su casa una vez que anocheciera o se gastara su dinero, no, borren eso último, tenía suficiente dinero con ella como para estar tres días en la calle sin ninguna preocupación.


Ella corrió entonces, seguramente los guardaespaldas estaban por ahí, sabían que esa era una de las plazas que solía visitar con regularidad, gracias a cierto conejo del cual tenía toda la colección, no sería fácil, pero seguro que podía encontrar a Renji si trataba lo suficiente. En su desesperación por ocultarse de uno de sus guardias no se dio cuenta de que iba justo a chocar contra alguien más. Las dos cayeron al piso sin ninguna gracia, la otra chica había amortiguado su caída para fortuna o desgracia.


—Lo siento, lo siento— Rukia se disculpó de inmediato, nunca había sido una persona tan desconsiderada y grosera antes —¿Estas bien? Lo siento mucho, no vi por donde iba—


—No, estoy bien, fue mi culpa, iba distraída— la otra chica tenía el cabello rojizo —¡Lo siento mucho!— y parecía realmente afligida por lo que había pasado.


—No, no, es mi…— vio de reojo que los guardias se estaban escapando —Si te debo algo te lo pagaré, lo prometo— porque había botado el helado de esa chica y ahora era irrecuperable.


—No, no— ella se dio cuenta de que la pequeña nica parecía nerviosa —¿Pasa algo? ¿Necesitas ayuda?—


Rukia miró hacia los guardias y luego hacia la pelirroja, tal vez ella podía ayudarla, sería un movimiento desesperado, pero ella estaba lo suficientemente desesperada como para intentarlo.


Ulquiorra llegó temprano al trabajo, era su turno de ayudar a limpiar y dejar todo en orden. Todo lo que dijo de su mano vendad fue que tuvo un accidente en casa pero que no era nada serio, Shawlong decidió que le creería porque ese muchacho nunca había ido con lesiones antes, ni faltado al trabajo, además de que un accidente lo podía tener cualquiera.


Ulquiorra maldito entre dientes, acomodar sillas y mesas no sería tan fácil como pensó, por no mencionar el barrer y trapear. Debió de hablarle a alguno de los otros y cambiarles el día, pero seguramente seguían ocupados buscando al peliazul, ese mismo sujeto que yacía en su departamento, completamente desnudo y… Era mejor no pensar en eso ahora, porque ese idiota sin duda estaba bastante bueno por debajo de las ropas y ni mencionar lo bien que se sentía entre sus piernas. No, suficiente, esta vez en serio.


Usó toda su fuerza de voluntad para reprimir un suspiro, porque era sabido que Ulquiorra no sabía lo que era un suspiro y el universo colapsaría si suspiraba. Se sentía cansado, adolorido y si no se concentraba en el trabajo también iba a estar necesitado.


Mientras estaba terminando de guardar la escoba no pudo evitar escuchar a su empleador platicar con alguno de sus compañeros, ellos no habían desistido de su búsqueda, eso no lo hacía sentirse ni remotamente culpable, él no les debía nada. Sacó el trapeador y miró a Shawlong disimuladamente, parecía muy preocupado por el peliazul, eso lo hizo cuestionarse por un momento si no debería decirle que lo había encontrado, aun cuando las condiciones en las que lo hizo no fueran del todo normales. Esa consideración fue desechada de inmediato, si ellos realmente querían saber tendrían que peguntarle directamente, lo cierto era que no le importaba nada de lo que ellos pudieran pensar o sentir, definitivamente no tenía nada que ver con la posibilidad de llegar a ser posesivo con ese idiota. Ese iba a ser un día muy largo.


Rukia había logrado escaparse de los guardias gracias a Inoue, su nueva mejor amiga, dicho sin sarcasmo. Ellas habían salido por la puerta principal, usando unos sombreros de playa que no iban para nada con sus ropas, habían corrido hasta la paraba del autobús y se dirigían a la escuela de la pelirroja, ella estaba estudiando para ser diseñadora, Rukia se estaba divirtiendo tanto que se olvidó de tu mal humor.


Ichigo estaba dando vueltas por las calles al azar, sabía que eso no era lo más inteligente que podía hacer, la probabilidad de encontrar al peliazul por casualidad era prácticamente de cero, pero él no podía simplemente quedarse encerrado, no tenía idea de que otra cosa podía hacer y, aparte de Renji, ninguno de sus conocidos podía ayudarlo a buscarlo, nadie lo conocía. Pronto iba a ser medio día y no quería volver a su hotel, no quería seguir caminando, toda esa situación lo molestaba ¿Cómo alguien con tanto talento había acabado así? No era justo, estaba seguro de que si lo intentaban podía ayudarlo, eso era…


Él ni siquiera sabía por qué estaba tan enojado por esa situación, no le confería y sin embargo sentía que tenía que ayudar. Su novio tenía razón, tal vez él y Grimmjow no habían sido amigos exactamente aunque su relación se acercaba bastante a la de ex novios,  lo curioso ahí era que él nunca fantaseo con Grimmjow en ninguna forma que no fuera derrotarlo en la cocina.


Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sonó su celular, oh, fantástico, simplemente no podía haber algo mejor para “hacer su día” que una llamada de su padre, nótese el sarcasmo en negrita.


—¡Hola viejo!— saludó despreocupado, su papá no tenía por qué saber los detalles más fastidiosos de su vida.


—#¡¡Hijo ingrato y mal agradecido!!!#— está bien, eso no se lo esperó ¿Con qué le saldría su viejo ahora? ¿Sería acaso, de nuevo, eso de que Karin tenía novio y nadie se lo había dicho? ¿Podría ser que ya se había enterado que Yuzu estaba saliendo con su novio nuevo desde hacía un par de meses y nadie le dijo?


—No tienes que dejarme sordo, viejo. Y luego te preguntas porque nunca te marco— eso lo decía más para sí mismo aunque desde luego su padre alcanzó a oírlo perfectamente.


—#¡¡Ya me enteré que estás en Karakura y ni un “hola nadie” me dedicas!! ¡¡¿Qué hice mal, mi amada Masaki??!! ¡¡¿¿Qué hice maaal??!!#— su padre tan dramático como siempre. Un momento ¿Cómo sabía él que…?


—¿Por qué…?— su pregunta fue interrumpida porque alguien más tomó el auricular.


—#No me has dicho en dónde estabas quedándote#—dijo él a modo de explicación, se escuchaba bastante irritado.


—¿Uryu?— ahora eso tenía más sentido —¿Qué hace en casa de mi padre?— un horrible dolor de cabeza estaba a punto de comenzar.


—#Creo que ya respondí esa pregunta. ¿En dónde estás?#—eso sonaba como una amenaza, un gruñido bajo se coló en entre sus palabras y su padre gritando lo mal hijo que era, seguramente frente al enorme poster de su madre, no estaba ayudando para nada.


—Estoy…—miró a su alrededor y nada de lo que había ahí serviría de referencia, ni siquiera sabía en qué colonia estaba —Solo estoy caminando, pero estaré ahí como en una hora, más o menos— tendría que buscar un taxi.


—#Si te tardas más de veinte minutos no te aseguro que me encuentres aquí#— ahora eso de ahí sí que había sido una amenaza ¿Cómo era esto su vida?


—Veré que puedo hacer—, corrección de plan, necesitaba un taxi y desafiar las leyes de la física o algo así —Te veré en un rato, Uryu— pero ese carácter tan complicado era una de las cosas que más le gustaban de él —Ah, una cosa más—


—#¿Qué es?#— en su voz se notaba que estaba a punto de explotar.


—Te quiero— Ichigo sonrió, imaginándose el ligero rubor que su novio tendría ahora, los dos eran un poco tímidos y no les gustaba besarse o hablarse afectuosamente en público, pero a últimas fechas se iba haciendo cada vez más fácil.


—#Idiota#— el peliazul contestó con un tono notoriamente menos enfadado, después de eso colgó.


Ichigo suspiro, al menos estaba seguro de que no pelearían por una tontería como esta ridícula situación, ahora si tan solo pudiera aparecerse un taxi que lo llevara a salvar a su novio de las garras de su padre.


Ulquiorra volvió a su casa poco después del mediodía, su jefe había decidido darle pase libre al ver que tenía dificultad con el manejo de las bandejas, obviamente no le pagaría el día completo, pero eso ya era algo. Quería comer cualquier cosa cuya temperatura estuviera por debajo de los tres grados centígrados. Fue a su departamento justo después de ir a ver a ese estúpido conejo de nuevo, para ponerle la música que Ichimaru había dicho.


Lo primero que notó fue que el lugar estaba caliente, casi tan caliente como afuera. Lo segundo… ¿Qué demonios estaba pasando? Por primera vez en mucho tiempo estaba sin habla, tenía a un sudoroso y sonriente peliazul en su sala, planchando uno de sus boxers. Esa era una de las cosas más bizarras que había visto en su vida entera.


—¿Qué estás haciendo?— tenía que preguntarle, realmente tenía que.


—¿Hu?— si había notado, o no, que Ulquiorra había regresado no lo demostró —¿A ti qué te parce que hago?— y a pesar de ese tono irritado el desgraciado estaba sonriendo.


—…Creo que estas tratando de suicidarte con una plancha— dijo con su tono más grave, tratando de no mirar esos brazos fuertes, ni sus amplios hombros y por supuesto que no estaba mirando por debajo de su vientre.


—Y luego dicen que no tienes sentido del humor— esa enorme sonrisa no se borró de su cara, él puso la prenda que había recién terminado de planchar en una pila, dentro de un cesto, que había llevado específicamente para ese fin —¿No es un poco temprano para estar de vuelta, Joli?— si Ulquiorra no lo supiera nunca hubiera creído que ese era el mismo tipo que había encontrado en el callejón, roto, desmoronado.


—Él no cree que sea conveniente que trabaje de esta condición— él dio un par de pasos más cerca de su “invitado”, sin dejar de mirarlo fijamente, no podía reprimir el impulso, ese hombre simplemente encendía una llama en su interior que no podía ser apagada,  una que no tenía ni idea de que existía hasta que lo conoció.


—¿Necesitas algo?— él apagó la plancha, cuando era más joven había aprendido que no era divertido quemarse con una.


Ulquiorra no contestó, solo saltó sobre de él para besarlo y apretarse contra su cuerpo. Grimmjow estaba bien con darle cualquier cosa que ese chico le pidiera en ese momento, especialmente si significaba tener su cuerpo desnudo y temblando debajo del suyo.


En el restaurante todo había sido lento y deprimente, ellos habían hecho su mejor esfuerzo para llevar las cosas con la soltura de siempre pero sin duda no era fácil. Al final Shawlong cerró un poco más temprano y los llevó a sus casas, como siempre, sugiriéndoles que descansaran un poco y recordándoles que Grimmjow no era un chiquillo mimado, después de todo había sido el jefe de su banda y sabían que no era un tipo fácil de vencer, deprimido o no el peliazul era un hombre peligroso.


Yylfort estaba subiendo por las escaleras, estaba emocionalmente drenado, solo esperaba que su hermano no le diera una conferencia esa noche por seguir trabajando en ese restaurante, Szayel podía llegar a ser una auténtica perra sin necesidad de esforzarse. Llegó a su piso y caminó lentamente hacia la puerta de su departamento y se detuvo, él realmente no quería entrar, él quería ir de vuelta a la calle para ver si podría encontrar a Grimmjow, no importaba si era peligroso, él iba a hacer justamente eso.


Nunca se imaginó que al bajar a la altura del tercer piso se encontraría de frente con él, quien iba subiendo las escaleras con una bolsa en cada mano y el ceño fruncido, como si nada hubiera ocurrido… 


 


 

Notas finales:

Nos vemos en la siguiente


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).