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"Entre la Cocina y el Espacio Estelar" por Ddai

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Notas del capitulo:

No le puse título porque no pensé en uno :V

En fin, aquí está, espero que lo sigan disfrutando y ya estoy haciendo el que sigue por lo que estará disponible el próximo domingo.

=)

Ya saben, nada me pertenece.

“Entre la cocina y el Espacio estelar”


 


Capítulo XIV


 


Ichigo no estaba seguro si quería que la tierra se lo tragara, si prefería que alguien lo matara o si mejor sería convertirse en homicida, porque eso había sido una emboscada, lo juraba, lo habían emboscado y hundido sin misericordia ¿O de qué otra manera podía explicar que su novio estuviera platicando con su padre como si fueran amigos de toda la vida? Objetivamente no era algo malo, es decir, sería mucho peor si ellos dos se llevaran como enemigos mortales, pero no quería decir que tuvieran que llevarse tan bien. Porque, en serio ¡A nadie le importaba que esas malditas tazas fueran reliquias chinas! ¡El crochet no era divertido! ¡Y la moda de Milán era de Milán, no de Japón! Él y su hermanita, Karin, estaban a punto de romper un vaso y usarlo para suicidarse, en cambio Yuzu parecía muy feliz de intercambiar tips de costura y tejido, al igual que su padre.


—No sé qué hice para merecer esto— Karin se quejó amargamente entre dientes, mirando a su hermano mayor como si todo eso fuera culpa de él.


—No me mires así, tú sabes que no es mi culpa, al viejo ya le gustaban esas cosas— él contestó entre dientes. Ellos dos solo estaban ayudando con el estambre y los hilos porque a ninguno le gustaba hacer esos trabajos manuales.


—Tú fuiste quien decidió salir con ese maniático de las manualidades, Ichi-ni— ella estaba forzando una sonrisa cuando su gemela le sonrió, feliz de tener con quien platicar sobre sus hobbies —No creí que fueras a buscar a un chico que se pareciera tanto a papá— ella remató y disfrutó, enormemente, ver el gesto incrédulo de su hermano, quien no parecía haberse dado cuenta de las similitudes antes —¿En serio Ichi-ni? Le gusta cocer y tejer, estudia para ser doctor, es un dramático de primera, por no mencionar que también le gusta cocinar— ella vio a su hermano palidecer —No puedo creerlo— sí, de verdad no se creía que su hermano nunca hubiera notado esas similitudes,  ahora ella no estaba segura de que hacerlo consciente de ello haya sido una buena idea, su hermano parecía que estaba a punto de desmayarse.


—Se dan cuenta de que podemos escucharlos ¿Verdad?— Yuzu había comentado en ese momento, mirándolos con esos enormes y bonitos ojos, ella parecía sorprendida también, nunca había pensado en el parecido que el novio de su hermano tenía con su papá, sencillamente no le parecía muy lógico.


—No creo que nosotros nos parezcamos realmente— Ishida comentó mientras se acomodaba los anteojos —¿Usted cree que nos parecemos, Ishin san?— aunque tenía que reconocer que era posible que la hermanita de Ichigo tuviera razón, pero eso sería espeluznante.


—Bueno, yo estudié medicina, pero soy pediatra y me parece recordar que tú quieres ser cirujano, como tu padre, aunque en otra especialidad ¿No?— él se lo estaba tomando con mucha calma, lo que era muy aterrador —Por otro lado creo que es natural que Ichigo buscara a un hombre que se pareciera a su padre, es lo normal ¿Cierto?— dijo sólo por molestar, aun no perdonaba a su hijo por no avisarle que estaba en la ciudad.


—Pero… ¿Qué no son las hijas las que suelen buscar un hombre que se parezca a su padre?— Yuzu comentó, parecía completamente confundida al respecto —Normalmente los hombres buscarían a una mujer que se pareciera su madre ¿No? Pero supongo que tiene sentido  de cierta forma porque a nuestro hermano no le gustan las mujeres ¿No es así?— sin saberlo ella había complicado más las cosas de lo que cualquiera de ellos había esperado, parecía que la chica no se había enterado que era una broma.


Ichigo estaba más pálido que una hoja translúcida de papel, parecía que le daría un ataque, ya sea que volviera el estómago o dejara de respirar, el tono verdoso que tenía su piel en ese momento no era natural.


Karin quería gritar, ¿Cómo demonios un maldito comentario malintencionado como ese había degenerado en choque con la realidad o algo así? Si su hermano y su novio de años rompían se sentiría muy culpable ya mismo ¿Por qué Yuzu no pudo quedarse callada? Por si no bastara con la reacción de Ichigo, Ishida también había palidecido considerablemente, parecía que su futuro ex cuñado acababa de darse cuenta también. Oh diablos, se iba a ir al infierno, sí, directo a la parte más profunda del infierno y nunca vería a su madre de nuevo.


En el décimo piso de aquel edificio de viviendas la situación no estaba mejorando, Ulquiorra y Tia se quedaron mirando fijamente. A él no le gustaba ella en lo absoluto ¿Quién se creía que era para entrar a su departamento de esa forma y hacer demandas además? Parecía estar muy segura de sí misma. Ella estaba mirando a ese joven de cabellos oscuros y piel pálida con atención, no lo conocía pero había averiguado todo lo que podía sobre de él y no le pareció que fuera una mala persona, era solo que no creía que un joven como ese fuera una buena influencia para su hermano.


—¡No actúen como si no estuviera presente!— Grimmjow gritó, muy enojado, era increíble que siempre hablaran de él como si fuera un objeto o como si estuviera ausente —¿Cómo fue que llegaste aquí?— le preguntó a su hermana, en ningún momento le había dicho en dónde se encontraba, lo viera como lo viera eso tenía mala pinta.


—Rastreando su número celular por supuesto— ella dijo de forma natural, era algo muy lógico.


Ulquiorra pasó mirada de la rubia al peliazul y de vuelta a ella una vez más, entrecerró los ojos por un momento, le quedaba claro que ellos se conocían, bastante bien en realidad, tenían rasgos muy parecidos, como el carácter dominante y esa forma de conducirse como si el lugar les perteneciera. Pero en dónde Grimmjow le parecía agresivo ella se sentía calmada, no, no podía describir eso como calma, era temple. Había algo que se estaba perdiendo, no podía decir qué es lo que no podía reconocer, sino fuera porque ellos no se parecían mucho él podría jurar que eran parientes, tal vez primos o algo parecido.


—¿Rastreaste mi celular?— Grimmjow estaba al borde de un ataque de rabia, ella no tenía ningún derecho de entrometerse en su vida de esa manera —¿Por qué demonios? ¡No tienes derecho…!— antes de que él pudiera decir algo más ella se había acercado a él, dándole una bofetada tan fuerte que el sonido de su mano chocando contra la piel de su cara casi hizo vibrar las paredes, virando el rostro del peliazul por completo.


—Tengo todo el derecho— ella dijo con fuerza, el ceño fruncido y la mirada intensa. No iba a dejarse intimidar por el gruñido que su hermano menor había lanzado, él estaba bastante cabreado y si ella fuera cualquier otra persona estaría en grave peligro.


Grimmjow se giró en ese momento, gruñéndole a su hermana al mismo tiempo que le lanzaba un golpe, mismo que ella esquivó con relativa facilidad, utilizando una mano para desviarlo y con la otra había vuelto a pegarle al peliazul con la palma abierta, en la barbilla, inmediatamente lo jaló por la bata, para evitar que se cayera hacia atrás y, aprovechando el impulso, lo había estrellado en la mesita de centro, rompiéndola en el proceso. El peliazul gimió, adolorido, respirando agitado, levantándose rápidamente, a pesar del dolor, no recordaba que ella fuera tan buena dando golpes ni mucho menos tan fuerte, pero ya habían pasado años desde la última vez que habían peleado así.


—Ve por tus cosas Grimmjow— ellos se miraron por unos pocos segundos antes de que su hermano gritara salvajemente y se fuera sobre ella para seguir peleando. Predecible, seguro que hacía mucho que él no se peleaba con nadie o, posiblemente, estaba bastante frustrado por no poder hacer una de las cosas que más le gustaba, cocinar.


Ulquiorra se mantuvo alejado de los dos, mirando el intercambio de golpes con admiración. La pelea en el callejón había sido mala, de verdad ridícula, habían salido lastimados porque eran muchos contra ellos, pero comparado ambas situaciones ésta pelea era hermosa. Los movimientos fluidos, la fuerza, la concentración. Grimmjow era un animal salvaje bailando con gracia, no importaba la cantidad de golpes que estaba recibiendo ya que eso no le restaba gracia; Ella era una obra de arte en movimiento, como si su cuerpo estuviera hecho de agua, era una corriente implacable. El propio Ulquiorra había tomado clases de defensa personal, era bastante bueno, casi un talento natural en realidad, no le cabía duda de que ellos dos también habían recibido instrucción en ello, porque una persona que no lo hubiese practicado antes no tendría la capacidad para moverse así.


La supremacía era de Tia Hallibel sin duda, ella aprovechó su menor altura para golpear al peliazul en el torso y sacarle el aire, derribándolo una vez más, aplastando su cuello con su pie; ella no parecía una persona que pesara más allá de sesenta kilos, seguro que Grimmjow se podría liberar con facilidad si trataba, pero Ulquiorra sospechaba que ella estaba presionando con la precisión exacta para cortarle la respiración.


El dueño del departamento se acercó a ellos lentamente, llamando la atención de la rubia, quien lo miró sin moverse ni poco, Grimmjow también movió sus pupilas para dirigirlas a Ulquiorra, como si recién se acordara que estaba presente.


—¿Quién eres tú?— Ulquiorra preguntó de nuevo, esperando algo más que solo su nombre, ella no era una persona ordinaria y no estaba nada contento de que hubiese destrozado su sala en los pocos minutos que tenía ahí.


—Soy la hermana mayor de este idiota, Tia Hallibel— ella se enderezó, liberando al menor de la presión sobre su cuello, iba a golpear a ese chico si se atrevía a interponerse en su camino, hasta ese día el único que podía derrotarla era su maestro, ni siquiera su esposo era tan bueno como ella, después de todo se la pasaba entrenando la mayoría de las horas del día —Ulquiorra Cifer, no te metas en mi camino— fue una amenaza bastante clara a pesar de su falta de palabras.


—¿Cómo es que sabes mi nombre?— no, definitivamente esa mujer no le gustaba, tampoco sabía si podía creerle eso de que eran hermanos, porque, vamos, ellos no se parecían pero ni en el color de las pestañas.


 En el restaurante Renji se había ido a una de las esquinas, al igual que Di Roy, su jefe estaba gritando como si pretendiera vomitar sus pulmones, la discusión entre él e Yylfort se estaba poniendo bastante desagradable. En ese momento Edorad entró al lugar, extrañado de escuchar tanto escándalo, no era común si no estaba Grimmjow al menos.


—¿Qué ocurre?— él preguntó, ya que no entendía ninguna palabra entre los gritos de los dos que estaban peleando en la cocina.


—Creo que Yylfort sabe en dónde está Grimmjow y no quiere decírselo al jefe— Renji contestó, tratando de poner atención a lo que estaban gritando, me parece que dijo que él está bien pero no quiere ver a nadie o algo así— estaba muy agradecido de que Rukia ya se hubiese ido por que hubiera sido vergonzoso que ella presenciara semejante espectáculo.


—¿Y por qué diablos no quiere decirnos en dónde está?— Edorad preguntó, comenzado a enojarse también —Voy a sacarle la información a golpes de ser necesario— y dicho eso se dirigió a la cocina. Apenas abrir la puerta la voz del rubio resonó en el lugar.


—¡¡Es que él no quiere que se los diga!! ¡¡Si te lo digo seguro que me arrancará la cabeza o algo peor!!— a pesar de los años él nunca había dejado de temer el mal temperamento de aquel al que alguna vez llamó “jefe”, no iban a lograr que les dijera nada ni a golpes.


En el departamento de Ulquiorra las cosas no estaban mejor, después de una breve batalla de miradas Hallibel se retiró, llevándose a su hermano menor consigo, no le había dado a Grimmjow la oportunidad de despedirse o comentar algo al respecto, ella sencillamente lo sacó pro la fuerza,  dándole a Ulquiorra las gracias al momento de salir por la puerta, no era como que el pálido muchacho pudiera detenerla o reclamarle, él y el peliazul no eran nada en realidad, apenas podrían contar como conocidos o, más exactamente, como “una aventura de una noche”, en todo el sentido de la frase. El pelinegro se quedó en su departamento, mirando hacia el techo, a él no tenía por qué importarle nada de lo que le pasara a ese tipo.


Grimmjow y Tia estaban discutiendo en el auto, aunque mejor dicho, ella le estaba diciendo lo que pensaba hacer aun si él no estaba de acuerdo con ir con ella a Estados Unidos, o a España ni a ninguna parte de África, por mucho que eso de ver tigres en tigre fuera muy emocionante.


—¡No voy a ir a Nueva York para convertirme en uno de los matones de tu marido!— él gritó, mostrando los dientes, ella no parecía intimidada en lo absoluto por su ferocidad.


—Mamá estará esperándonos ahí, ella espera verte después de tanto tiempo de no saber nada de ti—ella no pensaba que su hermano menor ocupara un puesto como “matón”, pero sin duda el “trabajo” se le daría muy bien. Lo que ella quería era únicamente que él y su madre estuvieran bien, lejos de tantos problemas, lejos de la necesidad, de la carencia.


—No vas a chantajearme con eso— él se cruzó de brazos, mirándola de forma desafiante, no iba a permitirle manejarlo a su antojo —Tengo mi vida aquí, esto es lo que quiero—


—No has podido preparar nada bien, Grimmjow, si te quedas aquí solo te espera una vida en un restaurante de tercera— no es que tuviera algo en contra de Shawlong, pero no iba a maquillar la verdad —sirviendo mesas o lavando platos ¿Eso es lo que quieres? Porque no lo permitiré si puedo evitarlo y puedo— ella se había cruzado de brazos también, entrecerrando los ojos al mirarlo, no le gustaba más que a él imponerse de esa manera, pero no lo dejaría ahí a su suerte.


—Puedo hacerlo, Tia, puedo cocinar, no te necesito para arreglar mi vida además— él miró por la ventana del automóvil, reconociendo las calles en ese momento —¿Por qué estamos yendo ahí?— él bien pudo quedarse en el departamento de Ulquiorra pero era evidente que ella tenía otros planes, esa era una de las cosas que más detestaba de ella, que nunca le preguntaba lo que él quería.


—Porque te quedarás en el restaurante esta noche— ella no le quitó la vista de encima en ningún momento —Mañana estaremos yendo a América—


—No—el prácticamente le gruñó aunque ella no se viera afectada por ello.


—Bien, dices que puedes cocinar bien ahora ¿Cierto?, te daré hasta la tarde de mañana para demostrármelo— ella se descruzó de brazos, ya habían llegado al restaurante, el conductor se detuvo y esperó, en absoluto silencio, su próxima orden.


—No tengo porque obedecerte, me quedaré en Japón—él se bajó del vehículo, entrando al restaurante sin importarle que lo único que llevara encima fuera esa bata de baño, para él la discusión terminaba ahí.


—O me demuestras que puedes o te llevaré a la fuerza, dentro de una maleta— ella lo siguió, cruzando los brazos de nuevo; los que la conocían sabían que esa amenaza no era solo una manera de decirlo, cumpliría lo dicho al pie de la letra.


—No me importa— él ni se giró a mirarla, apenas entrar se dio cuenta de que el ambiente estaba tanto o más tenso que en el carro de su hermana; el único que estaba en el restaurante era el pelirrojo, los demás parecían estar enfrascados en una pelea de gritos en la cocina.


—Grimmjow— Renji lo miró muy sorprendido, estuvo a punto de decir algo cuando vio a la mujer de tez morena caminar justo detrás del pelirrojo, él no tenía idea de quien era ella.


—Mañana por la tarde, Grimmjow, uno de mis asistentes estará aquí mañana para traer lo que necesites, pero si no me gusta el resultado, ya sabes que esperar— ella se dio media vuelta en ese momento,  saliendo del local, dejando a Renji boquiabierto; ella no pensaba quedarse para presenciar la discusión que iban a tener en ese lugar por culpa de su hermanito.


Cuando Grimmjow entró a la cocina Shawlong y Edorad estaban gritándole Yylfort, el cual  estaba contra una de las paredes de la cocina, repitiéndoles, por quien sabe cuántas veces, que no iba a decir nada y que si querían saber deberían de llamarle al propio peliazul, porque él no estaba “cantando”.


—¿Qué diablos está pasando?— el peliazul preguntó con su característico tono irritado, con ese ligero acento francés que no se le había ido del todo.


—¡¡Grimmjow!!— los tres gritaron, yéndosele encima, haciéndole varias preguntas a la vez, cada uno preocupado por él y pidiendo cosa diferentes. Renji se asomó por la puerta, no muy seguro de querer entrometerse, pero al menos ya podían estar tranquilos, ese idiota había aparecido.


Ichigo estaba llegando a su cuarto de hotel, junto con Uryu, habían estado bastante callados desde que salieran de la casa del pelinaranja, la plática que habían sostenido en ese lugar había destapado una lata de gusano entre ellos, eran cosas en las que no querían pensar y, al menos el doctor, no podía dejar de darle vueltas al asunto, la verdad era algo hilarante.


—No me pongas mucha mente a lo que dijeron mis hermanas, ¿De acuerdo?, no saben de lo que están hablando— Ichigo dijo apenas estuvieron dentro del cuarto, lejos de oídos indiscretos.


—¿De verdad crees que no lo saben? Porque a mí me pareció que tenía sentido— él caminó hasta la cama, sentándose en ella como si requiriera de mucho esfuerzo el hacerlo, debió hacerle caso a su padre y no viajar, pero, maldición, ya estaba aquí.


—No lo saben, no tiene nada que ver, ni siquiera lo sabía ¿De acuerdo? ¡Y es algo que no me importa!— iba a matarlas, no creía que su relación de años con su novio, con quien llevaba viviendo bastante ya, se fuera a destruir por una tontería como esa, pero si llegaba a ser el caso de verdad que las mataría ¡A ellas y al viejo!


—¿Sabes que es lo más loco de todo?— Uryu comentó, tallándose los ojos suavemente —Que Inoue me lo había dicho hace un tiempo, pero lo descarte porque ya la conoces, ella tiene ideas muy raras en la cabeza.


—¿Ella te dijo eso?— eso fue sorpresivo, nunca lo hubiera pensado ¿Y por qué la pelirroja estaría hablando con su novio de esas cosas?


—No sé si reírme de esto o no— Uryu estaba tratando de no reírse, realmente tratando, algún día lo recordaría y se reiría aún más, estaba seguro.


Antes de que Ichigo le contestara su celular sonó, era un mensaje de Renji, indicándole que el peliazul había vuelto, junto con una morena impactante y el resto del mensaje dejó al pelinaranja boquiabierto. Al parecer Grimmjow quería volver a retarlo a una comida de cinco platos… ¿En qué demonios estaba pensando ese idiota?


 


 

Notas finales:

Gracias por leer.


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