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Escritor VS Escritor por yukimonik

[Reviews - 388]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Hola!!! Ah!! Para quienes leyeron el mensaje de que no publicaría el día viernes les pido una disculpa. ¿Qué creen? Una persona honrada llevo el celular a “objetos perdidos” así que me regreso el alma al cuerpo… quien quiera que haya sido se lo agradezco enormemente. Quien no sepa de que estoy hablando no se preocupen sólo lamento el retraso del capítulo.

 

 

 

Es el segundo más largo que escribo

 

ah! y los personajes no son míos.

 

 

 

Quiero dedicar el capitulo a Kaito-Chan quien me brindo su apoyo moral en esta situación… gracias.

Akihiko había caído en un letargo en el cual sus sueños estaban abriéndose paso en la realidad, le era inaudito aceptar que Misaki estaba frente a él cuando se suponía que el ojiverde se encontraba en otro continente con su abuela. Entonces… lo que estaba viendo tenía que ser producto de su débil mente. Pestañeo varias veces, acción que sólo sirvió para confirmar que en verdad aquel chico estaba ahí; Era imposible que se equivocara ¿Cómo no reconocer ese bello rostro? ¿Cómo no distinguir sus delicados movimientos? Era Misaki, no había duda, sintió su corazón palpitar estrepitosamente perdiéndose un momento en aquella burbuja en la que estaba envuelto pero… ¿El castaño estaba llorando? Ahora su campo de visón se amplio y al hacerlo cada musculo de su cuerpo se paralizó pues Yuki Eiri se encontraba compartiendo la mesa con el ojiverde y no sólo eso, lo acariciaba lascivamente, a su parecer.

 

 

 

Sin pensarlo dos veces, se levanto y camino en dirección a aquella mesa, de ninguna manera podía permitir  que ese rubio siguiera tocando lo que le pertenecía e iba a hacerlo pagar por aquellas lágrimas.

 

 

 

 

 

El ojimiel no entendía por qué aquel chiquillo estaba llorando, tampoco sabía el por qué lo consolaba. No, eso sí lo sabía. El ojiverde lloraba con la misma intensidad y sentimientos con los que lo hacía Shuichi, siempre le había partido el alma el ver al pelirosa derramando lágrimas y se odiaba porque sabía que era uno de los principales causantes de aquel llanto, siempre fue así y nunca hizo nada por consolarlo, al contrario no dudaba en seguir insultándolo. De alguna manera la imagen de su asistente se transformo en el pelirosa y por una vez quiso hacer las cosas bien e intentar parar el llanto.

 

 

 

Lo único que se le había ocurrido decir era “No llores, todo estará bien” iba a agregar algo más pero su esfuerzo se vio interrumpido por un sujeto que apareció de repente frente a ellos, golpeando la mesa provocando que algunos comensales voltearan para ver qué había ocurrido. En ese mismo momento enfoco al causante de aquel ruido y grande fue su sorpresa.

 

 

 

-Quítale tus asquerosas manos de encima –dijo un ojilila, el rubio por inercia volvió a su postura orgullosa y altiva mientras dedicaba una fiera mirada al poseedor de aquella voz-

 

-¿Y porque razón debería de hacerlo? –Pregunto el ojimiel con una sonrisa en su rostro y con un tono más que burlón-

 

 

 

 

 

Misaki estaba en shock, muy pocas ocasiones había escuchado la voz de Usagi-san de esa forma. Estaba totalmente enojado, pero su sopor llego a más cuando escucho una nueva interrogante-

 

 

 

-¿Qué le hiciste desgraciado? –El ojimiel se quedo confuso por unos segundos más no dejo que le afectara-

 

-No sé de qué estás hablando –respondió el rubio indiferente además quiso aparentar que ese encuentro no tenía ninguna importancia pues su orgullo estaba en juego aunque en el fondo quería asesinar al retrasado peligris- Haz el favor de desaparecer de mi vista

 

 

 

El ojilila no se contuvo más, levanto al rubio de las solapas de su saco y en un rápido movimiento propino un fuerte puñetazo en la mejilla izquierda del ojimiel  que tras recibir tan certero golpe fue a dar al suelo.

 

 

 

 

 

Shuichi, aun en su mesa, estaba atónito, había presenciado toda aquella escena en silencio pues su cabeza aun se encontraba hilando los últimos momentos. Era la primera vez que trataba de no pensar en “locas ideas”, tras haber escuchado pronunciar “Misaki” de la boca del peliplata y sobre todo ver la expresión de este. Había caído en cuenta de todo lo que hasta ahora había ignorado o más bien de lo que no se había dado cuenta. Misaki, el que había viajado a Inglaterra dejando solo a Akihiko era el mismo Misaki del que se había hecho amigo… y el mismo que, al parecer, era una nueva conquista de Yuki Eiri.

 

Eso estaba pensando cuando un fuerte ruido lo saco de sus cavilaciones, dirigiendo su mirada al lugar donde se encontraban los otros tres pero grande fue el susto al ver como el ojimiel yacía en el suelo, con un delgado hilillo de sangre saliendo de su labio. Su cuerpo se movió en automático con la angustia marcada en sus facciones. No le importaba nada ni nadie, su preocupación iba más allá de todo. Estaba a escaso medio metro del rubio cuando paró en seco al ver que “alguien” más ya se encontraba auxiliándolo.

 

 

 

El rubio resintió el golpe y apoyándose en su asistente se puso de pie al mismo momento en que se limpiaba aquel líquido rojizo y volvía unos ojos llenos de ira hacia el causante de aquella escena.

 

 

 

-¿Quién diablos te crees estúpido? –grito iracundo el rubio y dispuesto a írsele encima al peligris pero sintió unos brazos rodeando su cintura y aferrándose enérgicamente

 

-No, por favor Yuki –escucho la suplica de su asistente pero esa acción no hizo más que alterar al ojilila quien tomo la muñeca izquierda del menor y lo jalo dispuesto a  salir de aquel establecimiento.

 

 

 

-Tu vienes conmigo –sentencio el peligris- dando un paso hacia la salida pero sentía la resistencia del chico-

 

-¿QUÉ?? –Grito el ojiverde- ¡¡¡¡NO, SUELTAME!!!! -forcejeo el chico pero en definitiva el agarre del mayor era potente- ¡¡¡¡¡SUELTAMEE!!!!!, ¡¡¡¡¡ESTÚPIDO USAGI!!!! SUELTAME, NO QUIERO IR CONTIGO A NINGÚN LADO

 

 

 

De pronto, el peligris sintió un fuerte golpe en su cara que le hizo soltar el afiance que tenía sobre la muñeca del castaño y lo dejo tumbado en el suelo.

 

 

 

-¿CREÍSTE QUE ESTO SE QUEDARÍA ASÍ O QUE IDIOTA? –Profirió el ojimiel-

 

 

 

Misaki se asusto mucho al ver al ojilila tirado e intento acercarse pero un pelirosa fue más rápido.

 

 

 

Con un poco de esfuerzo el peligris se puso nuevamente de píe y sin siquiera racionar se fue de lleno contra el rubio importándole muy poco el teatro que estaban armando en aquel lugar pero se detuvo al ver al castaño con los brazos extendidos interponiéndose entre él y el ojimiel pero lo que lo dejo helado fueron los ojos de dolor y de rabia con los que lo observaba, nunca había visto al menor reaccionar de esa manera.

 

 

 

-¡Misaki! –Pronuncio el peligris-

 

-¡Ya basta Usagi-san!-sentencio firmemente el menor- ¡Ya fue suficiente!

 

-Misaki yo –trato de excusarse pero el castaño lo interrumpió-

 

-No quiero escucharte –llevando ambas manos hasta sus oídos para taparlos e intentar ignorar al novelista-

 

-Misaki ¿Qué te pasa? –Cuestiono preocupado el mayor y dio un paso al frente pero el chico aumento la distancia nuevamente al retroceder-

 

-No te acerques –aun con las manos en sus oídos- No quiero escucharte, no quiero saber absolutamente nada, déjame en paz.

 

-Espera Misaki yo –intentaba razonar el mayor pero le era imposible pues el chico estaba completamente fuera de sí y seguía retrocediendo como si le tuviera miedo.

 

 

 

Misaki se encontró con el pecho del rubio; sintiendo un deseo por querer escapar de toda aquella situación escondió el rostro en el torso del ojimiel.

 

 

 

 

 

El rubio pensaba que todo se había salido de control, no hacía falta mencionar que algunos cariosos ya los estaban rodeando, suerte que no habían ido a un sitio concurrido o exclusivo. Pero, ya tendría tiempo para preocuparse por el “show” ahora lo único que sentía era una inmensa impotencia y rabia al ver como el pelirosa se había puesto del lado del mequetrefe ese, sin importarle que momentos antes lo hubiera golpeado.

 

No había duda de que había cambiado, pues el “Shuichi de antes” SU, “Shuichi de antes” hubiera lloriqueado por él para enseguida lanzarse sobre quien se hubiera atrevido a tocarlo y así sacarle los ojos pero… “este Shuichi”, en cambio, solo se dedicaba a observar sin pronunciar una sola palabra a su favor.

 

A pesar de todo escucho el “dialogo” de los otros dos y de pronto sintió su fina camisa humedecerse, lo primero que se le vino a la mente fue pasar un brazo por la espalda del chico sintiendo sus leves espasmos.

 

 

 

-¡YA LO ESCUCHASTE AKIHIKO! –pronuncio el ojimiel- ¡DEJALO EN PAZ! –al momento tomo una de las manos de su asistente quien se dejo guiar dócilmente y ambos se retiraron de del lugar dejando al peligris y al cantante pasmados.

 

 

 

Pero, sin lugar a dudas quien más afectado estaba era Usagi, su cabeza procesaba lentamente todas las palabras que le había dedicado Misaki, era demasiado para él, era demasiado para cualquiera. Cada palabra retumbaba vorazmente dentro de él haciendo un eco macabro que estaba  a punto de llevarlo al colapso.

 

 

 

Shuichi salió de su entorpecimiento cuando escucho los murmullos de la gente que al parecer disfrutaba en grande toda la situación de la cual habían sido protagonistas dos de los escritores más famosos de todo Japón. ¿Cómo era posible que disfrutaran con las desgracias ajenas? ¿Cómo es que a su estúpido morbo no le importaba los sentimientos de ellos? No, que les iba a importar, eso era mucho pedir.

 

 

 

Observo a su acompañante, estaba completamente abatido y no era para menos, entendía como se debía de sentir, parecía que lo hubiera partido un rayo, sus ojos aun estaban fijos en donde momentos antes se encontraran Yuki y Misaki. Al ver el estado ausente del novelista decidió que era momento de ser fuerte y apoyarlo, ahora, que era cuando más lo necesitaba. Se acerco lentamente al ojilila y lo tomo del brazo para intentar hacer que “regresara”.

 

 

 

-Vámonos Usa-chan –dijo suave y dulcemente el menor-

 

 

 

Este sólo se dejo llevar, en cuanto salieron del lugar el de ojos amatista paro un taxi, pues le parecía descabellado que el peligris manejara así como estaba, y ambos subieron al vehículo.

 

 

 

 

 

Por otra parte

 

 

 

El rubio manejaba su automóvil intentando calmar toda la furia que se había apoderado de él en el restaurante. Había perdido el control de sus acciones y por eso se había dejado llevar por sus estúpidas emociones convirtiéndose así, en el hazmerreir de toda aquella bola de tarados, seguramente la prensa no tardaría en enterarse del numerito.

 

Estaba, por todos los medios, tratando de enfocar sus pensamientos en cosas “mínimas” para alejar de su mente el recuerdo del pelirosa desentendiéndose de él y apoyando al otro; Le carcomía el hígado imaginar que en verdad Shuichi ya no la amaba, era algo que no quería si quiera pensar pero que otra explicación había para las acciones del ojivioleta.

 

 

 

-Todo era verdad –menciono el ojimiel sin quitar la vista del camino y dirigiéndose a sí mismo pero el su acompañante reacciono a aquellas palabras-

 

-¿Qué? –por fin escuchaba la voz del castaño, desde que habían salido de ese lugar no había pronunciado una sola palabra y se había dedicado a llorar-

 

-Todo lo que Usami dijo era verdad –soltó el rubio-

 

-No… no entiendo

 

-Él y Shuichi están juntos –esta sorpresiva revelación quebró el corazón del castaño.

 

-No puede ser

 

-Tú viste lo mismo que yo

 

-Pero…

 

-Y el mismo Usami me lo dijo

 

-¿Qué? ¿Cuándo?

 

-Hace unas semanas, me restregó en la cara que estaba viviendo con Shuichi

 

-No –el chico comenzó a sollozar nuevamente- No, él no pudo hacer eso, el me prometió que…

 

-Deja de llorar –ordeno tajante el rubio-

 

 

 

Misaki intentaba reprimirse pero su corazón no estaba de acuerdo, quería sacar todo el dolor que estaba sintiendo y que lo estaba estrujando sin darle tregua.

 

 

 

-¿Dónde vives? –cuestiono el rubio-

 

-

 

-No me hagas repetir la pregunta –el rubio trataba de contener el tono de su voz, ya estaba consciente de la fragilidad del menor y lo que menos quería era tener que preocuparse de alguien más-

 

-Todo derecho, de vuelta en la Avenida…

 

 

 

 

 

Una vez que le castaño entro en su domicilio se dejo caer sobre el frio piso derramando gruesas lágrimas sin parar. Hecho un ovillo intentaba dejar su mente en blanco pero, obviamente, no lo lograba.

 

 

 

Cada una de las secuencias que había presenciado en el restaurante iban tomando forma nuevamente, martirizándolo sin darle tiempo a recuperarse pero una de las cosas que más le estaba afectando era lo que momentos antes le contara su jefe… Si todo era verdad significaría que había perdido a Usagi-san para siempre. Tanto tiempo luchando por su vida, aferrándose a todos lo recuerdos que tenía del ojilila y ahora nada había valido la pena.

 

 

 

Se reincorporo lentamente dirigiéndose a la habitación, en el pequeño buro había una hermosa caja azul con pequeños adornos plateados, de ella extrajo un lindo oso de peluche; el mismo que había comprado en Inglaterra y planeaba regalarle al escritor el día que volvía de aquel país. Poso su mirada en aquel obsequio y no pudo evitar que más lágrimas comenzaran a surcar su rostro, de inmediato acerco aquel peluche a su pecho, abrazándolo vigorosamente.

 

 

 

-Eres… un mentiroso Usagi-san –decía entre lágrimas el castaño- lo prometiste, tú me prometiste que siempre estarías para mi… eres un mentiroso y yo fui tan estúpido… me hice amigo de tu nuevo amante… ¿así de rápido te olvidaste de mi? ¿Tan poco signifique en tu vida que así de fácil fue remplazarme? Yo no deje de pensar en ti, en nosotros un solo día y tú…

 

 

 

 

 

Akihiko y Shuichi ya habían llegado a su departamento. Ninguno de los dos habían pronunciado una sola palabra, el shock que habían recibido aquella velada había sido un duro golpe. Cada uno se dirigió a su respectiva habitación, no hacía falta decir nada, era simple: necesitaban estar solos, perderse en la inmensidad de sus pensamientos y dejar que en algún momento el cansancio hiciera de la suyas.

 

 

 

Shuichi una vez encerrado en su recamara, se sentó sobre la enorme cama, comenzó derramando pequeñas lágrimas silenciosas. Todavía no estaba preparado para volver a encontrarse con el rubio, si bien era cierto, que había intentado por todos los medios, olvidarse de él tampoco era como botar algo que ya no te sirve.

 

Sus sentimientos por el rubio siempre habían ido más allá del raciocinio importándole poco o nada lo que los demás opinaran de su relación pues él estaba seguro de que algún día el Yuki acabaría dándose cuenta de que estaban hechos el uno para el otro y sólo esperaba que le dijera dos simples palabras: Te amo.

 

 

 

Alguna vez llego a pensar que estaba loco al amar al escritor de esa forma, incluso a veces, pensaba que lo amaba desde antes de conocerlo, esa era una buena explicación a su desmedida devoción. Pensar que todo habría sido tan lindo si el rubio hubiera correspondido aunque sea un poco, si hubiera apreciado un mínimo lo mucho que lo adoraba.

 

 

 

-Yo no merecía eso, ¿Por qué? ¿Por qué Yuki? ¿Por qué nunca me miraste como lo mirabas a él? –decía en un lamento el chico y tirándose en la cama para derramar aquellas gotas cristalinas- Yo… te amaba y nunca me trataste como a él, ¿Qué te dio él que no te di yo? ¿Qué? –Se preguntaba lastimeramente el ojivioleta- eres cruel, más cruel de lo que yo imaginaba

 

 

 

Así entre aquel lamento se fue quedando dormido…

 

 

 

 

 

En la habitación contigua

 

 

 

Usami Akihiko apenas salía de su letargo. En cuanto había entrado a la habitación se tumbo en la cama. Sentía un dolor punzante en su corazón, pensó que nunca lo volvería a sentir; la primera vez que se enfrento a él fue cuando Misaki le dijo que se iba, de ahí en adelante tuvo que aprender a lidiar con aquel dolor… hasta que conoció a Shuichi, quien le había dado nuevos bríos para seguir adelante y le había mostrado que existían muchas cosas bellas por la cuales seguir en este mundo, que la vida no era tan gris como la había estado llevando, que siempre existía una segunda oportunidad. Y ahora todo estaba derrumbado, su vida, sus sueños, sus pensamientos… TODO

 

 

 

-Misaki –repitiendo este nombre incansablemente fue dejando que Morfeo lo envolviera-

 

 

 

 

 

Al otro día

 

 

 

Afortunadamente para el castaño aun no comenzaba su semestre, de otra forma no habría tenido ganas de asistir a la universidad; sus ojos estaban hinchados y la cabeza le dolía por todas las lágrimas que había derramado.

 

 

 

Se preparo un tazón con cereal pero sólo por costumbre pues su cuerpo no estaba preparado para recibir ningún alimento.

 

 

 

-¿Qué voy a hacer? –se cuestión el ojiverde bastante desganado-

 

 

 

Las cosas se habían vuelto confusas, ahora toda su vida era un desastre y no sabía si podría reconstruirla y de ser así ¿por dónde comenzaría? y ¿Cuánto tiempo tardaría?

 

Paso toda la mañana divagando, ya no podía llorar al parecer las lágrimas se le habían terminado en algún momento.

 

 

 

Observo el reloj  de la sala y marcaba las 14:00 hrs. Decidió que lo único que podía hacer por ahora era afrontar las cosas tal como vinieran… el primer paso era ir a donde su jefe.

 

 

 

 

 

Por otro lado Usami Akihiko manejaba desesperado. A primera hora de la mañana había salido de su departamento pues tenía una gran necesidad de encontrar al castaño y hablar con él así que ahora se dirigía al hogar de una de las pocas personas con las que Misaki pudo haber tenido contacto.

 

 

 

Toco estruendosamente la puerta

 

 

 

-¿Quién toca así a esta hora de la mañana? –Escucho la voz de su editora desde dentro- ¿Qué no saben que para eso está el timbre? –en cuanto abrió esta se quedo en asombrada– ¿Usami-sensei? ¿Qué… que hace usted aquí? ¿Y a esta hora?

 

-Aikawa, ¿sabías que Misaki estaba en Tokio? –Mientras ingresaba a la propiedad-

 

-¿Eh?

 

-Contesta –ordeno cortante el peliplata-

 

-Bueno… si –contesto desconcertada la peliroja- desde hace unos días

 

-¿Qué? –Esto lo había sorprendido aun más, Misaki había regresado hace días, Aikawa lo sabía y él sin enterarse nada- ¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE?

 

-Sensei cálmese –contesto la mujer- No se lo dije por... bueno… por que

 

-¿POR QUÉ?

 

-POR QUE USTED YA ESTABA CON SHINDOU SHUICHI –grito la editora- ¿Qué quería que hiciera? ¿Cómo se supone que se lo tenía que decir? ¿En qué momento? Si usted se veía tan… feliz –concluyo cabizbaja la dueña del inmueble-

 

-Aun así, no debiste ocultármelo –profirió el escritor- Tu sabes lo mucho que Misaki me importa

 

 

 

La editora comprendió lo que el ojilila intentaba decir, no hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de aquello bastaba con ver sus ojos opacos y llenos de desesperación como hacía meses que no estaban

 

 

 

-Lo siento –pronuncio la peliroja- yo… en verdad pensaba que lo mejor era que las cosas siguieran su curso

 

-No, soy yo quien lo siente –replico el novelista- Perdón, no debí gritarte, creo que sólo estaba buscando alguien con quien desquitarme

 

-No se preocupe sensei, estoy segura de que todo se resolverá

 

-Eso espero  pero… tengo que localizarlo y hablar con él

 

-Sensei

 

-Me voy, después nos vemos

 

-Hai

 

 

 

El escrito abordo su deportivo rojo y se dirigió hacia el departamento que hacia semanas había abandonado pero al instante se dio cuenta de que no había rastros del pelicastaño, su siguiente opción era ir a casa de su “amigo” Sumi. Sin embargo este no se encontraba en casa, aunque una de las sirvientas le informo que el chico que buscaba si había pasado una temporada en aquella vivienda pero hacia unos días se había marchado y ella no contaba con la nueva dirección.

 

 

 

Lo siguiente que se le ocurrió al mayor fue llamar a Takahiro pero lo pensó bastante pues conocía perfectamente bien a Misaki y sabía que este nunca se atrevería molestar a su hermano… pero… bien podría fingir que era una llamada cualquiera y ver que podía averiguar. Decido saco el celular de su bolsillo y marco el número.

 

 

 

-RING RING

 

-

 

-¿Moshi moshi? –Escucho en la otra línea-

 

-¡Ah!! Takahiro –tratando de sonar indiferente-

 

-¡Usagi!!! ¡Qué gusto oírte, hace mucho tiempo que no sabía de ti!,  ¿Qué tal marchan las cosa por allá?

 

-Bien

 

-¿Ya has hablado con Misaki?

 

-Pues… no, aun no ¿Por qué?

 

-¡Ah!! Veras, ya ha vuelto del extranjero y regreso dispuesto a quedarse a vivir aquí

 

-¿En serio? y cuéntame ¿Dónde se está quedando?

 

-Aun no lo sé, hasta donde me conto en la casa de un amigo. De hecho quería hablar contigo sobre ese asunto… ya que ustedes se llevaron tan bien el tiempo que vivieron juntos, me preguntaba si sería posible que lo aceptaras de nuevo

 

-Desde luego Takahiro

 

-Que bien, espero que Misaki  no se enoje, me dijo que quería hablar personalmente contigo sobre el tema

 

-No te preocupes, no le mencionare nada

 

-Gracias. Sólo espero que todo marche bien y que Misaki pueda terminar la carrera

 

-¿Regreso a la universidad?

 

-Así es, ya ha arreglado todos sus papeles, el lunes próximo comienzan sus clases

 

-Que alegría. Takahiro tengo que colgar me he acordado de un compromiso

 

-No hay problema

 

-Salúdame a Manami y un abrazo para el bebe

 

-Claro

 

-Cuelgo

 

 

 

 

 

Usagi ya tenía una nueva pista. Si Misaki había regresado a la escuela tal vez ahí tenían su dirección así que sin dudarlo se dirigió a la universidad Mitsuhashi y en 5 minutos ya se encontraba ahí.

 

En cuanto llego se encamino a las oficinas administrativas y se formo en una de las ventanillas, tan solo unos segundos después le toco turno

 

 

 

-Disculpe

 

-¡Buenos días! ¿En qué le puedo ayudar? –pregunto una mujer madura bastante maquillada pero con una sonrisa, a primera vista, fingida-

 

-Me gustaría que me diera la dirección de uno de sus alumnos

 

-¿Perdón?

 

-Dije que quiero

 

-Escuche perfectamente lo que dijo –replico la mujer- a lo que me refiero es que ¿cómo piensa que le voy a facilitar un dato así?

 

-Es urgente –el escritor trataba de contenerse para no gritarle a aquella burócrata-

 

-Lo siento pero no puedo hacer eso

 

-¿Cuánto dinero quiere? –Soltó el  peligris-

 

-Me esta ofendiendo –declaro en un tono chillón la empleada-

 

-¿Que acaso no sabe quién soy? mmm… pues ahora que me fijo su cara me suena de algún lado

 

-Soy Usami Akihiko

 

-¡Ah!! Claro… el de la pelea

 

-¿Qué?

 

-¿Akihiko? –El ojilila escucho una voz bastante familiar detrás de él-

 

-Hiroki

 

-¿Qué haces aquí?

 

 

 

Cuando el novelista vio que no conseguiría nada con aquella señora decidió hacer uso de sus contactos. Tomo al profesor de un brazo llevándolo unos metros lejos, una vez que reviso que nadie estaba alrededor

 

 

 

-Hiroki necesito tu ayuda –expreso el mayor- (je en realidad no sé quién de los dos se más grande, si alguien tiene el dato agradecería me aclararan la duda. Por lo pronto el mayor es Usagi)

 

-¿Qué?

 

-Necesito conseguir la dirección de uno de tus alumnos

 

-¿De quién? –Pregunto curioso el docente-

 

-Takahashi Misaki

 

-¿El chico “aquel”?

 

-Si

 

-Akihiko no puedo hacer eso, va contra las reglas

 

-Por favor Hiroki –pidió casi en una súplica el novelista-

 

 

 

 

 

Continuara…

Notas finales:

¿Les pareció un final de capitulo? A mí no… Bueno para que vean que si tomo en cuenta sus sugerencias y debido a que ha habido muchos reviews pidiendo que actualice más seguido. Les comunico que de ahora en adelante subiré en una semana 2 capítulos, a la siguiente solo 1, a la siguiente 2 y así sucesivamente… ¿me di a entender? Es decir el próximo capítulo espérenlo el martes, luego esperen el del viernes y luego tendrán que volver a esperar el del viernes. Espero no haberl@s hechos bolas. Si tienen duda me dicen en su review o aquí les dejo mi correo: yuki_monik@hotmail.com


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