Aburrimiento. A pesar de ninjas renegados, peligrosos, miembros de Akatsuki, por fin ambos traseros toman un descanso en una banca del parque, llena de niños jugando. El clima yace perfecto, no hay nada que reclamar. El Jashinista respiró profundamente exhaló con toda calma, manteniendo los parpados cerrados, que luego los abrió. Observó de reojo a su compañero quien estaba completamente serio, como si no le gustase estar en paz. — ¡Oye Kakuzu, mira! —Hidan señaló entusiasmado a su izquierda, a la nada o… a un árbol. Kakuzu hizo caso y giró su cabeza unos pocos grados a ver. Para su sorpresa no había absolutamente nada en aquella dirección, no obstante se encontró con los labios del menor en los suyos, lo había tomado por sorpresa… no… él es el tonto, esto es un juego de niños… en fin. Hidan apartó su boca, sonriendo de oreja a oreja. Kakuzu tan solo lo miró y volvió a su posición, arreglándose la máscara. Suspiró por lo ocurrido, a lo mejor estaba aburrido. Sobre su hombro, el albino se acurrucó en el. Levantó la verde mirada al cielo, simulando que su brazo rodeaba el cuerpo de Hidan, acercándolo al suyo. A lo mejor esto era producto del aburrimiento. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
¡Ta ran!
Kakuzu y Hidan iban caminando de lo más tranquilo –el segundo pidiéndole la mano, pero el mayor se negaba– deleitando la frescura del Sol y del aire, y de un buen merecido descanso sin o con el consentimiento de Pain.
Pero algo los detuvo en medio del camino.
Hidan se rascó la melena.
Kakuzu… solo miró.
- ¡Buenas viajeros! -saludó enérgico un individuo que jamás lo habían visto. A Kakuzu no le gustó la presenciar. - Me imagino que vienen aburridos ¿se tomaron vacaciones?
- Sí. -contestó Hidan.
- ¿No les importaría ver magia?
- No, gracias. -dijo Kakuzu.
- Descuide señor, ¡es gratis! Solo medan algo valioso, lo hago desaparecer y aparece en otro parte. ¿Qué dicen? ¡No se arrepentirán!
- Dije, no, gracias.
- Oye Kakuzu, no creo que sea mala idea, estoy aburrido, joder.
- Dije, no. Andando. -tomó la mano del religioso; caminando alejándose del tipo raro.
- ¡Pero jóvenes, solo un truco! ¡Por favo~r!
Es tipo era frustrante, más frustrante que Hidan.
Solamente tiene que dejarlo hacer un truco. Un truco.
- De acuerdo, pero que sea rápido.
- ¡Si~! ¡Gracias señor! -se acercó a ellos mientras sonreía. Luego observó a ambos buscando un objeto de valor para hacer la magiar- ¿Me pueden dar ese collar y algo de dinero para hacer el truco?
Los inmortales se miraron dudosos, pero enseguida aceptaron.
- Abran bien sus ojos -comenzó hacer mover las manos en sentido de algo mágico alrededor de los objetos- , esto será rápido. Primero vamos con el collar. -el mago arrojó el colgante de Jashin al suelo y lo pisó.
Crack.
Hidan se espantó. Si no resultaba la magia, lo mataría.
Lo siguientes fue estirar el billete de Kakuzu con ambos manos y luego hacerlo en mil pedacitos.
Kakuzu lo mataría también.
El mago que aun sigue sonriente, se agachó a recoger el collar en trizas, sosteniendo el billete. Enseguida los unió en su mano.
- A la cuenta de tres, soparé y desaparecerán -informó -. Uno, dos, tres. -y sopló. Las cosas desaparecieron.
- ¿Y donde están nuestras pertenencias? -preguntó Kakuzu.
- Quiero mi collar de Jashin-sama, si no te castigará.
-Tranquilos viajeros, aquí están… -extendió su mano al bolsillo del moreno, sacando las pertenencias. - … ¡Ta ran!
- … ¿"Ta ran" qué? Esta todo destrozado. -dijo un muy molesto Kakuzu.
- ¿Eh? -se sorprendió por no haber funcionado el truco.
- Vas apagar por el collar de Jashin-sama, joder.
- Esperen, esperen. Una vez más. ¡Ta ran! -pero no resultaba- ¡Pero yo lo ensayé!
Los dos Akatsukis miraron con odio profundo al supuesto mago, quien sintió la muerte frente a sus ojos.
- ¡Serás sacrificio para Jashin-sama! -Hidan cogió su hoz para matarlo.
Kakuzu no dijo nada, solo persiguió al tipo estafador, por suerte no le robó dinero, pero… le desapareció un billete. Mil veces hubiese preferido desaparecer a Hidan de su vida.