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Sudor en los espejos por MickeyFuckinWay

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Notas del fanfic:

*Este fic se escribió sin intención alguna de insultar absolutamente a nadie.

Notas del capitulo:

Esto lo hise en conjunción con mis delirios, mis desvelos y una imagen que estratégicamente adorna el escritorio de mi computador.

°Esta historia puede estar acompañada de uno que otro SPOILER.

°Los personajes de "Death Note" son legítima propiedad de Tsugumi Ohba, en conjunción con Takeshi Obata para la ilustración y Tetsuro Araki para la dirección del anime.

 

A través de los espejos, él miraba, su reflejo, uno desconocido y que parecía derretirse en forma de gotas de agua salada, recorriendo todo el espejo, saladas gotitas, se aventuraban a desplomarse por la extensión del opacado vidrio.

 

¿Cómo había llegado ahí?, no creo que ni el mismo lo sepa. Él, el mismísimo segundo puesto a la sucesión del titulo "L". ¡No tenía una simple respuesta!.

 

¡Jamás lo creí!. Tal vez es cierto que Kira este evangelizando el mundo a tal punto que deja al rubio sin respuestas. Ese bastardo de Kira.

 

Sube y baja, a un ritmo enardecido, indomable. Pero que desagradable... si esos pulcros baños, más específicamente, aquellos blancos urinales, no fuesen completamente nuevos, nunca de los nuncas,  se hubiese montado en uno, para dejar que su pelirrojo "amigo" le abriese los muslos de par en par, enterrándose hasta lo más recóndito de su organismo.

 

No cabía espacio para palabras, nada más aya de gemidos y placenteros orgasmos, botando y rebotando en los azulejos de aquel baño. Tal vez, es solo que no tuvieron nada que decir, o nada que pensar al momento en que sus cuerpos se arqueaban felinamente en busca del tan ansiado y a veces repudiado goce de pieles.

 

Mello se repetía una y otra ves, algo que le habíase dicho un padre, la primera y última vez que al rubio se le ocurrió presentarse en la Iglesia de la ciudad.

 

Así vosotros os entreguéis entre el pecado carnal,

  siempre regresaréis a la pureza infernal.

 

Pues solo la redención,

 perdón os puede otorgar.

 

No es que el fuese religioso, no, nada mas lejos de aquella cruz que su cuello adornaba y pedía por este en su lugar. Aun así extrañamente se repetía esto como un mantra hipnótico que solo le servía a él, y... ni siquiera eso. ¿¡Pero que diablos le pasa a ese Padre, como se le ocurre decirle algo así!? siendo que ahora se esta deshonrando dentro de un jodido baño.

 

¡Ah! ahora sabía el por qué, de que nunca fuese tan devoto. Patrañas y más patrañas.

 

Cavilaciones pausadas, fue lo que lo sacase de ese estado. El oír a Matt soltar un gemido tan... tan... tan... pérfidamente erótico, lo hizo hacer lo mismo al sentir el jalon entre sus entrañas.

 

-Mmm... Mello... ah...- fue lo único que tal vez se le ocurriese decir al pelirrojo, pero eso basto para acelerar el ritmo hasta tal grado que el pobre delgaducho cuerpo del segundo sucesor, fuese a darse de golpes contra el respaldo del inutilizado urinal.

 

Haciéndole, obviamente, doler el espinazo, calcificado por tanto chocolate con leche que este habíase consumido en su corta vida.

 

Su cariñoso compañero dándose cuenta del dolor que, sin intención alguna, provocase sobre el otro, desabrochó su delgada y negrusca camisa, colándole las manos enguantadas hacia la espina, sobándole toscamente las vértebras una por una. Pobre y desdichado niño, es tan bobo, tan torpe, pero aún así la cosa más dulce que jamás tuviese la osadía de encerrar sus caderas entre las delicias de Mello, y también el valor de hacerlo; pues ciertamente el rubio es.

 

Creo... que estoy alargando mucho esto... pero solo lo cuento apegándome a lo que me contó cierto mocoso paliducho y un poco infantil, pues cámaras y micrófonos se habían instalado en todos lados, hasta en los baños. El chico respeta y vela por la privacidad, cierto; pero con un caso como el de Kira, más vale ser precavido, nunca se sabe de donde podríase salir una pista, la más mínima. Después de todo ese nuevísimo y reluciente edificio lo mandó a construir él mismo, para toda la SPK, así que....

 

En fin... siguieron el rubio y el rojo deshaciéndose entre depravadas perversiones. Mmm... gozando al tocarse estratégicamente en puntos erógenos. Matt encontró el de Mello en su primera vértebra dorsal. Y Mello... bueno el, ya sabía que el de Matt se encontraba convenientemente entre sus piernas. Patético.

 

-Ah... mmm... Mello.... ¡Mello! Mmm...- vaya que al chico le gusta ese nombre, pronunciándolo, jadeándolo, gritándolo de esa forma es lo que da a entender. Por décima sexta vez este se corre dentro del exhausto rubiecillo, concediéndole el vigésimo cuarto orgasmo a Mello. ¿Pero quien lo diría?.

 

Lo bueno es que al fin han terminado... ¿o no?. El rojizo sale del rubio, se acomoda los indispensables googles antes que el pantalón, y cariñosamente acomoda el chaleco a Mello, para después querer besarle. ¡Ah! no lo hizo en toda su larga algarabía y justo ahora se le ocurre. Pero que clase de...

 

-¡¿Qué?! ¿¡Qué crees que haces pedazo de idiota!?- dijo soltándole un manotazo y alejando el rostro.

 

-¿Cómo qué, qué? Trato de besarte, me estuve reprimiendo todo este tiempo-

 

-¡Serás! Esto solo lo hicimos para poder...- sus mejillas ya ardían en rubor- solo lo hicimos para desechar nuestro libido, los besos son cosas burdas, necesarias solo para personas que lo hacen "con amor" como dicen, tu y yo no tenemos algo como eso.-

 

-Pero..., pero Mello, yo...-

 

-¡Cállate! ya vete que se te hace tarde para llegar a la NHN.-

 

No dijo nada más, con Mello no se puede razonar, lo mejor es solo obedecer, sin emitir sonido alguno.

 

El rubio se quedó un rato más en el baño para lavar su rostro, liberando un poco al espejo del paño que en el complot con Matt le habían ocasionado, escudriño sus propios ojos, los cuales le gruñían una verdad que el no quería confesar, cerró el grifo, salió del baño y se dirigió a su moto, a consumar su destino, a encontrarse con la muerte, mas precisamente con un Dios de la Muerte.

 

En las calles de Japón...

 

Cuando ya había cambiado el mástil de su moto, por un volante estorboso; y a punto de chocar contra un abandonado templo, recordó lo que se había olvidado y rehusado a decirle a aquél imprudente chico pelirrojo.

 

                                                                       Gracias por todo Mail, perdón por tratarte así, te quiero.

 

Nadie sabe a donde fueron a parar, si al paraíso o al purgatorio, lo único que muchos llegan a asegurar, es que los encontrarás a ambos, juntos, tal vez... reflejados entre el sudor de los espejos.x

 

Notas finales:


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